22-Destrozada
Vendí mi moto, mi bebé, a un amigo de Noah, que prometió vendermela de vuelta si la quería otra vez en el futuro. Me costó despedirme pero me dejó tenerla por esta semana ya que se va de viaje y no tiene dónde dejarla. Con ese dinero dejé la deuda que tenía con la universidad al día.
—¿Paso por ti? —sosteniendome de la cintura mientras tengo los brazos a ambos lados de su cuello en la oficina de la firma—. A eso de las 7 p.m., es que él se acuesta temprano y no querrá salir a cenar, hace años que no sale a ningún lado.
—¿Cocinaras tú? Porque yo como cocinera, sé pedir por delivery —ambas reímos.
—Ya encargué la comida al restaurant que me gusta y el postre —se acerca para besarme—. ¿Te quedarás a dormir hoy en mi casa?
—Aunque diga que no, como eres quien va a pasarme a buscar de igual manera me llevaras a tu casa.
—Hermosa e inteligente, definitivamente tengo la mejor novia —nos besamos por un buen rato, mientras nuestras bocas y lenguas aumentan el ritmo—. Deberías irte antes de que termine el suelo lleno de ropa y tú gimiendo abajo mío.
La beso por última vez tentando a mi suerte. Salgo de la oficina y veo llegar a Noah en la puerta, cuando me entra una llamada de los padres de Luna. Comienzo a llorar y él me mira confundido sin saber lo que pasa.
—Llévame por favor... —logro decir a duras penas— al hospital St Germain.
Subimos a su auto, ya que no me siento en condiciones de manejar y no puedo dejar de llorar. Entro corriendo con él detrás de mí, me dejan entrar solo porque me conocen, abrazo a los padres de Luna.
—Vine tan rápido como pude ¿Qué pasó?
—Luna no sentía los pies y la intervinieron de urgencia, hace dos horas, solo nos queda esperar.
Voy a dar una vuelta por el hospital a punto de llamar a Atenea, ella me llama a mí para cancelar nuestra cita.
Una hora más pasa sin novedades de Luna, hasta que la doctora finalmente sale a darnos las noticias. Luna está bien, la operación ha sido un exito, solo queda que ella despierte para ver cómo responde a los estímulos. En una hora está ya en su habitación dormida.
—Scar ve si quieres, nosotros te llamaremos.
—Si despierta y pregunta por mí, llámenme y vendré, no importa la hora —Me doy cuenta de que Noah no está a mi lado y ni siquiera supe del momento en el que se fue—. ¿Marcia no has visto al chico que estaba conmigo?
—La doctora Freiser lo buscó y están hablando en su oficina.
Camino hasta la oficina de la doctora y ahí está Noah discutiendo con ella, hay alguien más sentado mientras ellos dos discuten de pie, la persona que esta sentada se para, Atenea es la tercera persona en esa habitación.
Qué imbecil como no até antes los cabos sueltos, ella es su exesposa ¿Pero qué hace Noah en todo esto? Él sale enojado cerrando de un portazo, ellas siguen discutiendo adentro, la doctora le da algo, Atenea no lo quiere recibir y lo deja en la mesa. Alguien toca mi hombro.
—¿Qué haces a...? —se queda mirando detrás de mí y cuando veo en su dirección ellas dos se están besando.
—¡¿Qué carajos?! —Noah intenta detenerme y de un empujón lo corro de en medio.
—Scarlett.
—¡Déjame!
—Espera.
—¡¿Tú lo sabías?! —me mira con cara culpable— ¡Lo sabías! —la puerta se abre mientras le doy un empujón en el pecho a Noah y Atenea empalidece.
—Scarlett —intenta tomar mi brazo. Me safo apartandome de ella.
—¡No me toques!
—Entra y hablemos.
—¿Hablemos? ¿Hablar de qué?
—¿Quien es ella? —pregunta la doctora atrás.
—Mi novia.
—Exnovia —la corrijo—. Se merecen, son tal para cual y tú —digo mirando a Noah— no me vuelvas a hablar —lo abofeteo con tanta fuerza que su rostro queda marcado.
Salgo del hospital casi corriendo secándome las lágrimas que caen sin parar, ella intenta alcanzarme y me grita pero ni siquiera me doy vuelta.
Llego en taxi a buscar mi moto a la oficina donde la he dejado y me marcho lo más rápido posible. Doy vueltas por la ciudad, aparco la moto cerca de la casa de ella, dispuesta a soltarle un par de verdades en la cara, luego de tomar de la botella que llevo. Alcohol que con el estómago vacío me pega el doble de rápido. Ebria pero responsable, aseguro la moto y le dejo mi casco encadenado.
Llego a la puerta de la casa de Atenea toco el timbre y no sale nadie, grito y hago un berrinche y sigue sin salir nadie, así que ahora un poco más ebria que antes comienzo a caminar hasta que las piernas me flaquean, porque no voy a irme a mi departamento manejando y ebria. Parecía una buena idea irme caminando, hasta que caígo al suelo sentada, con la botella de whisky barato en mis manos.
Wrecking ball - Miley Cyrus/ tema que representa la historia a continuación
Narrado en tercera persona, ya que Scarlett no sabe ni en donde está parada
—Te ves como la mierda —siente la voz de Noah mientras toma de su botella de whisky.
—Si bueno, tú eres una mierda —balbucea como puede.
—Scarlett... —intenta tomar su botella.
—Scarlett nada, vete imbécil de mierda... decías llamarte mi puto mejor amigo, menuda mierda amistad tenia, es mejor quedarme sola.
—Vamos a casa.
—No me toques Noah o soy capaz de romperte la nariz, sabes muy bien que puedo hacerlo.
—¿Todo esto por ella?
—¡Es que no sabes que se siente!, porque en tu puta vida haz querido a alguien. Una vida simple y cómoda, jamás haz tenido que luchar por nada, todo se te ha servido en bandeja. No como a mí que todo me cuesta el doble. Ame y perdí, y luego perdí y perdí y seguí perdiendo, después la vida me premió y me dió a ti, a Charles, a Alejandro y fui feliz —sigue tomando de la botella de whisky—. Entonces llegó ella y me enamoré, por primera vez en mi vida y dije quizás está vez si, quizás la mala racha se cortó, pero no, cuando tengo la felicidad entre mis dedos se escurre.
—Scar vamos te llevaré a tu casa —Da un gran trago y le pega cuando asoma su mano a tocarla.
—¡¿Por qué?! ¿Por qué todo siempre tiene que costarme el doble que a los demás? Era feliz con mi familia y de golpe todos muertos en un accidente, era feliz con mi nueva familia y acoso escolar, era feliz con mis amigos y me traicionas, era feliz con ella...
—Vamos Scarlett, estás borracha —intenta tomarla del brazo y se suelta otra vez.
—Estoy cansada Noah, cansada siento que lo intento demasiado, que me cuesta tanto, me esfuerzo y me esfuerzo, y trato se ser fuerte y trato todo el puto tiempo trato, trato, trato y me duele, me duele ¿Por qué tiene que doler tanto? ¿Por qué sigo aquí? ¿Por qué tuve que sobrevivir yo? ya no quiero, estoy cansada, ya no quiero seguir —tiene el rostro inundado en lágrimas.
—Scarlett mírame —intenta tomar su rostro pero ella se niega—, mírame por favor, estás aquí y se te dió otra oportunidad para poder vivir.
—No quiero, no quería esta oportunidad, me hubiese encantado morirme en ese auto ese día. Me duele vivir, me duele respirar y tener que seguir adelante.
—Mocosa, no digas eso por favor —la mira pérdida— que si te mueres me entierro viva contigo.
—¿Qué... qué haces aquí?
—Vine a buscarte, vine por ti.
—Vete, ¡vete con ella! —intenta pararse, mientras da el último sorbo a la botella y la tira en la calle, cuando se da cuenta que esta vacía— La elegiste, entonces quédate con tu elección ¡Ah! Y por cierto ahora tendrás hacerte hetero. Mentirosa.
—Scarlett —intenta tomarla y por soltarse se cae— ven vamonos te llevaré a tu casa.
—No, ¡no iré a ningún lado con ustedes! —Atenea intenta levantarla— Yo puedo sola ¡Siempre lo he hecho sola! ¿Ahora te importo? —la empuja apartandola y sigue caminando afirmada en la pared, luego se para a vomitar— ¡No me toques! —la empuja otea vez— te pedí que no me hicieras daño ¡¿Que tenía que hacer suplicarte acaso?! ¡¿Tienes alguna idea del amor que me está costando dejarte ir?! —Atenea intenta acercarse— ¡No! no te acerques, ahora me vas a escuchar, los dos van a hacerlo —se afirma de espaldas a la pared— ¡Los odio, los odio con todas mis fuerzas! —Atenea comenzó a llorar silenciosamente— no te atrevas a llorar frente a mí, tú que me has destruido —la señala con el dedo—. Me hiciste lo mismo que te hizo Samantha y te quedaste con ella, no quiero volver a verte a ninguno de ustedes.
—¡Se está muriendo! —dice Noah, ella se detiene en seco dándoles la espalda.
—¡¿Qué?! —da la vuelta lentamente— ¿Quién se está muriendo?
—Scarlett quería explicarte esto a solas y no así...
—¿Te estás muriendo? —comienza a llorar y cae al suelo tomándose el rostro entre sus manos— ¡No!, ¡no!, ¡no! Ay dios mío no.
—Espera... Noah ayúdame a levantarla y vamos hasta mi casa que está cerca.
—¡Por favor no te mueras Atenea! ¡¿Acaso no son inmortales los dioses olímpicos?! ¡No puedes morir no, no puedes! —Mientras sigue desvariando, la llevan hasta la casa de Atenea— Quiero vomitar, quiero —una arcada—. No vomitaré en este piso es muy lindo.
Rápidamente la llevan al baño y mientras está tirada arriba del inodoro vomitando, Atenea le toma el cabello y le acaricia la espalda. Larga todo el alcohol barato y lo poco que ha comido. La ayuda a pararse y meterse en la ducha aún vestida, le saca las llaves de la moto, el teléfono y el dinero que traía encima.
—¡Noah! —grita llamándolo—. Toma llévate su moto y gracias por nada, después hablaremos tú y yo —Toma las llaves en silencio.
—¿Hasta cuándo se lo ibas a ocultar?
—Y decírselo ahora en el estado que está es el mejor momento ¿No? Vete —le pone las llaves con fuerza en el pecho—. No es algo que a ti te correspondía decirle, ya haz hecho demasiado.
—Es mi mejor amiga.
—Si la quisieras tan solo un poco como dices hacerlo, habrías cerrado el pico y dejar que la adulta le explicara las cosas como deben ser.
Se marcha sabe que la ha cagado y es innecesario llevarle la contraría en eso. Atenea va hasta la tina le termina de sacar la ropa, mientras se llena de agua y acaricia su rostro mientras ella sigue llorando.
—Te va a dar una buen resaca mañana, mocosa.
—¿Por qué tienes que morirte? Otra vez me van a dejar sola, y yo que te amo tanto. Quédate conmigo por favor, te perdono, pero no te mueras.
Le acaricia el rostro tratando de tranquilizarla verla así le parte hasta el alma, si tan solo el imbecil de Noah no hubiese dicho nada, no era el momento ni la forma de enterarse, ella quería contarle. Había pensado en como decirle, esto que sabe hace un tiempo y si no lo hizo antes, es porque aún no ha tomado una decisión.
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