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15-Conferencia

El día de la conferencia un autobús parte con los alumnos de la universidad y profesores al hotel dónde se va a realizar, yo decido irme en la moto, para al terminar la conferencia e irme directo al hospital.

   Durará un total de 4 días, del miércoles al sábado en la mañana que es el cierre, algo que me viene genial ya que en la tarde hago el voluntariado como Dra Payaso con los niños.

   Con el plazo cerca de la fecha límite de la mitad del dinero, aún vendiendo los trabajos no voy a poder lograrlo ni en tiempo récord. Decido como última opción vender mi moto. Les llamo a mis padres tal vez puedan prestarme lo que me falta para llegar a pagar la mitad de la deuda.

   —Hola papás ¿En dónde andan? —veo por vídeo llamada que van en el auto.

   —Logramos ahorrar y finalmente estamos yendo de compras por un auto nuevo. ¿Qué color te gusta cariño? También vas a poder usarlo cuando vengas —No puedo hacerles esto, han trabajado toda su vida.

   —Me gusta el gris metalizado —ya veré como conseguir ese dinero— mándenme fotos después del auto.

   —Si cariño, te escribimos en un rato que estámos llegando.

   —Besos papás, los amo.

   —Te amamos más, nuestra dulce niña —Corto.

   —¿Pasa algo? —pregunta Noah a mi espalda.

   —¡Oh! Hola no te ví, no pasa nada —intento sonreír despreocupada.

   —Scarlett te conozco desde hace años, dime que pasa.

   —Tengo que conseguir la mitad del dinero de la deuda para la semana que viene o no me dejaran rendir —veo pasar a Atenea que fija su vista en mí y desvío la vista.

   —Ella también es otra preocupación. —la ve pasar él también.

   —No es la primera en mi lista de prioridades, ni la última.

   —Scarlett se que te ha afectado.

   —Un revolcón fui para ella y nada más, me sigue gustando, sí. Pero tenían razón y es mejor mantenerla alejada. Había una línea que jamás debimos cruzar —suspiro y cambio de tema—. Venderé la moto sino llegó a conseguir el dinero, así que si sabes de alguien que quiera comprarla me avisas.

   —Sabes que tengo los medios.

   —No quiero que me des el dinero. Ves por eso no quería contarte ahora lo saben demasiadas personas.

   —¿Quién más?

   —Alice lo escuchó, sabes que el director no se caracteriza por hablar en voz baja.

   —¡Eres muy terca!

   —No quiero ser una carga para nadie, Noah, son mis problemas y mis deudas.

   —Puedo prestarte el dinero y lo sabes, prométeme Scarlett —voltea mi mentón para que lo mire directo a los ojos—, prométeme que vas a considerarlo, sería un préstamo. Si vendes la moto Charles y Alejandro van a enojarse porque no les has dicho ¿Y por qué no les has dicho?

   —Se estaban yendo a comprar un auto nuevo, no iba a pedirles el dinero que han ahorrado con tanto trabajo.

   —Buen día —interrumpe Atenea a nuestro lado con Noah aún tomándome el mentón— señori...

   —Debo irme a clases —los dejo ahí parados, no estoy de humor para soportarla hoy. Alguien toma mi hombro.

   —Señorita Jensen —me obliga a frenar—, ess de mala educación...

   —Mis padres me han educado bien —la interrumpo—, yo soy la que aprendió mal evidentemente ¿Qué quiere Dra Antonopoulos? —fijo la mirada a la ventana sin querer verla.

   —¿Va a la conferencia?

   —Claro, no me dejó muchas opciones o sí —intenta tomar mi rostro así la miro y me aparto con brusquedad—. Debo ir a clases sino tiene nada más que decirme —le doy la espalda.

   —Tendrá depositado su bono el fin de semana.

   —No estará haciendo caridad conmigo —la miro fijo—, porque sabe que no soy la ONG de nadie.

   —Claro que no Scarlett ¿Crees que yo ando dando dinero porque sí? —me doy vuelta—. Puede ir conmigo mañana a la conferencia, puedo llevarla.

   —Tengo en que irme.

   Una semana ignorandome y ahora quieres que compartamos el mismo aire, si como no.

Día de la conferencia

   Llego en mi moto y la dejo en el estacionamiento privado del hotel le pido a Cris y Alice llevarme un bolso cada uno, así que viaje mucho más liviana. Al llegar veo Atenea estacionar su auto, dejo la moto y entro en el hotel esperando que lleguen los demás a la primera charla, no quiero darle oportunidad a quedarme a solas con ella. Aprovecho para registrarme, haciendo la larga fila de los congregados en el lugar.

   —Scarlett Jensen, si acá nos figura en el sistema tiene la habitación 47, acá están sus llaves y disfrute la estadía, señorita Jensen.

   —Gracias.

   Tomo mi bolso, la llave electrónica y subo a mi habitación, al llegar se nota ampliamente el lujo, si hubiese estado en el hotel de mis compañeros la habitación sería mucho menos lujosa y dormiríamos todos apretados en una misma habitación.

   Una amplía cama de dos plazas, un juego de sillones, un mini bar, baño equipado de una tina con hidromasaje. Si el cielo tuviese un hotel está sin duda sería una de las habitaciones. Sin esperar me meto a bañar a esa hermosa tina que desde que la ví fue amor a primera vista. Llevo mi teléfono y pongo música mientras me baño. En la amplía mochila que me traje tenía una muda de ropa para este día antes de ver a mis amigos.

   Salgo de bañarme, me pongo mi bata y al llegar a la habitación veo unas maletas, que no son las mías obviamente, busco a quién pertenecen, seguramente hay una confusión. Al no encontrar a nadie me dispongo a cambiarme rápido y llamar a la recepción, descalza con el cabello mojado, sentada a la orilla de la cama de espaldas a la puerta.

   —Buenos días de la habitación 47, soy Scarlett Jensen, están las maletas de otra persona aquí y no son mías... como que... pero... ¿Quién es la otra persona que...

   —Hola Scarlett —me doy vuelta lentamente y la veo parada con una amplía sonrisa —Corto.

   —Yo me voy —me pongo a buscar mis zapatillas y las llaves de mi moto.

   —¿Buscas esto? —dice balanceando mis zapatillas y las llaves en su manos.

   —Dame mis cosas.

   —No es necesario ponerte así, mocosa.

   —Tú planeaste esto.

   —En efecto... —sonríe burlona— la habitación era para mí, pero decidiste que no ibas a venir, así que la compartiremos.

   —Si es tuya, quédatela.

   —¿A dónde irás? Todos los hoteles a la redonda están colapsados, tampoco tienes los medios para pagar uno —Aprieto mis puños, siento lo mismo cuando mis compañeras hablaron mal de mis padres. Justo en el orgullo. Levanto la barbilla altanera.

   —¿Y a ti qué te importa? Puedo arreglarmelas sola, siempre lo he hecho y así tenga que dormir en el banco de una plaza va a ser mejor que compartir la cama contigo —volteo la mirada a la pared.

   —La última vez no pensabas eso.

   —La última vez desperté sin nadie a mi lado, ya que huyó como la rata que es, escabullendose mientras dormía. ¿Te suena?

   —Quiero disculparme por eso, no estuve bien y...

   —¿Sabe que estuvo mal? Que me evitara como la peste, pero despreocupese porque eso no volverá a pasar de hecho es una línea que no debimos cruzar. Me quedo con el sillón —tomo mi mochila y la dejo en uno de los sillones chicos. Paso por su lado y toma mi brazo—. No me toque.

   —Acaso no volverás a mirarme, ni hablarme de nuevo.

   —No me tutee por favor, es mi profesora y mi jefa.

   —Scarlett por favor, dime que tengo que hacer para que me perdones.

   —No tocarme y alejarte de mí. No voy por la vida revolcándome con cualquiera tal vez tú sí, pero yo no y lo que hiciste me dolió, ya te acostaste conmigo ¿Es lo que querías? Ahora dejame en paz.

   —Está bien... si es lo que quieres lo haré, te dejaré en paz.

   —Gracias.

   —No es necesario que duerma en el incómodo sillón, podemos compartir la cama, prometo no hacer algo que le incómode.

   —Mmm prefiero el sillón, gracias de todas maneras, Dra. Antonopoulos.

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