Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11-Déjà vu materializado

Me quedo viendo sus labios.

   —Te hice una pregunta —no se aleja de mí, y decido ignorarla. Es preferible cerrar la boca y parecer idiota, que abrirla y confirmarlo— ¿No vas a responderme? —pone sus manos en mi cintura y me susurra muy cerca del oído— ¿Te pongo nerviosa?

   —Sí, y lo sabés —me aparto de ella— sabes que no tengo fiebre, sabes que me pones nerviosa y lo sigues haciendo —adíos a mi plan de no hablar para evitar quedar como idiota, salió tan rápido y tan natural la respuesta de mi boca, que no tuve tiempo de contenerla.

   —¿Por qué te pongo nerviosa?

   Se acerca de vuelta a mí y mi sueño comienza a materializarse, ya estoy un poco húmeda. Mi cuerpo es demasiado honesto con ella cerca, e incontrolable, los latidos de mi corazón bloquean mis oídos.

   —No lo sé.

   —Si lo sabés, mocosa —se acerca más a mí.

   —Deja de llamarme así —intento poner una distancia entre nosotras.

   —No hasta que lo admitas, dilo —roza con su dedo indice mis labios.

   —Porque esto está mal, porque eres mi jefa y soy tu alumna —suena más a una excusa para convencerme de que ella está prohibida.

   —No estamos ni en el trabajo, ni en la universidad, aquí no somos nada es terreno neutral —miro a un costado y ella cruza un brazo para bloquearme la huida—. De acá no te vas hasta que seas honesta conmigo y contigo misma ¿Por qué te pones nerviosa? No tienes problemas en desafiarme cada vez que puedes y ahora eres un conejito asustadizo —estoy petrificada de espaldas a la puerta— lo que no sabes, es que... —se acerca respirándome en el oreja y el contacto me pone la piel crespita— yo soy el lobo.

   La miro fijo, tiene una sonrisa burlona en su cara que pienso borrarle, porque vergüenza y miedo, nunca tuve y no voy a acobardarme ahora. Mi mano izquierda viaja a su cintura pegandola a mí y la derecha a su rostro para tomarlo. Le estampo un beso suave y luego continuo, el ritmo aumenta y me atrevo a meter la lengua en su boca, es la primera vez que beso a una mujer y ¡que mujer! Los deslices de mi adolescencia no se comparan a la tremenda diosa olimpica entre mis brazos.

   Estoy temblando como una hoja, yo sé que mi fachada de chica dura es solo eso y ahora ella también lo sabe.

   Me toma y me aprieta más a ella, su beso se torna lujurioso y sus manos viajan a mis muslos apretándolos con fuerza, para arrancarme un gemido, luego sube una mano a mi nuca sin dejar que me aparte de ella.

   —Te deseo desde el primer día Scarlett, pero...

   —¿Pero qué?

   —No seré la tercera en discordia —se apart—. Ya pagué con demasiado karma eso.

   —¿Tercera en discordia de qué... ? ¡Oh! —se aparta de mí arreglándose la ropa y caigo en la cuenta de lo que habla.

   No puedo dejarla ir, no voy a dejarla ir. Desenchufo la cafetera, porque estaré cachonda pero soy consciente y es la única cafetera que tengo, y no anda muy bien, pero anda. La abrazo por la espalda apretandola fuerte contra mí, corro su cabello y beso su cuello.

   —Cristopher no es mi novio.

   —¿Quién?

   —Broncaster, no es mi novio, es mi amigo de carrera y nada más, estoy... —Me acorrala contra la pared nuevamente.

   —¿Terminaron?

   —Nunca estuvimos de novios —sonrío victoriosa—, solo te lo hice creer.

   —Mocosa tramposa, ahora vas a conocer tu castigo.

   Me lleva hasta la pared, toca mi entre pierna rozandola con sus dedos, se me escapan gemidos que intento contener mordiendo con fuerza mi labio inferior, desabrocha mi pantalón sube mi pierna y mete la mano.

   —No te contengas, debería dejarte lisiada por hacerme dar celos creyendo que estabas de novia — Comienzo a reír.

   —¿Estabas cel... —no me deja terminar la frase, que acerca un dedo más profundo masajeandome el clítoris con el pulgar. Apoyo mi cabeza en su hombro y siento mis piernas flaquear.

   —Tengo que sacarte esto, necesito... —saca su mano y lame sus dedos— probarte.

   Yo estoy agitada y seguramente colorada, ya que siento mi cara arder. Me toma de la mano y me lleva hasta la habitación, se coloca detrás de mí deshaciendose de mi remera para dejarme en ropa interior, vuelve a meter su mano y suelto un gemido, que logro tapar mordiéndome el dedo indice, pero ella me aparta la mano de la boca. Sube a besos del hombro al cuello, saca las manos de mi boca, está concentrada en atrapar los gemidos que salen de mí.

   —No te contengas quiero escucharte.

   Me lleva hasta la cama, sentándose ella encima, besa mi abdomen mientras va bajandome el pantalón. Sonríe al ver mis bragas mojadas.

   —Estás bien mojadita, mocosa.

   —No digas esas cosas Atenea —me ruborizo, se para y me besa.

   —Me encanta provocarte esos sonrojos, te ves tan adorable —muerde mi hombro—. Ven —me sienta en la cama, se saca la ropa, quedando en ropa interior— acuéstate más atrás.

   —Espera... —su expresión cambia a no me jodas— es que yo nunca antes.

   —¿Eres virgen? —sonríe complacida.

   —Sí, claro y te esperé toda mi vida —comienzo a reír y ella salta encima de mí.

   —¿Te parece gracioso? Pero seré tu primera y única mujer, mocosa.

   Se abalanza sobre mí, quita mi brasier, dejando expuestos mis pechos baja besando, lamiendo y mordiendo apenas dándome tiempo a respirar entre cada acción que lleva a cabo, mientras una mano masajea el otro seno y la otra mi intimidad. Los gemidos se me escapan cada vez más fuertes y ella quita la mano de mi boca cuando intento contenerlos. Baja besando mi abdomen con mi respiración agitada, se detiene al llegar a la orilla de mis bragas.

   —¿Puedo?

   —¿Es broma? ¡Me has estado tocando y agh! —presiona mi clítoris que a está demasiado sensible ¡Esta maldita bruja!— Sí, baja por favor hazlo... no aguanto más.

   —Así me gusta mocosa.

   Saca mis bragas suavemente mientras acaricia mis piernas en el camino, sonríe al verme tan vulnerable y entregada a ella. Se acomoda entre mis piernas sin quitarme la mirada, cada lamida de ella arquea mi espalda crispando mi piel, sus dedos palpan mi entrada nuevamente, primero uno y luego dos, fueron los que entraron, haciendo una sincronía perfecta entre su lengua y las embestidas. Sube a besarme, y entre besos, mis gemidos salen cada vez más fuertes.

   —Atenea sigue... ¡Agh! No pares.

   Las estocadas se hacen cada vez más rápidas, me deshago de su brasier en el frenesí del momento y sin ser consciente de mi fuerza arranco sus bragas rompiendolas, la necesito y no había sabido cuanto hasta ahora que la tengo entre mis piernas.

   La respiración agitada, se mezcla con nuestro sudor y la pasión de mis uñas marcando su espalda, surcando líneas en su piel desnuda.

   Si que tiene el nombre bien puesto, ella sabe perfectamente lo que hace. Bajo mi mano a su cintura para quedar ambas mirándonos, tomo las sábanas con tanta fuerza que las saco del colchón y ella no baja el ritmo, entre jadeos nos besamos, entre deseos nos saciamos.

   —Ya no aguanto Atenea.

   —No te aguantes —responde agitada y sus ojos se llenan todavía más de lujuria al saber que vamos a llegar al orgasmo juntas.

   Lo siento, sé que viene, mi cuerpo está en un estado total de trance de placer, lo que ella me está provocando jamás lo he sentido. Se pega más a mí agitada, un gemido que jamás me había escuchado sale de mí con tanta fuerza que supe que había llegado al exquisito primer orgasmo que he tenido en mi vida. El cuerpo de ambas se relaja y ella queda encima de mí. La abrazo con las pocas fuerzas que tengo todavía.

   Las respiraciones se van calmando de a poco, pero aún siento mi zona sensible y tener su pierna al medio no me ayuda en absoluto.

   —Atenea —le digo acariciándole la espalda y ella se acomoda un poco más arriba para besarnos—. Me encanta tenerte así, pero podrías sacar tu pierna de... todavía sigo muy sensible.

   —Me encantaría, mocosa —frunzo el ceño, odio que me diga así, pero mientras más me niegue más lo hace—, pero a mí me gusta repetir.

   Baja su mano y sin darme posibilidad de quejarme me calla a besos. Esta vez me sienta de espaldas a ella, mientras muerde mi hombro, cuello y me llena de besos, hace lo que quiere conmigo hasta hacerme acabar por segunda vez dejando una mancha húmeda bajo de mí. Esta vez me abraza dulcemente pasando sus brazos por mi abdomen, dando pequeños besos en mi cuello, dejando que mi cuerpo agotado se recargue en el de ella.

   —Tendrás que cambiar las sábanas ojitos color cielo —lo dice por mis ojos azules—. Hiciste un desastre aquí.

   —Atenea, que vergüenza —digo tapándome el rostro.

   —Eres tan adorable —Toma mi mentón y me besa con dulzura— tu fachada de chica ruda es solo eso, ya lo descubrí —sonríe orgullosa.

   —Tú me dejas vulnerable y expuesta.

   —Tú me vuelves loca y me provocas —no intento negarlo—. Estamos a mano.

   —¿Quién era el de la cafetería de la otra vez? —Le inquiero buscando una explicación, necesito asegurarme, de que tampoco soy la tercera en discordia.

   —Un amigo —la miro seria—, que está casado con otro amigo y hacía mucho que no lo veía. De los chicos con los que estabas...

   —Soy prácticamente una de ellos, no los veo como algo más, ni ellos a mí. Por cierto, tienes bien puesto el nombre —le digo mientras sigue jugando con un mechón de mi cabello.

   —¿Qué?

   —Mejor voy a hacer el café —intento pararme tomando una camisa, pero ella me lleva de vuelta hacia ella colocándose encima.

   —Así que soy sabia en lo que hago —comienza a besar mi cuello.

   —Espera por favor, demonos un break, necesito caminar para mañana, ya que alguien hizo que dejara mi moto en la uni y tendré que irme en autobús.

   —¿Quién te dijo que voy a irme esta noche? ¿O tal vez me estás echando de una manera sutil?

   —¿Te quedarás?

   —Por supuesto, estoy con quien quiero y donde quiero estar ¿Por qué me iría? —Creo que me estoy enamorando de esta mujer.

   —¿Café? —asiente, la beso tomando una camisa nada más.

   A los minutos escucho sus pasos se ha recogido el pelo en un coleta y así también se ve hermosa, camina detrás de mí abrazándome por la cintura, besando atrás mi cuello.

   —Rompiste mis bragas.

   —Lo sé... lo siento.

   —Yo no —corre mi cabello besando el costado de mi cuello mientras su mano derecha viaja de mi abdomen a mis senos, para acariciarlos suavemente—. Ahora es algo más que me debes y me lo voy a cobrar, hasta con intereses —me da la vuelta dejándome frente a ella—. Eres tan hermosa —quiere abrir mi camisa y la cierro cruzando mis brazos, ella sigue desnuda— ¿Qué haces?

   —Tengo frío.

   —¿A sí? ¿y por qué tampoco me miras?

   —Estás desnuda.

   —Me di cuenta y eso no te importó mucho hace un momento. ¿No te gusto acaso? ¿No te gustó lo hicimos? -su semblante cambia a preocupación.

   —Me ha encantado, es la primera vez que tengo...

   —Un orgasmo —termina la frase por mí- y no será el último —sonríe con descaro, me besa aprovechando mi descuido abriendo mi camisa para dejarla en el suelo—. Así estás mucho mejor —Me ruborizo y miro hacía otro lado—. Mírame —Toma mi mentón— no tiene que darte vergüenza, eres hermosa y me encantas —me regala un tierno beso— ¿Está bien?

   —Sí, ya está el café.

   —Adorable, eso eres, entonces vamos a tomar café y comer los pasteles —Nos sentemos en la mesa y sin darme cuenta fijo mi mirada en sus senos— ¿Te gustan? —dice mirándoloselos, asiento con la boca llena— Son tuyos —Toma mi mano y la pone encima—, solo tuyos —me quedo mirándola, no sé que hacer con tanto, pero pronto iba a averiguarlo y así fue que entramos a la habitación de vuelta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro