17-Una razón para vivir
—No es ella, no es nuestra hija —Scarlett la abraza fuerte y ambas lloran pero esta vez de alivio— debe ser la niña que están atendiendo.
—Entonces vamos a ver a dónde está Alma.
Preguntan en recepción, suben escaleras casi que corriendo cuando el ascensor se demora lo que consideran demasiado Llegan a la planta, la niña está siendo trasladada con un cuello ortopédico.
—¡MAMI! ¡MAMÁ! —quiso moverse pero las enfermeras y doctores la detienen— Tengo miedo.
—¿A dónde la llevan?
—Tenemos que hacerle una tomografía. Puede venir una de ustedes con ella.
—Mamá —dice Alma y le extiende la mano a Atenea, ella mira Scarlett y ella asintío.
La traen a la habitación luego de hacerse la tomografía, esperando los resultados. Ahora que pueden ver mejor a la niña, tiene cortes en el rostro de los cristales rotos en el choque y el brazo izquierdo enyesado por la fractura.
Llegan a la habitación, pero ambas salen cuando el médico se los pide para revisar a la niña, más no se apartan de ella, no tarda mucho aparecer Emma caminando con la ayuda de una muleta, con puntos en el rostro, los brazos y manos heridas y vendadas.
—Tú, pedazo de mierda.
Atenea quien había mantenido la calma se abalanza contra ella, tomándola del cuello de la bata, la lleva hasta una pared.
—Mira lo que le hiciste a mi hija ¿Para esto la querías contigo? ¡Casi la matas! Te lo advertí, si algo le pasaba te iba a destruir.
—Señora por favor sueltela.
—Esto es entre ella y yo, no se atrevan a tocarme.
—Llama a seguridad.
—Amor por favor —Scarlett toca su brazo y ella la suelta— y tú —le da una bofetada que si el accidente no le había roto el labio, se lo rompió Scarlett— olvídate que ella se irá de aquí contigo, eres un peligro para su seguridad. Desde hace 6 años que está con nosotras y estaba bien, hasta que apareciste tú.
—Lo sé, lo sé y lo siento por eso quería hablar con ustedes. Yo ya no puedo más... —aparecen los guardias— está bien, estoy bien, pueden irse.
—Dí lo que tengas que decir, antes de que me arrepienta de que sigas respirando —dice Atenea —La joven se sienta.
—Yo ya no puedo más —comienza a llorar, pero ninguna siente compasión por ella— ella llora todo el tiempo pidiendo por ustedes ¿Dónde están mis mamás? ¡Quiero ir con mi hermano! ¡Quiero ir a mi casa! ¡Quiero dormir en mi cama! Y así todos los días.
—¿Y que esperabas? ¿Que fuera corriendo abrazarte y te dijera holi mami Emma? Que la hayas gestado no te hace su madre. Ser madre es mucho más que eso, es pasar noches sin dormir porqué tiene tos y fiebre, es llegar a compartir con ellos aunque estés cansada, no tienes vacaciones de ser madre o días libres, porque aunque los dejes con alguien tus hijos siempre están presentes en tu cabeza.
—Nada, no lo sé, no esto. Ese día y medio que no estuvo puede al fin dormir algo. Yo no puedo criarla y terminar mi carrera, casi no duermo con la residencia... hoy me quedé dormida al volante y... fue mi culpa, yo no quise que esto pasara —comienza a llorar— y ahora la hija de alguien está muerta.
—Honestamente tu culpa y lo que te pase a ti me importa una mierda. Emma, quiero a nuestra hija de vuelta ¿Tienes alguna puta idea de lo que sentimos al enterarnos que podría estar muerta?
—No, no lo sé. Porqué no me pasa, no pude amarla como mi hija antes y ahora simplemente no me nace, no logro conectar con ella. No sé en que estaba pensando cuando escuché a mis padres.
—En Alma no, evidentemente.
—Ahora entiendo a lo que se refería Sam cuando decía que eras implacable.
—Te metiste con nuestra hija. A la cual no te has molestado en saber si todavía respiraba en más de 6 años y encima ahora no solo nos la quitaste, sino que le quitaste la hija a alguien más.
—Lo sé y lo lamento.
Caminan hasta la habitación, entonces Alma se larga a llorar en cuanto ve a Emma.
—No quiero, no quiero irme con ella de nuevo. Quiero a mis mamás.
Scarlett se acerca a ella e intenta consolarla y calmarla. Los padres de Scar llegan y miran mal a la joven que está siendo sacada por una Atenea furiosa del brazo para que su hija se calme.
Sus suegros entran a la habitación, mientras Scarlett se queda con Alma.
—Dime que mierda piensas hacer Emma dime y decidelo ahora.
—Retiraré la demanda. Te firmaré la adopción definitiva Atenea, lo haré. Yo no puedo lidiar con ella, jamás sentí un vínculo y no puedo forzarlo, ni forzarnos a sentir algo, cuando yo sé muy bien que ella es su hija. Ojalá me hubiera dado cuenta antes de que esto no era lo indicado, ojalá no hubiera tenido que llegar a esto.
—Ojalá, así esa niña no estaría muerta y esos padres no tuvieran que enterrar a su hija y aunque suene cruel, me alegro de que al menos no fue mi hija.
Emma se seca las lágrimas, mientras su labio vuelve a sangrar y se limpia. Atenea se da la vuelta para irse, pero Emma tenía algo más que decir.
—¿Sabes cual fue mi instinto en cuanto tuve el accidente? Salir a ver como estaban los demás, me olvidé que la llevaba a ella conmigo, hasta que comenzó a llorar.
—Te terminaría de partir la cara, mejor cierra la boca.
—No soy una mamá Atenea, quizás jamás lo sea, soy una doctora, eso es lo que más deseo.
—¿Qué pasará con tus padres? Siguen siendo sus abuelos.
—Ellos seguramente querrán verla ¿Pueden dejar que ellos la vean? Solo quiero acordar eso.
—Claro, en cuanto firmes y no tengas un arrepentimiento que finalmente la terminé matando a ella y a ti en 10 años. Aunque evidentemente te toma menos tiempo casi matar a mi hija.
—Ya entendí que lo correcto es que esté con ustedes.
—Perfecto.
Atenea sale dejándola sola mientras que sus padres se acercan a verla, intercambian miradas y pudo notar en ellos algo de culpa, que de igual manera se pasó por dónde no le da el sol, ya que ella les dijo en su momento que Emma no estaba apta para cuidar de un bebé hace años, mucho menos para hacerse cargo de una niña que había dejado olvidada en el tiempo.
Llega a la habitación de Almita y ve que hay médicos pero con Scarlett, que está totalmente pálida.
—¿Qué pasó?
—Comence a sentirme mal con muchas náuseas, y me mareé. Papi exageradamente llamó un médico, pero ya estoy bien. Debe ser lo que no he comido nada aún.
—Ay mocosa que hablamos de la comida, aún sigues anémica, no puedes hacer eso.
—Lo sé, pero bueno, toda la situación.
—Ve a descansar a casa, hay que buscar a Valentín también por la escuela, si quieres lo buscamos, los dejo y vengo.
—Yo quiero ver a mi hermano.
—Entonces mejor así mami descansa —La toma del mentón y luego la besa.
—Vamos a casa.
Se despiden de Alma llenándola de besos, que queda con sus abuelos. Hacen cómo acordaron y luego Atenea vuelve al hospital con su hijo, para que vea a su hermana, ambos se acuestan en la misma cama, mientras ven una película juntos.
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