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No Te Dejaré

Ambos rivales iban caminando juntos sin mediar palabras. Ryoga pensaba que iban hacía Jusenkyo y que juntos se curarian al fin de sus maldiciones. Ya no pensaba en confesarle a Akane, su amor secreto, ahora pensaba en buscar a su prometida. Por unos instantes recordó los momentos íntimos que pasó con ella. Ranma notó que Ryoga sonreía como un tonto y estaba todo colorado.

-¿por qué te sonrojas tanto? -preguntó extrañada.

-qué te importa -respondió avergonzado.

-seguro estabas pensando en Akane -dijo hincandole el brazo.

-te equivocas, estaba pensado en mi chica -confesó apenado.

Ranma se incómoda con la respuesta, ahora sabía perfectamente el porqué de su sonrojo.

-¿ya estamos cerca de Jusenkyo? -preguntó queriendo cambiar de tema.

-ya te dije que no voy para allá -respondió molesta.

-¿entonces a dónde vas? -preguntó Ryoga extrañado.

-a ti que te importa -dijo dándole la espalda.

-no te creo -insistió Ryoga.

-tú si que eres terco, ya no trataré de convencerte -dijo alzando los ojos.

Ranma aceleró el paso, deseaba que Ryoga se perdiera para siempre.

-no intentes dejarme atrás, te voy a seguir a todos lados, sere tu sombra -dijo detrás de ella.

-ojalá llueva -deseo con todo el alma.

-si no fuera por mí, te hubieras caído del puente -le reprochó.

-gracias, pero ya te puedes ir -dijo mirándolo de reojo.

-no me iré, regresaremos juntos, se lo prometí a Akane -insistió Ryoga.

-como quieras, pero en cualquier momento te perderás -dijo con intención.

-no lo haré -dijo confiado.

-ya lo veremos -dijo empezando a correr.

-no escaparás tan fácil de mi Ranma -dijo siguiéndola.

Ranma corría despreocupada, sin ver por donde pisaba. En cambio Ryoga tenía cuidado por donde pisaba. Debido a sus constantes viajes, sabía que podría tener accidentes.

-¡aaahhh! -grito Ranma torciendose un pie.

-debiste tener cuidado, eres tan torpe -suspiró rodando los ojos.

-¿que haces ahí parado?, ayudame a levantarme -exigió mirándolo avergonzada.

-«¿quien entiende a las mujeres?», «dice que la deje sola y ahora quiere mi ayuda» -pensó frustrado.

-muévete cerdo -dijo levantando un brazo.

-levántate bella dama -dijo cómico.

-no me digas así -dijo molesta.

Ryoga coloco su brazo derecho sobre sus hombros, ayudándola a levantarse.

-así no llegarás a ningún lado, debes admitir que me necesitas -dijo lanzándose una mirada de victoria.

-por ahora si, pero yo suelo recuperarme muy rápido -dijo no queriendo reconocer su error.

Ranma empezó a caminar ayudada de Ryoga, pero no avanzaban mucho.

-con tu paso de tortuga no llegaremos muy lejos -dijo secándose el sudor se la frente.

Ranma gruñón en respuesta, debía de aceptar que por su culpa iban lentos. Aunque en verdad no tenía alguna dirección trazada, no sabía hacia dónde dónde iría realmente. Solo estaba escapando de darle la cara a los demás, y con la presencia de Ryoga no sería tan fácil hacerlo. Por suerte a Ryoga no se le había ocurrido noquearla y llevarla en brazos, debido a que pensaba que irían hacia Jusenkyo.

-si tanto te quejas de mi, dejame aquí y largate por tu cuenta -dijo alentandolo a irse.

-no lo haré, terminaremos juntos este viaje -dijo con firmeza.

-si que eres terco -dijo volteando la cara.

-tengo la solución a nuestros problemas -dijo cargandola en brazos.

-¿que diablos haces? -dijo sorprendida.

-lo hago para ir más rápido -dijo mostrando lo evidente.

-no quiero que me lleves en brazos -dijo golpeando su pecho.

Sin darle tiempo de reaccionar en un rápido movimiento, la sentó en sus hombros.

-asi no tendré que ver tu horrible rostro -dijo burlón.

-«¿horrible rostro yo?», si supiera que yo soy su querida "prometida"» a quien espera ver nuevamente» -pensó indignada.

Herida en su orgullo, jalo con fuerza los cabellos de su rival.

-¡auch! -grito de dolor.

Trato de quitar la mano de Ranma, pero esta no cedía. Por no ver bien el camino, casi se tropieza con una piedra.

-estúpido casi por tu culpa nos caemos -suspiro enfadado.

Ranma tuvo que dejar de jalarle los pelos, para el alivio de Ryoga.

-tienes que controlar tu mal humor, por poco nos lastimamos -le aconsejó.

-mira quien lo dice el señor paciencia, el qué no pierde ocasión para golpearme -dijo defendiéndose.

-si me enfado es porque siempre estas burlandote de mi -le recordó.

-¡ya cállate! -grito molesta.

Ryoga apretó sus puños, pero decidió no decir nada más. Sería mejor viajar en total silencio, solo escuchando la naturaleza, que los rodeaba.
Aunque lo ignoraba, Ranma estaba siendo víctima de las hormonas del embarazo. Había días en las que quería llorar a gritos, en las que estaba de buen humor y otros días quería matar al padre de su hij@. Todos estos sentimientos la embargaban muy a menudo, no sabía como lidiar con ello.

Después de haber caminado considerablemente, soportando a los zancudos.

-sabes Ranma parece que has subido de peso, ya me canse -dijo jadeando de calor.

-no digas tonterías -dijo dándole un coscorron.

-ayy calmate, pareces una chica preocupada por su peso.

-no lo soy -dijo alterada.

-ya cálmate lo mejor será descansar -dijo Ryoga perdiendo la paciencia.

La bajo de sus hombros y se quito la mochila, para poder sentarse a descansar.

-que calor que hace, sería bueno darme un buen chapuzon allí -dijo señalando un río.

Miro a Ryoga como pidiendo ayuda, este desvío la mirada fastidiado.

-está bien -dijo levantándose de mala gana.

La cargo como si nada, ella sonreía viendo el agua cristalina que fluía. Lentamente se sumergió en las aguas, suspirando al sentir el agua helada. En un impulso traviesos lo jalo del cuello. Ella espero ver salir a flote a un cerdito, pataleando con todas sus fuerzas.

-¿que demonios te pasa? -grito saliendo a flote.

-¿por qué no eres un cerdo? -preguntó muy sorprendida.

-jabones especiales, ¿quieres uno? -respondió.

-eso lo explica todo, no necesito uno -dijo desviando la mirada.

Ranma se puso nerviosa, no quería que Ryoga insistiera con los jabones

-la abuela me los dejó a buen precio -contó Ryoga.

-tendrás que comprar una tonelada de ellos -dijo burlona.

-ahora que vamos a Jusenkyo ya no los voy a nesecitar -dijo esperanzado, mientras se sumergia más profundo.

Ranma reconoció ese brillo de esperanza en sus ojos, que ella alguna vez los había tenido. Pero ahora con su nueva situación, ya no tenía esperanzas de que su maldición algún día se acabaría.

-estos nos servirán para el almuerzo -dijo mostrando unos peces.

-al menos tuviste una buena idea -dijo Ranma saliendo de sus pensamientos.

Ryoga salió muy contento del río, mostrando sus colmillos.

-oye no te olvides de mi -le reprochó.

Ryoga volvió por ella, llevándola en brazos.

-voy armar la carpa, será bueno acampar aquí -dijo sentandola.

-apurate que tengo hambre -dijo apurandolo.

-no me apures -dijo molesto.

Se puso manos a la obra, antes de entrar a la carpa, se quito las ropas.

Ranma desvío la mirada avergonzada, luego de unos minutos Ryoga salió vestido.

-será mejor que te cambies -sugirió Ryoga.

-no me mires, cuando me quite la ropa, pervertido -advirtió Ranma.

-no pensaba hacerlo, no soy Haposai -respondió indignado.

Sacó de su mochila una pequeña cocina, una sarten y otras cosas que necesitaba.

Ranma se metío a la carpa, con la ropa húmeda, no quería que por ningún motivo Ryoga la viera desnuda. Se puso una ancha camiseta, para ocultar su estado.

-¿ya está listo el pescado? -preguntó impaciente.

-ya casi -respondió volteando los pescados.

Ranma se acerco como pudo y vio los pescados en la sartén, de sus labios discurria un poco de saliva. Ryoga le pidió que le pasará unos platos, para servir la comida.

-ya está -dijo sirviendole.

-gracias, gracias -dijo los ojos brillantes.

Ryoga sacó unos panes y unas sodas de su mochila, convidandole también a Ranma.

Desmenuzaron el pescado, soplando por lo caliente que estaba.

-¿que tal esta? -preguntó Ryoga viendo como Ranma comía gustosa.

-más o menos -respondió indiferente.

-¿entonces no quieres más? -preguntó alzando una ceja.

-claro que sí -respondió rápidamente.

Ranma enrojecio, mientras Ryoga le servía otro pescado. Ambos suspiraron de satisfacción, al terminar de comer.

-muchas gracias Ryo -dijo Ranma sonriendo de oreja a oreja.

Sin poder evitarlo Ryoga, enrojecio ante su sonrisa, se le quedó mirando por unos minutos.

-no es nada -dijo desviando la mirada avergonzado.

Ranma se sobo su estómago, sintiéndose satisfecha, comer bien era una de las cosas que más amaba en este mundo.


¿Ranma tendrá la suerte de que algún día Ryoga se pierda?

Este es un nuevo capítulo, espero que les guste. Sorry por la demora. Saludos. 👍🏻🐰





















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