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capítulo 9


Su mamá estaba al tanto de casi todo el problema y a veces no era necesario que Lucía le cuente, ya que ella la conocía tanto que sabía con sólo verla, qué es lo que le pasaba y qué es lo que la tenía preocupada, pensativa o lo que estaba sintiendo. Después de todo era su madre y  pase lo que pase ella siempre estaría a su lado.

En sus momentos alegres o tristes; en sus fracasos o derrotas y así mismo en sus momentos más decisivos de su vida, como en la mañana del 15 de septiembre, para su suerte sábado, era el cumpleaños número 20 de Lucía; su madre como siempre, fue la primera en saludarla y darle el abrazo y el beso de cumpleaños. Esta vez le regaló una cadenita de plata, a Lucía no le gustaba mucho llevar pulseras o cadenas, pero ésta era especial: era la cadenita que el abuelo le había regalado a la Abuela cuando eran novios y la abuela se lo dejó a su hija, la madre de Lucía. Lucía se emocionó mucho y se levantó muy animada, su mamá le dejó sola para ir a terminar con el desayuno. Ya eran las 7:00 de la mañana, su papá ya estaba en la sala viendo su infaltable "primera edición", por la televisión.  A pesar de su atención a las informaciones,  él esperaba a su hijita querida para abrazarla como siempre lo había hecho, aunque no era muy expresivo, sin embargo con su “negrita”, siempre era muy cariñoso.

Lucía se quedó en su alcoba algo pensativa, quizá recordando los cumpleaños anteriores, Guillermo no era de detalles pero siempre le hacía regalitos; le dio una vista a toda su habitación y sus ojos se posaron y detuvieron en el Garfield enorme que Guillermo le había traído el año pasado. Se acercó, lo sacó de la bolsa que ella le había puesto para que no se llenara de polvo, hace unas semanas, exactamente desde que le viera a Guillermo con Martha entrando a la cafetería. Ya no dormía abrazada a este peluche, quizá le hacía sentir mal el recordar todo eso, ahora dormía con un osito Poh mediano que su tío Jorge le había enviado de Lima por Navidad.

Tomó en sus brazos a Garfield y lo contemplaba rememorando aquel instante en el que Guillermo se lo había entregado. Guillermo había tocado el timbre de la puerta de su casa, en ese entonces y cuando vino Lucía, Él le dijo que alguien le quería ver y saludar por su cumpleaños, era de noche;  Lucía, algo intrigada, sacó la cabeza por la puerta y ahí estaba sentado en aquella piedra que precisamente ahora ya no estaba para atestiguar el hecho.  Al recordar toda esta tierna escena de hace una año, se puso un poco nostálgica y suspiraba de rato en rato. De pronto sonó el teléfono.

Se quedó inmóvil para escuchar si era para ella o no, su mamá le llamó ...

— Lucíaaa... te llaman.

Ella pensaba que era una de sus amigas, quizá Margoth, o sus tíos de Lima. Corrió y en voz baja le preguntó a su mamá, de quién se trataba.

— No sé hija,  no le pregunte...

Lo cierto es que sí lo sabía y es más, hasta hablaba con un tono pícaro como siendo cómplice de una dulce sorpresa.

— ¿Alóoo? ¿Con quien hablo?

Vaya sorpresa lo siguiente fue que sin identificación previa se escuchó una voz no muy entonada que digamos, pero sí emocionada que trataba de cantar lo mejor posible..

"Estas son las mañanitas que cantaba el rey David a una muchacha bonita yo se la canto así despierta Lucí despierta, mira que ya amaneció, ya los pajarillos cantan la luna ya se durmió". Luego puso una canción en el teléfono era una canción que le encantaba a Lucía, "Sentir" de Marcos Llunas, aunque él hubiera querido poner "Para reconquistarte" porque casualmente no le gustaba esta canción, obviamente Guillermo no podría estar ausente en un día tan especial como el cumpleaños de Lucía; luego le dijo: "Feliz cumpleaños".  

Sabe Dios cuanto lo habría ensayado el pobre, porque no era de cantar y mucho menos de estos detalles tan tiernos. Lucía se quedó muda, lo gracioso era que la canción de Marcos Llunas, Guillermo la había grabado de la radio y por esas razones que hacen que odiemos a los locutores, en medio de la canción el locutor; menciona la hora;  que por cierto, no era la de ese momento; luego el nombre de la radio con su respectivo eslogan.  Esto arrancó una sonrisa a Lucía e hizo que se relajara un poco porque estaba helada y sorprendida, pero encantada de tal forma que no tenía palabras con que corresponder a ese detalle tan dulce.

Por un momento Guillermo pensó que Lucía había colgado y pregunto si estaba aún ahí ; ella lo afirmó con una sonrisa y un gracias. No sabía que decir, Guillermo al fin había logrado un plan de tantos y estaba tan contento y aliviado de haberlo hecho al fin y de haber pasado por esto que tanto temía que no resulte.

Lucía colgó el teléfono y alguien le dijo....

— Ahora me toca a mí, veo que soy uno de los últimos.

— No exageres papá, gracias…

— "Feliz cumpleaños hijita" —. Su padre le entregó una cajita envuelta en papel de regalo. Lucía casi no reparó en esto ya que seguía consternada con lo que le acababa de suceder, sobre todo porque no lo esperaba y además porque Guillermo no era de detalles así.

— ¿Quién era Luci? Preguntó su mamá haciéndose la desentendida.

— Era Guillermo mamá, no te hagas, tú lo sabías, hasta  me atrevería a decir que fuiste su cómplice.

— Ay hijita, ¿me crees capaz? —. Su madre la miró, poniendo una cara angelical a punto de explotar en risa.

— por eso te adoro, mamita.

— la idea es que estés contenta hijita, pero ¿Tan temprano? Bueno y supongo que lo invitaste para el almuerzo ¿no?

— Upss se me fue ..

— Ay hijita que poco atenta eres o es que la llamadita te sacó de la realidad...

— Pero mamá, me agarró dormida y además no sabía que me iban a hacer un almuerzo.

— Pero si sabes que siempre lo hacemos hijita.  Algo íntimo pero con mucho amor. Por eso te digo,  Guillermo ya es amigo de la familia, por no decir casi de la familia.

— Mamá ya vas a comenzar de nuevo....

— Pero es cierto, el año pasado estuvo en el almuerzo y además en navidad también y en año nuevo....

— Sí pero ahora es diferente...

— Bueno en sí que tienes que decidirlo tú, después de todo es tu cumpleaños..

— No, no es que no quiera invitarlo sino que no lo hice y mejor ya lo dejamos así, si me veo con él le digo, ¿está bien?

— Pero qué le vas a ver, si no vas a salir hoy, no hay clases...

— ah sí lo había olvidado.

— Quizá venga ¿no?

— No, no lo creo. -respondió Lucía, algo cabizbaja

En realidad, Guillermo tenía pensado ir a la casa de Lucía, no en el almuerzo pero sí como a las 3:00 de la tarde.

Lamentablemente no encontró a Lucía ya que a las 2:00 vino Margoth y se la llevó pasear y luego a los juegos mecánicos.

Guillermo fue recibido por su mamá pero a pesar de la insistencia no quiso pasar a esperarle, como se lo sugería su mamá; sino más bien le dejó el presente para que se lo entregara a Lucía.

Ya a las 7:00 volvió Lucía algo cansada y tenía los encargos de sus tíos que habían llamado de Lima para saludarla y algunos amigos más. Además estaba el regalito y tarjeta de Guillermo. Cuando su mamá le dijo que le había buscado Guillermo ella se sintió mal de no haber estado, se decía para sí, “Quizá Guillermo piense que, hasta en mi cumpleaños, lo estoy evitando, pero no es así.  

Ya por la noche le agradeció como debe a su papá, pues desde la mañana no había abierto el regalo que él le había hecho;  era un walkman digital sonny, lo que tanto ella quería y al abrirlo tuvo que ir a la alcoba de su papá para agradecerle. Su papá no le creyó mucho eso de que recién lo había abierto. Pensaba que no le había gustado, porque no le agradeció como debe, pese a que le había costado mucho adquirirlo.

Lucía tenía tantas cosas en su cabeza por un lado estaba el mejor detalle que le habían hecho, que le cantaran las mañanitas al teléfono, luego el regalito de su papá y el de Guillermo que era como un reloj despertador, pero era especial pues tenía una memoria. Se podía programar cualquier canción, pero por supuesto tenía un sistema que permitía grabar canciones en ese sistema y luego incorporarlo a la memoria del aparato; Éste venía con "sentir" y luego "Para reconquistarte" ; cada mañana en vez de despertar con un molestoso timbre Lucía despertaría soñando con estas dulces canciones.  Este aparatito venía con sus instrucciones pero la memoria era minúscula y sólo se podía cambiar o aumentar en la misma fábrica de donde la habían comprado. Este detalle había sido preparado con tiempo, un amigo de Guillermo había hecho todo esto en Lima y se lo había enviado por una agencia. Claro que las indicaciones las había dado Guillermo y en base a esto se había preparado dicho obsequio.

Por si fuera poco su mamá le había entregado un extraño sobre que habían dejado en la puerta, nadie sabe a qué hora, solamente que cuando su mamá volvió de comprar el pan para el lonche, lo encontró.

No tenía remitente era un sobre de color rosado, que decía : Para Lucía Fernández Roque.

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