- Que hermosa esta la noche - afirmó Martha, con un suspiro rozando sus labios.

- Sí, esta estrellada, pero, ¿no estas cansada? – contestó Guillermo casi incómodo

- No.  La he pasado de maravilla, creo que todavía puedo disfrutar de la noche o ¿ya te has aburrido de mí?

- No, no es eso... lo decía por que hoy llegaste y no descansaste para nada.

- Estoy bien, no te preocupes...

Martha lanzó otro suspiro más profundo y se recostó en el hombro de Guillermo. Estaban sentados en una banca de la plaza Principal de la ciudad. Guillermo se incomodaba cada vez más con esa situación. No quería alimentar ninguna esperanza en ella, pero tampoco perder su amistad.

De pronto Martha, como si se hubiera despertado de un gran letargo, le dijo a Guillermo.

- Cierra tus ojos, te haré un regalito, en recompensa por todo lo que hiciste por mi este día

- Pero no te tienes que molestar, no te preocupes.

- No, es molestia Guille, tengo algo para ti; pero tienes que cerrar tus ojos y contar hasta 10 ¿qué dices?

- Bueno - aceptó Guillermo, cerró sus ojos y comenzó a contar....

- uno, dos, tres, cuatro, cinco...

Él estaba concentrado en lo que estaba contando imaginando que Martha le había traído algún presente de Lima;  cuando de pronto sintió un calor especial, cerca de sus labios, era como de aliento y de respiración algo agitada, cuando quiso evitarlo no pudo pues ya Martha le había regalado o no sé en realidad sea correcto decir que le “robó” un beso demasiado amistoso y cuando comenzó a ponerse apasionado, Él, que ya tenía los ojos abiertos, no correspondió en ningún momento con ello.

Martha tenía los ojos cerrados y parecía no importarle, quizá creía que en algún momento Guillermo no se resistiría y se dejaría llevar por el torrente de sus apasionados labios. Sin embargo él se separó de ella tratando de no ser brusco con ella, porque siempre le había tratado con respeto  

- Qué pasó?, ese era el regalito que me tenías? Le preguntó algo serio y extrañado

- Sí, ¿no te gustó? -preguntó Martha, esperando una respuesta positiva-

- ¡Martha! Por favor, tú sabes que somos amigos

- Sí, pero tú no tienes pareja, bueno eso fue lo que me dijiste la última vez, o ¿me mentiste?

- Es cierto que no tengo pareja, pero eso ¡qué tiene que ver!. No por eso, voy a jugar con los sentimientos de los demás.

- Pero yo creí que ...

- Mira yo ya fui claro y sincero contigo, tú eres muy linda y te quiero mucho pero no te amo.

- Entonces, ¿sigues amando a tu ex?

Guillermo suspiró, hizo una pausa y respondió muy radical

- Sí, aunque te duela y a mí también porque parece que Lucía no piensa volver conmigo...

Martha comenzó a sollozar, se agachó y Guillermo le tomó de la mano, le levantó la cara suavemente, y se percató de algunas gruesas lágrimas que ya recorrían su rostro.

- Lo siento, sé que a veces la verdad duele, pero tampoco puedo estar engañándote o ¿preferirías que juegue con tus sentimientos?.

- No, está bien, al contrario te agradezco por tu sinceridad, ya poco se ve eso actualmente y qué suerte y qué tonta es Lucía. }

- No, yo no la puedo juzgar porque no me corresponda, eso no es delito ni pecado.

-  Lo sé, tampoco te condeno pero la envidio mucho.

-  Bueno, pero cálmate yo creo que lo que sientes por mí es sólo una ilusión y ya se te pasará.

-  No sé, no creo que se me pase, si hay algo de lo que he estado segura todos estos años; es de mi amor por ti.

- Sí, pero tú sabes que esto no puede ser.

- Lo sé, es que por un momento creí que el hecho de pasar tiempo juntos y el estar tan cerca te iba hacer cambiar en tu sentir,

- Es decir que ¿viniste aquí, solamente para ver si algo podría suceder entre nosotros?

- No, No tanto así, no pienses mal, pero cuando me contaste que Lucía había terminado contigo pues no te voy a negar que surgió en mi ser un lucecita de esperanza; porque pensé que quizá era una señal de que podíamos intentar algo juntos. Yo pensaba venir hace tiempo aquí; pero si estabas con Lucía no podía ser.  Me encanta Ayacucho y teniéndote a ti como guía pues este viaje sería inolvidable; pero pensaba que todo iba a ser redondo;  es decir, lograr pasar unos días maravillosos junto a ti y quizá si sucediera que podríamos iniciar una relación. Mejor. Pero no te preocupes porque esto no impedirá que la pasemos bien o no sé depende de ti también, quizá con esto ya lo eché a perder todo ¿no?...

- No, no digas eso, yo deseo tu amistad eso es lo más preciado y si ya está todo aclarado podemos seguir pasando días maravillosos como buenos amigos que somos...

- Gracias, sólo te quiero pedir algo más....

Guillermo le miró algo admirado

- mientras no tenga que cerrar mis ojos …

Martha sonrió dulcemente y continuó

- bueno, solamente quiero que esto nunca se sepa, es decir, haz como si nunca hubiera sucedido. Olvidemos todo y comencemos de nuevo; a mí me importa mucho tu amistad y no quiero arruinar todo este bonito viaje por mi comportamiento tan impulsivo.

- Por mí no te preocupes, cuenta con ello.

Esta vez ambos sonrieron con una paz inexplicable, Guillermo como aliviado mientras Martha, más calmada y tratando de asimilarlo todo.

Sin embargo así lo digan y prometan mil veces, no olvidarían jamás aquel instante. Para Martha sería inolvidable, como esas aventuras locas y tiernas que son tan mágicas y que solamente te ocurren una vez en la vida; porque de ahí en adelante nunca más le ocurriría algo similar con Guillermo.

Martha había soñado tantas veces con aquel instante que al haber ocurrido sentía como si ya lo hubiera hecho miles de veces. Con seguridad esa noche ninguno de los tres pudo dormir. Guillermo algo confundido por todo, pues al llegar a su habitación; encontró la nota de Lucía, la mujer que aún amaba y se quedó pensando en lo maravilloso que la había pasado aquella tarde cuando se encontró con Lucía y que pudo pasar otro momento así sin embargo, él había estado ausente. Repasaba poco a poco no los instantes que pasó con Martha sino los de Lucía, que aún se atrevía a dibujarlo en su mundo de sueños absurdos.

Martha estaba viviendo un momento mágico y a la vez cruel ya que por un lado estaba el beso que la tenía volando en las nubes y por otro, lado las estocadas de respuesta que Guillermo había enarbolado con la amistad. Ella lo sentía como algo dulcemente cruel, era como si hubiera estado volando y de pronto alguien le hiciera caer abruptamente.

Lucía no podía olvidar esa escena que presenciara, de la que había vuelto destrozada y furiosa.  Antes de acostarse, recordó todo lo ocurrido en su relación con Guillermo y al llegar a analizar la razón por la que se había dado su ruptura; era la misma que ahora le estaba causando esta molestia. Una mezcla de celos e impotencia, cómo se arrepentía de no haber sugerido o exigido a que Guillermo cortara con todo esto cuando podía hacerlo.  Recordaba que ella misma le había pedido extrañamente a Guillermo que ignorara aquella situación, porque no le veía ningún peligro a todo esto.

Entre todo esto sacó el cofrecito, y buscó "La Extraña Carta Perdida" y nuevamente se puso a leerla, era preciosa, tierna pero a la vez cruel porque casualmente esa misiva era la que había motivado el rompimiento de su relación. Ella aún lo guardaba como un recuerdo de todo lo que le había sucedido.

Aquella carta que se había convertido en la protagonista de su vida, era la evidencia del "engaño", la prueba y a pesar del tiempo, aún estaba allí, casi intacta, muy bien guardada, como el vestigio de una herida que todavía dolía.  

Lucía se sabía de memoria, casi toda la carta , pero siempre la leía como si quisiera encontrar algo nuevo en su contenido, algo que le revelara otro elemento que niegue o justifique aquella traición.

Esta carta paso otra vez para ser examinada por los ojos de Lucía, cada letra, cada frase que poco a poco se grabada en su mente.

"Sé que tú me has escrito muchas veces, pero ya me conoces y sabes que no soy muy bueno para esto, no sé si es pereza o me falta el don. Lamento a veces no poder corresponderte en esto; he ensayado miles de veces en mi mente y ahora por fin, gracias a la fuerza de mis sentimientos hacia ti, me atrevo a plasmarlo en este papel....

Cada noche te veo por mi ventana, como estrella fugaz y no cierro los ojos, hasta sentir en mí, el último destello de lucecita de tus ojos. Ése que me das cada día, tu voz está en mí como un dulce canto que se repite sin cesar; hasta adormecerme y encontrarte nuevamente en mi sueño. Y por la mañana siento una rayito de luz algo débil y tímido, entonces sé que eres tú, es tu mirada, es tu sonrisa que me despierta como luz de alborada. Me acaricias el alma; mi ventana te abraza con una sonrisa y te invita a entrar para que luego me digas en la voz del trinar de los pajarillos, buenos días. Es entonces que tengo la certeza de que ese día será maravilloso, sé que eres tú mi único motivo, cada noche, cada día y cada instante simplemente tú; la que le da vida a mi vida, la que la llena de alegría, paz y esperanzas .

Tú, la que me inspiró a desnudar mi alma en este papel y decirte que eres lo más importante que me ha sucedido y que esta es la respuesta a tus dulces preguntas y aparentes reclamos. No soy lo que te mereces, pero si me dieras una oportunidad, podría mostrarte que puedo ser como tú sueñas que sea, por amor a ti.

Que este sea el inicio de algo mágico y tierno y ahora te propongo; a aventurarte a vivir esta historia junto a mí. Solamente te pido eso,  mi dulce ilusión.  Tú y yo, en un mundo nuevo que he construido para nosotros.  Ven conmigo y ...

Aquí se interrumpe el escrito;  la "Extraña carta..." parecía inconclusa.  Lucía siempre trató de descifrar que más vendría luego. Ella en su ira se decía para sí al no encontrarle explicación , "seguro que dice para Martha con amor…

Pero sólo Guillermo sabía que más continuaba en aquella carta porque, era obvio que estaba inconclusa. Tres vidas tan diferentes esta noche estaban singularmente unidas; en una historia que había sido tejida por ellos mismos, sin saber que al final la protagonista de todo sería una “extraña carta” escrita por Guillermo.