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Capítulo 3

Al día siguiente Lucía se las ingenió para evadir a Guillermo y los siguientes días, también hizo lo mismo. Desde aquel miércoles cuando halló la carta de Martha no quería hablar con Guillermo, necesitaba tiempo para pensar y tomar una decisión definitiva; amaba a Guillermo pero toda esa situación la tenía demasiado confundida y nerviosa.

Aún cuando Guillermo le llamaba por teléfono, Lucía lograba evitarlo. Para esto ya tenía su operador, es decir le había suplicado a su hermano Sandro, por supuesto con un poco de propina, para que éste atienda a las llamadas telefónicas en la hora en que posiblemente Guillermo llamaría; pues nadie mejor que Lucía para saber a que hora estaba libre Guillermo y por ende a que hora llamaría.

Lo de la ruta ya lo había solucionado; se daba todo una vuelta para ir y volver de la Universidad y así no corría el riesgo de encontrarse por la ruta acostumbrada con El.

Era de esperarse que Guillermo ya se había dado cuenta de todo esto y realmente no se podía explicar el porqué de toda esta situación bastante embarazosa; más aún se alarmó, cuando el sábado al fin pudo hablar con Lucía por teléfono y que ella le haya citado en el Parque Alameda para "hablar"... , claro que tenían que hablar, Él lo sabía muy bien pero lo que le intrigó fue el tono en que se lo dijo y la forma tan protocolar y seca con que lo trató a El sólo le quedaba esperar y a ella prepararlo todo.

Ya lo tenía decidido, pero tenía la costumbre de planearlo todo, ensayándolo siempre, palabra por palabra y aunque nunca le resultaba así, siempre solía hacerlo tal vez para no perder la costumbre o para alimentar su singular persistencia y terquedad.

Guillermo tenía un mal presentimiento, luego de colgar el teléfono se quedó pensativo y triste... hasta que alguien lo volvió en sí.

— ¿Va a usar el teléfono o no?

— no, perdone, siga usted—. Se disculpó y se retiró del lugar

Mientras seguía caminando a su desolado cuarto, ahora cruel pues se habían juntado el mal presentimiento y una leve esperanza que liaban una batalla en la mente de Guillermo.

Todos los recuerdos con Lucía ahora relucían con un fulgor deslumbrante y luego de algunos segundos de estar vagando se oscurecían apagándose repentinamente como impulsados por una fuerza extraña esa era la lucha entre aquella esperanza y el presentimiento malo; entre la ilusión y el miedo, nunca antes le había sucedido algo parecido, era por eso que le desconcertaba tanto.

Por suerte fue librado por un leve y reconfortante sueño; luego de haber contemplado el retrato de Lucía y habiéndosele apagado todos sus recuerdos, con la foto en sus manos se quedó dormido hasta el día siguiente.

Guillermo estaba tan ansioso que había llegado al lugar citado 2 horas antes , durante ese tiempo se encontraba pensativo y caminaba despacio por todo el perímetro de aquel Parque; se podía ver a varias parejas : algunos sentados en las bancas, otros en los columpios y los demás caminando tomados de las manos o abrazados

Domingo por la tarde, momento justo para el romance y el lugar era propicio; rodeado de árboles y algunas regiones de flores amarillas y florecillas blancas que a veces pasaban inadvertidas

Al igual que la estatua de F. Bolognesi . De vez en cuando uno que otro pajarillo recorría el lugar, como si tendría que pasar revista. Iba y venía rápidamente mientras que un fotógrafo, a veces inoportuno, paseaba e iba de banca en banca con su cámara fotográfica colgada del cuello y alguna sonrisa típica, ofreciendo fotografiar a las parejitas que por cierto no mostraban interés alguno.

Guillermo, que cada vez estaba más nervioso, observaba su reloj cada 30'' segundos mientras se embutía un caramelo halls cada vez que era necesario, pues si tendría otros hábitos ya se habría terminado varias cajetillas de cigarro.

Los microbuses de la Ruta 2 pasaban uno tras otro mientras Guillermo con una leve esperanza le echaba una mirada a los que bajaban, aunque sabía muy bien que a Lucía le gustaba caminar, pero con todo esta situación ya no sabía ni como llegaría, aún faltaban 10 minutos y Lucía era puntual en todas las citas y compromisos.

De cuando en cuando se encontraban las miradas de Guillermo y aquel fotógrafo quien lo observaba y sonreía burlescamente creyendo que lo habían plantado, pues como lo veía hace dos horas, a veces movía la cabeza de un lado a otro; Guillermo que ya se había dado cuenta de esto estaba algo enfadado y trataba de no ver la hora por un buen rato y mostraba más tranquilidad para que el fotógrafo no se diera cuenta de su exagerado nerviosismo.

Seguro que este personaje ya había visto muchos casos como éste, de plantadas, peleas, discusiones, reconciliaciones, declaraciones, besos y caricias de todo corte; era todo un experto en este campo, este era su territorio su motivo era la fotografía y se amparaba en su cámara para ser casi un protagonista de historias de amores y desengaños, de juegos ingenuos y peligrosos, para algunos que frecuentaban este lugar Don Julián ya era un personaje conocido.

No se encontraban muchas parejas recientes y mucho menos que quieran fotografiarse cada Domingo, pues entonces no creo que sólo por amor al trabajo o a la fotografía es que este personaje estaba por aquí. Había algo de curiosidad propia, morbo social o una especie de amor al "chisme con arte" que era lo que realmente atraía al mencionado personaje. Para algunos simpático, inoportuno, indiscreto, etc. era el mismo que ahora se burlaba de la situación de Guillermo que cada vez estaba más enfadado y nervioso. Bastante tenía con todo lo que estaba pasando para estar aguantando sarcasmos fotográficos.

Cansado de tanto caminar Guillermo al fin se tuvo que sentar en una banca frente a la estatua de F. Bolognesi, pero dando la espalda hacia el lugar por donde Lucía debía de llegar, estaba un poco distraído pensando en todas las cosas que habían sucedido y cuando menos lo esperaba sintió un toquecito en la espalda que de pronto encendió toda su furia, pensando que era el inoportuno fotógrafo. Volteó de golpe y cuando estuvo a punto de gritar o rezongar, se quedó sorprendido y luego de un respiro profundo, cambió la expresión de su cara a una dulce y aliviada sonrisa : era Lucía.

— ¡Hola! — se le adelantó Lucía—. ¡Qué cara, estás enojado conmigo, o qué¡

— No, es que por un momento pensé que eras...

— ¿Quién? ¿Esperabas a alguien?...

— No, nada olvídalo, ya pasó lo importante es que ya estás aquí...

De pronto les inundó un completo silencio, Guillermo estaba esperando a que Lucía comience a hablar para lo que le había citado, era lo más lógico, sin embargo ella, extrañamente se puso a hablar de otras cosas, hasta que Guillermo tuvo que  interrumpirla.

— ¡Lucía¡  No quiero ser grosero pero, ¿esto era lo que tenías que decirme? , o ¿hay algo más?

— Sí pero ¿por qué lo preguntas? ...¿Estás apurado?

— No, no es eso, creí que me estabas evadiendo .

Era evidente que Lucía no sabía por donde empezar, no era tan sencillo. En su mente ella ensayaba y le daba los últimos toques a cada palabra, frase, y pausa que usaría en cada momento, hasta que comenzó.

— ¡Guillermo! eh ...

Al fin había dicho la primera palabra, este nombre que le había hecho suspirar, reír, llorar, y que últimamente se había apoderado totalmente de su mente,

— Dime...

— Tú sabes que yo nunca, hasta ahora te he mentido y lo que más detesto es la mentira, el engaño, la traición siempre te dije que lo que más aprecio es la verdad ante todo ni importa lo dura que esta pueda resultar.

— Lo sé, pero por qué lo repites, ¿acaso yo te he mentido alguna vez o te he escondido algo?

Lucía pensó  "Y todavía te atreves a decirlo...",

— ¡Guillermo, por favor! déjame terminar, si lo has hecho o no, tú lo sabes ¿no?

— Osea ¿no te consta?, ¿lo estás dudando? — le replicó Guillermo.

— ¡Por favor Guillermo, deja de interrumpirme, luego podrás decir lo que tú quieras— . Hizo una pequeña pausa mientras Guillermo movía la cabeza un poco decepcionado.

— Como te decía ... han ocurrido algunas cosas en estos últimos días, que me han llevado a tomar una decisión ... me duele decírtelo, déjame decirte que eres una persona muy especial y un buen amigo, que el tiempo que pasamos juntos fue lo más hermoso que me pudo suceder, creo que fue demasiado lindo todo lo que nos sucedió.

—Podrías ir al punto por favor— interrumpió Guillermo.

—Eso es lo que hago, ¿crees que es fácil hacerlo?

Pero Guillermo ya sabía lo que vendría luego, sus ojos adquirieron un brillo más intenso y cristalino, se agachó y luego de un suspiro muy profundo volvió la mirada a Lucía con una leve esperanza que se iba apagando poco a poco .

Una brisa suave jugueteaba suavemente con el cabello de Lucía, ¡Qué linda estaba! , resulta irónico, justo ahora Lucía se había vestido y peinado como a Guillermo le gustaba.

— Guillermo, lo que intento decirte es que aprecio mucho tu amistad y eso tú lo sabes, pero entre nosotros no debe haber secretos.

Los ojos de Guillermo enrojecían y de pronto un trueno los interrumpió, aprovechó esto Guillermo y volteó y ya no volvió la mirada a Lucía.

Se avecinaba una gran tormenta la lluvia ya comenzaría a caer, la misma naturaleza andaba acompasadamente con lo que les sucedía, pero esta vez Guillermo se adelantó con la lluvia, pues por más esfuerzos que éste hacía dejó caer una lágrima casi desapercibida, había perdido la batalla con su llanto a pesar de haber luchado tanto para no dejar caer lágrima alguna no puedo evitar que esta cayera entre sus mejillas

Sus latidos aceleraron mientras lucía continuaba leyendo de su propia mente aquel discurso que lo había preparado tanto. A Lucía no le gustaba que alguien voltee cuando ella hablaba, pero sabía en sí que no podía exigirle más a Guillermo, aunque ella trataba de buscar su mirada, Él la evadía y así transcurrían los minutos, a veces Lucía hacía grandes pausas que pasaban inadvertidas que eran necesarias ya que sino también Lucía dejaría escapar en cualquier momento algunas lágrimas, porque hasta su voz ya había cambiado y hacía heroicos esfuerzos por no llorar.

Ya casi estaban solos, aquel concurrido Parque, ahora estaba desértico todos habían advertido la tormenta que se venía y ya estarían rumbo a sus hogares, sólo quedaban Lucía y Guillermo que permanecían inmóviles como si nada estuviese ocurriendo, a veces tan estáticos y con una cara que ni los vendedores de golosinas se les habían acercado. Lucía continuó luego de una pausa...

—Yo no quiero herirte ni tampoco reclamarte, pero ocurrió algo que me obligó a tomar una decisión ...

— Antes de eso, ¿Podría saber qué es lo que te obligó a tomar esa decisión? — replicó Guillermo.

Lucía tenía ganas de decirle y reclamarle todo sobre la "carta",  sobre Martha , decirle que odiaba ser traicionada ...pero no lo hizo, tal vez por aquel miedo a que Guillermo sólo le confirmara su desamor y por el excesivo orgullo que siempre fue parte de su naturaleza.

No quería que eso ocurriera, pues nunca aceptaría que Guillermo termine la relación entre ellos y mucho menos por otra mujer, quizá por todo eso no le dijo la verdad e inventó una excusa

— Te lo voy a decir pero más tiene que ver conmigo misma, me he hecho muchas preguntas y realmente estoy bastante confundida, ya no sé lo que realmente quiero o no, creo que el amor que yo siento por ti; ya no es el mismo, han pasado muchas cosas y nuestra relación ya se hizo demasiado monótona y desabrida, parecemos dos robots programados a realizar cosas, hemos perdido la magia, el encanto y el romance de antes y creo que, la mayor culpa de todo esto la tengo yo.  A veces no pongo de mi parte, por eso es que decidí que lo nuestro no puede continuar así, y que nuestra relación debe de terminar aquí, no es bueno que te esté mintiendo se que las cosas no andan bien, pero te vuelvo a decir que es por mí y no por otra cosa ...

— Pero, ¡no entiendo¡ , si hasta hace algunos días todo marchaba bien, en realidad creo que yo tampoco supe mantener esa llama de nuestro amor.

— ¡No! , — con cierta ironía —. "Tú no tienes la culpa" las cosas sucedieron porque tenían que suceder.

Guillermo le tomó de la mano tiernamente y habiéndole levantado el rostro suavemente, pues Lucía hablaba agachada, la miró profundamente como preguntándole ¿qué nos pasó?, Fueron tres segundos casi eternos, pero fue interrumpido levemente por varias gotas de lluvia que cayeron sobre su cabeza y sobre el rostro de Lucía; sus lágrimas se confundieron con las grandes gotas de lluvia y ahora caían al suelo... saladas, amargas.  El dolor predominaba ante la alegría y dulzura de la lluvia.

Sin importarles eso, ambos se contemplaban de cerca, con la mirada fija, soportando la dulce tentación de juntar sus labios en un apasionado beso. Aún tomados de la mano por fin Guillermo rompió aquel romántico silencio donde sólo se oían los ruidos de las gotas de lluvia cayendo al suelo, y al fin lanzó la pregunta :

— ¡Lucía! por favor se sincera en esto, mírame a los ojos y dime...¿aún me amas?...dímelo por favor es muy importante

Lucía hizo una pausa luego de un suspiro ...
— Es que no es tan fácil decirlo, estoy confundida ... por favor no me presiones.

Con la lluvia mojándoles constantemente, las lágrimas de Lucía habían pasado inadvertidas)

— Entonces ... ¿no me amas? —. Insistió Guillermo.

— No, no es eso...es que

— Sí me amas, ¿no es así?

Lucía quería decirle con todas sus fuerzas que sí, que lo amaba como nunca, y que estaba celosa y molesta por la carta que había encontrado, pero su vano orgullo fue más y tuvo que sacrificar todo su amor por eso... y luego de una pausa, solo dijo :

— Todo es tan confuso, es por eso que te dije lo que te dije, por favor entiéndelo y no me sigas presionando...pero en realidad creo que lo mejor es que ahora terminemos con nuestra relación.

Guillermo no lo podía creer y moviendo la cabeza de arriba abajo , asintiendo lentamente dijo :

— Está bien Lucía, sólo una cosa más; yo respeto tu decisión y no te seguiré presionando más, pero sí te diré que yo te amo y mucho.

Lucía frunció las cejas confundida.

— sí, Lucía , aunque quizá no me creas y a mi manera, yo te amo y ni te imaginas  cuánto te amo, déjame decirte que estás muy linda; no sé si te acuerdas cuando te cité por primera vez a este lugar viniste vestida así, y cuando te conocí, te vi así, con tu cabello suelto y mojado.

No sé si pueda soportar el verte y no poder tocarte, abrazarte o besarte, porque... TE AMO y no sé si pueda soportar el perderte , pues aún no me hago la idea de que vayamos a ser sólo amigos voy a tratar de alejarme de ti, pues es mejor y duele menos ...

hizo una pausa y luego de un suspiro continuó.

Sólo quiero pedirte una sola cosa más. Quisiera por última vez darte un beso, significaría mucho para mí pero no te preocupes que esto no cambiará las cosas.

— Por favor Guillermo, no hagas las cosas más difíciles de las que están

Aunque ella también lo deseaba con todas sus fuerzas, siempre habían disfrutado de besarse bajo la lluvia, ella decía que esos besos tenían un sabor especial ...

—Lucía, por favor es lo último que te pido ... por favor ¿sí?

Y le miró tiernamente, cómo sólo él sabía hacerlo, cada vez que la persuadía para hacer algo.

— Sí me sigues mirando así ... Ayy, pero que quede bien claro, que no debe alimentar ninguna ilusión o esperanza, no quisiera herirte...

Mientras Lucía seguía hablando Guillermo le tomó tiernamente de la mano y aún con las lágrimas en sus ojos se acercó lentamente y la calló cuando sus labios ansiosos se confundieron con los de ella en un beso tierno y apasionado, incluso desesperante, no había cuando se puedan separar, aún atraídos por el amor que ambos sentían; por momentos parecía el primer beso (tierno) y a veces el último (apasionado) era una mezcla de ambas tipos de expresión fundidos en un amor que aún ardía en medio de aquella tormenta.

Creo que nunca habían entregado tanto amor en un beso, aquella expresión de amor hablaba mucho más que todo lo que Guillermo había declarado, todo aquel amor que él sentía y lo había confesado se resumía en aquel beso que sólo confirmaba los sentimientos de Guillermo, mientras ese mismo desmentía todo lo que Lucía había dicho, la entrega era correspondida por ella, por eso, este beso desacreditaba totalmente al flamante discurso elaborado y dicho por Lucía ... sus vidas transcurrieron en ese momento, en sus mentes; a veces en blanco, a veces en negro. Era la más grande prueba de amor que se podían haber hecho, para Lucía este era un sueño del que por su voluntad y ese orgullo vano y venenoso, decidió despertar bruscamente, separándose repentinamente de Guillermo y por aquellas lágrimas y el llanto que ahora sí eran bastante notorias no pudo decir "Adiós", pero sí pronunció suavemente un "TE AMO" que fue opacado por los fuertes truenos y el ruido de las gotas de lluvia cayendo al suelo ...

Aquellas palabras no fueron oídas por Guillermo y cayeron entre la lluvia, mientras Lucía corría alejándose lentamente de Guillermo que había quedado consternado por aquel beso y no tuvo tiempo de reaccionar, pues  cuando lo quiso hacer ya Lucía había tomado un taxi y subía a aquel vehículo que los separaría por un gran tiempo indefinido.

Sólo Dios sabía cuanto tiempo Guillermo permaneció mojándose en aquella tormentosa lluvia, él siempre lo disfrutaba, mas esta vez no sería tan oportuna la ocasión, así que, luego de volverse en sí, siguió caminando por la ruta acostumbrada. Sus pies se sabían de memoria todo el largo camino; Guillermo parecía "ROBOCOP", caminando sin caminar y como siempre tendría que pasar frente a la casa de Lucía, de camino a su departamento.
De pronto casi sin darse cuenta ya estaba en el lugar, levantó la mirada con cierta desconfianza y la luz de la  alcoba de Lucía estaba encendida, y por la ventana pudo observar la figura de una mujer, obviamente era ella, que casi al mismo tiempo en que Guillermo miró también se asomaba.

Ella se disponía a limpiar la ventana que estaba empañada. En un momento dado se quedó inmóvil al ver a Guillermo que se había parado junto al pie del poste de luz a contemplarle.

Parecían por veces "dos perfectos desconocidos" que se veían por primera vez y por partes eran dos enamorados que se conocían de toda la vida y se hablaban en el lenguaje del mirar, ahora se quedaron inmóviles casi sin parpadear.

Eran diferentes realidades, pero al mismo tiempo iguales, se entiende que ambos sentían lo mismo, estaban unidos por aquel sentimiento que lo habían expresado en ese beso. Cada uno sufría a su manera, Guillermo bajo la lluvia, que no era nada comparado con la tormenta que estaba viviendo.

Lucía por otro lado aparentemente estaba mejor, bajo el calor de su hogar, encerrada en su alcoba, quizá la realidad por la que ella estaba atravesando sería aún más cruel, pero no se exteriorizaba y esto aún aumentaba más el sufrimiento de Guillermo, esto obviamente reflejaba el carácter de ambos.

Lucía rodeada de comodidades, familia y un dulce hogar, era orgullosa, nunca mostraba cuando estaba derrotada, altiva o quizá incluso soberbia, pues  a pesar de las adversidades no mostraba su dolor o su debilidad, tal vez era esa la razón por la que actuó así.

Lucía estaba segura que Guillermo terminaría con esa relación y ella lo hizo antes que éste lo haga, sin haber hablado o reclamado sobre aquellas cartas : La de Guillermo y la de Martha.

Lucía no quería ser humillada, era demasiado orgullosa como para soportar aquello, bastante había tenido con sentir que había sido traicionada y era por esto que decidió terminar con su relación, ahora sólo le quedaba sufrir en silencio, "engañada" sólo ella sabía que aún amaba a Guillermo con todas sus fuerzas ...

Y que aquel beso la hizo soñar y casi estremecer, sentir que era amada, hasta ahora guardaba en sus labios aquel beso intacto y en su corazón permanecería indeleble, casi eterno, no se le olvidaría nunca; quizá hasta le quitó,por un momento,lo amargo de aquella "cruel traición" según ella imperdonable, pero su orgullo era más, tanto así que se tuvo que inventar una excusa para no ser humillada y salir airosa de aquella contienda amorosa.

Guillermo por su parte, era la otra cara de la moneda, sin familia, sin hogar, pocos amigos y obviamente con menos orgullo, él casi siempre mostraba sus sentimientos más abiertamente y así no tenga oportunidad, declaraba lo que sentía y no era tanto de fingir o buscar excusas si tenía que llorar lo hacía, pues no tenía prejuicios sobre ello.

Aquella escena mostraba claramente las vidas de ambos protagonistas de este romance, Lucía sufría desde lo alto, desde la luz, la calma, el calor.

Guillermo desde abajo, la oscuridad que ya se venía, la soledad , pues él no tenía a quien acudir cuando tenía problemas, a causa de esto generalmente se ahogaba en sus adversidades. La tormenta evidente, el frío aquel, a veces cruel, a veces fiel, les separaba una gran distancia, un vacío y la luna poco transparente de la ventana.

Ahora se miraban por la ventana, había un gran vacío es decir quedaban aspectos sin aclarar y sobre todo una deficiente COMUNICACIÓN, la luna de la ventana casi transparente era lo que ahora les separaba, representaba lógicamente la barrera que ellos mismos habían creado, la "casi transparencia" era la falta de claridad de muchos detalles, que quedaron sin explicación, pero que con la tormenta se hicieron aparentemente más visible.

La tormenta o la lluvia repentina fue el cambio brusco que sufrieron , ni la misma Lucía , calculadora, sabia, se había esperado algo así esta tormenta que a ellos les duraría mucho más, pues no sería momentánea como la natural, tal vez más adelante sus vidas reflejen este golpe y ya no volverían a ser los mismos.

Aún seguían hablando, con las miradas, inmóviles como observándose por última vez, disfrutando de su última mirada, como un niño que saborea su última golosina, sus vidas transcurrieron en ese momento; eterno y fugaz al mismo tiempo, cada uno hablando y  expresando sus sentimientos sin recibir contestación alguna, sin recibir respuestas a las interrogantes que cada uno formulaba.

De todo esto sólo quedaría esa imagen de cada uno en su respectivo mundo, Guillermo y Lucía formarían parte de un romance pasado, para algunos otro par de tontos, para otros una hermosa historia de amor, aquella que con un gran suspiro y un dolor se recordará en los corazones de Lucía y Guillermo, protagonistas de una historia de amor y contradicciones o malentendidos no resueltos, que sólo lograron agravar  y acelerar la ruptura de una aparente y buena relación amorosa.

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