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Capítulo 9. Celos.

︿︿︿︿Celos︿︿︿︿︿
·   ·   ·   ·Molestia que se produce el boca de la garganta o estomago. Es acompañado de la envidia, preocupación e inseguridades de una persona hacia otra. Tanto en relación amorosa o de atención general·   ·     ·  {✿}

Edward había permanecido más tiempo de lo creído para salir del aturdimiento de dicho beso, se había quedado pasmado por la deliciosa sensación de ese corto y delicado, pero hambriento beso que le había dado de una manera tan infantil, no era un beso como los que había visto antes. El beso había tomado una especie de guía hacia donde parecía no comprender o no quererlo entender.

Llevó su mano derecha, las puntas de los dedos a tocar la superficie donde había sentido el roce de los labios de la mujer alta que tanto le causaba estar a la defensiva. Había sido real, no había sido parte de una ilusión suya.

«Se siente atraída por mí, pero me aleja de igual forma que me quiere cerca. No la entiendo.»pensó confundido.

Imposible de encontrar una respuesta a sus dudas, se concentró en encontrar su presa para saciar la sed extraña que había emergido tras aquel beso.

      Ya se había alimentado, y ni aún así pudo saciar la sed que ese beso le había dado como si fuera néctar precioso, pero no lo era porque ambos parecían incompatibles. Suspiró, regresó a la casa y al abrir la puerta de manera suave, escucha un párrafo de la conversación de la "noche de chicas".

Esta bien, me convenciste. Quiero probarme un atuendo sexy, para comenzar por lo básico creo que es mejor, ¿No?—había dicho Eir con un tono nervioso pero decidido.

«Ojala que Eir se dé una oportunidad de amar en esta cita con la vida. Ese brillo en la mirada no por poca cosa se ilumina.»piensa Rose, imaginando a la pelirroja con una felicidad eterna junto a ella en un futuro cercano.

«¿Cita? ¿Con quién? Quién podría salir con una chica tan alta como ella?»pensó con una molestia extraña
en la boca del estomago.

Al darse cuenta de que estaba dando mucha importancia, entró a su cuarto cerrando con fuerza la puerta pero sin romperla, colocando un disco en su tocadiscos y subiendo el volumen hasta donde se pueda llegar. Enojado y siento bastante molestia trata de ignorar los pensamientos de Rosalie, de la pelirroja solo escuchaba una y otra vez la misma canción de la otra vez, pero en esta oportunidad se sentía diferente podía decirse que hasta lo hacía sentir culpable, «¿Porqué le tenía lastima a Eir Young?»se preguntaba una y otra vez a sí mismo, como para encontrar una respuesta a una duda que solo él podía encontrarla porqué preguntar a Carlisle acerca de esto le parecía muy absurdo y ridículo, se sentía avergonzado de tan solo imaginárselo haciéndolo.

[...]

Al día siguiente, la familia había quedado en salir de caza, ya era hora para tener un día familiar. Aunque cada quién disfrutaba a su manera en compañía de los demás. Eir había llevado una canasta con carne preparada por Esme, aunque se podía notar el entusiasmo y nerviosismo de ambas a la hora de olfatear la comida.

Rosalie sentía curiosidad, por muy raro que pareciera su boca se llenaba de agua al sentir sed de comida, por lo que pronto iría a cazar un oso para calmar el hambre que parecía tener. Igual parecía suceder con Carlisle, quién se encontraba procesando un enigma que incluía a su compañera en alianza con su compañera de trabajo. «¿Qué es lo que traman esas dos mujeres? ¿Qué es ese aroma tan delicioso?»se pregunta pensando en mil ideas que podrían resolver el enigma.

—Hay gato encerrado. No me gusta. ¿Porqué tanto misterio?—preguntó seco y sin rodeos Edward, al llegar con la boca manchada de sangre. Minutos antes estaba bebiendose un puma, pero los pensamientos de los demás eran tan intrigantes que no pudo evitar preguntar así.

Esme y Eir se miran divertidas, aunque la primera sentía nervios, se notaba por la forma en la que agarraba la orilla de la tela que resguardaba la comida en la cesta de mimbre. La pelirroja ya se encontraba sentada en el suelo, según ella, aquello la hacía estar al mismo nivel que la familia. La altura cansaba.

—Usted es muy impaciente, siéntese. —pide seca e incómoda, aunque la mirada divertida no desaparecía cuando miraba a Carlisle y Rosalie, quiénes imitaron a Edward. Una vez todos se encontraban en el suelo del gran prado verde, rodeado por pinos, Eir hace una gesto para que Esme destape la cesta.— Hoy día vamos a comer como una familia humana, y...

—Pero los vampiros no podemos comer comida humana, sabe a lodo. Es asqueroso.—se queja inmediatamente Edward, interrumpiendola.

Ganándose una mirada letal por Esme, quién ve como aquello afecta la postura feliz de su querida Eir.

—No menosprecies mi comida, jovencito. La idea de Eir no es mala, además no has escuchado todo. Es de mala educación interrumpir a tus mayores, Edward. —regaña Esme sin perder la compostura.

Carlisle se aclara la garganta por la saliva generada muy inusual en un vampiro muerto como lo son, toca el hombro de Edward con una sutil fuerza incitando a que callara.

—Tienen razón, disculpenlo. —Carlisle trata de complacer suavemente a su compañera que por reflejo sonríe agradecida.—Bueno, cuentenos de qué se trata, que ya no quepo conmigo mismo de la curiosidad.

—En este corto lapso de tiempo, he estado analizando el método de enseñanza y alimentación de vosotros. Cazan la sangre de un animal vivo, pero, ¿Qué hacen con las ecidencias de dicha caza?—pregunta Eir, comenzando con una introducción a su propuesta de ingerir alimento "humano".

—Lo entierro. Para no levantar sospechas. —contesta Carlisle.

—Realizo una incisión con una de mis uñas, como para que mis colmillos no comprometan a los demás. No me gusta ensuciar directamente mi boca o ropa. —admite Rosalie sincera.

—Hago lo mismo que Carlisle. —contesta Esme, aunque se extraña al ver como Edward permanece reacio a comentar también.— ¿Edward?

—Los arrojo por el arroyo/mar. O solo los cubro con hojas o ramas. —contesta incómodo al darse cuenta que no era demasiado cuidadoso.

—Bueno, el punto está en ser precavidos a la atención humano. Mediante mi don puedo ingerir alimentos en horarios de almuerzo o cena en un ambiente rodeado de humanos. Sin embargo, ustedes siempre han dicho eso de: "Tenemos una dieta estricta/ Ya comimos", eso levantará sospechas tarde o temprano. Por lo que, se me ocurrió una manera de ingerir comida sin necesidad de sentirnos mal tras eso.—comenta Eir al ver un problema en común entre las respuestas de los demás.

—Edward puede cambiar su método de encubrimiento del cuerpo, si lo dices por él. —Carlisle defiende su postura de alimentación firme.—¿Cómo intervendrías según tu?

—Por ejemplo, una vaca tiene de 10 a 12 litros de sangre, si aprovechamos toda su carne podremos simular comer como un humano, pero si introducimos sangre o lo remojamos en él, conseguimos una buena fuente de alimento sin desperdicio alguno. Solo se debe realizar buenos cortes para terminar con la vida del animal. —expone Eir pensativa.—Podemos colocar uno que otro ingrediente humano para convertir la sangre en una simulación de kepchup, al igual que el tipo de alimentación. No es necesaria siempre aparentar comer fruta o agua. Podemos dar mas de la capacidad de adaptarnos al mundo humano a la mediocre idea de que nadie va a sospechar el hecho de no comer. Somos una familia que está bien situada económicamente.

Carlisle se encontraba bastante maravillado pero aún dudoso en la consistencia del plan para comer disimuladamente ante la sociedad humana, sin embargo, no estuvo reacio a probar de lo contrario, tomó un plato y espero a probarlo.

—Eir me pidió condimentar el venado, dandome ideas para evitar desperdiciar la carne y la sangre que sobraba en el animal, por lo que, es mi primera vez realizando esta receta experimental. —admite mientras pasa con cuidado tres porciones de carne cocinada pero luy jugosa a simple vista.

—Tengan pueden condimentar si es que hace falta con: sal y Cátsup—comenta Eir mientras pone sobre la tela donde todos se encontraban sentados, dos potes distintos de condimento.

Carlisle al recibir su porción, no duda en las habilidades culinarias de su esposa y compañera, empieza a cortar la suave carne de venado, Eir ofrece un poco de Catsup y acepta, para luego introducirlo a su boca. Minutos que parecen eternidad, una lluvia de pensamientos son misiles directos para el querido lector de mentes, quien enojado y no muy convencido lo prueba para evitar caer en lo que sea que han hecho con Carlisle.

Todos los pensamientos del líder Cullen eran positivas, y más ideas habían nacido de esa.

Pero en cuánto iba a introducir la carne a sus labios, Rosalie soltó un gemido de placer al recordar su infancia, el sabor de la carne y el sabor a la comida, quedando maravillada de poder comer sin vomitarlo al instante. Por lo que, lo último que Edward hizo antes de consumirla aquella extraña carne fue olfatearla, consiguiendo el mismo aroma natural del bosque a la hora de cazar a su presa, el aroma de aquella sangre vegetariana y la adrenalina de comer algo nuevo.

Por lo que en cuánto lo comió, por un momento se sintió en la gloria, recordando la última vez que comió carne en su vida mortal, trayendole nostalgia y un sentimiento extraño de felicidad. Pero aún así, no quiso aceptarlo.

—Está bien, pero no es la gran cosa.—lo dijo en voz alta.

Causando una mueca triste en Esme, lo cual lo hizo sentir mal.

—Digo, esta bien tu comida, bien condimentada pero no es necesario tomar estas prevenciones. Nadie humano entra en la familia con intenciones de ser una relación duradera, no hay peligro en seguir como estamos. —repiensa en voz alta, tratando de disculparse con la mirada con Esme.

Esta le sonríe un poco. Mientras que Carlisle no puede evitar mirarlo con molestia, para un vampiro la felicidad de su compañera era lo primordial en la vida eterna, y ahora mismo, Edward estaba poniendo a prueba su paciencia.

—Es una buena idea si debemos aparentar. Si vemos sospechas, lo usaremos. Muchas gracias a las dos por la idea. —expresa Carlisle con gratitud.

—¿Se puede hacer otras comidas de esta forma? Yo si apoyo vuestra idea, no le hagan caso al rarito de Edward. —dice despectivamente hacia el cobrizo, apoyando felizmente la idea de volver a comer o recuperar aunque sea al menos de aquella vida mortal.

Al final de ese día, el Clan Cullen supo que todo estaría bien si seguían y nunca olvidaban las ideas dinámicas de sobrevivencia inmortal entre la sociedad humana. Sin embargo, no todo perdura para siempre, más si una persona se niega recordar, y atesorar una ayuda como ésta.

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