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Capítulo 33: Plan de ataque

Alonso había llegado a Forks. Observó con curiosidad cada detalle del nuevo lugar donde se asentaría, obviamente no se quedaron en ese mismo pueblo, sino que se internaron en una pequeña cabaña dentro de la Reserva Quileute, una tribu nativa que de buenas a primeras quisieron matarlo pero la gran pelirroja de dos metros se interpuso con su prominente vehemencia en dar fundamentos imposibles de reprochar.

Alegando que su presencia era la solución del fatídico error caótico que representaba la hija del sheriff del pueblo de Forks, aquello sin duda removió curiosidad en él, más aún cuando escuchó un resoplido y murmullo de alivio.

—Genial, al menos este chupasangre arreglará el caos que los Cullen han dejado en nuestros hombros.—dijo un nativo de aspecto ruiseñor pero mujeriego sin lugar a duda por la facha.

—Paul, no arreglaremos el lío, solo eliminaremos lo que no debió ocurrir. —corrigió la pelirroja mientras recibía un masaje del vampiro egipcio/chileno.

Alonso había permanecido junto a ella, tocando hábilmente cada zona del cuerpo de la misma como si estuviera aplicando apicultura solo que con sus dedos en cada zona particular de extremo dolor, sacando varios siseos y brotes de enojo en la compañera de su querida rosita. Estas dos eran una pareja muy susceptible al dolor, a ninguna parecía ser resistente al dolor.

—Es lo mismo, Eir. Traes a un frío, para solucionar el problema de ellos. Nos quitas el peso de nuestros hombros y luego se van, ¿No es así?—preguntó Paul con despreocupación hacia ella.

—Bueno si lo dices de esa manera, sí suena a eso. —murmura a regañadientes, tal y como una niña pequeña. Eir nunca fue de admitir tantas veces equivocarse, pero cuando lo hacía, volvía a remotar su juventud adolescente como debiera ser— Alonso, ¿porqué estoy tan tensa? ¿Cómo se puede liberar tanta tensión?

Paul enseguida levantó su mirada con una sonrisa burlesca diciendo:

—Nena, te falta acción. Eso libera estrés y todo tipo de tensiones.

Leah enseguida lo golpea por la nuca por tal insinuación, incomodandola y sintiendo la confusión en la pelirroja. Alonso soltó una risa juguetona, mientras miraba con cierta advertencia al metamorfo lobuno.

—El sexo no siempre es la solución a los problemas, joven Paul. Además, debes estar al tanto que mi pequeña Eir es ocho años menor que Leah, quién tiene unos 20 años, cuéntame cómo sería dicha ecuación con tu solución. —dice Alonso sacando la verdad a la luz.

Paul hace una mueca tras esa cruda información, sin embargo se cruza de brazos debatiendo incomodo otra abertura en su solución.

—Pero ella tiene viviendo más que nosotros sobre la tierra, esa edad solo es la apariencia en la que quedó. —murmura bastante incómodo.

—Buena reflexión, pero no creo estar lista para empezar una vida sexual. Así que, queda descartado esa opción...—concluye Eir esa incómoda reflexión entre los dos hombres que eran cercanos a ella.

El Alfa de la manada fue llegando con dos hombres más, viejos miembros de la tribu, quiénes al verlo se tensaron, suponía que era por los ojos extraños.

—Perdonen la demora, tuvimos que dejar por el camino a un amigo, y hacer ciertas modificaciones entre otros temas que envuelven nuestro tema de conversación de hoy. —se excusa el hombre nativo de cabellera larga, en silla de ruedas— Soy Billy Black.

—Soy Harry Clearwater, padre de Leah, es un placer tenerlo presente para actuar con tanta eficiencia ante el menudo problema que nos vemos envueltos —se presenta el nativo de cabello corto grisaseo, empujando la silla de Billy.

Detrás suyo fue apareciendo el Alfa, quien miraba con cierta tensión a su pelirroja y cuñada. Incomodandolo inmediatamente, «aquí hay gato encerrado»pensó Alonso.

—Bien, estamos reunidos todos los necesarios para ajustar los detalles del plan de solución, con el frío amigo de la impronta de nuestra querida Leah. Por lo que nos gustaría saber cuánto está al tanto con el problema, señor Alonso —pregunta Harry.

—Según la información que me ofreció la señorita Clearwater, es que una humana supo del secreto de la inmortalidad en aquel Clan Cullen. Ella desea la conversión pero es solo una Tua Cantante, no una compañera por ende está cegada con la inmortalidad, actual pareja del hijo mayor del Cullen.¿He obviado algún dato?—pregunta exponiendo la información recaudada.

—Ningun dato. Todo es correcto. —contesta Billy tras la resumida información— ¿Nos podría hablar más de lo que su don nos ofrecerá?

—Sin drama alguno se los digo. Tengo dos dones, los cuales son de efecto a largo plazo, es decir: uno rompe cualquier tipo de protección que pudiera desarrollar la persona como habilidad siendo humana, pero que esta podría intensificarse en poder siendo un ser inmortal. Ejemplo: Si a la humana, algún lector de mentes no puede leerla, quiere decir que tiene un escudo mental. Esto, lo puedo romper para acceder a su memoria. Mi segundo don es la eliminación de recuerdos, tipo una amnesia irrevocable pero todo esto debe hacerse mediante un golpe justo y necesario en la nuca o sino, no funciona ya que debe ser un efecto colateral en un golpe cotidiano y humano para no levantar sospechas, claramente... —expresa ligeramente nervioso, ya que Alonso no era muy bueno explicando su don.

—Entonces quiere decir, que si o si, debemos dejarla en coma para acceder a la posibilidad de dejarla fuera del peligro sobrenatural al que está expuesta —reflexiona seriamente Billy, quedando totalmente preocupado.

—¿Por qué le preocupa la joven Swan?—pregunta extrañado Alonso.

—Es amigo del sheriff. Es un amigo muy querido en el pueblo —contesta el Alfa Sam con una voz dura.

—Comprendo. Podrían hacer una pequeña persecusión, o bien, dejando en manos de Eir, podemos asegurarnos de que el golpe no sea grave, ya que es la enfermera más cualificada para dicha situación —recomienda Alonso pensativo, dejando de hacer los masajes en el cuerpo de la pelirroja.

Eir se tensa ante tal sugerencia.

—¿Y porque no vas tu? Por qué ser yo? —murmura molesta la pelirroja.

—Es hora que enfrentes a tu ex. Además, podrás hacerlo sufrir —consta Alonso buscando la mirada de venganza en ella.

Eir cierra los ojos y baja la cabeza.

—No quiero verlo, o lo mataré con mis propias manos. —murmura por lo bajo.

Alonso chasquea la lengua al verla nerviosa, era obvio que ver a ese patán sería un caos doloroso que enfrentar, ya que por más que había vuelto a enamorarse. El primer amor no se olvidaba como si fuera magia.

—Te acompañaré.

—No puedes, te expondrás al pelos de escoba —responde Leah.

—Irá Sam, a Paul no lo podemos involucrar por su temperamento impulsivo. —recomienda Harry, pensativo a modo de protección de la impronta, ganandose la mirada de Leah.

—Ni creas que dejaré que se acerque, ¡Él la decapitó cuando llegó a la tribu! No lo voy a perdonar tan cosa, ni dejaré que vaya con ella. Iré yo, y punto final —gruñe Leah.

—Pero Leah, necesitamos que la joven Eir este muy concentrada en su misión, podrías distraerla —interviene el padre con molestia.

—Bueno, no peleen. Debemos pensar en que es mejor, y cual no. —interviene Alonso— Es obvio que el Alfa iría como protección a mi pequeña, por ser la compañera de Leah pero sería un pecado no llevarla, debido a que destabilizar la cordura del vampiro y humana es lo que necesitamos, es decir, que se arme una discusión y tras ello aprovechar la soledad de la humana para que yo pueda entrar en acción —propone el vampiro de ojos extraños.

Leah a regañadientes acepta la obviedad de dicha reflexión, cayendo en cuenta que había saltado a la yugular del Alfa tras ese recuerdo de mal gusto que los envolvía.

—Mejor explicado imposible. ¿Entonces cuando se hará?—pregunta entusiasmado Paul, demasiado curioso por intervenir si es que fuera necesario.

—Paul...—amonesta Sam.

El nativo sonríe nervioso, por haberse dejado llevar por la emoción.

—Mañana comenzaremos. Se presentarán como una breve petición de modificación del tratado de Paz, debido a su relación con la Swan, dejandolos en la recta de advertencia que si la envuelven más dentro del mundo sobrenatural los orillaremos a dejar el pueblo. —comenta el plan inicial Billy, mientras se acaricia el mentón — Al entrar en conflicto, desearan deshacerse de Bella, por lo que, apenas vean una discusión aprovechen la situación para golpear su nuca y ocasionar el coma.

—Con cuidado de no matarla. —interviene Sam— Podremos hacerlo.

—Una vez que lo tengan entrando en conflicto, porque asumo que esa familia tiene algún doctor en él, querrán intervenir pero no podrán. La llevarán al hospital y es allí donde entraré en acción, necesitaré que eviten alguna confrontación con mi proceso de trabajo —pide Alonso mientras se rasca la nariz, por pura comezón ante la ansiedad de empezar con la diversión.

—Nosotros nos encargaremos, al igual que el padre de Bella. Si estamos nosotros, ningún Cullen podrá intervenir —comunica Harry, bastante seguro de dicha cuestión.

—Perfecto. Entonces ya el plan está.

—Ahora solo falta ir a ejecutarlo...—comunica Eir, suspirando.

—¿En verdad ella podrá ir? Esta mal de salud, no la quiero exponer al peligro —gruñe Leah preocupada por su impronta, quién empieza a levantarse de la silla y estirar sus musculos.

—Una ducha con agua caliente en una tina con perfumes aromaticos y medicinas la recompondran a tiempo. Claramente debe alimentarse como corresponde —comunica Alonso dando la respuesta a Eir después de una larga conversación con los nativos.

—Bien, después de clases se hará. Los hijos del Doctor Colmillos tienen clases hasta las seis de la tarde, al igual que Bella Swan. Solo debemos asumir que estarán juntos o atraerlos a estarlo. —comenta el Alfa Sam.

—Yo me encargo, Jacob podría hacer algo de ello más factible —dice Billy que aprovecharía el enamoramiento de su hijo para sacar provecho de que la situación fuera un exito— por veinte dolares, hará que la joven Swan deba ir a los Cullen por instinto, una vez logrado eso... Solo nos queda confiar en ti, Eir. —confiesa su plan improvisado.

Eir se sorprende que ese detalle fuera tan de la mano, por lo que, toma la mano de su compañera y mira a Alonso, para luego asentir.

—Bien, que así sea. Mañana será todo, por ende, me gustaría ya comenzar mi momento de recuperación, ¿Podrían retirarse de mi hogar para hacerlo?—pregunta cortesmente la pelirroja.

—Avisanos cualquier inconveniente, Eir, estaremos para ayudar en lo que podamos —repite Harry, predispuesto.

—Gracias, señor Clearwater.

—Les estaré avisando la situación mediante mi hijo. —comunica Billy siendo llevado por Harry hacia fuera de la cabaña.

Sam los sigue, y poco después Paul mira a los tres con una sonrisa.

—Para cualquier cosa, soy el apoyo más sexy que llegara a ser su héroe —comunica con ego por los cielos —Suerte con tu recuperación, Nena.

Y tras ello, Leah gruñe posesiva cerrando la puerta de su cabaña.

—Wow, esos celos si que queman. —bromea Alonso.

—Ya está, ahora hagamos ese baño medicinal, necesito estar lista para mañana y mi cabeza no deja de dar vueltas a que todo será una locura. —suspira Eir bastante sedienta, tomando un vaso de agua pero no saciaba como tanto su garganta deseaba.

El efecto de la medicina que Alonso había dado anteriormente, estaba haciendo el trabajo esperado. Ahora solo faltaba que Eir fuera a alimentarse de sangre humana, y para ello, Alonso debía traer sangre del banco de donación de algún hospital sin levantar sospechas, claramente ese era su misión y aviso para dejar a las mujeres en su pequeño hogar en intimidad.

Y así lo fue, tras conseguir el baño medicinal y dejar tres parches de alivio, por si fuera el caso de ser necesario. Mientras él iba a conseguir lo importante, la sangre, del Banco de Seattle. Una hora y media de viaje.

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