Capítulo 27: Mano rota.
Edward Cullen había dejado a su novia en el correspondiente hogar, muy a pesar de que pataleó tan indignada por haber sido humillada de esa forma frente a todos por la ex-novia, de quién siquiera había sido detallada. La inconformidad, recelo y molestia de Bella era evidente, más aún cuando su novio parecía estar estático en la orilla de su cama, sin querer moverse ni regresar a su propia cosa.
-¿Por qué actúas así, Edward? ¿Por qué nunca me quisiste hablar de ella?-pregunta Bella suplicando piedad con aquellos ojos castaños que lo observaban dolida.
-Simplemente porque dolía recordarla.
-Pero terminaron. Se supone que si estás conmigo, es porque ya la superaste, Edward. -debatió en susurros la castaña sentándose en la orilla de su cama, al lado derecho del cobrizo, quién curvado se exponía.
-Debía suponer así... Pero es mucho más complicado, Bella.
-Entonces explícame para entenderte.-pidió Bella, tomando la mano fría de su novio, a modo de apoyo.
Edward trató de debatir, trató de no abrir esa brecha y herida que él mismo causó tras todo este tiempo.
-Es verdad que nisiquiera merezco tu compasión, Bella. Ni la de nadie...-comenta el cobrizo con una visible depresión, atormentado.
-¿Por qué lo dices?
Bella quería y ansiaba conocer esa parte de la historia de la vida de Edward Cullen, que no conocía. Aquello que por mucho tiempo le dio curiosidad más nunca explicó acerca de ello, en todos estos cuatro meses que llevaban de noviazgo.
-Por que dañé a una mujer tan importante como cualquier mujer en este mundo. La dañé de la peor manera que un vampiro puede hacer sin llegar a descuartizar partes del cuerpo de por medio...-compartió sin tocar el comienzo ni el desarrollo de todo el lío, solo diciendo el final.
Bella sintió un peso de comprensión innegable, como mujer le era imposible no imaginar algún daño que un hombre chapado a la antigua como lo era Edward, pudiera hacer.
-Yo no creo que la hayas dañado como dices haber hecho... No eres un monstruo, Edward.-comentó inocente y creyente de lo que había estado viendo en todo este actual tiempo.
-Eres muy incrédula, Bella. Agradezco que me trates bien, pero en verdad no me lo merezco, no con el pecado que hice tiempo atrás. Soy un monstruo y seguiría siendolo con/sin mi ex-novia.-contesta Edward honestamente.
-Entonces, cuéntame sin tanto rodeo, aquello que has hecho. Si es que confias en mi como yo lo hago... Somos pareja, deberíamos apoyarnos mutuamente.-replicó Bella, harta de sentirse tonta a cada minuto que iba pasando.
-Bien...
Bella notó la dolida, pérdida y angustiante mirada con la que aceptó el reproche, más cuando pudo ver como su semblante caía en esa desgracia desconocida y sus manos no paraban de temblar cuál si fuera enfrentar una pesadilla a la que no quería recordar. Se sintió mal por hacerlo pasar por ello, pero si no lo presionaba así, quizás nunca sabría de lo que todos parecían saber y dejarla más fuera de lugar.
-En mi vida humana, ya la había conocido, ella había sido mi enfermera cuando estaba muriendo por la gripe española. Igualmente mis padres la conocieron pero perecieron antes de siquiera comprender lo que iba pasando, mi madre pidió como mi doctor a Carlisle y Eir de enfermera, que cuidaran de lo mejor como ambos pudieran hacerlo-empezó a contar Edward, recordando muy poco de aquella época dolorosa- Carlisle cree que mi madre tenía sospechas de la naturaleza de vampiro, pero en ese momento ninguno de los dos entendió la complicidad que mi madre tenía con la enfermera Eir.
-Capaz sabía que ella era vampira, al menos podría sospecharlo, pero si ustedes no lo veían... ¿cómo era eso posible?-preguntó Bella.
-Exactamente, teníamos nuestras propias dudas. Pero justo después de que mi madre falleció, Carlisle me convirtió, ella desapareció y no la volvimos a ver por unos cuantos años.-aceptando dicha sospecha.
-¿Cuándo la volvieron a ver? ¿Cómo se convirtió en tu novia?-preguntó Bella curiosa tras escuchar la vida de Edward a través de la ex.
-Cuando conocimos a Rosalie. Su conversión fue a causa del ex-prometido de mi hermana, quisieron abusar de ella pero no lo consiguieron porque la enfermera Eir intervino a tiempo, quedando como heroína y su favorita para Rosalie. Poco después, Carlisle tuvo que convertirla para salvarla, Eir no convertía a los humanos por norma suya. -comentó Edward al recordar la conversación que Carlisle tuvo con Eir aquella vez.
«... Yo no convierto a los humanos como usted lo hace, porque vivir enjaulados eternamente no es vida, es el infierno en carne muerta. Prefiero intentar salvarlos, hacer todo lo humanamente posible al igual que los conocimientos médicos que disponemos en la época, que exponer a una vida inocente al martirio de la existencia eterna como tú u otros lo hacen.»la mirada con la que había dicho era tan sombría pero justa. Eir Young, nunca había salvado a un humano convirtiéndolo en vampiro, no consideraba vida lo que daba la inmortalidad, no cuando la cruda verdad se demostraba con la infertilidad.
-¿Y qué pasó luego de eso?
-Eir se quedó un largo tiempo con nosotros, ya cuando Esme se había casado con Carlisle. Aunque Carlisle creyó que Rosalie sería mi compañera al convertirla, no lo fue, sino que... La realidad se sobreexpuso cuando empecé a sentirme muy incómodo con la enfermera Eir, su presencia me intimidaba, me quitaba la dominancia que en mi tiempo debía tener el hombre. Eir Young, siempre se mostró fuerte e independiente, aun cuando poseyera una altura que causara horror y miles de comentarios malsonantes-expresó Edward recordando la vez que fueron a vivir juntos y los pensamientos de los pueblerinos por la apariencia de la pelirroja.
-¿Qué diferencia hay entre Tua Cantante y Compañera? No entiendo porque hay tanta discusión con el tema, ¿Porqué parece que soy menos que ella?-pregunta Bella tras volver a escuchar esa mención de dicho término en la conversación.
Edward indefenso la miró, bajó la cabeza como si estuviera vergonzado, sus manos juntas en un apretón le daban una sensación de que no le gustaría lo que escucharía.
-Nunca busqué ofenderte,Bella. Siempre creí que al conocerte todo mi mundo destruido se arreglaría, me volvería a enamorar para bien y podría vivir mejor para ya no causar tristeza en la familia. -cuenta Edward afligido por lo que soltaría.- Tua Cantante, es una frase en Italiano que hace referencia a la sangre que una persona posee, es decir, la sangre es extremadamente tentadora para un vampiro, irresistible, el aroma es tan fuerte que todo autocontrol lleva al carajo; A diferencia del Tua Cantante, un compañero o compañera para un vampiro, es el ser que el destino creó para complementarse mutuamente, es el amor puro, en pocos y afortunados casos, pueden encontrarse y vivir una eterna felicidad juntos.
-Es lo que dijo Rosalie: soy la bolsa de sangre que ansías beber, y ella la que necesitas para existir... -susurra Bella dolida al comprender los significados.
-Debía ser así... Pero lo arruiné años atrás. Tú eres mi presente y futuro Bella, aunque el destino la haya creado para mi, hace 65 años la rechacé de la peor manera que se me pudo ocurrir. -expresó entre dolido y preocupado.
-¿Cómo rechazas algo tan importante? En verdad crees que te voy a creer, ¡La miras como si fuera tu luz! -sisea molesta, tratando de controlar la voz.
Aún era de noche, su Padre ya dormía. Eran los únicos despiertos en aquella noche y desgraciado día, en la casa.
-Cuando casi cumplimos dos o tres años de noviazgo, cuando aún me debatía por inseguridades mías si proponerle matrimonio o no... Ella me confesó algo que la tenía en vela, un secreto que no esperé enfrentarme jamás, siquiera estar envuelto en dicha situación. Era inadmisible, ella...ella confesó que su edad petrificada era de doce años, ¡Una niña a la que había besado, casi profanado! -expuso con el mismo disgusto y horror de aquel tiempo. Imposible de verla igual de enamorado como en aquel tiempo.
Bella al escuchar todo, poco a poco sentía como si su cuerpo dejara que su alma escuchara pero no reaccionaba, era como si estuviera perdida en un trance. Lo veía tan claro, Edward podía hablar de ella en pasado como la flor u oxigeno de su existencia, pero apenas empezó a profundizar acerca de la susodicha el asco, la repulsión y negación dio paso una cara de la moneda que no se había imaginado nunca ver tan martirizado en un ser inmortal. Un vampiro asqueado por una menor que debía ser su otra mitad, esa pieza que lo complementara.
Podía comprender porque le horrorizaba dicha situación, Edward fue convertido según sabía a los 17 años, mientras que la susodicha a los 12 años, una gran y explosiva diferencia. Practicamente gritaba pedofilia se mirase por donde se mirase, si fueran humanos del todo. Pero no lo eran, ya no como ella si lo era.
-¿Cronológicamente cuántos años tenía cuando te enteraste de ello?-preguntó con una voz más ronca, dolida y ahogando sus sentimientos en una punzada que empezaba a castigar su garganta.
-Setecientos cuarenta años...
-¿Y tu?-preguntó ahora aún mas acida cada vez su saliba al pasar por su garganta. Como si hubiera comido algo que le hubiera causado acidez.
-¿En esos años, o actualmente?-preguntó dubitativo Edward.
-En esa vez. -contestó tajante.
-Cuarenta y uno.
Edward no sabía como Bella reaccionaría, ni qué estaba pensando. Se sentía tan expuesto y tan vulnerable que al ver la decepción alumbrar los ojos castaños de Bella, supo que tal vez también la había cagado con ella.
Más no se esperó que lo abofetara y el sonido fuera tan horrible para ambos, un plash en el ambiente tal como un huevo caer al suelo anunció el sonido del crujido de una rama, el cuál había sido producido por la mano de su novia. Bella lo había abofeteado tras saber su edad en ese momento.
La exasperación e incredulidad le habían dado un impulso contundente en la imprudencia de golpear a un vampiro, y sin embargo, aunque ahora tuviera la mano derecha rota lo vio con dolor y una molestia que nunca creyó ver también en ella.
-Eres patético... Si fueras humano hubieras sido sentenciado a cadena perpetua o peor por la pedofilia, pero no eres un humano, son vampiros. ¿es que eres tonto o te haces? Hasta yo entiendo la diferencia, y... Y... Eso que soy humana, ¡Carajo! Como duele, mierda. -blasfema al sentir horrible el dolor de su mano y no era para menos.
Edward asustado y horrorizado al ver como su mano derecha no tenía rastro de un simple esguince, trató de sobreponerse su dolido orgullo, ya que dolor físico no le había causado el golpe, tomó entre sus manos frías aquella parte rota, causando alivio de cierta manera en Bella.
-Te llevaré junto a Carlisle, el sabrá que hacer.
Y Bella no pudo decir nada más, las lágrimas del dolor de todo en general la dejaban más vulnerable de lo que quería aparentar para enfrentar la situación, sin embargo, solo era una humana débil frente a todo esto. Sólo se dejó llevar nuevamente en los brazos de su patético novio, porque aunque lo fuera no podría decir de quererlo.
Bella sospechaba que esa diferencia de edad solo fue la gota que rebasó el vaso, para terminar con la relación, pero la cuestión que rompió el vaso y lo había dejado tan roto, no se lo había contado aún, esperaba no haberse perdido con su propia estupidez la razón más importante de saber.
Porque ahora sí que iba directo al limbo del cuál aún no sabía como se desarrollaría, solo sabía que sería súper incómodo para todos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro