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Capítulo 21: Lazo familiar

Maratón 1/6

︿︿︿︿LAZO FAMILIAR︿︿︿︿︿
·   ·   ·   · Es aquel vínculo que se establece entre dos o más personas, un lazo especial aunque no exclusivamente a través de la sangre.
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Marzo, 1965.

La pelirroja iba caminando con una sonrisa triste y cansada, cada vez le costaba mas alejarse y dejar de pensar en su supuesto compañero de vida eterna. Habían veces que su mente se perdía tanto que no pudo recuperar su estabilidad emocional tan rápido como creyó que fuera posible, Eir pensaba que dejando atrás a los Cullen y tratando de no mencionar entre sus pensamientos a su cobrizo compañero, su dolor pasaría a segundo plano y seguiría siendo enfermera incondicional a su profesión sin tener ningún problema, se confío demasiado y fue tan optimista que casi termina con un dedo amputado tras ser atacada con un viejito que la confundió con un monstruo tras haber sido mordido por una cascabel en Texas; claramente pudo ser salvado a tiempo pero ella quedó con una cicatriz de su dedo cocido nuevamente a su mano.

Su mente no podía conseguir calma, su pecho dolía horrible, y cuando lograba dormir con su don, su pecho daba una punzada tal cual una angina, quién parecía repetir la angustiante escena de rechazo que su compañero había tenido hacia ella. Claramente le daba sus razones justas, ella tenía doce años para toda la vida y nunca tendría relaciones sexuales o siquiera pensaría en tener hijos, siquiera estaba del todo interesada en los tema sexuales pero la curiosidad la mantenía siempre culta de los conocimientos acerca de todo aún cuando nunca lo practicó realmente.

Había escuchado que habían personas más mayores en siglos a Carlisle, quiénes podían otorgar conocimiento a su pelea controversial en vida, decían otros que los Vulturi eran despiadados que si los molestaban extinguían la existencia de uno, y la verdad aunque estuviera pasando por el despecho no le pareció tan mala idea terminar con su existencia si aquel fuera el caso que le tocara, ya casi estaba quemado todos los lugares al cual había ido para ser enfermera en los hospitales y pocos habían que ya se hubieran quemado las fotos donde pudieran reconocerla. Con eso en mente, llegó a Volterra en 1955, siendo escoltada por la guardia del Clan.

Los tres Reyes se alzaban frente a ella en sus flameantes tronos, pudo notar en una mirada de reojo como era la personalidad de cada uno solo con una breve mirada que le dio cierta paz a su dolida existencia.

—Bienvenida sea usted, soy Aro Vulturi y estos son mis hermanos, Caius y Marcus. Los Reyes que mantenemos el orden de nuestra especie y adoctrinamos para protegernos los unos a los otros.—se presentó el Rey de cabellera larga y frente ancha, con aquellos ojos rojos. Así como también presentó al Rey rubio de mal carácter (Caius), y al Rey triste(Marcus) quién por alguna extraña razón miraba con cierto interés el suelo.

—No perdamos más tiempo. Dinos quién eres, qué requieres o porqué nos has buscado. Pronto será nuestra hora de caza, así que no desperdicies nuestro tiempo. —advirtió el Rey rubio, Caius.

—Perdonenme... Soy Eir Young, una nómada y enfermera humanitaria entre los humanos. Les pido con el debido respeto que iluminéis mi camino con sus conocimientos, tengo una gran batalla personal a raíz del Clan Cullen... Si no es molestia, les pido ayuda para combatir contra el rechazo del compañero destinado, les imploro piedad...—suplica la pelirroja con ojos cristalizados.

Aro tras escuchar aquel apellido, parece reaccionar inmediatamente para acercarsele, tomando su mano derecha y sobre un gesto de refugiarlo con el propio, la mira con pena.

—¿Q-qué hace, Rey Aro?—preguntó intimidada y arrodillada, para no faltar respeto a los monarcas Vulturi.

—Tengo el don de Telepatía Táctil, es así como puedo atribuir si los hechos son verídicos o desean estafar sin fundamentos. —explica lentamente el Rey perdido entre la luna y las estrellas de un ventanal, lo que pudo ser cincuenta minutos terminó en diez parpadeos humanos y pausados.— Edward Cullen es tu compañero destinado, y te ha rechazado por tu edad de conversión ¡que soez!—exclamó con un gesto de incredulidad— Mi querida Jane tiene misma edad que usted, e igualmente puede seguir la vida como si no la tuviera.

La rubia de ojos rojos, bajita de altura aproximada casi ciento cuarenta y tantos centímetros, la observa con intriga. Que fuera mencionada por su amo era un alago. De hecho así era, Jane Vulturi era el miembro de alto rango en la guardia y no era para menos.

—Cuéntanos mejor los hechos, Aro. —pidió con molestia Caius.

—Nuestra querida invitada, fue convertida a la edad de doce años, fue confundida con alguien de más edad por su condición física y notoria. Hace unos años atrás conoció en el Clan de nuestro querido Carlisle a su compañero.—explica mientras no se despega de su don para asegurarse de recibir toda la información necesaria para lo que solicitaba la joven— Edward Cullen la rechazó por su edad de conversión, la vio como una niña cuando oficialmente es adolescente. Lleva convertida mas de cuatrocientos años queridos hermanos... La rechazó por pensar que sería considerado pedofilia.

Caius al escuchar aquello no puede evitar reír ante tal estupidez concebida, totalmente divertido ante aquel insecto digno hijo de Carlisle Cullen.

—¿Para qué negarlo? Se escuche por dónde se lo escuche, esa reflexión es tan absurda, perdone que me ría pero ese mocoso rebelde siempre ha sido así de estúpido. —comenta Caius sin poder negar que el tema era interesante.

Eir no sabía como aceptar aquello, según ella, la reacción de aquel cobrizo era absurda pero no tan cómica. Por lo que miró al Rey, y bajó la cabeza en sumisión sin desear que la viera de irrespetuosa.

—No baje la cabeza, si no se lo ha pedido, señorita Young. —pide Aro firmemente mientras toma el mentón a la pelirroja que le pasaba por un poco en altura tan solo de estar en esa posición.— Tenemos métodos para romper el lazo de compañero tras una perdida o dolencia, pero nuestra ayuda no siempre va gratuita, ¿me comprende?

—Lo comprendo. Y si me permite... Tal vez no les sea de mucha utilidad como don letal para su Clan, pero les puedo conseguir sangre fresca y sin levantar sospecha, mi don es de utilidad pero a largo plazo ...—explica aceptando el desafío con cierta propuesta.

Aro ve entre los pensamientos la idea de ser beneficiado por sangre humana tras ella conseguir un banco de donación de sangre, bajo la fachada de ayudar a niños con problemas de ésta indole. Y tal como se lo decía, así era, una inversión de largo plazo pero seguro de no llamar la atención. Suelta la mano de la joven mujer y vuelve a su trono.

Su don le permite tomar apariencia humana, simular estar viva, lo cual le permite trabajar entre humanos como enfermera. Pero tal como estuvo un tiempo con Carlisle, también sabe curar a los nuestros. ¿Hermanos míos, que opináis?—pregunta Aro.

Caius al ver por donde va los planes de su hermano, sabe que la mujer no es útil por su don como fue sincera, pero tampoco es que fuera del todo así. Tenía mucho ingenio para ser una mujer joven para ellos que habían vivido milenios más sobre la tierra.

Sin embargo, Aro nota como Marcus no corresponde como es habitual a sus preguntas, sino que está observando como si no creyera lo que hay en el suelo. Por lo que toma la mano de su hermano, y nota lo invisible a sus ojos.

Había un lazo rojo que ya casi trasparentaba por el corazón depresivo de un azul casi roto, pero había un color dorado paternal que unía los dedos del medio de Marcus y Eir, como si pudieran ser familia, lo cuál podría sonar muy difícil de ser.

—¿Qué significa eso, Marcus?—preguntó sin entender Aro.

—Ella debió ser mi Tua cantante en su otra vida, tal vez me suena su rostro pero no recuerdo si la convertí yo...—murmura roncamente Marcus, no estaba acostumbrado a charlar mucho— pero tenemos un lazo familiar, y no solo por el luto de mi querida Didyme.

Aro siente una punzada de culpabilidad pero no lo demuestra, sin embargo, mira a la pelirroja que no sabe siquiera como intermediar ante las palabras de Marcus por lo que, mira a Caius.

—¿Te opones, hermano?

Caius reacio a ser quién tuviera la última decisión, asesinó con la mirada y en pensamientos al maldito de Aro. Pero resopló con molestia para luego decir:

—No.

—Jane y Alec, tendrán una hermana nueva. Muestrenle una habitación para que se acomode. —anunció Aro.

Marcus tras ello se levantó y se dirigió hacia la pelirroja, quién no sabía como reaccionar, seguía estática en su lugar. Pero el brillo de sus ojos demostraban que la idea le daba esperanza.

—Ella es como nosotros Aro, ella no se alimenta como Carlisle. —sentencia Marcus al notar los iris que se dilata bastante la mirada de la pelirroja en cuanto los murmullos de las personas se acercan más hacia el salón del trono.

Aro al notar aquello, aplaude aliviado. No quería tener a otro rarito como Carlisle en su guardia.

—Perfecto, luego de comer se lo muestran, queridos míos.

Siendo así como todo comenzó para Eir dentro de la guardia Vulturi, en Volterra.

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