CAPITULO 30
La eternidad con un ángel, algo imposible, su ángel se había ido y junto con ello su felicidad, su cuerpo era la único que podía mantener entre sus brazos, pero la vida lo odiaba, poco a poco el cuerpo de su amada desapareció, su esencia se había desvanecido por completo.
Lloro, lloro hasta más no poder, derramo todo el mar de lágrimas que se había mantenido tranquilo desde que ella volvió.
________ ascendía con Baekhyun a su lado, al haberla purificado su cargo había disminuido, ahora solamente era un ángel, todo por ella.
Ver llorar a uno de sus ángeles era algo verdaderamente doloroso para el Señor.

- Volverás. - habló. - Se encontraran de nuevo después de cumplir tu trabajo, sus apariencias cambiaran, sus vidas cambiarán, pero si sus corazones se reconocen podrán estar juntos.

Claro estaba que el Señor jamás podría elegir la vida de un ser maligno como lo son los vampiros, pero sabía muy bien que él dejaría de serlo muy pronto.

Jungkook había regresado a su departamento, su mirada clavaba el suelo, pero la voz de su hermano llamo su atención.

- Tenemos que irnos ahora. - ordenó el mayor.

- Que?.

- Vámonos. - tomó su mano y abrió el portal que los llevaría a su mundo.

Y las lágrimas nuevamente se habían apoderado del menor, su madre, a quien amaba desde que nació, la mujer que lo había cuidado durante toda su vida, su madre había muerto.
Salió del palacio, su madre ya no estaba para él, y su padre sufría demasiado, ¿podría ser feliz?, no, era imposible, jamás podría serlo, su atención pudo fijarse en un grupo de empleadas del palacio que hablaban de algo.

- Nuestro rey sufre demasiado. -comento una.

- Se ha guardado todo el dolor para sí mismo. - intervino la siguiente.

- Los príncipes jamás estarían tranquilos si superan la verdad. - comentó otra.

- El príncipe de las tinieblas jamás ha querido a los vampiros, pero envenenar a la reina fue demasiado. - hablo otra.

La ira, el dolor era algo que lo controlo al escuchar todo, el maldito de Hyukjae se las pagaría, iría solo, sabía muy bien que no podría ganar contra sus hombres, pero ahora no le importaba nada, las razones por las cuales existir habían desaparecido y sin pensarlo desapareció.

- A que debo tu placentera visita. - hablo Hyukjae con un tono divertido.

- Eres un maldito hijo de perra. - dijo Jungkook muy enojado.

- Acaso la perra de tu madre ya murió? - rio.

- Me las pagaras, no descansare hasta desaparecerte de este mundo.

- Dime has estado dentro de tu angelito?

- Cállate!!

- Ya veo que no, pero se sintió tan jodidamente bien.

- Cierra la boca. - se abalanzo contra él y comenzó la gran pelea, todos sabían muy bien que Hyukjae tenía ventaja.

- Sosténganlo. - y en un abrir y cerrar de ojos varios guardias aparecieron y detuvieron a Jungkook.

- Sabía que jugabas sucio, pero jamás pensé que serias tan cobarde.

No respondió, sin embargo comenzó a golpearlo mientras los guardias sostenían a Jungkook, lo golpeaba por todas partes, y al pasar algunos minutos lo dejo casi inconsciente, tirado sobre el suelo.

- Eres muy resistente. - hablo Hyukaje limpiándose sus manos.

- Te matare, juró vengarme de ti, maldito. - Balbuceó - Mate a tu hermano no será difícil hacerlo contigo también. - sonrió.

- Que? Que dijiste maldito, vuelve a repetirlo. -lo subió a su altura.

- Al menos te dolió más que todo los golpes que me diste. - escupió en su cara.

- Lo pediste malnacido. - y clavo su último golpe, matándolo, desapareciéndolo, si desde un principio se hubiera enterado de que él fue quien mato a su hermano lo habría hecho sufrir mucho más.

Dos ideas principales eran las que rondaban en la cabeza de Jungkook justo antes de morir, la primera, juro matar a Hyukjae con sus propias manos y la segunda, ¿algún día volvería? Y como no, lo último que le había dejado _________, su carta.

"INCLUSO SI VUELO A NACER SOLO UNA PERSONA BRILLARA FUERTEMENTE EN MI CORAZÓN"
Él confiaba en eso también, y busco su muerte, sin sentir miedo, "TENER MIEDO ESTA BIEN, SIGNIFICA QUE AUN TIENES ALGO QUE PERDER" eran las palabras que laguna vez su madre había dicho, pero él lo había perdido todo.

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FIN