Nueva vida
Aquella noche Génesis sufrió uno de los golpes más duros de su vida. Tenía pruebas suficientes para dejar de pensar en su padre como un hombre bondadoso y querido. Y todo había salido a la luz gracias a Azalea, a la que la pelinegra dejó de ver como una enemiga. Comprendió que todo el afecto que decía albergar hacia ella era real. Génesis ya sabía que Didier era uno de los biólogos más destacables de su época y que todo eso había comenzado poco después de nacer ella.No obstante jamás supo hasta aquel momento que Didier había creado una asociación de biólogos que, según las palabras del científico. revolucionaría el mundo de la biología. El nombre de dicha asociación era Centaurus y sus integrantes eran conocidos como los Centauros. El grupo terrorista que tanto había hecho sufrir a la astrónoma fue fundado por Didier, padre de Génesis y Gabriel. Los proyectos de la pacífica asociación de biólogos eran máximo secreto. Pero para un pueblo de indígenas en la isla Isabela no era tan secreto como pretendía ser. Veían a diario a hombres llegados de Europa merodeando por la isla sin conocer la existencia de aquel poblado autóctono de la isla de las Galápagos. Cuando dejaron de ser algo desconocido para aquellos hombres, estos no dudaron en cometer un auténtico genocidio para evitar que aquellos proyectos secretos salieran a la luz. Pero una pequeña supo sobrevivir entre las bestias de Isabela y supo encontrar la poca bondad de Didier para que la adoptara como hija, aunque fuera tan sólo por mejorar una imagen que comenzaba a decaer en el mundo científico. Poco después de que su hija verdadera cumpliera tres años, Didier lanzó una noticia al mundo. Los Centauros habían dejado de existir, y de hecho, poco después se olvidó que alguna vez hubieran existido. Pero la realidad era que los Centauros querían embarcarse en nuevos proyectos que no gustaban a Didier. Y para que no se fuese de la lengua, Didier cayó casualmente enfermo de gravedad hasta que murió en la habitación de un hospital estadounidense.
De todo eso se enteró la astrónoma aquella noche. Azalea ya había entrado en casa para que Génesis se tomara su tiempo. Era una información difícil de digerir. Estaba sentada en soledad bajo el porche de la casa. Las lágrimas caían sin cesar de sus ojos mientras en su interior se libraba una batalla. Una GÉnesis fiel a su padre lo defendía de una nueva chica que lo tiraba por tierra. La realidad era aquella que la nueva muchacha se empeñaba en defender. Didier había sido el creador del grupo bioterrorista que tantos dolores de cabeza había traído a la científica. La causa de aquel sufrimiento que había llevado a la pelinegra a mudarse a las Galápagos era su propio padre. Para ella se abrían nuevas preguntas. ¿Con qué objetivo había creado Didier a los Centauros? ¿Como había llegado V-5Alfa al espacio y desde cuando existía? Realmente ella nunca entendió bien como V-5Alfa había llegado al espacio exterior tan clandestinamente. ¿Podía ser que el poder de los Centauros fuese mucho más grande de lo que ella misma imaginaba?
El sol volvió a salir una vez más y también V-5Alfa, acompañándolo casi de manera natural. Seguramente que todo el mundo conocía ya la existencia del astro falso, pues se veía a simple vista en el cielo. Azalea se levantó y encontró a Gabriel en la cama. A su lado dormía profundamente la pelinegra, quien era masajeada con cariño por su hermano pequeño. Azalea decidió desayunar con el niño, ya que suponía que la científica se había acostado tarde. Salió al huerto y recogió varias frutas, preparando una ensalada variada y completa. Gabriel desayunó y volvió a la cama con su hermana mayor. Azalea se dio cuenta de lo preocupado que estaba por su ella. Y justo en ese momento, un ruido sonó en la planta superior, en el laboratorio de Didier que ahora sería de Génesis. Azalea subió. Aquel dichoso aparato volvía a emitir ruidos extraños. Cuando el aparato odiado por Azalea pronunció el nombre de Génesis, la científica despertó estrepitosamente y subió corriendo. Aquel dichoso aparato resultó ser una radio, aunque Azalea ni siquiera supiese qué era una radio. La astrónoma se sentó y respondió a la llamada.
- Gene, soy William -dijo una voz al otro lado-. ¿Me oyes?
- Sí, William. Te oigo.
- Escucha, esto se ha descontrolado. La estrella esa...
- V-5Alfa no es una estrella.
- Lo que sea -replicó él impaciente-. Basta con levantar la mirada para verla en el cielo. Los científicos intentan descubrir todo sobre ella porque está causando muchísimo revuelo entre la población. Se ha relacionado la estrella con dos astrónomos. Aaron y tú.
- Además de que Aaron haya muerto, él y yo éramos enemigos. No pueden pretender que estuviésemos de acuerdo.
- Los dos denunciasteis el caso y nadie os tomó en serio. Ahora creen que vosotros sois los creadores de esto -dijo él serio. Su tono de voz reflejaba lo serio de la situación-. Os han puesto en busca y captura.
- ¿Una noticia buena no tienes?
- Sí -respondió él-. Te ayudaré en lo que sea. Cuenta conmigo.
- Por el momento sólo necesito que hagas algo -se apresuró a decir ella-. Quiero que cojas toda la información sobre la muerte de mi padre. La guardarán en la comisaría, ya que él murió en la ciudad donde decidí vivir para siempre creyendo que así estaría más cerca de él -explicó la científica sintiéndose una estúpida al haber descubierto la verdad sobre su progenitor-.
- De acuerdo. Cuenta con ello.
- William.
- ¿Qué?
- Gracias.
William no respondió a eso. La pelinegra se sintió mínimamente aliviada de tener a aquel chico tan entregado. Aquello comenzaba a equilibrar la balanza a su favor. Genesis observó a su alrededor.
El laboratorio tenía equipaciones lujosas. El telescopio era incluso mejor que el que ella utilizaba en su trabajo. Había todo tipo de cachivaches y un baúl repleto de armas. La científica bajó cabizbaja hacia la planta baja. Gabriel se lanzó a sus brazos y ella rompió en llanto. Estrechó al niño contra ella, como si en cualquier momento se fuera a convertir en niebla y fuera a desaparecer. Azalea apartó a la astrónoma del niño para asegurarse de que supiera que podía contar con ella incondicionalmente. Génesis la correspondió con un enorme abrazo y Azalea sintió por primera vez que tenía una familia. Lo único que la astrónoma quería de Azalea era que se encargara de que Gabriel estuviera bien en todo momento. Estaba segura de que tendría que pasar mucho tiempo investigando para destruir a V-5Alfa y quería que Azalea brindase algo de normalidad al pequeño.
Los días siguientes, Génesis se ocupó de inspeccionar a fondo el laboratorio. Encontró tres cosas sorprendentes: unas cápsulas de Petri con sustancias extrañas e incoloras que se movían ligeramente; un baúl pequeño cerrado con un candado sin llave y una carpeta con papeles que a la astrónoma le interesaba revisar. Tal y como creyó al principio, aquel era el lugar perfecto desde el que enfrentarse a V-5Alfa.
Aquella misma noche, Génesis, Azalea y Gabriel cenaron en armonía, en una situación completamente agradable en la que decidieron olvidarse por completo de todo. Gabriel disfrutó mucho de aquella noche, deseando que se repitiera de vez en cuando. Se alegraba porque ya no estaban solos. Tenían a Azalea a su lado para ayudarlos en la batalla contra V-5Alfa y además, Isabela ofrecía enormes beneficios a los hermanos. Por supuesto, no podían olvidar que todavía disponían de William, que estaba ayudándolos desde la civilización a pesar de su oscuro y turbulento pasado. Su nueva vida prometía éxitos futuros que tal vez sólo eran espejismos.
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