Génesis abrió los ojos. La luz del sol penetró en ellos. La pelinegra llevaba la melena grasienta por no haberse duchado y no había cosa que la fastidiara más. Se metió en la ducha. El agua caliente recorrió su cuerpo y tras una hora bajo el chorro ardiente, su pelo recuperó toda su sedosidad y todo su movimiento. Se vistió con el único objetivo de ir cómoda. Se puso en vestido de verano, aunque ni siquiera hubiera llegado la primavera. Bajó al comedor del Hotel Birdy, donde se estaba hospedando, y se dispuso a desayunar. Al menos esos eran sus planes antes de alzar la vista por la ventana. Al hacerlo, contempló algo terrible en el cielo. Estaba totalmente despejado y radiante, sin una sola nube deambulando por el firmamento. Veía un sol redondo y refulgente. Y veía una oscura bola en torno a la cual humeaba algo de color negruzco. Génesis dudó. Pero al salir del hotel y contemplar mejor el cielo disolvió todas sus dudas. Estaba segura al cien por cien de que lo que estaba viendo era V-5Alfa. La estrella estaba peligrosamente cerca de ella. El falso astro había avanzado hasta el punto de que estaba cerca de la Tierra. Tal vez a la misma distancia que el Sol. Una sensación de caos y miedo invadió la columna vertebral de la californiana. Fría y meticulosa se acercó al dueño del hotel, y mientras recogía sus cosas, le advirtió del problema que se le venía encima. Si V-5Alfa seguía acercándose al planeta, aquella bomba gaseosa causaría una catástrofe. Nadie del Hotel Birdy la creyó. Génesis quedó como una loca, pero poco le importó a ella que pensaran que Paula estaba loca. Jamás volvería a verlos. 

Génesis salió de nuevo en la carretera dejando atrás su falsa identidad como Paula la reportera. No tenía salvación si aquella asquerosa bola de caos se estrellaba contra la superficie terrestre. No había lugar seguro para ella ni para nadie. V-5Alfa estaba hecha para matar y destruir. Entonces, algo llamó su atención. Unos destellos en el horizonte. Eran como pequeñas explosiones de luz que atrajeron a la científica como una bombilla atrae a un mosquito. A mitad de camino, el coche se detuvo por falta de combustible. Ella salió dejando todas sus cosas en el interior del vehículo fallecido. Llegó al punto del que salían los destellos luminosos pero no había nada especial. Sólo el terreno de aspecto desértico que había visto los últimos días. A punto de irse contempló una pequeña madriguera en la roca. Una madriguera cubierta por unas rejas de hierro. Estaba claro que aquel agujero era obra de un humano.

Enseguida contempló la posibilidad de que alguien estuviera en peligro. Alguien podría estar encerrado allí abajo y su único modo de pedir auxilio era aquel ventanuco por el que emitía destellos luminosos, esperando atraer a alguien. Se puso a cavar como una loca hasta agrandar un poco más la ventana. Las rejas cayeron por su propia voluntad y con mucho trabajo, Génesis se metió dentro del agujero. Cuando pudo abrir los ojos y el polvo se había depositado en el suelo, la científica pudo contemplar el lugar en el que se encontraba. Tenía el aspecto de una habitación de psiquiátrico. Las paredes eran de cemento y tenían marcas grabadas. Atravesó la puerta que daba a un enorme pasillo de aspecto alienígena. ¿Cómo había llegado toda aquella tecnología al subsuelo? Aquel lugar era muy extraño y ella se arrepintió de haber entrado. Fueron unos pocos segundos de arrepentimiento, hasta que lo escuchó a él. Aquel grito. Aquella palabra desgarrando su alma. Un disparo de esperanza en su interior. La científica escuchó a alguien gritar un no. Gabriel había gritado. La desesperada hermana no pudo contener las ganas de correr hacia allí, creyendo que su hermano la necesitaba. Y en efecto, así era. Gabriel estaba tirado en el suelo con dos hombres intentado asesinarle. Dos hombres contra un niño. Ella se lanzó sobre uno de ellos y comenzó a golpearlo. El otro la agarró por detrás y los dos hombres comenzaron a darle una paliza monumental cuando un sonido sordo y aterrador rompió el aire. Uno de los hombres cayó derribado al suelo y comenzó a brotar un charco de sangre de su pecho. Gabriel volvió a utilizar el revólver para defender a su hermana y pronto, ambos fueron las únicas personas vivas de la sala. La astrónoma abrazó a su hermano en mitad de aquel sangriento escenario, con las lágrimas aflorando por sus ojos. Sin embargo, algo la detuvo. Una mujer apuntaba a su hermano con una escopeta.

- ¡Al suelo! -gritó con furia. Génesis obedeció a la primera y Gabriel la imitó-. Preparaos para contemplar el Apocalipsis.

- ¿Perdón? -preguntó Génesis se quedó atónita tras escuchar las palabras de la mujer-. ¿El Apocalipsis?

- Sí. Gracias al indeseable monstruo que tienes por hermano, el Apocalipsis está teniendo lugar mientras hablamos. ¿No te suena de nada V-5Alfa?

- ¿Qué sabes de esa... cosa?

- Lo sé todo porque yo la cree. Y no la llaméis más V-5Alfa. Su nombre es Armageddon y fue creada para destruir el mundo actual.

- ¿Quién eres tú? -interrogó Génesis olvidando la situación en la que se encontraba-. ¿Qué clase de persona querría destruir el mundo?

- Yo soy la Jefa, una de los gobernantes de los Centauros. No soy una persona. Soy Centaura.

- Eres una desequilibrada mental.

La conversación paró. Un ruido aterrador y un temblor cobraron todo el protagonismo y el mundo tal y como era desapareció. V-5Alfa había cumplido su propósito en el momento en que la única persona capaz de hacer algo, aquella astrónoma de una ciudad cualquiera de California, estaba en manos del enemigo.