El origen de una amistad
Nota de autor: Ya que el pasado de los personajes del mundo de Super Mario nunca ha estado claro (con la excepción de Rosalina) y a cada rato se cambian cosas (como la eliminación de DK Jr. del árbol genealógico de los Kong en DK 64) y la información se contradice entre sí (que es esperable, seamos honestos), me tomaré ciertas libertades creativas en este aspecto. De esta forma, la línea de tiempo de esta historia quedaría así: el primer Yoshi's Island es el inicio de todo, tras lo que los yohis deciden dejar a Mario y Luigi en el reino metropolitano, conocido por ser el lugar donde viven los humanos. Al ser parte de una familia humilde, Mario y Luigi tuvieron que trabajar desde adolescentes, y es en esta época donde ocurre el Donkey Kong de arcade. Luego, Mario y Luigi continúan con sus vidas hasta hacerse adultos y volverse fontaneros, momento en que accidentalmente se topan con una tubería que los lleva al reino Champiñón, donde suceden los eventos del primer Super Mario Bros. Por otro lado, el Donkey Kong que aparece en el arcade hallaría la forma de regresar a la isla Kong (de donde fue secuestrado por los humanos de Nueva Donk) y se reencuentra con su hijo (el actual DK), a quien le cuenta sobre los sucesos del Donkey Kong de arcade. Este DK original entonces envejece y se convierte en Cranky Kong. Y a partir de aquí solo se sigue el orden cronológico de los juegos de plataformas hasta Galaxy ¡Ah, sí! Los juegos de Mario vs. Donkey Kong también son parte de la cronología de esta historia, ya verán por qué. Con esto claro, vamos al capítulo :)
Una vez que se le pasó la náusea a Mario, Rosalina lo llevó al portal celeste (el lugar donde se conocieron) y se pararon frente a una de las casas que se encontraban allí, la de techo verde.
Mario : Um ... Rosalina ¿Por qué me trajiste hasta aquí?
Rosalina : Por que aquí es donde puedes dormir. Si has aprendido algo de este lugar, es que las apariencias engañan.
La madre de los destellos se acercó a la entrada de la pequeña casa y posó su mano derecha sobre la puerta de madera. En ese momento, el marco de la puerta comenzó a brillar con un color celeste claro, y el pomo de la puerta se iluminó también. Mario se quedó sorprendido, pero se quedó más sorprendido aún al ver como Rosalina abría la puerta, dejando ver una enorme habitación del otro lado, con varias cápsulas pequeñas de colores que estaban partidas a la mitad y en algunas se podían ver destellos durmiendo plácidamente.
Mario (asombrado) : Guau.
Rosalina (le sonríe de manera juguetona) : Nada mal ¿eh? Solo yo puedo acceder a donde duermen mis pequeños, ya sea abriendo la puerta o teletransportándome al interior si necesito llegar de inmediato.
Mario : Es ... increíble. Aunque veo muchas camas vacías.
Rosalina (se pone seria) : Los que ves son los que conservaron su forma de destello luego del final de tu última aventura.
Mario (algo apenado) : Oh ...
Rosalina (entra a la habitación) : Pero eso ya no importa, está en el pasado. (voltea a ver a Mario) Sígueme por favor. Te guiaré a tu cama.
Mario asintió y comenzó a caminar detrás de Rosalina, quien lo guio a través de la habitación hasta que llegaron a una cama del mismo tamaño que la de la madre de los destellos, y que tenía sábanas y almohadas del mismo estilo.
Rosalina (señala a la cama) : Puedes dormir aquí, dudo que a los destellos les moleste.
Mario (sorprendido) : ¿De dónde salió esa cama extra?
Rosalina : La tenía guardada por allí, es uno de esos muebles extras que no supe qué hacer con ellos así que solo los guardé en una bodega.
Mario : ¿Tienes una bodega?
Rosalina : No creí que fuera necesario mencionarlo en el pasado, pero sí, está oculta al igual que este lugar. No voy mucho por allí, así que no pensé que valdría la pena tener la entrada visible. Además, así evito que los destellos se metan allí a jugar de repente.
Mario : Hum ... tiene sentido.
Rosalina : Bien, si no tienes más preguntas, creo que me iré a dormir.
Mario : Claro, debes estar muy cansada. Lamento haberte mantenido despierta.
Rosalina : No te preocupes. (sonríe) Feliz noche.
Mario : Igualmente.
Rosalina se inclinó y le dio un beso a Mario en la frente, tras lo que dio media vuelta y se dirigió a la puerta. El héroe de rojo, por su parte, se quedó un poco sorprendido por el gesto de su reservada amiga, pero esperanzado de estar más cerca de convencerla de hablar con todos sus amigos.
Ya al día siguiente, Mario se despertó por el dolor de estómago debido al hambre, por lo que se levantó de la cama, se vistió y dejó arregladas las sábanas. De inmediato se dio cuenta de que no había nadie más en la habitación, por lo que era evidente que había dormido de más. Al salir del portal celeste se topó con algunos destellos que estaban jugando por allí y los saludó mientras se dirigía a la cocina, la cual ya estaba vacía. Entonces se dirigió a la refrigeradora y la abrió con la esperanza de encontrar algo, y grata fue su sorpresa al ver que aún quedaba algo de la comida que él había traído de algunas galaxias que visitó. Una vez que calmó su hambre (con ayuda de unos trozos de estrella que Rosalina dejó para él en un tarro) limpió y guardó todos los utensilios que había utilizado y salió de la cocina con dirección a la cubierta principal, donde solo se encontró con Polari.
Mario (saludando con la mano) : Hola, Polari.
Polari (lo voltea a ver) : Hola, Mario. Que bueno verte despierto.
Mario (se rasca la cabeza algo avergonzado) : Sí, no pensé que fuera a dormir tanto jejeje.
Polari : No pasa nada. De echo, me sorprende que los destellos no te despertaran al salir de la habitación.
Mario : Supongo que tengo el sueño pesado. (mira a su alrededor) Y em ... ¿Dónde está Rosalina?
Polari : Salió de su habitación hace poco y se dirigió al portal celeste. Se miraba ... pensativa. Llevaba algo en su mano derecha, pero no pude distinguir que era.
Mario se hizo una idea de qué podía ser lo que la madre de los destellos llevaba en su mano, y dedujo rápidamente que eso era lo que la tenía pensativa.
Mario : Entiendo. Iré a hablar con ella. Es probable que yo ... tenga algo que ver con su estado de ánimo.
Polari : Eso supuse. Desde que te conoce ha estado actuando diferente a lo usual.
Mario : Lo siento.
Polari (ríe suavemente) : No tienes por qué disculparte, Mario. De echo, te agradezco por esos cambios. Tarde o temprano ella tenía que salir de su zona de confort y enfrentar nuevos desafíos.
Mario (levanta una ceja) : ¿Desafíos?
Polari : Ya verás.
Mario se quedó confundido e intrigado por las palabras del destello de ojos azules, pero decidió que solo obtendría las respuestas que quería si hablaba directamente con Rosalina, por lo que dio media vuelta y se dirigió hacia el portal celeste. Al llegar se dio cuenta de que la madre de los destellos estaba sentada en lo alto de la torre donde se habían conocido, mirando fijamente hacia el horizonte, con sus piernas colgando de la orilla. Mario subió las escaleras y comenzó a caminar hacia ella, cuando de repente vio como colocaba la carta de Peach a su izquierda.
Rosalina : Acércate, Mario. Tenemos que hablar.
El pequeño héroe no pudo evitar sentirse nerviosos, tragando saliva mientras continuaba avanzando hacia la misteriosa mujer del vestido celeste. Una vez llegó hasta donde ella estaba se sentó a su izquierda, quedando algo alejado de ella.
Rosalina (suspira) : ¿Alguna vez te has preguntado porque mi trato contigo se volvió diferente? ¿Por qué confío en ti? ¿Por qué ... decidí que no quería perder tu amistad?
Mario (con curiosidad) : Sí, ahora más que nunca.
Rosalina (lo voltea a ver) : ¿Cuál crees que es la respuesta?
Mario (pensativo) : Mmmmm ... tu trato se volvió más amigable conmigo porque ... ¡Te prometí que te ayudaría a recuperar todas las estrellas que perdiste! (Rosalina niega con la cabeza) Porque ... ¡Me hice amigo de los destellos! (Rosalina vuelve a negar con la cabeza) Em ... ¿por que escuché tu historia? (Rosalina niega de nuevo) Ok, ahora estoy perdido.
Rosalina : Trata de recordar el momento en que mi actitud contigo cambió. El momento en que me volví más abierta contigo, cuando empezamos a conversar más a menudo y dejé de ser esa mujer misteriosa y a veces intimidante y te mostré quien soy en realidad. Tiene que ver con mi historia. (sonríe) Te confirme que era mi historia por una razón, pues pude haberte mentido.
Mario cerró los ojos y colocó su mano sobre su mentón, haciendo un esfuerzo por recordar el momento exacto en que todo había cambiado, ese momento que la madre de los destellos le estaba comentando.
Mario : Mmmmm ... recuerdo que me acerqué a ti y te pregunté si era tu historia y ... y luego ... (abre los ojos de golpe, hallando la respuesta que estaba buscando) no me quisiste responder, así que te conté mi historia, mi pasado.
Rosalina : Exacto, y fue gracias a eso que yo me di cuenta de que no somos tan diferentes después de todo. Y una vez que tu hermano y tus amigos me lo confirmaron, yo ... supe que si alguien podía comprenderme, ese eras tu, pues ambos hemos pasado por situaciones similares.
El héroe de rojo no pudo evitar reír luego de escuchar las últimas palabras de la madre de los destellos, pero su risa se apagó de golpe al ver que ella seguía estando seria.
Rosalina : Hablo en serio, Mario. Claro, el contexto y la intensidad no habrán sido las mismas, pero eso no cambia que ambos sepamos lo que se siente terminar en un lugar desconocido sin idea de qué hacer; tener que fallar una y otra vez para poder aprender cosas por nuestra cuenta; sentirnos tan minúsculos que ... parece que no importa lo que hagamos no podemos cambiar nada o ayudar a nadie; tener esa responsabilidad de ser el hermano mayor; o ... sentir que la decisión que nos llevó a donde estamos actualmente no la tomamos porque queríamos ayudar sino (desvía la mirada hacia sus piernas) porque queríamos huir de algo o probarle algo a alguien, y en el camino solo lastimamos a las personas que nos importan.
Mario apartó la vista de Rosalina y la fijó en el horizonte, sorprendido por lo que acababa de escuchar. Él jamás había pensado que la madre de los destellos se sentiría así, pero ahora que lo había escuchado de sus labios, si que era cierto que él sentía que a parte de su hermano, aquella misteriosa mujer lo entendía más que nadie.
Rosalina (mira hacia el horizonte) : Y al ver que a pesar de todo lo que habías enfrentado en el pasado seguías manteniendo una actitud positiva y algo infantil yo ... pensé que tal vez ... tu podrías ayudarme a ... experimentar un poco de la vida que dejé detrás al irme de la Tierra y que solo veo en los libros de mi biblioteca. De cierta forma (voltea a ver a Mario) tu me inspiras, y creo que esa es probablemente tu mejor cualidad. Más que tu valentía, tu fuerza, tu agilidad o tu amabilidad; tu consigues contagiar tu entusiasmo y amabilidad a los demás y los inspiras para que sean mejores.
Mario (se rasca la cabeza, sonrojado por el cumplido) : Bueno, bueno, tampoco es necesario que exageres, no soy ningún motivador o algo por el estilo.
Rosalina : ¿Tú crees? Porque tu hermano es el mejor ejemplo de lo que acabo de decir.
Mario : Hum, creo que ... tienes razón.
En ese momento la madre de los destellos se puso de pie y comenzó a caminar hacia las escaleras sin decir nada más, dejando a Mario confundido.
Mario (se pone de pie y se voltea) : ¿Entonces vas a hablar con Peach también?
Rosalina (se detiene, pero no se voltea) : Tal vez.
Mario (antes de que Rosalina empiece a caminar) : Otra cosa más. Tú mencionaste que en algún momento sentiste que no tomaste la decisión de ir con el destello por ayudarlo, sino para huir de algo, y que en el camino sentiste que habías lastimado a las personas que te importan ¿Cuándo fue eso?
Rosalina (voltea a ver a Mario) : Esa es una historia para otro momento ... pues ya casi llegamos a nuestro destino. Créeme, no querrás perderte el espectáculo. Además, estoy segura de que los destellos extrañan pasar tiempo contigo.
La madre de los destellos se volteó de nuevo y comenzó a bajar las escaleras, dejando a Mario de pie en la cima de la torre. Una juguetona sonrisa se formó en el rostro del héroe de rojo, quien había recibido confirmación de que podía demostrarle a Rosalina lo divertida que puede ser la vida en la Tierra, especialmente junto a sus amigos. Sin embargo, no iba a ser una tarea sencilla, pero eso ya lo sabía desde el inicio; después de todo, le gustan los retos.
Mientras tanto, de vuelta en el planeta Tierra:
De una tubería en mitad de la selva surge la princesa Daisy, quien comienza a ver a su alrededor para intentar ubicarse luego de caer de pie. Detrás de ella aparece Luigi, quien no corre la misma suerte y se resbala al aterrizar, cayendo sentado al suelo, y por último aparece Toad, quien solo lleva su chaleco de explorador y su linterna y también consigue aterrizar de pie. La castaña se acerca al héroe de verde y le tiende la mano para ayudar a levantarlo, evitando hacer comentarios sobre su vergonzoso aterrizaje.
Daisy : ¿Estás bien?
Luigi (con vergüenza) : S~sí ... gracias por preguntar.
Daisy : ¿Llevas los sobres?
Luigi (toca su bolsillo derecho) : Por supuesto.
Entonces el grupo, liderado por Daisy, comienza a caminar a través de la selva hasta que se topan con una cabaña de madera elevada por cuatro firmes postes del mismo material, con una escalera de mano como la única forma de subir. Justo arriba de la entrada se pueden leer las siglas "DK" en rojo con un borde amarillo.
Daisy : Bueno, llegamos. (voltea a ver a los chicos) Si fueran tan amables de subir primero, por favor. Al menos tu Toad, no me molestaría que Luigi vaya detrás de mi.
La castaña le sonrió de forma pícara al fontanero de verde, quien sintió como se le calentaba el rostro mientras volteaba a ver a otro lado, siendo incapaz de ver a la princesa a los ojos.
C. Toad : Bien, bien, ya ... ya voy. Solo ... no me dejen entrar solo.
Daisy (suspira) : Tranquilo, voy detrás de ambos.
El toad con complejo de explorador se subió a las escaleras y comenzó a subir, seguido de Luigi, quien pasó a la par de Daisy sin verla al rostro y aún sonrojado, y por último subió la castaña.
Daisy (pensando) : 'Todo el viaje hasta acá y yo he tenido que iniciar todas las conversaciones con Luigi. Argh, a veces me pregunto si le gusto o solo ... lo incomodo o le doy miedo.'
Una vez que el grupo estuvo reunido frente a la entrada de la casa de DK, Luigi sacó los tres sobres de su bolsillo y entraron juntos. Una vez dentro notaron que el lugar tenía varias sogas colgadas del techo, y los únicos que parecían estar allí eran Donkey Kong, quien estaba recostado en una hamaca mientras veía televisión y se comía una banana, y Dixie Kong, quien estaba sentada sobre un bean bag mientras afinaba las cuerdas de una guitarra. La mona de boina rosa fue la primera en darse cuenta de la presencia de las visitas, pero justo antes de que pudiera hablarle a DK, Diddy Kong le arrebató los sobres de la mano a Luigi, dejándose caer del techo mientras solo su cola lo sostenía de una de las sogas. Esto tomo por sorpresa al grupo de invitados, haciendo que Luigi se tropezara y cayera sentado al suelo al igual que Toad, mientras que Daisy intentó golpear al mono de gorra roja, pero Diddy era demasiado ágil para que ella lo pudiera tocar. El sobrino de DK usó las sogas del techo para acercarse al gorila, sosteniendo los sobres con su pie derecho.
Diddy Kong : ¡Hey, tío, las invitaciones para el torneo de karts acaban de llegar!
Daisy (molesta) : ¡Oye tú, devuelve eso, esta no es manera de recibir visitas!
Donkey Kong apagó la televisión y volteó a ver hacia donde estaba Diddy, quien le pasó las invitaciones con el pie. Sin embargo, Dixie se las arrebató antes de que DK pudiera tomarlas y se acercó a Daisy para devolvérselas.
Dixie Kong : Aquí están, y lamento la actitud de Diddy, él sigue actuando como si fuera un niño.
Daisy (toma los sobres) : Gracias, em ...
Dixie : Dixie, vengo del otro lado de la isla. Soy amiga de Diddy, aunque a veces parezco su hermana mayor.
Daisy (le da la mano a Dixie) : Un gusto, soy Daisy, princesa de Sarasaland. (señala a sus acompañantes) El humano es Luigi y el otro es Toad.
Dixie : Un gusto conocerlos en persona.
Diddy (se para al lado de Dixie) : Yo ... lamento haberles quitado los sobres. Es solo que me emocioné ante la idea de ser invitado de nuevo ... es todo.
DK (se baja de su hamaca) : ¿A qué debo el honor de la visita?
Daisy (se cruza de brazos) : No estoy de humor para tu sarcasmo, además, ya sabes a qué vinimos. (a Diddy) Disculpa aceptada.
DK : Oh, ya sé a qué vinieron, pero quiero saber porque vinieron ustedes y no Mario. Él siempre es el que viene para este tipo de cosas.
Diddy : Es cierto ¿Dónde está Mario?
Luigi : Él tuvo que ... salir de emergencia.
C. Toad : ¡A~así es!
Daisy : Alguien le pidió un favor y tuvo que irse del planeta. A diferencia de ti, él es una persona ocupada.
DK (levanta una ceja) : Bueno, supongo que algo que involucre salir del planeta es lo único suficientemente importante como para que él lo ponga por encima de hacerle un favor a la princesa.
Luigi (algo molesto) : ¡Claro que no! Mario jamás le diría que no a alguien que necesita su ayuda.
DK : Creo que estamos hablando de Marios distintos, porque hasta donde yo se, así no es como actúa el simpático de tu hermano.
Donkey Kong comenzó a reír mientras Luigi debatía dentro de sí si valía la pena seguir con la discusión hasta que un palo de madera le dio en la cabeza al gorila, tomando a todos por sorpresa. Detrás del gorila apareció otro simio de avanzada edad, quien iba caminando con un bastón (el que había usado para golpear a DK) y llevaba puesto un chaleco como de abuelo. Se arregló los lentes y se pasó una mano por su prominente barba blanca, parándose al lado de Donkey, quien seguía sosteniéndose la cabeza.
Cranky Kong : Lamento el mal genio de mi hijo, es su forma de ventilar su frustración porque Mario es mejor que él.
Donkey Kong (molesto) : ¡Ese enano no es mejor que yo!
Cranky : ¿Debo recordarte la pizarra?
DK (entre molesto y preocupado) : Argh, odio la pizarra.
Daisy (con curiosidad) : ¿La pizarra?
Cranky : ¡Diddy, muéstrales!
El mono de gorra roja se dirigió a la parte trasera de la cabaña y quitó una sábana café de la pared para revelar una pizarra dividida a la mitad, en donde estaban escritos los nombres de Mario y Donkey Kong en lados opuestos. En cada lado decía "victorias", y el lado de Mario estaba casi lleno con marcas, mientras que el lado de DK tenía unas cinco en total. Daisy no pudo evitar reír mientras DK intentaba conservar la calma.
Daisy (riendo) : Hablando de ... humillaciones.
DK (molesto) : ¡No es una humillación! Además, faltan victorias mías en esa pizarra de porquería.
Dixie : Ya hemos hablado de esto, DK, salir corriendo luego de que Mario superó una sala llena de obstáculos y trampas puestas por ti antes de que él te agarre está más cerca de ser una victoria de él que una tuya. Tienes suerte de que no tomamos eso en cuenta o necesitaríamos una segunda pizarra para contar las victorias de Mario.
En ese momento Luigi y Toad no pudieron seguir aguantando la risa y soltaron una pequeña carcajada, causando que DK los volteara a ver muy molesto, somatando el suelo con sus fuertes manos.
DK (en tono amenazante) : ¿Qué es tan gracioso?
Luigi y Toad procedieron a esconderse detrás de Daisy, y el toad de alguna manera consiguió hacerse más pequeño de lo usual.
Luigi y C. Toad (con un tono muy agudo) : Nada.
DK (un poco más calmado) : Eso pensé.
Daisy (suspira) : Cómo sea, ya nos desviamos del motivo de nuestra visita. (le pasa los sobres a Cranky) Ya que pareces ser quien está a cargo, te entrego los sobres. Uno es para DK, el otro para Diddy, y el tercero no tiene nombre, es para un invitado.
El Kong más viejo de todos le entregó los sobres a sus destinatarios y se quedó con el sobre sin nombre.
Diddy (da una voltereta) : ¡Wuju! ¡Acepto la invitación sin dudarlo!
DK : Yo también acepto.
Cranky : En ese caso, ya solo queda el invitado. Y yo la verdad, paso de esto.
Dixie (acercándose a Cranky) : Pues en ese caso, creo saber quién sí puede ser el invitado ...
La mona de coleta rubia iba a tomar el sobre de las manos de Cranky cuando a lo lejos se escuchó una risa, causando que todos voltearan a ver hacia la entrada de la cabaña, en donde vieron como aterrizaba un gorila llevaba un barril-cohete en las manos mientras sostenía una tabla de surf con los pies. El barril-cohete que llevaba se quedó sin combustible justo al momento del aterrizaje, por lo que lo dejó en el suelo. Vestido con una bandana roja, una camisa blanca, unos pantalones cortos y lentes de sol, el gorila levantó la tabla de surf con su pie derecho y la atrapó con su mano, colocándola entre su brazo y su torso. Acto seguido comenzó a caminar hacia el interior de la cabaña, y se quitó los lentes de sol para revelar otros lentes de sol debajo de estos, dejando un par sobre una repisa en la entrada.
??? : ¡Hey, Donkey! No me dijiste que habrían visitas. Me habría preparado mejor.
Daisy (entre confundida e impresionada) : ¿Y él es?
DK : Funky, es un amigo, y es algo ... bueno, acabas de ver su entrada.
Funky (señalando a las visitas) : Ustedes deben ser ... Loogi, Daisy y Todd ¿no?
Luigi y Toad ni si quiera se esforzaron en corregir al gorila y solo asintieron, mientras que Daisy estaba genuinamente sorprendida.
Daisy : Vaya ... tu me ... reconociste.
Funky (deja su tabla de surf en una pared) : Donkey y Diddy me han hablado de ti un par de veces. Parece que eres una persona muy molesta en la carretera.
Diddy : El nombre se te queda grabado, lo quieras o no.
Daisy simplemente sonrió mientras Funky saludaba a los gorilas, tras lo que posó sus ojos en los sobres.
Funky : Otro torneo de karts ¿eh? Más les vale ganar algo esta vez.
DK (en un tono retador) : Bueno, si tantas ganas tienes de mostrar lo bueno que eres al volante ¿por qué no participas? Hay un espacio libre.
Funky (emocionado) : ¡Pues acepto el reto, viejo!
Daisy (pensando) : 'Este tipo parece que viene del pasado.'
El gorila de los lentes de sol tomó la invitación de las manos de Cranky y la guardó en uno de los bolsillos de su pantalón corto.
Funky : Díganle a la princesa que Funky Kong acepta gustoso la invitación en nombre de los Kong.
Daisy : Será un placer.
Dixie : Awww.
Diddy (pone su mano en la espalda de Dixie) : No te preocupes, estas cosas suceden con mucha frecuencia. La próxima será.
Ya con los nombres de los participantes, Daisy, Luigi y Toad se despidieron y regresaron al reino Champiñón a llevarle la información a Peach.
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