Mis pasos era pesados, lentos, casi parecía caminar cansada.

Me dolía. Todo me dolía.

Mi piel estaba bañada en tinta de color negro y mis manos llenas de sangre. Lo degustaba en mis labios, el hierro, caliente.

Pero lo más desolador era el lugar. No había color, todo a mi alrededor era simplemente gris, y al fondo un gran e inmenso muro de madre selva.

Escuche gitara a alguien, desde detrás del muro y me dirigí allí. Las olas, enredaderas y ramas se abrieron nada más estuve delante y me adentre en su palacio del horror.

No era un bosque, ni un jardín, era un laberinti lúgubre, escalofriante y gris.

El grito, de nuevonse hizo eco en mis oídos, y solo pensé en Mikael...

Corrí, y Corrí,  pero era extraño, todo era una perspectiva lenta, de la tragedia que me rodeaba. Nada cambiaba, nada abanzana, solo yo, aunque as que avanzar, daba vueltas.

-Vas a morir y nadie podrá hacer nada por salvarte.

Frene mi paso hasta detenerlo.

¿Qué era esto?

De pronto, lo escuché,  el sonido del viento, fuerte, un corte en el aire, un silbido en mis oídos. Y me volví al origen...

Sentí el dolor el mi pecho. Atravesarme y una sombra, negra, que destacaba sobre el escenario gris, caer sobre mí.

-El suelo se teñira de sangre, flores muertas, y tu caerás muerta...

Y caí, como de ia la voz, como decía el ser... Caí...