Capítulo 26
Alcé la vista buscándolo con desesperación pero no había nada que me indicara saber dónde se había metido, no había ni rastro de él, caminé hacia delante apartando a la gente que se ponía delante de mí, llegando hasta una de las barra pero Romeo continuaba sin aparecer, se había alejado de mí. Mi barbilla se hundió contra mi pecho y cerré los ojos, intentando pensar que hacer.
Inesperadamente, como una violenta ráfaga de aire un poder extraño me golpeó el pecho con fuerza incurvándome hacia delante y robándome el aliento, haciendo que apoyara mi cuerpo en la barra con las manos que comenzaron a sudar. La energía que veníahaciamí como cuchilladas en el pecho me hizo alzar la mirada parabuscar al ser que me estaba provocando tal ahogo, un ser poderoso, una extraña presencia muy fuerte, con mucho poder y que se encontraba en este local, busquéa tientas mirando caras hasta toparme con un rostro bello de facciones duras. Su cabello era largo por los hombros, rizado y negro como la noche, sentí curiosidad por ese hombre tan atractivo y comencé acercarme con cautela a él, hablaba con una mujer morena que parecía estar cautivada por ese ser, ella acarició su rostro retirándole el cabello de la cara y permitiéndome ver una pequeña cicatriz que surcaba su ceja, el ser de la cara marcada sonrió dejando ver una preciosa y radiante sonrisa que provocó un gruñido en mis labios y que mis rodillas flojearan teniéndome que apoyar a la barra de nuevo.
El ser vestía de negro, con una camiseta de manga corta, de pico y que dejaba ver parte de un pecho bronceado de donde colgaba una cadena dorada, era grande, un hombre de brazos grandes, alto, casi de dos metros pero de cintura estrecha, sin embargo, la fortaleza que manaba de él lo hacíamás poderoso y un bárbaro legendario que podía hacer que te rindieras a sus pies. No podía retirar la mirada de ese impresionante ser tan irresistiblemente atractivo que atraía cada uno de mis sentidos hacia él, su poder se enrollaba en mí como miles de serpientes en torno a mi corazón intentándolo desplazar dolorosamente hacia fuera y sin embargo, el deseo que había despertado en mí por vermejor su rostro no me acobardaba,aunque mi cerebro me pedía a gritos que retrocediera y diera media vuelta pero no podía, quería observarlo, estar ahí para que él me viera.
La muchacha morena le paseó el dedo por el trozo de piel desnuda de su pecho y comenzó a subirlo por su cuello hasta llegar a sus labios que él le ofreció abriéndolos y sacándole la lengua para saborearla, ella siguió su juego y le introdujo el dedo dentro, observar ese juego me inflamó el deseo y sin darme cuanta desprendí todos mis aromas, los cuales se desplazaron por todo el local como el aire hasta que llegaron a él, ver el impacto de su mirada sobre la mía fue la misma e idéntica sensación que me provocó Romeo cuando lo vi por primera vez, solo que el color de este desconocido era una mezcla entre el azul y el verde pero tan intenso como el de mi amado guerrero. El cuerpo del ser se tensó mientras clavaba su mirada en mí, varios sentimientos se entrecruzaron en su rostro pero no pude deducir que eran, solo el último, deseo, un deseo extraño que me marcó a fuego lento haciendo que mi piel ardiera literalmente. De pronto, su imagen desapareció en borrosos movimientos desapareciendo de míhasta que se esfumó como si fuera un aire imaginario, rodé la vista por donde el ser había estado pero ya no estaba e incluso la joven con quien élhabía estado también lo buscaba con desesperación.
–Alaya...–Una mano se posó en mi hombro.–... joder estas ardiendo, que... pero qué coño...
Chilo apareció de la nada delante de mí con cara de pocos amigos y frunciendo el ceño confuso, sabía que intentaba decirme algo pero no terminaba la frase y lo poco que me decía no lo entendía, comenzó a tocarme la frente, las mejillas y los brazos desnudos.
–¿Te encuentras mal? –Preguntó.
–No ¿Qué haces?
–Estas ardiendo, no lo entiendo, ¿sientes algún dolor o te has herido con algo extraño? –Puso sus labios en mi frente como si fuera un bebé.
–No, estoy bien solo que...
–Quieres apagar el interruptor, todo el local huele a ti.
–Ohhh.
Acto seguido camuflé de nuevo todos mis aromas escondiéndolos en mi interior de nuevo y manteniendo el único que mepermitían, el de humana, luego retiré esas manos que continuaban tocándome por todas partes y di dos pasos hacia atrás.
–Solo tengo calor, he visto algo raro, un ser extraño que me ha puesto nerviosa.
–Alaya, estamos en un club de alimento, estamos rodeados de los nuestros, pero todos son de fiar no debes preocuparte y ahora te acompañare al aseo y te refrescas, esa calor que tienes no es muy normal.
Llegamos ala entrada del pasillo de los aseos de mujeres y una sombra rápida y grande paso por delante justo por la otra parte del pasillo seguida muy de cerca por otraque reconocí perfectamente, las dos seadentraron por una de las puertas que habíacerca del cuarto de bañopor donde yo tenía que entrar. Me giré hacia Chilo y lo miré.
–Espera aquí, enseguida salgo y por cierto, vigila a Mikael que la última vez que lo vi estaba siendo atacado por dos víboras.
Chilo soltó una carcajada y me miró con una sonrisa.
–No me preocupa Mikael, pero por si acaso iréa vercómo le va, estoy seguro de que cuando vuelva tú todavía no habrás salido de ahí dentro.
Le dediqué una sonrisa irónica y le di la espalda mientras disimulaba entrando al aseo, pero una vez noté que la presencia de Chilo había desaparecido me escabullí por el pasillo para adentrarme por donde Romeo había entrado. Era un salón pequeño con pasillos y cortinas colgando de un techo bastante bajito, más o menos de unos dos metros y medio, me escondí por los rincones mientras buscaba a mi guerrero y justo lo vi caminado en mi dirección con muy mala cara. Escondí mejor mi cuerpo entre las cortinas y respiré con normalidad, sentía el calor de su cuerpo acercándose poco a poco, sabía lo que quería hacer y tenía que hacerlo. Me centré en él, en sus pasos, su respiración alterada como cabreada, cosa que me extrañó, Romeo ardía de ira pero de una manera intensa, tan fuerte era su aura demoniaca que por un momento me heló la sangre pero no me desanimé, porque estaba segura de que esa ira yo no la había provocado.
Conté los pasos que le quedaban para llegar a mi posición y cerré los ojos visualizándolo en mi mente pero al momento de darle oscuridad a mi visión todo comenzó a darme vueltas, así que, los abrí de nuevo y me centré tan solo en los pocos sonidos que me permitía mi pobre poder en darme esta noche.
Cuatro, estaba cerca, tres, muy cerca, dos ya lo tenía casi encima y... uno.
Saqué la mitad de mi cuerpo de mi escondite y con una fuerza que noera para nada natural cogí a Romeo y lo introduje en el interior delas cortinas apretándolo de espaldas contra la pared, sacudí las cortinas con el pie al mismo tiempo que empujaba a Romeo del pecho para mantenerlo donde yo quería y así darnos la intimidad que necesitábamos, Romeo miró las manos que lo sujetaban sorprendido por lo sucedido y luego fijó la vista en mí sin entender, parecía estar descompuesto por la situación, su cara era una incógnita de falta de información, así, antes de que se enterara de mi pequeño secuestro y me apartara de él para volver a desparecer como antes, comencé primero a hablar,aunque su estupor se me adelantó.
–Pero que... ¿Alaya?
–¿Por qué?
Romeo tubo que sacudir la cabeza varias veces y luego miró a su alrededor, de nuevofijó la mirada en las manos que lo sostenían fuertemente de la camisa.
–¿Cómo demonios lo has hecho? Maldita sea mí...
–Contesta ¿Por qué?
Él espantado subió la mirada a mis ojos y los taladró como intentando leer a través de mi mente, pero no había nada que ver, actuaba sobre la marcha, según su respuesta yo le daría la mía.
–Porque ¿Qué?
–¿Porque debo olvidarme de ti?
–¿Por ese motivo estás haciendo esta tontería? –Dijo con ironía.
Al menos todavía no había hecho el intento de huir o retirar mis manos de él.
–Sí.
–Y ¿Qué crees conseguir con esto?
–Respuestas.
–¿Sobre qué?
No sabía si era mi imaginación o mi dragón comenzaba a perder la paciencia.
–Sobre muchas cosas, pero ahora solo necesito la verdad...
–Alaya. –Me interrumpió junto con un bufido. –No me hagas perder el tiempo, esta noche te estas convirtiendo en un auténtico estorbo, he hecho todo lo posible por pasar de ti. Así que, haznos un favor a ambos y termina con esto. Ves al maldito grano de una vez. No tengo tiempo para chiquilladas.
Sus palabras me dolieron pero no se lo demostré, quería que me explicara todo y para eso no me podía hundir delante de él
–Romeo, necesito respuestas, no tengo ni idea de lo que me pasa cuando estoy cerca de ti pero sé que a ti también te sucede, lo siento cada vez que me tocas y porque siempre sientes la necesidad devolver a tocarme y...
Una carcajada que salió de su garganta cesó mi conversación, su rostro se había transformado en una burla falsa y la siguiente mirada que clavó en mí no me gustó nada, algo malo se avecinaba, algo que me iba a doler.
–No, te confundes Alaya, no siento nada por ti, simplemente tu olor nos vuelve locos a todos, eres única en la especie y un aroma jamás creado, un aroma virgen jamás probado, te conviertes en una pieza de colección muy ambiciosa. –Cada palabra sonó asqueada.
–No te entiendo, no...
–Eres el típico capricho de un niño. Eres el nuevo juguete famoso que está de moda y que piden en su cumpleaños todos los niños mimados del mundo. Eres el descubrimiento desconocido para todo aquel con el que te cruzas.
–Y¿Para ti?
–Demasiado virginal, demasiado perfecta, eres una muñequita muy inmadura, no soportaría a una niñita como tu durante mucho tiempo.
–Entonces todo lo sucedido entre tú y yo, tus palabras, tus... –No podía continuar, me estaba atragantando con mis propias palabras.
–Nada, nunca ha sido nada.
Sonaba tan tranquilamente frío que comenzaba a dudar de todo, no podía estar diciendo todo eso en serio.
–Mientes. –Susurré casi sin fuerzas.
–Siento desilusionarte pero es así, eres la chuchería perfecta que todo hombre desea, pero no la mía.
Su voz sonó fría y dura, cada palabra la decía con ira y su mirada oscura lo demostraba todo, no me podía creer que estuviera escuchando tales cosas, que lo que me pensaba que eran sentimientos simplemente eran caprichos, pero lopeor de todo es que siempre lohabía imaginado todo pero me negaba a creer tal cosa ya que era lo que más daño me hacía pero, al escuchárselo decirde su propia boca mi dolor era mucho peor, sentía como si me arrancaran el corazón, un corazón que ya no deseaba, que ya no quería dentro de mí, un corazón pisoteado y tirado a la basura, sentía que las lágrimas iban a escurrirse por mis mejilla pero las controlé, todavía no había terminado.
–¿Entonces porque vienes a mí una y otra vez? ¿Por qué me defendiste delante de mi padre? ¿Por qué siempre tienes que tocarme o besarme?–Grité con rabia.
El fuerte guerrero bufó con impaciencia y retiró mis manos de su cuerpo mientras avanzaba dos pasos para acercarse a mí, haciendo que yo me encorvara tan solo un poco para poder continuar mirando esa mirada oscurecida por la ira. No retrocedí ni un solo paso tras su autoritaria pose.
–Labores de un buen trabajo, solo eres eso paramí, un maldito trabajo del cual deseo deshacerme de una maldita vez, eres mi maldita pesadilla y la semilla principal de mis problemas con Drusila.
–Está bien, pues te despido de tu mierda de trabajo y te pido que no te vuelvas a acercar a mí en tu vida.
Mi grito salióinterrumpido por los sollozos pero lo peor fue mi magistral salida de las cortinas que Romeo bloqueó con su propio cuerpo, esta vez fui yo la que se vio empotrada contra la pared de espaldas con el cuerpo de él encima del mío y camuflados por las mismas cortinas, solo que las de enfrente a donde habíamos estado anteriormente.
–Eso no lo decides tú, sirena. –Sus dientes chirriaban.
–Hablaré con mi padre, él se encargara de enviarte ala mierda, estoy segura de ello.
–Sí, yo también, pero ese tema ya te lo puedes ahorrar, esa decisión era mía y yo la tomé.Y ya lo envié a la mierda hace un par de semanas.
–Bien. –Contesté notando el sabor de mis propias lágrimas.
–Y en cuanto a no acercarme ati, estate tranquila, te prometo que eso no volverá a suceder, jamás volveré acercarme a tu piel.
Si no fuera por el tono de voz rabioso con el que me atacaba o por lo fuerte que apretaba mi cuerpo contra el suyo pensaría que esto le estaba gustando, pensaría que verme así era lo que él deseaba, verme hundida, abatida y rota era lo que él quería, convertirse en mi fantasma personal que se encargaría de atormentarme día y noche.
–Entonces esto es una despedida.
Y el día que me alejo de ti, de mi miedo, de mi confusión, de tu piel y de esa mirada que siempre llevaré conmigo.
–Sí.
Me soltó dejándome espacio para que pasara por su lado y me fuera pero,él me había hundido y yo quería dejarle un leve recuerdo de mi futuro, aunque no le afectara, aunque no le importara y realmente lo dudaba, tan solo su mirada me diría la verdad pero lo necesitaba, una simple reacción que me dijera que no había mentido del todo, que realmente todo este tiempo sí que había sentido algo por mí. Necesitaba solo un simple gesto.
Pasé por su lado pero me frené y antes de marcharme girémi rostro a mi espalda y lo miré, solo un poco por encima del hombro.
–Ya que has hecho también tu trabajo solo debo agradecerte tu protección y tu ayuda para poder aclararme en tomar la decisión correcta que rondaba por mi cabeza durante tu ausencia.
–¿Qué quieres decir? –Ese sonido de voz hizo que me girara cara él para continuar.
–Sobre tomar la elección que cambiarámí destino.
–¿Sobre qué? Alaya, se clara, no tengo todo el día.
–Tenías razón sobre Samuel, no pienso acercarme a él.
–Bien, eres muy inteligente...
–Sin embargo, necesito un esposo y...
–Creo que no lo entiendes, a ese hombre no le perteneces, ese hombre te hará daño, no debes confiar en él.
–Y es lo que voy hacer. Sé que a él no le pertenezco, solo pertenezco a un hombre y mañana le diré la decisión tomada ami padre para que meentregue a él, es lo correcto y creo que es elmejor hombre y guerrero para mí, el podrá saciar todos mis apetitos, lo ha dejado claro y...
El cuerpo del guerrero que tenía delante se había evaporado de nuevo, soloque esta vez tan rápido como un rayo lo tenía justo delante con su mano enredando fuertemente mi brazo y apretándolo para apegarme a él de nuevo con rabia.
No me podía negar lo evidente, mi corazón tampoco estaba tan roto como antes, tal vez no me amara pero sí que me deseaba y eso no lo podía negar.
–¿De quién coño estás hablando? –Escupió.
–¿No te lo imaginas? El me hará reina.
–Di su nombre si tienes valor.
Me zarandeó con fuerza pero yo me resistí y retiré esa mano de un manotazo, tenía que salir pitando cuando pronunciara el nombre de mi supuesto prometido, así que, gané terreno con otra pregunta que no le sentó nada bien.
–¿Por qué debería decírtelo si ya no trabajas para mi padre?
–Habla de una vez Alaya o...
–No.
Y me di la vuelta para marcharme y salir al pasillo con rapidez donde sabía que estaría esperando Chilo con impaciencia porque había tardado demasiado y justo, al abrir la puerta lo vi y él a mí, pero una mano me cogió del brazo y me metiódentro de nuevo, por suerte, Chilo me había visto y no tardaría ni un segundo en venir en mi busca.
–Dime su nombre.
Ahora sí, con los pasos de Chilo sonando en mi cabeza y asegurándome de que se acercaba, ya no corría ningún riesgo y podía decírselo con total tranquilidad.
Así que allí iba con el bombazo.
–Arín.
La mirada de Romeoardió como una ciudad entera abarcando a todos los edificios para poder destruirlos, su rabia me traspasó cada hueso como las finas dagas del metal más venenoso que podía existir, y su mano se convirtió en un horrible y doloroso apretón que me mataba de dolor, que hasta incluso, al abrir Chilo con un gran estruendo la puerta que nos separaba del exterior no soltó y su cuerpo no se calmó para nada.
–¿Qué estáis haciendo aquí?
Ninguno de los dos contestamos y Romeo continuaba en el mismo estado, miré a Chilo para que me echara una mano ya que el terror comenzó a ocupar gran parte de micuerpo pero este, parecía alucinado con la reacción de Romeo, el cual había dejado fluir su energía de su interioralrededor de mí, Chilo parecía incluso asustado.
–Romeo suéltala, la estas lastimando. –Susurró con cuidado para no enfurecerlo más.
Las palabras de súplica del Koreano parecieron surtir efecto en él, que por fin decidió soltarme y retirar su mirada asesina de mí para darme la espalda y pasarse las manos por la cabeza mientras soltaba maldiciones en un idioma que desconocía.
–Llévatela de mi vista ahora mismo y avisa alos demás, tenemos que largarnos de aquí de inmediato.
–¿Por qué? –Preguntó Chilo mientras me cogía y me colocaba a su espalda por si acaso Romeo se arrepentía de haber tomado esa decisión.
–Vamos a tener compañía.
–¿Cómo lo sabes?
–Haz lo que te digo. –Rugió Romeo girándose hacia nosotros con los ojos brillantes en un colorplata líquido.
–Oye, tranquilízate, nosotros no somos los enemigos y creo que tengo derecho a saber el cómo lo sabes, somos amigos.
–Me lo ha advertido Solomon.
–¡¿Qué?! Ha estado aquí. Joder, tenemos que largarnos ya.
Chilo me arrastró con rapidez pasando por toda la pista mientras empujaba a la gente que bailaba en el centro sin cortarse ni un pelo y sin importarle los insultos que le dedicaba cada uno que él aplastaba como una hormiga.Llegamos a la misma barra donde él me habíaencontrado y comenzó a buscar con la mirada al resto del grupo, lo imité y di con Mikael dándose el lote con una de las rubias que lo había secuestrado antes.
Mira por donde a él le había salido bien la noche.
–Mierda, no me lo puedo creer, esto nos va a costar muy caro.
–¿El qué?
Seguí el dedo acusador y bien recto de Chilo que señalaba al centro de la pista de baile para toparme con una pareja que bailaba muy provocativamente, casi uno encima del otro restregándose mutuamente mientras que se acariciabancon las manos cada parte de tela que los rodeaba, deseando arrancársela con deseo, y la verdad es que la escena me hizo gracia ya que la pareja no podía haber escogido peor momento para practicar una escena tan erótica, Romeo estaba como loco y como viera asu preciosa amante en los brazos de Samuel de esa manera, las cosas se iban a poner de miedo.
–No te muevas de aquí, voy a separar a esos desgraciados antes de que Romeo los vea y...
Romeo los acababa de ver.
Me dieron ganas de dar palmadas pero las reprimí, no estaba en condiciones de poner aprueba a un guerrero salvaje que estaba fuera de sí y másaún, después de ver el primer puñetazo que le propinó a Samuel en la cara, el cual salió volando por todo el local hasta chocarse contra una de las paredes y destrozar una mesa en su caída, pero este se recuperó enseguida y voló con rapidez hasta atacar con fuerza a Romeo.Con cada golpe y la rabia que ardía entre ellos me di cuenta de que estos dos se tenían unas ganas horribles de jugar entre ellos, ya que se atacaban a muerte cogiendo inmobiliario que ellos mismos iban rompiendo por el camino, pero lo más gracioso fue ver a Chilo intentar separarlos, el pobre recibíamás golpes que ellos mismos y luego estaba la música que continuaba sonado con más intensidad que antes. La pelea tenía su gracia si no fuera porque los que se peleaban habían provocado esta lucha por la misma mujer y esa no era yo, al pensarlo dejé de observar la batalla que se libraba ahora en una de las pasarelas deltecho y me gire dándoles la espalda.La barra estaba vacía de gente, todos estaban huyendo del jaleo o se habían escondido en las profundidades que el interior de la barra ofrecía dando mayor protección y dejando sus copas enteras encima de la mesa brillante que les cubría. Miré uno de los chupitos que antes deseaba haber probado de un color morado y me lo bebí de un trago, estaba buenísimo, sabia a mora así que,decidí buscar más mientras escuchaba los ruidos de cristales romperse en mil pedazos, tan solo me giré cuando una voz gritó mi nombre y me pareció que dijo que no me moviera de este lugar,yo encantada obedecí tal orden de la cual no estaba muy segura, pero juraría que había sido Mikael, porque lo vi correr hacia la entrada del local, supongoque, hacia donde se estaba desarrollando la pelea, aquí ya no quedaba mucho que romper.
Sin dejar de escuchar romperse cosas continúe en mi busca de más alcohol, lo necesitaba después de haberme llevado un golpe amorosocon el rechazo del hombre que amaba. Hallé otro chupito, pero este de un color amarillo, no podía imaginarme que sabor tendría, así que lo cogí con ilusión,pero al llevármelo a la boca una mano me lo impidió, giré mi rostro hacia ese hombre que me impedía beber más para dedicarle unas cuantas delicadas silabas pero al ver su rostro tan cerca del mío todas mis quejas se quedaron dentro y muy olvidadas por que en ese momento ya no me salía ninguna palabra, ni siquiera podía pedirle a mi cerebro que le echara una mano a mis pulmones para respirar, era como si todo hubiera desaparecido por completo y tan solo estuviera ese ser desconocido y yo en el amplio y jaleoso club.
–Yo de ti no me tomaría eso. –Su acento me resultó familiar pero no podía pensar.
El guapo desconocido posó su mano encima de la mía para quitar la apetitosa copa que tenía entre mis manos y aunque, casi me caigo de boca al perder el equilibrio desde arriba de los taconazos por ese simple roceinsistí y mantuve bien cogido ese chupito. No estaba dispuesta abandonar tan fácilmente ese delicioso licor que parecía llamarme a gritos.
–No es nada personal, pero te aseguro que el contenido de ese llamativo licor no era para ti.
–Y ¿Para quién era?
–Para otra mujer que...
Se calló y me dejó con la duda, así que, lo animé a continuar:
–Que...
El desconocido me miró intensamente intentando leer en mi mirada, atrayéndome a él como en una especie de magnetismo, no entendíapor qué, pero sentía una cierta familiaridad con él, nunca en mi vida lo había visto, estaba segura, un cuerpo y un rostro como el suyo nunca lo hubiera olvidado en mi vida y sin embargo, sentía que ya lo conocía, que lo había visto o me había cruzado con él en algún momento, pero era imposible, el tipo este llamaba demasiado mi atención y no solo por lo grande que era, si no por lo tremendamente atractivo que era todo él, por el precioso color de sus ojos y por la cicatriz que surcaba su ceja, que lo hacíatremendamente amenazador y muy sexi. Era el típico hombre del cual nunca te puedes olvidar y conel cual deseas soñar toda la noche para no despertar.
–¿Quién eres? –Preguntó después de tanto silencio.
Mal rollo, se acababa de relamer los labios y el problema no era el gesto, si no lo cerca que lo había hecho de mí, tanto que me había parecido por un momento que esa boca era la mía y su lengua mojaba los míos, así que, en ese momento no sabía que responder a su pregunta.
–¿Yo?
Ooh. Y su sonrisa era increíble, tan abrasadora como la de Romeo. Dientes blancos y un gesto demasiado desarmador para mí.
Tenía que espabilar, este hombre me estaba dejando KO.
–¿Quién eres tú? ¿Nos conocemos? –Estaba perturbada, hasta mi voz salía aguda.
–No, ojala te hubiera conocido antes pero no he tenido ese gusto. –Su voz se clavaba directamente en mi ingle y unas cosquillas en mi estómago no me dejaban casi respirar –Y mi nombre es Solomon.
Solomon. Ya había oído ese nombre antes.
–Ahora te toca el turno a ti. ¿Cómo te llamas?
Su cuerpo estaba rozando el mío y sus manos, aunque todavía no me habían tocado las sentía quemarme, una la mejilla y la otra la cintura, mis ojos estaban fijos en sus labios que dibujaban una sonrisa traviesa.
–Alaya.
–Alaya. –Repitió acercándose más, sentía su cabello que caíahacia delante rozando los lados de mi rostro.
–Sí. –Se lo afirmé como si mi nombre escuchado en sus labios hubiera sido una pregunta y más bien escucharlo había sido el éxtasis que me volvía loca.
–Bonito nombre, es el adecuado para una muchacha como tú. –Ahora sí que me ardía de verdad la cintura y la mejilla porque esta vez él porfin había acariciado con sus dedos esas zonas que lo habían atraído como imanes. –Tu belleza es increíble, las diosas deben de estar irritadas en los cielos por la envidia de ver a una humana en la tierra robándoles lo que ellas han ansiado todas sus décadas, ser la más hermosa de todas las mujeres.
–Creo que he oído esa misma frase en un cuento.
–Tú eres el cuento, la leyenda, la historia, como desees llamarlo, Alaya.
–Me parece que no te sigo. –Y de verdad no entendía nada de lo que estaba diciendo y másaún cuando sus labios y los míos los separaba un pequeño hueco invisible de aire.
–Que eres diferente a todo lo que conozco.
–No tanto, soy... –Estaba tartamudeando.
–Eres especial y una pieza fundamental para poder cambiarlo todo.
–Yo no puedo cambiar nada.
–Sí, puedes ayudarme a cambiar mi destino.
–¿Cómo?
–Te pareces tanto a ella que...
No hubo más preguntas, ni respuestas, ni palabras indescifrables, solo el calor de sus labios carnosos sobre los míos, su pecho contra el mío y el mejor amarre del hombre con su brazo en mi cintura, como si fuera una mujer salvaje que se le fuera a escapar y sin embargo, aunque sus manos actuaban como si fuera un depredador su beso era muy diferente, suave, decidido y muy experto, abrasándome como un volcán al límite de estallar, su sabor era impresionante, tanto que cuando sus labios se retiraron de los míos para posarse en mi oído todavía sentía el calor y ese duce sabor dejó una huella imborrable en mí.
–Vete Alaya, no sería justo atraparte sin jugar antes.
Abrí los ojos que se cerraron solos sin darme cuenta y ya no estaba.
Solomon se había ido.
Miré a mi alrededor centrándome, intentando enfriar mi cuerpo ardiendo que en ese momento necesitaba un desahogo y el mejor interruptor de apagado que encontré fue el chupito que todavía conservaba en la mano, lo miréy no vi nada extraño, lo coloquéen mis labios y la duda me acechó como una mosca rondándome e incordiando a mi conciencia, lo medité durante dos segundos pero al ver que durante ese tiempo mi temperatura no había bajado ni un solo grado lo bebí y...
... no sucedió nada.
–Mentiroso.
–¿Quién?
Había jurado que no había nadie conmigo, es más, no había nadie en todo el club cuando mi mirada lo había escudriñado buscando a Solomon y sin embargo, un desconocido estaba a mi espalda con un aliento fétido rozando mi nuca y poniéndome los pelos de punta, su aroma lo hubiera reconocido a kilómetros de distancia pero todos mis sentidos me estaban fallando mucho hoy y con ellos mi falta de atención, la cual ahora mismo estaba despierta y preparada para salir de la cercanía del Narciso que sujetaba una espada en su mano derecha y una pequeña púa larga en su mano izquierda, no lo había enfrentado para poder ver todo eso, un reflejo delante de mí me estaba brindando una vista bastante clara de lo que había detrás de mí, solo tenía que esperar el momento adecuado y salir corriendo.
–La has encontrado. –Otro Narciso igual de armado que este se unía a la fiesta.
–Sí.
–Demasiado fácil.
El narciso que tenía a mi espalada se giró hacia su compañero perdiéndome de vista, gran error para un guerrero. Salté hacia delante, di una vuelta sobre mí misma y con una gran rapidez cogí un taburete que se avecinaba contra el suelo con una mano y lo estampé contra el Narciso, no me quedé a ver dóndecaía, ni por donde había salido volando, ni como había actuado el otro, fui a la salida como si viajara con la velocidad de la luz, solo que como la luz,las dos nos detuvimos al llegar al desastre de la entrada donde las escaleras que daban al pasillo de lasalida por donde habíamos entrado estaban inundadas y una de las peceras rota, con lo cual, sabía perfectamente que había debajo de tanta agua y no me apetecía nada meterme dentro y nadar con los tiburones esperando a ser el alimento de uno de ellos.
Retrocedí dos pasos y me giré, mi decisión de no tomar ese camino fue un error ya que uno de los Narcisos lo tenía justo delante de mis narices con una sonrisa ladeada, cosa que no me gustó nada.Sencillamente estaba acorralada.Tenía dos opciones; o luchar contra el narciso o nadar con el ser marinomás depredador del planeta convertido en un maldito vampiro.
No pude pensar mucho, el Narciso levantó su brazo y me golpeó con fuerza estampándome contra la pared, quitándome todo el aire de golpe y nublándome la vista, casi no tenía fuerzas para levantarme cuando el muy cabrón vino a por mí de nuevo, esta vez salí volando como un avión de papel por todo el interior de la pista de baile hasta chocar con la jaula que ahora mismo se encontraba vacía como toda la sala, exceptuándome a mí y al Narciso.Comencé a preguntarme donde estaba el otro, era imposible que con el golpe del taburete lo hubiera matado, aunque comenzaba a dudar, ya que no aparecía por ningún lado, tampoco me preocupaba su paradero, por mí, como si se lo hubiera tragado la tierra, solo había una cosa que me preocupaba, el ser mal oliente que ahora mismo se avecinaba a pormí con una espada en forma de media luna en su mano y con la mirada cargada de sangre, era perturbador. Busqué un arma por el suelo, cualquier cosa, necesitaba defenderme y lo que encontré valdría la pena, una barra de aluminio de alguna tubería rodaba en un suelo brillante que enfocaban las pocas luces que había en ese salón. Levanté mi pesado culo del suelo, al menos, tenía un poco de fuerzas para dejarlo un poco desorientado y buscar una salida. El Narciso borró su sonrisa al verme con tantas fuerzas y se abalanzó contramí saltando, esquivé esa espada rodeándole con rapidez y le atesté un brutal golpe en la cabeza, el Narciso cayó al suelo de boca y aproveché para darle otro y otro, más otro y uno más, hasta que la barra se rompió por la mitad, la tiré a un lado mientras veía la cabeza aplastada y descuartizada de ese ser.
Maldita sea, ¿porque esto no podía ser un poco más fácil?
Di un paso hacia delante pero mi pulso comenzó a temblar extrañamente y un mareo repentino acudió a mí como un torbellino en forma de distorsión que provocó que toda la sala me diera vueltas, sacudí la cabeza varias veces hasta tornar la sala a su estado normal, apreté los puños varias veces controlando los temblores de mis manos fijando la vista en ellos pero una alarma en mi cerebro junto con varios gritos de guerra a mi espalda de varias personas me activaron el interruptor como el conejito de duracel, no miré a mi espalda, me sirvió centrar el olfato para saber que eran más Narcisos, dos o tres, genial.
Corrí como el demonio que llevaba dentro hasta el final de la sala, subí unas escaleras de hierro de puntillas para que los tacones de aguja no se metieran por las rendijas que había en el sueloy boté a uno de los tablones de acero oscuro que cruzaban el techo del salón de punta a punta, noté el temblor del hierro en mis pies al tener peso extra, los Narcisos estaban máscerca de lo que yo pensaba. Salté al siguiente que se encontraba más abajo y corrí hasta saltar por los aires para cogerme a una barandilla de una pasarela que traspasaba todo el lateral, noté el aire que hizo un Narciso a mi espalda para cogerme y antes de que este pisara la pasarela subí con impulso a la barandilla mientras le daba una patada en la cara bloqueándole el paso y haciendo que cayera hasta estamparse en el suelo, a una altura de unos diez metros, no me quedé para ver el espectáculo de la descomposición del Narciso pero si pude escuchar la explosión de su cuerpo, este sí que había muerto.Uno menos, solo quedaban dos y los dos continuaban detrás de mí.
Continúe corriendo sin detenerme hasta que se terminó la pasarela y justo al final, una pequeña ventana daba a otro lugar, llegué a la pared con rapidez y comencé a escalar la piedra en forma de ladrillos con grafitis de uno de los lados, nada más tuve acceso a la ventana la traspasé pero no se trataba de una ventana, sino, más bien de un estrecho conducto de aire que estaba bastante oscuro.Me arrastré como un reptil por él, arañándome las rodillas y los codos, habían varios pasillos para poder elegir pero opté por continuar recto, no tenía tiempo de pensar en cual tomar, uno de los Narcisos estaba dentro conmigo y a este no le estaba costando tanto como a mi llegar hasta el final. Hallé la luz al final de este pasillo, una luz azul oscura bastante artificial y apreté el ritmo para llegar cuanto antes, nada más sacar la cabeza por el túnel uno de mis pies fue atrapado por una fuerte y áspera mano que arrastróa todo mi cuerpo hacia dentro, me golpeé la boca contra las placas de aluminio y sentí el sabor de mi sangre en los labios, el Narciso insistió de nuevo tirando de mí, esta vezsí que me lo esperaba y me dio tiempo a cogerme de la orilla del conducto, justo al marco de la salida, aguante con aplomo pero el muy cerdo tiraba de mí con exageración mientras gritaba palabras que casi no comprendía cuales resoban en mi cabeza como ecos lejanos, harta de aguantar comencé a patalear con el pie libre dándole a todo aquello que notaba blandito, sabía que le daba a él porque oía sus gruñidos que fueron música para mis oídos, el Narciso desquiciado me soltó y retrocedió, yo me arrastré hacia delante sin dejar de patalear,( por si cambiaba de opinión e intentaba coger de nuevo uno de mis pies) hasta que conseguí salir de esa asfixiante cueva, caí de cabeza a un suelo espumoso pero rodé para no detenerme y alejarme lo más posible de esa entrada, acuné entre mis manos una barandilla de metal y con su apoyo llegué a levantarme del suelo. Inmediatamente a mi olfato acudió un olor intenso a humedad y asomé mi cabeza al hueco de donde salía la luz azul.
OH no.
Estaba en el interior de la pecera de los tiburones, aunque no llegaba a ver ninguna aleta pasear por la zona que tenía ante mí, una piscina azul donde el agua estaba demasiado tranquila.Escuché el sonido del metal a mi espalda y me giré, los Narcisos estaban a segundos de salir por el túnel y yo a segundos de que me diera un ataque. Debía esconderme, el corazón me lo pedía a gritos pero no había ningún lugar adecuado donde hallarme segura, era imposible huir de mis cazadores, tenía que enfrentarlos, luchar contra ellos o morir en el intento.
No recé, no decaí, solo mantuve mi vista fija en ese conducto de donde salían los sonidos cada vez más fuertes, sincronicé mis sentidos dándoles todo lo que podía,sabía que no era suficiente pero todo lo que me rodeaba estaba demasiado silencioso y con ello, mi mayor refuerzo porque antes de que el primer Narciso apareciera saltando del conducto hacia delante lo escuché adelantándome a sus pensamientos y así, de esa manera pude esquivar su cuerpo, fue extraño pero sentí el agitar de mi vientre, como avecinándome al peligro que corría. Elsegundo se avecinó con la misma rapidez, pero de este no me retiré, lo esperé viendo pasar los microsegundos hacia mí y nada más tuve acceso total a su cuerpo tan cerca del mío, di una vuelta sobre mí misma y le arrebaté la daga que guardaba en su cintura, el frío acero salió sin problemas de su funda, lo cogí con fuerza, notando sus grabados en mi mano y clavé la daga en el corazón palpitante del ser que recuperaba su aliento por el bote paracontratacar, un ataque que jamás llegó a producirse porque antes de que pestañeara se había convertido en humo negro delante de mí.
No sé si fue por el humo que mis pulmones absorbieron o por el alcohol, pero en ese momento me retornó el intenso mareo junto con una debilidad extraña por todo mi cuerpo, la fuerza se meescapaba y la visión se meemborronaba, comencé a respirar con dificultad y mi corazón a latir a gran velocidad pero no la suficiente para hacer avivar la actividad de mi ser, que en ese momento parecía disminuir con rapidez. Di varios pasos hacia atrás hasta chocarcon las caderas contra la barandilla de metal que me separaba de la piscina vacía de tiburones, apreté los puños con fuerza centrando mi poder a mi mente para que me diera fuerzas pero fue inútil, con cada bocanada de aire que daba la energía desaparecía con gran facilidad, me sentía volar y atrapada a la vez, perdida y tonta, no estaba ágil y parecía perturbada.
¿Qué me pasaba? Era como...
Todas las alarmas de mi cuerpo se activaron al darme cuenta de que detrás de mí lo peor estaba por llegar cuando escuché el rugido atroz del Narciso que quedaba con vida. Escuché una risa histérica, apagada por un burbujeante sonido que emitía mi cabeza, lo sentía casi a mi espalda, notaba su aroma rozar mi piel enfriándola con su aliento fétido y escuché el efecto cristalino de unas gotas secas caer al suelo.Amparé el cuchillo en mi mano como si fuera el propio corazón que latía bajo mi pecho desesperado por desear salir de ese lugar.Temía girarme, sabía lo que iba a descubrir y no podía enfrentarme a ello. Reconocía ese aroma, reconocía el sonido de esas pezuñas chocar contra el suelo y reconocía la respiración ansiosa que vertía esa bestia hambrienta. Sabía lo que era, sabia en lo que se había convertido y ya me había enfrentado a uno de sus amigos anteriormente y la cosa no había terminado bien hasta que había aparecido mi guerrero para salvarme la vida, solo que esta vez, estaba sola, nadie vendría a por mí y estaba segura que el enorme lobo que se avecinaba lentamente detrás de mí, esta vez terminaría con mi existencia y él estaba de acuerdo conmigo por la lentitud que había tomado en atacarme, se tomaba su tiempo, saboreando cada segundo, escuchando mi miedo y arañando la barandilla en estridentes sonidos que rebotaban por mis tímpanos como miles de metales entrechocar.
Estaba muerta pero debía luchar hasta el final, no tenía pensado servirme en bandeja.
Giré mi cuerpo lentamente percibiendo todo lo que me rodeaba, memorizando cada rincón sin salida que existía en esta jaula azul, escuchando el sonido de los movimientos de la bestia y gritando a mi cuerpo la ayuda necesaria para poder resistir cada golpe que tenía pensado darle al chucho, hasta que mis ojos se dieron con los suyos, bañados en sangre y tan oscuros como rabiosos, saqué una sonrisa de mis labios como si todo lo tuviera controlado y él me dedicó un rugido mostrando cada uno de sus largos y mojados colmillos.Todo mi cuerpo se activó de inmediato como si una fuerza que no nacía de mí me arrollara en llamas cálidas dándome el aguante que necesitaba, fue extraño y sorprendente sentir ese poder sobre mí, un poder cargado de luz. Aproveché ese poder y levanté la daga de mi mano para me abalanzarme contra el lobo al mismo tiempo que ese ser saltó en sus cuatro patas hacia mí.
El tenue azul que nos había acompañado desapareció y antes de que esa bestia me tocara una brillante luz entró en la esfera creada por la piscina envuelta en una llamativa y ruidosa explosión que me vapuleó mandándome lejos hasta aterrizar dentro del búnque tranquilo de agua, que en ese momento parecía una marea creada por un terrible ciclón. Caí hasta el fondo con suavidad, viendo como la ola de luz brillante se apoderaba poco a poco de toda la superficie, me maravillé y atemoricé al sentir el fuerte poder correr por todo lo que me rodeaba, un poder exclusivo que ya había sentido antes, un poder cálido que sanaba mi cuerpo como si fuera magia blanca, un portazo silencioso que dejó relajado al loco corazón que ya no resonaba en mis tímpanos ya que la explosión abastecía todo dejando un leve pitido en mis oídos.
Saqué el aire de los pulmones y me animé para salir al exterior, fuera quien fuera la persona que desprendíatanto poder era de mi equipo, lo notaba, y más al darme cuenta de que la bestia no venía detrás de mí pero la ilusión que había encubado en la mente se vino abajo como todo mi cuerpo cuando un par de manos me atraparon de las caderas antes de salir a la superficie y me hundieron de nuevo, solo que esta vez fue con violencia y con nada del sentido del cuidado. Saboreé el sabor de mi propia sangre cuando la cabeza rebotó contra las pequeñas placas del suelo, intentéincorporarme pero el maldito bastardo utilizó mi cuerpo de pala, ya que con la velocidad de un rayo me estampó contra el frío cristal de uno de los laterales, solo que esta vez el Narciso vino conmigo, con su asquerosa mano enganchada alrededor de mi garganta, la cual mantuvo presionando con fuerza y manteniéndome bien pegada al cristal, temí que se rompiera a mi espalda, podía escuchar cómo se desquebrajaba debajo del agua al notar la fuerza que ejercía él sobre mí, abrí los ojos para ver al Narciso, una imagen borrosa, nublada e infame sobre un hombre perfectamente convertido en el mismísimo demonio, en ese momento no sabía si era peor morir ahogada o atravesada por miles de cristales o por el mierdecilla que tenía delante.
Mi primer impulso fue agarrarlo de las manos, aquellas que metenían cogida del cuello y clavarle las uñas,pero mi ataque no funcionaba y mis fuerzas emigraban a gran velocidad de un cuerpo inútil que no me hacía nicaso, tampoco tenía ganas de hacer mucho por mí misma, estaba envuelta en la añoranza de una cama blandita, donde hallar el eterno descanso que tanto necesitaba, mi cansancio se convertía en inevitable, parecía que el sueño me llamara a gritos e incluso los parpados comenzaron a picarme pidiéndome que loscerrara, pero un estruendo a mi espalda los abrió asustados para ver al Narciso con los ojos muy abiertos, mirando un punto sobre mi hombro. Otro estruendo y dos más fuertes que los primeros lo siguieron, sentí el cristal de mi espalda desquebrajarse totalmente, estaba al borde de la rotura e incluso mi atacante dejó de apretar con tanta intensidad, algo que había a mi espalda intentando romper el cristal a base de golpes lo tenía completamente asustado y ese miedo se trasladó a mí, no sabíaqué clase de enemigo me aguardaba al otro lado pero al ver el rostro del que tenía delante, creo, que no me apetecía nada enfrentarme al otro desconocido.
Suspiré tirando el último aliento de aire que quedaba en mis pulmones, mi última posibilidad de aguantar debajo del agua y mi últimaesperanza de vida, acaso, que el demonio que se escondía tras demí derribara la barrera que nos separara, pero cuando mi negatividad se convertía en la únicaposibilidadsentí como de la nada nacíade nuevo el poder, la magia blanca que me envolvió de nuevo, fuerte, eficaz y trasladándome a la total de las tranquilidades, literalmente, ya que en un visto y no visto el Narciso desapareció de mi vista dejando libertad a mi cuerpo, el cual involuntariamente salió ala superficie a coger la mejor bocanada de aire de mi vida, una vez estuve totalmente recuperada sentí curiosidad por mi salvador pero nada podía competir contra el fuerte dolor de cabeza que se centró en mi cerebro, cuyo recuerdo apaciguó el mareo y el terror que por un momento se había cruzado por mi camino, solo que todo esto fue a peor,caí al profundo azul que se remeneaba con violencia a mi alrededor con el cuerpo totalmente muerto, no podía menearme, nada. Fui cayendo, hundiéndome en el agua de nuevo poco a poco sin haber podido coger una bocanada de aire y con los ojos abiertos cara la cristalera desquebrajada, material que parecía irrompible, ya que lo que me parecía que estaba a punto de romperse era un error, ese cristal era demasiado duro, pero mi peor sorpresa no fue el cristal, sino la persona que había detrás de esa pieza transparente, la bestia rabiosa que había conseguido asustar a un locuaz Narciso, alguien tan o másferoz que el propio demoniorencarnado y que en ese momento no había mal en el mundo que le hiciera sombra, sin embargo, para mí fue la mejor vista que llevarme al sueño eterno.
Mi guerrero.
Romeo retornó a las actividades de golpear la capa gorda de cristal que nos separaba mientras yo flotaba en el agua como una especie de sirena, contemplando al hombre más guapo y atractivo que podía haber visto en toda mi vida, el hombre que amaba y el hombre que me había rechazado esa misma noche con mentiras que su mirada no había podido negar ya que ese sentimiento que él negaba no llegaba a ellos, un sentimiento que decía gritando a los cuatro vientos, negando algo muy evidente que había sido revelado a sus pupilas.
Uno más se incorporó a Romeo, golpeando de la misma manera y con la misma rabia, no estaba segura pero a través de mi imagen borrosa pude identificara a Chilo, solo que los segundos pasaron y mi visión se esfumó, el sonido desapareció y el cansancio vino a mí de nuevo, más fuerte, más insistente. Y justo, en el momento que pensaba que todo se habíaterminado, una cálida mano se enrollo en mi brazo y me sacódel agua con rapidez. Unos fuertes brazos se apiadaron de mi cuerpo pegándome a un cuerpo cálido, notando un embriagador aroma dulce caer sobre mí como un bálsamo de luz radiante.Al hallar esa calidez introduje mi rostro en un manto de sedas suaves, manteniéndolo en esa paz y dejándome llevar por ese bienestar, amparando ese abrazo cariñoso.
–Estas a salvo, mi princesa.
Su voz penetró en mis oídos sordos, donde solo escuchaba el acelerado corazón de mi salvador, donde dejé por un momento de pensar, de preocuparme.Estaba a salvo, lo sabía, confiaba en él, en el misterioso hombre que se me llevaba. En la luz que él desprendía y me dormíaacunándome en una blanca nube como si estuviera en los preciosos cielos de un día de verano.
Dormí sin temor a despertar.
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