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El otro lado del mundo

"Ango Sakaguchi, mi prometido" Anuncio con orgullo la peliverde, tocando el respaldar de la silla de un hombre de pelo negro, lentes desgastados y rostro condenadamente serio, el cual le hacia aparentar algunos años de mas. 

"Chuuya Nakahara" Corresponde el pelirrojo, arremanga un poco su manga floja y le da un apreton de manos al pelinegro, este corresponde por mera cortesia, segun su expresion. 

"Dazai Osamu" Imita el castaño, solo que este lo dice distraidamente mientras se sienta. Ango frunce el ceño, una vez Dazai esta sentado, le dedica una sonrisa a su expresion. No es de lo que le lamen el trasero a los demas, esta mas bien acostumbrado a que le laman en trasero (en todos los sentidos, pero enfoquemonos en el metaforico).

Esa no fue la mejor primera impresion.

"Es un honor que hayan elegido quedarse aqui" Comienza la unica mujer presente, termina de poner la mesa y se sienta. "Somos mejores que la competencia" Bromea, retira un poco de polvo de su delantal y se sienta. 

Mizuki Tsujimura es una mujer joven, amable, hace algunos años paso la genuina edad casamentera, por lo que lleva al menos cuatro años comprometida con el azabache a su lado. Ella es linda y atenta en la mesa, seguramente sera una buena esposa. Chuuya piensa eso mientras baja la mirada a su plato y luego vuelve a levantarla, hacia ella, esta le regala una sonrisa. Invitandole a probar el humeante plato que se encuentra frente a el.

Osamu, quien no se molesta en reprimir una mueca molesta al ver su plato, consigue un pañuelo de papel del centro de la mesa y lo coloca despreocupadamente sobre su regazo. Mizuki y Ango observan con perplejidad esta accion.

Es, una estupida maña de ricos que Dazai aun no ha soltado. Y esto no es realmente un descuido, ya que, si algun dia alguien se atreve a preguntar porque de aquel acto tan excentrico, el tendra ya mil historias diferentes para inventar como excusa.

La peliverde suelta una risita y con un sonrojo avergonzado en sus mejillas imita la accion de Osamu.

Su prometido la ve hacerlo y voltea los ojos con molestia, se nota en sus facciones desgastadas que es algunos años mayor que ella, lo cual no es nada fuera de lo comun, lo fuera de comun es la sonrisa conmocionada que suelta Sakaguchi despues de reprobar el acto infantil de Tsujimura.

Son una linda pareja.

Osamu ignora a Mizuki, pero aun asi voltea hacia el y le envia una mirada que conoce muy bien. Es momento de hacer conversacion.

Ango, al parecer, se le adelanta.

"Y... Nakahara, Dazai" Llama el pelinegro despues de sorber ligeramente su tazon de miso. "¿A que se dedican?" 

Por mas normal que sea una pregunta como esa, a veces ha puesto en aprietos a ambos viajeros. Naturalmente, Osamu sabe resolverlo.

"Antes, soliamos dedicarnos a una pequeña empresa de bienes raices" Ofrece Osamu, y no es realmente tan incierto, pero lo dice como si no hubiesen literalmente vendido todas las tierras que su padre muerto automaticamente le heredo. Levanta la mirada y Ango alza ambas cejas, antes de dejarlo continuar, interrumpe con tono inquisitivo.

"¿Juntos? ¿Son algo como socios?" 

Ambos se miran a los ojos, bueno, socios no es realmente la palabra, pero Ango no puede ni deberia saber eso, tampoco debe inferir algo de la mirada que ambos estan dedicandose.

"Si, bueno, supongo que a lo largo del tiempo esa es la palabra" Dazai suena un poco perplejo, lleva una mano a su menton, captando la atencion de Tsujimura. "Cuando se agotaron las tierras de que mi padre me heredo, simplemente nos convertimos en viajeros"

Otra descarada mentira. Chuuya bebe te, sonrie despues de beberlo, y su sonrisa se dirige a Tsujimura. Incluso eso sabe excelente.

"¿Buscan un lugar donde asentarse, entonces? ¿Tal vez nuevos terrenos para vender?" Inquiere Ango, Tsujimura frunce el ceño, a pesar de ser una conversacion, siente que su prometido hace muchas preguntas, lleva una mano a hacia la de el, sobre la mesa, y le sonrie afablemente. El no nota su intencion, dado que trabaja para la policia local, lo suyo es interrogar sin remedio.

"Algo asi, aunque probablemente eso lleve mucho tiempo" Suelta una risita. "Las tierras que mi padre tenia, las acumulo a lo largo de su vida, y gran parte de ellas tambien fueron herencias." 

"¿Su empresa tambien fue heredada de su padre?" Chuuya alza imperceptiblemente una ceja ante esa pregunta, Osamu esta a punto de soltar la bomba, lo sabe por su altiva sonrisa despreocupada. Parece que esta vez, su tapadera sera una mera verdad a medias.

"Oh no, mi padre era un feudal."

Ango se sobresalta ante eso, su cara es tan estupefacta como incredula, y a pesar de su puesto en la policia, sus nervios no son realmente de acero. Ahora, Mizuki toma (probablemente, de forma imprudente) la palabra.

"¿Un feudal? ¿Es por eso que es usted, permitame decirlo, tan..." Se sonroja ante la atencion cayendo sobre ella, pero es una mujer segura aparte de excelente, por lo que continua, aunque con su tono descendiendo unas octavas su emocion. "....tan elegante?" 

Las pestañas ridiculamente largas de Osamu revolotean, Chuuya sabe que significa eso, Osamu es amante de la atencion. Siempre lo ha sido, quiza un poco rozando lo vanidoso.

Luego, por primera vez, sonrie de forma agradable y suave a Tsujimura, concibiendo su pregunta como un cumplido.

"Bueno" dice despues de unos segundos "Si usted puede decirlo asi, estoy muy agradecido" 

Intercambian miradas, la de Tsujimura es casi encantada, Osamu sonrie cordialmente, incluso timido.

¿Un feudal? ¿En estos tiempos?

De todos los que estan en la mesa, Tsujimura es la unica que no nota lo poco convencido y descolocado que se encuentra Ango.

"Este es el mercado" La peliverde lleva una canasta reposando sobre su antebrazo mientras les da un ligero viaje turistico alrededor del pueblo, ella aprovecha haciendo las compras, dado la falta de residentes aparte de ellos en su hostal, tiene el tiempo de mostrarles el lugar. Se deshicieron de Ango una vez este anuncio que se iria a trabajar y Mizuki les ofrecio salir a conocer.

Osamu se acerca a un puesto donde hay manzanas, y Chuuya lo sigue, cuando el castaño toma una manzana y la examina, el dueño del puesto sonrie con falsa amabilidad, aunque Dazai nota eso, lo ignora.

"¿Tienes hambre? ¿Quieres que la compre?" Inquiere Chuuya, con una sonrisa suave, Osamu recibe su mirada y luego voltea hacia la manzana otra vez, un sentimiento agradable se asienta en su pecho, revoloteando sin control, su sonrisa es tan tonta, que olvida buscar a Tsujimura para asegurarse de que ella no los este viendo.

La peliverde llega a donde estan ellos por la espalda, mirando con curiosidad lo que hacen, luego se acerca a ellos.

"C-Chuuya-san, Dazai-san" Llama su atencion, nerviosa. Estos desintegran la escena que probablemente estaban haciendo, para voltear a verla. Tsujimura hace un par de señas para que la sigan.

Una vez estan ahi, Mizuki toma aire.

"No les recomiendo comprar del puesto del señor Sallow" Indica nerviosa Tsujimura, por lo que ambos pueden relajarse, dado que su nerviosismo no es por cualquier indicio extraño que ambos llegaron a mostrar, intercambian miradas, la de Osamu es tranquilizadora. "Es extranjero, y extraño, dicen que cultiva sus manzanas con un fertilizante poco confiable que en realidad es veneno"

Ambos viajeros la siguen, caminando un poco atras de ella, llaman la atencion, parece como si estuvieran protegiendola. Es gracioso.

"¿Por que un extrajero intentaria envenenar al pueblo en lugar de hacerse de una buena reputacion?" Inquiere Chuuya, Tsujimura voltea hacia el con la misma curiosidad que el, antes de que pueda encogerse de hombros, Osamu reflexiona. Sallow. Americano.

"He oido rumores de que America, esta intentando colonizar poco a poco Asia Oriental" Eso llama la atencion de Tsujimura, Chuuya bufa en desacuerdo.

"¿Y enviarian a un campesino a un pueblo remoto?" Osamu lo mira de reojo con curiosidad, y un poco de diversion.

"Quien sabe, podria ser un militar encubierto" Osamu esta vez le dirige una expresion intensa. Chuuya arruga la nariz y lo deja.

"Tienes razon. America ha mostrado ciertos comportamientos y tendencias geograficas incompresibles en los ultimos años" Chuuya la mira perplejo, Osamu con una sonrisa divertida.

"¿Si? ¿A que te refieres?" Siguen su camino a lo largo del mercado, Osamu ignora las miradas curiosas que se asientan en el y su compañero.

"Los cambios en el contexto geografico" Indica Mizuki, segura de lo que dice. "Ahora que se deshicieron completamente de los europeos, su independencia es nueva, y extraña, he oido que aceptan ciertos comportamientos extraños en la poblacion."

"¿Los europeos abandonaron America?" Inquiere Chuuya, sin saber a que se refiere con lo ultimo, pero Osamu poco a poco lo entiende, por lo que permanece callado.

"Oh, por supuesto." Rie la peliverde. "Es comun que no tengamos actualizaciones del estado de America por aca, pero los ultimos viajeros nos han puesto al tanto de lo que esta sucediendo."

"Tsujimura-chan" Llama por primera vez Osamu. "¿Como sabes todo esto?" 

Ella, a pesar de ser una simple mujer campesina, conoce lo sufienciente sobre la tierra, acaba de darles una demostracion, la cual no puede decir que fuera aproposito.

Ella, una simple mujer campesina, es lo sufienciente perspicaz para entender a que se refiere y contestar.

"Mi padre era cartografo" Se detienen en un puesto, ella toma algunas verduras, paga y al recibir el cambio, los escanea con una sonrisa brillante. "Siempre le fascino mucho conocer la tierra entera, y lo que sabemos del suelo de White East, es gracias a el"

El Oeste Blanco, es un territorio sin un dueño sobresaliente en la mitad de la nada, de suelo templado y bueno para las cosechas.

En aquel suelo templado, una joven se levanta todos los dias, y tiene la misma rutina, se prepara, desayuna a solas, para evitar a su madre y sus hermanos, y despues de limpiar, lee libros.

Todos los que encuentre.

Su fascinacion son los libros de medicina, aunque su madre objete que la ciencia es un tema de hombres. Ella sigue leyendo sin parar.

Vaga por los pasillos de su no tan grande hogar, pero lo suficiente para albergar a sus tres hermanos y hermana. Ella. Es la unica mujer entre cuatro hijos. Por lo que el hogar recae sobre sus hombros, dado que su madre es una mujer arribista que adopto el papel de la señora del hogar de clase media, despues de casarse con quien seria su segundo esposo, padre de su ultimo hijo.

Despues de dejar listo el desayuno, los dos unicas criadas que tienen le sonrien siempre en agradecimiento, aunque es ella quien deberia estar agradecida, le ayudan a soportar la carga de hacer todo cada dia. 

Tambien le ayudan a prepararse para ver al primer pretendiente que visitara la casa, esta tarde.

Si a Akiko alguna vez le preguntasen, ella no quiere casarse, no ahora, cuando tiene 15 años, prefiere vivir toda su vida estudiando los descubrimientos mas recientes del cuerpo humano, sobre la recientemente descubierta bacteria que produce la tuberculosis, enfermedad de la cual su padre biologico murio. Hace unos dias leyo acerca de los Rayos X, los cuales permiten tener una imagen del cuerpo desde adentro.

Fascinante.

Su expresion es amarga, mientras yace sentada frente a un espejo, y la señora Tanaka arregla su cabello, el cual es largo, y le molesta demasiado, en el campo hace calor, pero su madre insiste en que las señoritas deben llevar el cabello suelto, para verse delicadas y bellas. No sirve demasiado mientras intenta leer debajo de los almendros, a pesar de la brisa que hace mas ligero el calor, no es suficiente, sabe que es por el estupido cabello largo que soporta tanta  molestia.

Consigue alcanzar un libro reposando en su tocador, sin moverse demasiado, tratando de no interrumpir el trabajo de la criada. Lo abre en una pagina al azar, e indaga hasta encontrar algo que le ayude en su situacion. Inhala antes de leer con altivez.

"Las mujeres solo deben doblegarse a la autoridad de la razon, en lugar de ser las modestas esclavas de la opinion¹ " Cita la pequeña Yosano, la señora Tanaka, quien no sabe leer, y su lexico es ligeramente pobre. Entrecierra los ojos sin entender. "¿Sabes lo que significa eso, Yuki-san? ¡Que me importa un reverendo pepino lo que piense ese señor sobre mi, deberia estar informandome sobre algo util en lugar de parecer linda para un anciano decrepito!"

La señora Tanaka frunce el ceño con cierta lastima, luego acomoda una flor entrelazada con sus mechones azabaches de ligeros tonos iluminados en violeta.

"El conocimiento no le sirve demasiado a las mujeres, Akiko-chan" La menor se mira al espejo, y en efecto, se ve linda, hermosa. Sin embargo, le repugna, ser bella para alguien que solo vera eso, su belleza, sus aptitudes para ser esposa, y dar hijos. No vera otro uso util en ella, porque es una mujer, una complicada mujer que no puede usar la razon sin verse ridicula. No le ayuda ser una niña. "Cuando te cases, podras convencer a tu esposo de ayudarle en su empresa. He oido que el señor Mori es un doctor"

Dado su animo, a Akiko no le sorprende, ni le parece 'magnifico' como suele decir a veces, y su madre la regaña porque, a los hombres no les agradan las mujeres excentricas. 

"Tu, pequeña sabelotodo, se que encontraras la felicidad en un matrimonio sin amor, a diferencia de nosotras." Asegura, con cierto aire triste la mujer, acaricia un poco su cabello. "Tu ingenio se iguala a tu belleza, los cuales, son dos virtudes que toda mujer posee y necesita" Por los años de confianza, e incluso cariño, ella deja un beso en su cabeza. 

Como si la dejara ir, porque sabe que no puede detenerla.

"Es agradable, tu y Ango siempre encuentran a los forasteros mas agradables que vienen a parar al Oeste Blanco." Dice la señora Miyazawa, quien tuvo la amabilidad de invitar a almorzar a Tsujimura, Dazai y Chuuya cuando los encontro en el mercado. "Dejando eso aparte, ¿escuchaste la llegada de la hija del Señor Fitzgerald? ¡Dicen que su bienvenida sera tan calida y pomposa como un festival!"

Ellas se pierden de su vista en el camino a la cocina, ambos se quedan con Kenji, un pequeño rubio sonriente, el cual es bastante amigable, les hace una pequeña conversacion. Y despues de eso, ofrece ayuda a las mujeres en la cocina.

Despues de un pequeño silencio por parte de ambos, intercambian miradas. 

"Y entonces...." Chuuya se acerca a Osamu, este le mira con curiosidad ante su acercamiento.

"Aun no tengo una presa, si es lo que preguntaras" Por primera vez, Osamu se ve serio. Tal vez un poco decepcionado. "Tal vez no hay nada destacable en el Oeste Blanco"

Chuuya alza una ceja, olvida lo que en realidad iba a decir, y toma la mano de Osamu bajo la mesa.

"En serio te rendiras, ¿que? ¿Despues de medio dia en este lugar? Hay algo, grande. Lo presiento." Con la mirada busca la cocina, puede ver a ambas mujeres hablar entre ellas y yendo de un lado a otro por la cocina. 

Osamu voltea los ojos, no parece demasiado convencido.

"No es tu instinto lo que nos ha sacado de problemas siempre, Chuuya" Dispara una ceja hacia el pelirrojo, y su disgusto es latente para el contrario, este en cambio rie bajito y le da un ligero apreton a su mano. 

"Es mi instinto lo que nos mete en los mejores problemas. Ya sabes, esos en los que atrapamos peces gordos y les robamos sus cosas." Osamu lo empuja y lo manda a callar. Es tierno, siente un cosquilleo en su estomago, el cual trasciende cualquier miedo que pueda sentir en su interior, en lo profundo. Sabe que no es mal infundado, y que nunca esta de menos.

Lo que no sabe, y jamas esperaria, es lo que el destino les depara en el podrido Oeste Blanco.

Como creo haber dicho antes, esta sera mi segunda o tercera historia larga, realmente agradezco mucho su apoyo, porque en esta historia van a ver lo peor de mi ajajjask. 

¡Gracias por leer, votar y comentar 💕! Me hacen tan feliz leyendo esta cosita fea 🤗.

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