𖥸 Seven
꒰ ♡︎ ꒱
★ festival de luces ◗﹆ׂׂ
Después de un mes entero de hacerse más cercanos, Ten y Doyoung eran básicamente mejores amigos, no conocían todos los detalles el uno sobre el otro, pero en definitiva cada día iban descubriendo más cosas sobre el contrario, esto hacía su relación cada vez más estrecha.
Esta mañana Doyoung se levantó con ganas de recorrer el mercado junto a su amigo Ten, una sonrisa alumbraba su rostro en cuanto la sirvienta ingresaba a la habitación, la saludó con una sonrisa y la chica no pudo evitar hacer una reverencia y corresponderle.
El pelinegro se levantó de la cama, se estiró y al terminar emitió un bostezo, un par de lágrimas colgaron de las esquinas de sus ojos, él las limpió rápidamente antes de acercarse a la sirvienta que sostenía en su mano una toalla blanca con un hermoso bordado de flores y un dragón, este había sido un lindo detalle por parte de su esposo.
— Gracias por todo. —la chica se sonrojó, negó repetidamente con la cabeza mientras ayudaba a la emperatriz a secar su carita.
— N-No, señora emperatriz, este es mi deber después de todo. —la chica parecía halagada por el agradecimiento del pelinegro, Doyoung volvió a sonreírle al terminar de limpiar su rostro. El chico caminó hacia el baño de la habitación, la joven ya había preparado un relajante baño con pétalos de rosas.
El olor de las rosas hizo que la emperatriz sonriera con deleite, amaba el olor de las rosas, aunque sus flores favoritas eran las hortensias, su marido le había regalado en su primer aniversario un jardín lleno de estas flores tan lindas, algunos días iba allí a tomar el té y leer un libro.
Youkyung hizo una reverencia antes de desvestir al pelinegro, la ropa fue llevaba por la chica hacia una cesta de bambú, al regresar ató el cabello de Doyoung con una cinta para que no se mojara, se deleitó con lo suave que era el cabello de la emperatriz.
Doyoung soltó un gemido lleno de satisfacción al sentir el agua tibia contra su piel, aspiró el aroma de las rosas mientras se relajaba y disfrutaba de un baño caliente.
Mientras pensaba en qué tenía pendiente para hoy, recordó que habría un festival de luces en el pueblo, Jaehyun siempre le acompañaba, pero esta vez podría ir con Ten, ya que su esposo se encontraba ocupado con lo del conflicto reciente y Taeyong se encontraba ayudándolo por lo que tampoco estaría libre.
Sin embargo, Jaehyun no le dejaría ir solo.
Sus ojos brillaron en cuanto una idea pasó por su mente.
— Youkyung, consigue para mí algo de ropa de uso común entre los habitantes de la capital. —la joven sonrió en grande, ¡la emperatriz recordaba su nombre! No reparó mucho en lo extraño de la orden y solamente asintió antes de irse y acatar la misma.
ꕤ
Después de bañarse y secarse con una toalla, Doyoung se encontraba vestido con una túnica interior mientras esperaba a que la joven sirvienta volviera con lo pedido. Al pasar unos minutos Youkyung regresó con algunas ropas populares actualmente entre los habitantes.
— Aquí están. —la chica colocó las tres túnicas en ganchos y los mostró al chico pelinegro con el cabello aun atado en una cebolla.
Doyoung miró la ropa y se sorprendió, miró a la sirvienta con un signo de interrogación en el rostro.
— Sí, la gente ha estado imitando su estilo y del emperador. —las túnicas también sorprendieron a la chica en cuanto las vio, pero no pudo culparlos, si pudiera también se vestiría como la emperatriz, siempre se veía noble.
El pelinegro no dijo nada y solo miró la ropa fijamente, se decidió por un hanbok de aspecto simple, pero bonito, bastante popular entre las damas pertenecientes a la nobleza.
La parte superior poseía un tono verde agua muy claro y la inferior era de color amarillo claro, la prenda era juvenil sin dejar de ser elegante.
El joven pelinegro se colocó la prenda y se ató el cabello con una cinta de ganso amarilla, decoró el largo cabello negro con una hermosa horquilla dorada con flores amarillas, poseía algunos diamantes casi blancos, bastante puros.
También se colocó unas botas negras de cuero con interior acolchado, eso evitaría que lastimara sus pies al caminar por la capital. El chico sonrió a la sirvienta y esta le correspondió, la mujer tomó las otras prendas y siguió a la emperatriz hacia la residencia donde se quedaba el matrimonio Lee.
Ambos ingresaron al hermoso palacio y se toparon con un par de guardias, ambos sonrieron antes de dejar entrar a los dos, en el interior de la habitación principal se encontraron con Lee Ten leyendo un libro sobre el arte de la guerra mientras tomaba el té.
Al ver a su amigo el chico sonrió ampliamente, dejó el libro sobre la mesita frente a él y se acercó a ambos, Youkyung hizo una reverencia y sonrió al chico, Ten le correspondió.
— ¡Doyoungie! Buenos días, ¿qué sucede? ¿Quieres leer junto a mí? —el chico parecía emocionado por la idea, Doyoung negó, el pelinegro lo miró con confusión.
Después de explicarle todo el plan Ten pareció dudoso, pero al Doyoung decirle que llevarían guardias el chico pareció tranquilizarse mucho, ahora sus ojos brillaban de emoción.
— ¿Qué usaré yo? —la sirvienta le mostró las prendas restantes, el chico no pensó por mucho y se decidió por un traje tradicional extranjero bastante común desde el convenio con dicho reino y sus gobernantes.
La prenda era un claro equilibrio entre colores claros y oscuros, poseía los colores negro, blanco, azul, claro y uno un poco más oscuro, todos contrastaban entre sí.
Ten parecía emocionado con su nueva ropa, Youkyung ayudó al chico a atar su cabello en una coleta corta y lo decoró con una horquilla simple de color blanco con diamantes claros. Sus pies se hallaban cubiertos con botas de cuero marrón con acolchado en el interior.
Ambos amigos saltaron emocionados, la joven sirvienta solo sonrió mientras se retiraba a preparar un conjunto de guardias discretos que permitieran a ambas altezas viajar por la ciudad de manera segura.
La mujer lo reflexionó y aunque le sabía mal por la emperatriz, no pudo evitar viajar hacia el despacho del emperador e informarle de todo el asunto. Al llegar frente a la puerta tocó la misma dos veces de manera suave, al poco tiempo una voz seria se filtró desde el interior permitiendo su entrada.
Al ingresar vio al emperador Jaehyun y al príncipe Taeyong ambos sentados frente al otro, con un mapa mundi en el medio de ambos sobre una mesa y dos de los generales más importantes parados detrás del castaño.
Youkyung hizo una reverencia, Jaehyun le hizo señas de que se levantara.
— ¿Qué sucede, Youkyung? —era raro que el emperador aprendiera los nombres de sirvientes sin importancia, pero Jaehyun había tomado la molestia de hacerlo, ya que era una de las sirvientas que atendían a su bebé.
— La emperatriz desea salir a ver el festival de luces, lo acompaña el príncipe Lee Ten. —al decir esto ambos fruncieron el ceño—. Yo iré junto a ellos y preparé varios guardias que viajaran junto a nosotros de manera discreta.
Jaehyun pareció pensarlo, Taeyong mantenía el ceño fruncido, al cabo de un rato el príncipe miró al castaño y asintió lentamente.
— Está bien, solo prepara un carruaje discreto para que viajen cómodamente, lleva dinero. —la chica asintió, realizó una reverencia y se retiró en silencio.
Youkyung hizo lo pedido y mandó a preparar un carruaje, también llamó al líder de la servidumbre para que les acompañara y tomó algunos bocadillos de la comida, al terminar esto, volvió a donde ambos chicos, ambos se encontraban hablando animadamente sobre la decoración que podría tener el pueblo con el festival.
La chica hizo una reverencia antes de interrumpirlos con voz suave.
— Altezas, ya todo está preparado, cuando quieran podemos partir hacia el pueblo. —los chicos se miraron con emoción, asintieron repetidas veces antes de seguir a la chica hasta el carruaje, era uno bien equipado pero sin llegar a ser extravagante.
Ambos chicos se sorprendieron y enseguida cuestionaron a la joven.
— Lo preparé por mi cuenta para viajar cómodamente, el emperador no usa este carruaje, así que no se dará cuenta, vamos. —la chica les sonrió con confianza. Al final, ambos chicos aceptaron esta explicación y subieron al carruaje de colores suaves.
El carruaje partió con cuatro personas en el interior, además del cochero.
Al viajar durante más o menos treinta minutos entre conversaciones banales, el carruaje se detuvo en un callejón sucio, en el mismo podían verse algunas ratas o insectos que hicieron que la emperatriz y su amigo fruncieran el ceño con desagrado.
Youkyung bajó del carruaje junto con Kwang, el líder de la servidumbre, el hombre sonrió hacia ambos amigos y les ayudó a bajar del carruaje con cuidado de no ensuciarse ni caer. Doyoung asintió mientras sonreía en agradecimiento al hombre, Ten hizo lo mismo solo que de manera más tímida al no tener tanta confianza.
— Gracias, Kwang. —dijo el pelinegro, ambos chicos caminaron junto a ambos sirvientes hacia la salida del callejón.
Antes de irse Youkyung hizo una seña al cochero que le indicaba que debía quedarse esperando hasta que volvieran, luego de hacer esto las cuatro personas salieron del callejón, a lo lejos y de manera discreta podía verse que los seguían varios guardias vestidos de gente común, pero con armas ocultas en la cintura.
Cuando el grupo llegó eran alrededor de las 12 pm por lo que el festival de luces aún estaba lejos de comenzar y en realidad la emperatriz y el príncipe comenzaban a tener hambre.
Doyoung sintió su estómago removerse ante el hambre que sentía, miró a su amigo y notó que el chico se encontraba en igual estado, ambos asintieron y miraron hacia los dos sirvientes que les seguían.
— ¿Qué desean, altezas? —la sonrisa de la joven le dio confianza al pelinegro de hacer su pedido.
— Tengo hambre. —dijo con simpleza, pero algo de timidez en su tono, sus mejillas adquirieron un tenue carmín denotando su leve vergüenza, aunque era la emperatriz siempre ha tenido algo de pena de realizar pedidos u órdenes, sentía que no estaba bien.
El chico a su lado asintió repetidas veces ante lo dicho por su amigo. Ambos sirvientes se miraron y rieron bajito para no avergonzar más a su querida emperatriz.
— Vamos a comer. —dijo Kwang con una afable sonrisa en su rostro anciano. Ambos pelinegros sonrieron pensando en que podrían saciar su hambre con algo delicioso.
Después de almorzar en uno de los tantos puestos de comida las cuatro personas se mantuvieron dando vueltas alrededor del mercado y la ciudad en general mientras daba la hora del festival, la noche llegó muy rápido para el par de amigos emocionados por explorar y en unos escasos minutos el festival daría inicio.
Los puestos de comida, bebidas y recuerdos del festival mantenían unas hermosas luces amarillas que iluminaban tenuemente sus alrededores, las mismas luces se encontraban bajo un papel delicado con lindas decoraciones doradas y plateadas, las mismas representaban la prosperidad del imperio y su gente.
La emperatriz se sorprendió ante la belleza de la ciudad con las hermosas decoraciones doradas, plateadas y amarillas que mantenía cada puesto. Es entonces que se escuchó un bullicio cercano a donde se encontraban, ambos amigos se acercaron a ver qué ocurría y se maravillaron con la vista de los ciudadanos tomando luces flotantes y dejándolas volar hacia el cielo oscuro lleno de estrellas.
Las luces iluminaban también a las personas alrededor del río donde se encontraban y el reflejo de las mismas era como ver un mar de estrellas.
Youkyung venía preparada y le dio una luz a su emperatriz y una al amigo del pelinegro, Kwang se enterneció con la vista de ambos chicos con los ojos brillantes a causa de la actividad que se daba una vez al año. Su emperatriz en definitiva no iba a aburrirse incluso si lleva ocho años asistiendo a la festividad.
— Es tan hermoso... —los ojos de Ten brillaban con más intensidad, después de todo era la primera vez que asistía a este festival, en su reino si ocurrían esta clase de celebraciones, pero la única que existía era para honrar al dios del mar y orar por una buena pesca y cosecha cada año.
— ¡Sí, lo es! —exclamó con entusiasmo el pelinegro mientras asentía.
Youkyung encendió ambas luces por los chicos y se las entregó para que las dejaran flotar hasta el cielo. Ten sonrió al igual que Doyoung y justo cuando ambos iban a dejar volar sus luces, Doyoung sintió alguien abrazarle por la espalda, se puso alerta, pero pudo reconocer los brazos de su esposo.
Lo mismo ocurrió con Ten, volteó hacia atrás y sonrió al ver a su esposo sonreírle con cariño y ojos llenos de amor y aprecio. Taeyong y Jaehyun finalmente habían finalizado las conversaciones sobre el reciente conflicto y se habían apresurado a llegar a donde sus amores, querían acompañarlos al menos a hacer flotar las luces en el festival.
— Jae... —susurró el pelinegro, el castaño emitió un sonido para que su esposa supiera que le estaba escuchando con atención—. Pensé que estarías ocupado. —Doyoung lució algo tímido, esto hizo latir el corazón del emperador al igual que lo enterneció.
— Estaba, amor, pero quise venir a ver contigo las luces del festival. —Doyoung lo miró con sus ojos negros brillando de amor, se sentía el chico más dichoso, supuso que no vería a su Jae esta noche, pero aquí estaba acompañándolo a ver las luces.
Doyoung miró hacia su amigo y este se encontraba cómodamente hablando con el pelirrojo mientras ambos veían la luz que habían lanzado volar hasta lo más alto en el cielo iluminado por muchas otras luces amarillas.
— Te amo. —no pudo evitar decirle al hombre que le abrazaba por la espalda, Jaehyun sonrió y sostuvo también la luz, ambos se miraron y soltaron finalmente la luz con decoraciones delicadas, es entonces que el castaño sostuvo a su esposa de la cadera y se miraron a los ojos.
Doyoung colocó sus manos en el pecho de su marido y lo miró a esos ojos que tanto le encantaban, ambos acercaron sus rostros hasta quedar a escasos centímetros de distancia.
Jaehyun terminó por eliminar la distancia restante uniendo ambos labios en un beso, uno que a pesar de ser lento y suave, al mismo tiempo transmitía todo lo que sentían. Las luces iluminaban la escena de amor entre ambos hombres.
Se separaron al pasar unos minutos, el castaño sonrió a su bebé y este le correspondió de igual forma, Jaehyun dejó un pico en la mejilla sonrojada del menor y le lo abrazó al decirle.
— Te amo, mi emperatriz. —esas palabras hicieron que el pelinegro emitiera una risa alegre.
También lo amaba, y mucho.
꒰ ♡︎ ꒱
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro