𖥸 Eight
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★ boda ◗﹆ׂׂ
Hace ocho años.
El pelinegro en la habitación se encontraba nervioso, su cuerpo temblaba ligeramente mientras pequeñas gotas de sudor recorrían su cuello descubierto. Su largo cabello negro se encontraba adornado con distintas cintas y peines de color dorado y rojo, colores característicos de su traje de bodas, su cuerpo vestía una hermosa túnica roja y dorada con algunos detalles plateados, sus pies enfundados en botas de cuero marrón.
Sus mejillas se encontraban un poco rojas a causa de los nervios y el maquillaje aplicado, mientras que sus labios brillaban con un tono rosado a causa del bálsamo.
Sus ojos intentaban distraerse con cualquier cosa en la habitación, pero no lograba centrarse en otra cosa que no fuera su boda, la cual daría inicio en algunos prontos minutos. Le había tomado por sorpresa que Jaehyun le haya pedido matrimonio, apenas si se conocían desde hace un mes, pero no se quejaba, también quería al castaño.
A pesar de que los rumores afirmaban la fría personalidad el hombre, él solo pensaba en lo bueno y tierno que era, siempre declarando lo mucho que lo amaba y cómo daría el trono solo por estar junto a él por siempre, afirmaba que era capaz de cualquier cosa por él, tales palabras siempre hacían latir su corazón y le hacían sentir amado.
Sentimiento que ni siquiera en su infancia había sentido.
Doyoun provenía de una familia de funcionarios del gobierno y ministros, su hermana era dos años mayor que él y se había casado a muy temprana edad con el hijo menor de un rico comerciante, su madre había muerto hace mucho tiempo y su padre se había vuelto a casar pronto, de esta unión nació su hermano menor el cual solo tenía dos años, su padre nunca le había dado cariño ni a él o a su hermana.
El hombre al que debía llamar "padre" nunca había demostrado amor, jamás había sentido lo que era un abrazo o beso de buenas noches, un buenos días cariñoso o una sonrisa, su padre ni siquiera le había llamado "hijo" alguna vez, solo lo llamaba cuando tenía algún negocio que atender, si hablaba con su progenitor una vez al mes era suerte.
El pelinegro suspiró intentado no pensar en esto, debía ser un día feliz y no uno lleno de recuerdos pasados.
Había invitado a su hermana a su boda, aunque no sabía si vendría, su padre había venido junto a su madrastra, aunque ellos no habían sido invitados, era obligatorio que vinieran, ya que eran parte de su familia directa. Doyoung no tenía muchos amigos, así que en realidad sus invitados no eran muchos, sin embargo, los de su prometido Jaehyun sí eran abundantes, además de sus padres asistían también algunos de sus amigos y personas más leales a él, también algunos familiares y muchos ministros y funcionarios importantes.
Antes de que el chico pudiera sumergirse en su ansiedad y pánico, dos suaves toques fueron dados a la puerta de la habitación, tragó saliva y abrió la misma con lentitud.
Al otro lado de la puerta se encontraba su madrastra, una hermosa mujer de cabello rojo y ojos marrones, su figura se hallaba cubierta con una hermosa y costosa túnica rosada decorada con diversas flores blancas, su cabello se encontraba atado en una cola alta y sus pies portaban unas sandalias bajas de un tono café claro.
Doyoung enseguida se sintió intimidado por la mirada engreída y arrogante que le daba la mujer, lágrimas inundaron sus ojos y la mujer solo se burló de él con risas.
— ¿Crees que por casarte con el príncipe dejarás de ser un mocoso mimado y llorón? —el tono de la pelirroja estaba lleno de falsa inocencia y burla poco oculta. Esas palabras hicieron que las lágrimas en sus ojos bajaran por sus mejillas, su maquillaje no fue arruinado, pero se veía muy lamentable y triste.
— Yo- —antes de hablar, la mujer le dio una mirada severa, Doyoung calló enseguida, ella siempre le decía que no la interrumpiera mientras hablaba.
— ¡Cállate! ¿Crees que el príncipe va a amarte realmente? Ya verás que cuando se aburra de ti habrá miles de mujeres en su harén, ya que eres solo un mocoso del que todos se aburren y terminan odiando. —el corazón del chico latió con dolor, su Jaehyun lo amaba, se lo decía constantemente con esa sonrisa de hoyuelos que tanto amaba y esos ojos llenos de cariño que le hacían pensar, que si merecía ser amado.
Lágrimas bajaban por sus mejillas y sollozos abandonaban sus labios, no pudo evitar intentar secar sus lagrimas, pero fue en vano, estas seguían bajando, haciéndolo sentir mucho peor de lo que ya se sentía.
— Perdón, p-perdón. —las palabras dejaban su boca sin siquiera pensarlo, estaba acostumbrado a decir esas palabras una y otra vez, esperando que tal vez se apiaden de su lamentable apariencia y dejen de molestarlo.
Una risa cínica brotó de los labios rojos de la pelirroja, caminó por toda la habitación y no pudo evitar quedar maravillada con lo que veía, lujos y joyas por doquier, al revisar el armario pudo ver distintas túnicas hermosas y muy caras, sonrió de manera engreída, esto sería suyo muy pronto, solo debía extorsionar un poco a ese maldito mocoso y obtendría los lujos que merecía poseer, ese niño llorón no merecía tener nada de esto.
La mujer miró al chico llorando y caminó hacia él para hacerlo sentir peor y convencerlo de darle dinero, pero antes de poder hacerlo alguien ingresó a la habitación de manera apresurada, la pelirroja se sorprendió y detuvo sus pasos en seco.
Era Jung Jaehyun, el príncipe heredero, futuro esposo del joven que ahora se encontraba llorando murmurando constantemente palabras de disculpas, palabras que quedaban ahogadas en su voz quebrada y respiración apresurada.
El hombre vestía la típica túnica de boda utilizada por la realeza, su largo y hermoso cabello castaño se encontraba suelto y bajando por su espalda, su mirada antes suave por el pensamiento de ver a su amado fue reemplazada por ojos llenos de hostilidad hacia la mujer frente a él, frunció el ceño lleno de disgusto, se acercó a su bebé y lo abrazó con fuerza.
Doyoung sintió los brazos de su hombre y no pudo evitar llorar en su pecho reconfortante, decía una y otra vez que no lo dejara solo mientras gruesas gotas saladas bajaban por sus sonrosadas mejillas.
— ¡Fuera! —exclamó con voz dura hacia la pelirroja, ella asintió temblando de miedo y salió corriendo, su rostro fundido en el temor.
— Jae... —la voz del pelinegro era un susurro triste, Jaehyun acarició su espalda en un intento de hacerlo sentir mejor, en cuanto el joven levantó la mirada, el castaño le sonrió y le miró con sus orbes llenos de amor y cariño.
— No prestes atención a nada lo que haya dicho esa odiosa mujer. —Doyoung asintió aún un poco dudoso, tal vez ella tenía razón, quizá Jaehyun se veía atraído por la novedad, dentro de poco podría aburrirse de él y dejarlo, no quería estar solo nuevamente, odiaba sentir que nadie lo amaba.
— ¿Vas a estar siempre conmigo? ¿No vas a dejarme? —el castaño sintió rabia en su corazón, odiaba ver como su amado dudaba de su cariño a causa de las venenosas palabras de esa horrible mujer, odiaba a la familia de su amor, siempre tratándolo mal y haciendo sentir que era indigno de cualquier muestra de cariño.
— Sí, emperatriz, siempre estaré a su lado, por siempre y para siempre. —Doyoung se sonrojó, sus mejillas rojas y ojos brillantes hicieron latir el corazón del joven castaño.
Una risita brotó de los labios de Doyoung, se sentía un poco más seguro, su corazón latía con fuerza al sentirse amado, querido.
— Vamos a nuestra boda. —dijo con voz suave Jaehyun, una sonrisa en sus labios, Doyoung asintió hipnotizado por aquel hermoso arco en los labios de Jaehyun, el hombre que había robado su corazón con solo una mirada.
Ambos ingresaron al salón tomados de la mano, lo usual era que el padre de la chica entregara la mano de su hija, pero Doyoung era un hombre e incluso Jaehyun había prohibido que aquel hombre se acercara al joven durante su boda. Cuando el pelinegro miró hacia los invitados notó a su padre mirándolo con ira y desagrado, también con un brillo ambicioso en sus ojos viciosos, su madrastra se encontraba a su lado mirándole con rabia, su hermana se encontraba lejos de esa pareja horrible, ella le sonreía de manera afable, su esposo estaba a su lado y ella lucía feliz con una creciente barriga por su embarazo.
Doyoung le sonrió a su hermana, ella le saludó y lloró de felicidad por él, su cuñado también le dio un saludo amable con una sonrisa, ambos mantenían una buena relación y el adolescente podía sentir la felicidad que sentían ambos por él.
Jaehyun miró a su pareja y sonrió, le apretó la mano mientras caminaban y dio un corto beso en su mejilla. El pelinegro le correspondió la sonrisa y le devolvió el beso, ambos jóvenes pronto compartieron la copa de matrimonio y cortaron el lazo rojo de felicidad, los aplausos resonaron por todo el lugar, muchos gritaban deseando la felicidad a la pareja, algunos eran sinceros y otros no tanto, a ninguno le importaba realmente.
El castaño no dudó en tomar la cintura de su ahora princesa, su otra mano viajó hacia su mejilla rojiza, admiró sus ojos brillantes y sus labios rosados y apetitosos, ambos pegaron sus frentes y se sonrieron con timidez.
— ¡Mil años de vida a la princesa! —ese grito le confirmaba a Doyoung que se había casado con Jaehyun, el amor de su vida, el hombre que siempre le sacaba una sonrisa, aquel que siempre lo protegía y cuidaba. Aquel que hacía latir su corazón antes herido.
Y con ese grito atronador, la pareja pegó sus labios, compartiendo así su primer beso, pero no el último.
Muchos más vendrían por el resto de sus vidas, vida que compartirían.
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Ambos eran adolescentes cuando se casaron, Doyoung tenía dieciséis y Jaehyun diecisiete !!
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