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-Capítulo 2-

"Acaso... ¿Estoy en el Valhalla?"

Si lo primero que ves al despertar es una fuerte luz, lo normal es pensar que estas muerta; pero si sientes dolor es una prueba de que realmente sigues viva.

Y eso experimento Emma, se reincorporo, sentándose en la más suave cama del mundo. Aunque no se podría disfrutar debido al dolor estomacal que afrontaba.

Es que desde que abrió sus ojos todo lo que podía pasar por su mente son, recuerdos, el aroma de la tierra manchada en sangre abundante, el sonido de los lamentos de sus seres queridos y la imagen de sus heridas. Tan letales que consiguieron al no irse y hacer todo lo posible por mantenerla a salvo.

De nada había servido, estaba en un lugar extraño. Porque fue raptada por un...

‒ ¡El dragón! -se puso de pie al instante al reflexionar su situación- como...

Aunque las lágrimas corrían por sus mejillas, era un pequeño porcentaje de alivio, el cuarto en donde estaba era lujoso con cosas extrañas... pero eran definitivamente objetos que humanos colocaron.

Tampoco era tan grande como para que un dragón ingresara, así que era evidente que ahí no la pudo dejar el dragón qué la rapto. Lo cual solo dejaba una opción.

‒ ¡Gracias a Odín! Me pudieron rescatar -con sus manos juntas observando hacia la luz de la ventana, no podía más que rendir culto a sus creencias.

Trataba de secar sus lágrimas, al menos sus heridas no serían en vano. Ella estaba a salvo, solo tiene que volver y todo volverá a la normalidad así...

‒ Ohhh -la voz de muchas mujeres en coordinación la alertaron.

A su frente, la puerta de ese cuarto en donde despertó se asomaban tres mujeres que al cruzar miradas con Emma se fueron inmediatamente.

Esto al menos ayudo a Emma a controlar su llanto, tambien para analizar su propia vestimenta. Tan diferente y muy vergonzosa.

Un vestido blanco de manga larga pero con mucho volumen. botones. tela doblada por el cuello y tan... tan delgado.

‒ Esto parece una hoja de papel ¿Por qué me pusieron esto? -Alzo la voz abrazándose así misma- ¡Oigan no se vayan!

Quería respuestas y la puerta le mostró una alternativa. Ahí parada estaba una mujer mayor y a sus espaldas las mujeres de antes junto a otras más jovenes...venían formadas con cosas en sus manos. Eran tantas que caminando por todas partes llenaban el cuarto.

‒ Amm yo... -trato de sonreir aunque los rastros de que había llorado no se borraran tanto- lo siento, yo tengo muchas preguntas.

Antes de poder avanzar, las mujeres la arrastraron hacia un banquito frente a un espejo pegado a una mesa. Comenzaron a cortarle las puntas disparejas del cabello, dos comenzaban a tratar sus manos con distintas cosas, una coloco sus pies en agua tibia y otras dos colocaban objetos coloridos en la mesa frente a sus ojos.

Emma hubiera intervenido, sin embargó, la mujer mayor detrás de ella solo hablaba y hablaba con el resto, solo que...no entendía nada.

Había una barrera de idioma.

‒ Oigan...-cuando hablo todas la miraron- ¿No habrá alguien que me entienda?

Las mujeres solo rieron y siguieron hablando entre ellas.

‒ Ahh... -suspiro pesadamente- ¿Qué haré ahora? -hablar en voz alta para llamar la atención ya no funcionaba- ¡Oye, que haces!

Grito de repente ya que una de ellas trataba de quitarle la ropa. Nadie entendió, Emma se había levantado abruptamente.

La mujer mayor solto un grito, supuso que era una llamada de atención ya que el resto se apartó de Emma. Solo una muy joven chica no se movio y estaba a espaldas de la señora, ella llevaba una especie de almohada roja y encima de eso había una tela bien doblada. La señora tomo dicha prenda y se lo extendió a Emma.

‒ ¿Para mí? -la mujer paso de tener una mirada amarga a una sonrisa amable y desdoblo todo- Un vestido... ¡Ya entiendo! Debo ponerme esto para ir ante su líder ¿no?

La mujer asintió, haciendo desesperar a Emma, creyendo que hablaban el mismo idioma la hostigo con preguntas a las cuales solo siguió sonriendo.

‒ ¿Usted me entiende? -la mujer asintió- ¿Habla mi idioma? -la mujer negó- No puede ser...

El ambiente sería pacífico y alegre para todas ahora que Emma se rindío y las dejaba trabajar a gusto.

O eso debía ser.

Luego de colocarle zapatos y pintarle las uñas, llego la hora de colocarle algo en su cara, la encargada sonreía con tanta alegría que mostraba los dientes... estos eran afilados.

No era algo pequeño, eran auténticos colmillos qué adornaban toda la boca. Emma contuvo la respiración, había quedado paralizada, se armó al instante un caos en el cuarto.

Todas las mujeres vestidas de negro y blanco se mezclaron entre ellas, la mayoría iba saliendo desesperadas, la señora mayor pareció querer poner orden. Emma trataba de procesar la situación, notando que cada mujer se ponía nerviosa y escapaba al instante.

Por lo cual, decidió seguir sus instintos.

El cuarto entero quedo paralizado al escuchar un grito de horror puro, todas miraron a su invitada. Emma, había rotó uno de los frascos de vidrio a su frente, partiendolo a la mitad y abrazando por la espalda a la primera chica que vio, apuntandole la botella rota al cuello.

Acababa de crear una arma casera y la mujer la volvió su rehén.

Bueno, aunque la palabra correcta sería "una muestra" ¿De qué? Pues, de los monstruos camuflados.

La dama capturada comenzaba a sollozar del miedo, tomando con sus temblorosas manos el brazo de Emma qué la sujetaba.

‒ Quiero irme de aquí -Emma miraba a la señora qué frunció el ceño- Guíame a la salida ¡Ahora!... te lo pido.

Aunque la mirada de la señora se suavizo por un instante al segundo se volvió de horror.

‒ ¡No lo hagas! -alzo su brazo hacia la rehén.

Emma miro a la joven que capturo, ya no era humana, sus ojos eran brillantes con la formande un animal salvaje, tenia colmillos y garras, pudo ver como las escamas le brotaban de la piel. Quedo tan horrorizada al ver que trataba de morderla.

La tiro al piso, con una fuerza que asombro a la señora que aun a más de un metro de Emma, la ser no humana acabo a sus pies rompiendo en un desconsolable llanto.

‒ Hablaste -la señora la señaló, unos rasguñado adornaban el brazo de Emma, aunque doliera no era importante.

Pensar que había estado tranquila, creyendo que fue rescatada, solo para descubrir que más bien era una prisionera de esos seres y que estaban burlándose de ella "preparandola" para sepa que cosa.

Debió matarlas en ese momento, pero, la escena de esa señora consolando a la contraria en sus brazos... no tuvo más valor, estaba cansada de verlas, solo quería largarse.

Solo volvió hacia la cama en donde despertó para agarrar la manta, colocarla en sus hombros y salió corriendo.

‒ ¡Señorita! -logró escuchar a sus espaldas.

Sabe que escapar será difícil, al menos debe intentarlo.

Dioses, no me abandonen.

Corrió sin descanso tratando de analizar lo que pudiera, había una enorme altura que la hacía sentir diminuta, un exceso de ventanas grandes, un piso forrado en alfombra roja con bordes dorados al menos le ayudaba a ser sigilosa.

Si no fuera por su educación se habría asustado por las decoraciones que había en los pasillos, formas de humanos cubiertas con piezas de metal, en otros lugares se le conoce como armadura. Su propósito es proteger a quien esté dentro, pero en sus tierras se le conocería como chatarra ya que solo dificulta la movilidad, pero lo que le interesa es lo que dicha armadura lleva en manos.

Una "espada" es algo habitual en otras tierras, tuvo la suerte de ver una durante su infancia. Nunca había tocado una, pero observo para que sirven.

Gracias a Thor no estoy sola -tal arma era más pesada de lo que imaginaba- Espero que corte bien, tal como las presumían.

Ahora tenía otra pista, si seguía las armaduras seguro encontraría una salida, una decoración no sirve si nadie las pudiera ver ¿No es así?

Cuando giro una esquina, a medio cruzar, retrocedió al ver dos siluetas acercándose, fue algo doloroso ya que tanta era su velocidad que cayo sentada al detenerse, había una columna de piedra lo suficientemente gruesa y cercana a una armadura para meterce en medio, en posición fetal.

Emma era pequeña, algo que no siempre fue un orgullo al ser de una aldea de guerreros. Ahora su tamaño la estaba salvando de ser descubierta.

No lograba entender nada de lo que decía, solo reconocía que era una voz juvenil y masculina. Creyó que no le serviría de nada prestarles atención al menos hasta que dicha voz soltó un quejido de dolor.

Emma se sobresalto del miedo al escuchar como una armadura arrojada de un golpe, se deshizo, dejando desparramada muchas piezas en varios lados. Lo sabe porque a su costado acabo el casco de la armadura.

‒ ¡Acaba de hacer un escándalo atacando a tus sirvientas! Mamá, no hace falta que vayas a verla, es arriesgado -al cambiar el idioma era solo más estresante, no decia nada de importancia, aunque los quejidos de dolor continuaron- ¡Ya estoy hablando en este idioma, suelta mi herida, bien, bien, me voy a disculpar!

"Disculpar" "Herida" Esas palabras resonantes en la mete de Emma, la hizo por instinto asomarse para observarlos bien, la chica de antes le brotaron escamas del color de su cabello, así que siguiendo esa lógica puede que.

El cabello del supuesto joven era blanco, y la zona donde su madre lo tocaba era la espalda...Emma daño al dragón en el lomo... si juntaba esos datos entonces, Él.

Es quién la trajo aquí, ese era el dragón.

‒ Compórtate o tu castigo seguirá aplasandose -quien responde como la madre de ese dragón, tenía la apariencia de una hermosa mujer de cabello largo y ondulado castaño, su voz sonaba muy amable y su vestimenta era muy llamativa- Pobre niña lleva cuatro días inconsciente por tu descuido, debe estar aterrada.

Imposible... ¿De verdad? ¿Cuatro días dormida? Eran tantos días, Emma no podía creerlo.

‒ Solo tu sigues culpandome, pero estaba herido, el dolor no me ayudo a medir mi fuerza, tampoco iba a dejarla en cualquier montaña de por ahi.

‒ Increíble, últimamente estas muy desobediente. Primera vez que te dejamos salir a explorar y nos traes grandes problemas. Debes hablar en su idioma.

‒ A nadie le agrada hablar en ese idioma.

‒ Entonces espera a que esos puntos de sutura en tu espalda se curen naturalmente.

‒ Como puedes estar del lado de una extraña al de tu único hijo.

El corazón de Emma estaba latiendo demasiado fuerte, ver como ellos pasaban sin notarla, era obvio que eran tan confiados que no tienen un solo instinto de reflejos.

Por lo tal era su oportunidad, podía atacarla, el otro sigue herido y en esa apariencia sería fácil... las ganas inmensas de una venganza inmediata eran enormes. Sin embargo, si tomarán su verdadera apariencia, perdería, ahí su instinto de supervivencia solo le gritaba qué escapará. Después de todo era mejor preservar la vida ante una pelea fallida.

Esas fueron sus primeras enseñanzas de vida, dichas por su madre.

. . .

Tan solo tenía cinco años, cuando pudo participar en su primera celebración por la muerte de un dragón en la aldea. No pudo disfrutarlo por mucho tiempo ya que su padre le había gritado, tan enojado que hizo a la pequeña niña correr camino a casa y encerrarse a llorar.

Al menos hasta que su madre llegó para consolarla con un cálido abrazo.

"¿Por qué a Papá odia que hable?"

"No, no, Emma, tu Papá no podría odiar nada de ti... es solo que esta sensible"

Los abrazos de mamá eran muy efectivos para detener su llanto y su sonrisa era contagiosa, Emma no pudo seguir triste, con sus manitas toco la cara de su madre para apreciar sus hermosos ojos celestes claros.

"Emma, comprende que... aún si celebramos una fiesta, no signifique que todos seran felices" La pequeña inclino su cabeza, era muy joven para leer las muecas de los adultos, por eso no se había notado la tristeza de algunas familias "Papá no quiere involucrarnos a sus problemas, por eso te grito cariño, no odia que hables, solo no soportaría involucrarte en temas de adultos ¿Entiendes?

"¿Y por qué no puedo saber?"

"Eres igual a él, lo sabe y cuando crezcas, teme que puedas salir herida de alguna manera, tu padre no se perdonará si algo te llega a pasar. Por eso no quiere que te involucres, solo quiere que disfrutes de la fiesta"

"Yo solo quería que jugara conmigo"

"Lo se querida, pero sigue siendo nuestro líder, estara ocupado siempre, pero créeme una vez que tenga tiempo vendra corriendo a pedirte disculpas"

"Si"

"Emma..."

"¿Si?"

"Prométeme que pondrás tu vida en primer lugar ante cualquier otra cosa ¿Si? Quiero que siempre vuelvas a los brazos de Mamá y Papá"

"Está bien, Mamá, lo prometo" cumpliendo con las palabras de su madre, su padre llegó corriendo y tras unas disculpas, lo primero que hizo fue cargar a su pequeña en hombros para volver a la fiesta.

Momentos felices, que no pueden solo desaparecer por su desaparición.

. . .

‒ ¡Sal de ahí! -la voz de su captor la saco de sus recuerdos.

Parece que arruino todo, se estaban por ir para dejarle el camino libre, pero al recordar a su casa comenzó a sollozar.

Aun así solo tenia una ventaja, el que no sepan quien es, ese tono de voz hace creer que nadie en ese lugar los pueda desobedecer. Eso es otra información, aunque inútil ya que planea huir.

No iba a dejar que se acerque más, Emma salio corriendo, dejándose ver al mínimo ya que seguía con la manta cubriendola hasta la cabeza, lastimosamente la espada era tan pesada que solo pudo dejarla atrás.

Aunque le gritaron que se detuviera, ella ni loca le hubiera echo casi.

‒ Estaba despierta...

‒ Si, incluso escucho lo que hablabamos, bien, será mejor que apures en detenerla -su madre parecía algo entretenida con las muecas que hacia su hijo al estar en desacuerdo- No queremos que alguien la vea así ¿verdad? Eso no es de caballeros.

‒ ¡Ya entendí!

Fue más dificil encontrar la salida que esquivar a los seres que ahí viven, hubo muchos sustos de por medio, casi todos por los contrarios que por Emma.

Algo que era muy extraño ya que son dragones, aun asi algunos gritaban como si hubieran visto a su peor pesadilla, aunque, bueno, quizás... lo de antes, puede que sea mejor que se alejen.

Aun así trato de no ser vista, como ya la estaban buscando fue muy fácil, de verdad demasiado fácil, solo tuvo que estar pegada a las armaduras y esconderse entre ellas cuando uno de esos seres que modifican sus cuerpos para tener alas pasaban sobre ella.

Se sintió como la peor partida de atrapadas de la vida.

Y ahora.

Estaba parada en el marco de piedra que daba al exterior, ni siquiera había una puerta, por lógica Emma se asomó y se aferró al marco de piedra.

Ahí solo había nubes, arrojo uno de los zapatos que llevaba para tratar de calcular la caída, pero no sirvió ya que desapareció de su vista a los pocos segundos. Era una caída libre hacia quien sabe donde.

Estaban flotando en medio del cielo.

¿Este en serio es mi fin? -los ojos de Emma ardían, ella se estaba esforzando tanto por volver a casa viva y el mundo parece darle la espalda.

No hubo ni tiempo de lamentarse, el ruido de aleteos la hizo voltear desesperada, el eco del lugar era escalofriante, no sabía si estaban cerca o aún le daba tiempo de pensar.

Mirar al interior de dicho lugar y a la caída libre ¿Qué debía hacer? Solo dos opciones.

Pero al menos en una de esas, las probabilidades de ser encontrada son más altas, incluso si son solo sus restos.

‒ ¡Aquí estas! -volteo para encontrar a su captor, ya no habia dudas que era el tenia escamas blancas por sus brazos y esos ojos, este lucia frustrado pero su mueca cambio inmediato al ver donde la chica estaba parada- ¿Qué haces? Es peligroso estar ahí, si no tienes cuidado.

Iba a avanzar pero al notar que haciendo eso ella se coloco al borde solo apoyandose en el marco de piedra, se detuvo y contrario a lo esperado por Emma, este descendio e hizo desaparecer sus alas, se tocaba la nuca tratando de buscar las palabras adecuadas.

Emma solo apretó sus labios de rabia.

‒ Será mejor que retrocedas -este miraba a todas partes- Es que es peligroso.

‒ Por favor -cuando dijo eso el dragón la miro asustado- permíteme romperme unos pocos huesos nada más.

Miro hacia al cielo al momento de soltarse, se envolvio en la manta tratando de consolarse, escucho a su captor gritar que se detuviera, aunque igual no iba a hacerle caso.

Realmente estaba aterrada se abrazo así misma en su caída pero aun más asustada quedo cuando termino cayendo en suelo, duro, pero era suelo, no había caído ni tres metros y al abrir sus ojos se percató que una especie de plataforma de piedra apareció de la nada, salvandola.

‒ Por Odín... ¿Cómo? -se incorporo solo para ver como más de esas cosas se formaban a su frente formando una especie de escalones y su instinto la hizo actuar de inmediato.

Sin embargo algo la mantenía inquieta, mientras brincaba entre escalones de piedra aferrada aun a la manta para cubrirse no olvido mirar hacia arriba, hacia su captor.

Este solo se quedó inmóvil observándola en el borde de la puerta, motivandola a seguir avanzando con prisa.

‒ ¿Acaso enloqueció? -estaba que no podía creerlo.

‒ Por lo visto la busquedad de nuestra invitada se extendió más de pensado -la mujer bien vestida de antes apareció a espaldas de su hijo con una sonrisa burlona- Sería una problema que la gente la vea en pijama, como un caballero debes entender que la dignidad de una dama es esencial ¿Verdad?

‒ Madre... si se pero es que ella, solo saltó.

‒ ¿Te pedí explicaciones? -su sonrisita hizo a su hijo tensarse- Ve a cuidarla o estarás castigado hasta

‒ ¡Hasta mi coronación! ¡Ya entendí! Como si supiera que se tiraría, no soy adivino.

‒ Esta es tu responsabilidad, tu la trajiste ahora cuídala, es así de sencillo.

‒ Parece que te estas divirtiéndote madre.

‒ Norman -ahora alguien más aparecía a espaldas del joven y su madre.

Una voz masculina resonó a sus espaldas, ambos giraron para admirar a un hombre de prendas blancas, del mismo color de su cabello, con bordes dorados, con la única diferencia que la capa que usaba era de color azul y era escoltado por varios sirvientes. Tenía un semblante serio que se iba suavizando al acercarse.

‒ Padre... -este cuando llego a la puerta observo con curiosidad lo mismo que su familia- Lo siento yo...

‒ Sera mejor que me encargue del problema yo mismo -chasqueo los dedos haciendo que dos de sus escoltas tomarán vuelo- No tardaré.

‒ James -la mujer castaña lo tomo el brazo, negando con la cabeza haciendo al hombre cancelar su orden- Debes dejarlo hacerse cargo de sus problemas.

‒ Pero Elizabeth -el hombre acabo sonriendo luego de que su mujer le susurrara algo- ¿Tu crees que? -la mujer asintió y este solo se aclaro la garganta para darle palmaditas en el hombro a su hijo- Traela sana y salva, podremos resolver el problema en familia, pero debo arreglar algunas cosas, Norman, trae a la humana.

‒ Sí, pero no creo que sea muy fácil -la familia giraba hacía las escaleras, sus visiones eran perfectas y aún lejos podían observar a la joven que hacia su esfuerzo por no desplomarse- No sabe cuándo rendirse....

‒ La persistencia de esa joven es admirable, lastima que este tan asustada, pobrecita, debe estar tan cansada -ambos hombres miraron a la mujer que lucía realmente afectada por la humana- Le alistare un baño caliente para su regreso, seguro eso la relaja. No sigas perdiendo el tiempo.

‒ ¿Como hare eso? Si me aparezco a su costado, me atacará.

‒ Ella ni va armada, ya deja de excusas pareces un niño otra vez -la mujer empujo a su propio hijo al vacío, el cual volvió a asomarse entre las nubes aleteando- No me mires así, es tu culpa en primer lugar.

‒ ¡Ya te oí!

Durante todo ese recorrido, Emma estaba exhausta, era muchísimos escalones y como debía brincar, era mucho más agotador de lo que hubiera imaginado. Además, ese camino parecía llevarla a lo que parece ser una Isla flotante.

Si, era una trampa, ella lo sabía, pero si podía descender un poco más, capaz pueda llegar a ver el verdadero suelo, debía intentar.

Solo lamentaba tener que regresar en prendas tan livianas, si no fuera por la manta que llevaba sobre brazos seguro lo que llevaba puesto estaría flotando al compás del viento.

Igual era imposible ganarle a un ser en su habitad natural ¿No?

Parecía que le faltaba el oxígeno porque cada escalón más empezaba a sentir efectos extraños como dificultad para respirar o mareo, incluso empezó a ver un poco más oscuro.

Emma solo se repetía: No te desmayes, no te desmayes ahora.

‒ Ammm ¿Necesitas ayuda? -La voz de su captor le helo la sangre, solo giro un poco su cabeza y ahi estaba tan cerca.

‒ Ah... -inhalo un grito ahogado.

Emma trato de darle el primer golpe, pero luego de hacerlo todo dio vueltas, había cedido al cansancio, solo sabe que todo se puso negro ante el primer golpe.

Mamá va a matarme.... -murmuro el de cabellos blancos al notar como la humana caía al menos intacta contra el césped no estaba muy lejos del pueblo y los escalones se acomodaron para que no sufriera mucho al caer- ¡Díganme que aun respira!

Todo era oscuro, se sintió como un parpadeo muy lento y las voces se escuchaban lejanas, se sintió casi como estar bajo el agua. Se había desmayado posiblemente no más de dos minuto.

Al abrir los ojos, Emma vio a personas rodeándola, todos lucían confundidas y principalmente preocupados. Igual sabia la verdad detras de esos rostros normales, la manta con la que se envolvio casi se le fue arrebatada por la mano de un extraño.

No entendio nada de lo que dijo, pero no quería que nadie la tocará, su reacción fue vaga, solo aparto la mano con desesperación, algo que fue efectivo ya que todos dieron un paso atrás.

‒ ¿Por qué no te calmas de una vez? No van a hacerte daño -la voz de su captor a su costado la hizo congelarse solo notando la sombra en el piso, estaba muy cerca de su rostro, se había arrodillado a su costado- Descuida la manta te cubrió, nadie vio como estas vestida, será mejor que.

‒ ¡No! -la chica pudo empujarlo y le levantarse.

Respiraba con dificultad, sus ojos sombríos observaban al contrario y entre temblores buscaba formar palabras, cosa difícil con lo alterada que estaba y el poco oxígeno que podía respirar.

‒ No lo haré -todos miraban impactados a la joven, parecía que se iba a desmayar otra vez- ¡Si intentan tocarme, atacaré en serio!

Todos se hicieron a un lado mientras volvía a correr, había dejado tan perplejo al contrario que tomo mucha delantera a pesar de haber disminuido su velocidad de lo cansada que estaba.

La gente se le quedo mirando al chico que yacía sentado.

¿En serio es humana? -murmuro con cansancio.

Su único que pasaba por su mente era:

Un ser humano normal seguiría desmayado por la presión del oxigeno ¿Qué cosas les dan a los humanos de ahora? ¿Será que los están fortaleciendo para aguantar estos ambientes? ¿Pero como? Esto ni siquiera tiene lógica.






Glosario:

Valhalla: Es el lugar a donde van las almas de guerreros elegidos por Odín y las valquirias, un lugar majestuoso donde estos guerreros están destinados a ayudar a pelear contra el Ragnarok.

Hasta el próximo cap <3

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