Parte 15 El Inicio de Problemas
Los días regresaron a la normalidad después de aquel incidente, pronto se convirtieron en semanas y las semanas en dos meses. Tanto Giotto como Haru mantuvieron una rutina y su relación se estrechaba cada vez más.
En su oficina, Giotto atendió el teléfono cuando sonó. En ese momento G ingresó al lugar, pero no hizo ruido alguno.
—Si, no te preocupes. Yo me encargo de la cena estas noche.— Giotto tenía una sonrisa casi boba en su rostro,que hizo que G levantara un ceja. No era raro que su jefe esté de buen humor, sino que irradiara de felicidad de repente.
—No te disculpes, hacerlo de vez en cuando no me hará daño. Disfruta tu día con Elena-San, te veré más por la noche.
—Sí, cuídate. Adiós.
Cuando la llamada terminó, el Vongola se quedó mirando el teléfono sin perder su sonrisa. G se aclaró la garganta para llamar su atención.— ¡Ejm!
—G ¿Cuándo llegaste?— Giotto se asombro al ver a su mano derecha sentando en el sofá.
—Cuando estabas coqueteando con Haru—Dijo tranquilamente G. Giotto se sonrojo.
—No estábamos coqueteando. Solo me llamaba, porque Elena-san insistió en el que saliera a comer y a comprar, ya saber cómo es, no regresaran hasta tarde y me avisó que no podrá preparar la cena.
—Mnn— G levantó la comisura de sus labios. —Entonces ¿Por qué parecen recién casados?
—G —Suplicó Giotto.
G entendió que había hablado de más y decidió cambiar el asunto.— El idiota de Asari me informo, que el jefe de la familia Giovanni, está causando problemas en nuestro territorio, Timoteo-sama no desea luchas innecesarias y deseas que arregles el asunto los pacíficamente posibles.
Como era un asunto serio, la expresión de Sawada Mayor se volvió algo fría. — ¿Has hecho los arreglos para un reunión?
—Sí ¿Pospondrán una alianza?
—Sí, el abuelo no quiere haya derramamiento de sangre, si podemos evitar una guerra con un acuerdo mejor. — Giotto entrelazo sus mano sobre sus regazo y suspiro.—Sobre ese asunto ..
Sabiendo a lo que se refería, sin preguntar. G dejo los documentos a un lado.— Tu hermano no ha salido de la mansión, tal y como dijo Reborn, está fuertemente custodiado, al principio se negó a firmar los papeles de divorcio, pero terminó aceptando bajo la presión de alaude.
— ¿Entonces..?
—Sí, aunque se ha demorado los trámites. Alaude confirmó que unos días Haru estará oficialmente separada de tu hermano.
Al oír esas palabras, Giotto no pudo evitar sonreír de alivio. Esa sonrisa no pasó de ser percibida por G, pero no comentó nada al respecto.
— ¿Haru seguirá quedando en tu casa?
— Hablamos al respecto, como tengo una habitación libre y necesitó alguien que cuide la casa, se quedara conmigo. Nos llevamos bien y no hemos tenido problemas en cuanto a la comunicación y la privacidad.
—Así acordamos que estaríamos como hasta ahora, hasta bueno.. —Giotto no necesitó continuar para dejar claro su punto. — Hace poco Haru comenzó a retomar sus clases de diseño, aunque creo que no lo necesita, porque es muy buena, me alegró verla hacer lo que le guste.
—Usará el dinero de sus padres, para impulsar su propia marca ¿Verdad?
—Lo hará, ha estado pensando seriamente en eso. Cuando esté lista la ayudare con lo que pueda.
Al obsérvalo tan feliz, G no se atrevió a interrumpirlo. De repente las puertas se abrieron.
— ¡Señorita, espere no puede ingresar sin permiso!
Una mujer de hermosa apariencia y delicados rasgos ingreso queriendo ser detenida por algunas secretarías. Tanto G, como Giotto se sorprendieron al ver que se trataba de Kyoko .
—No necesario, su jefe me conoce ¿Verdad Giotto?—Con una sonrisa coqueta, Kyoko miró a Giotto.
Con movimiento cansador, Giotto les expresó a sus secretarias que estaba bien. Las jóvenes se retiraron y G también se levantó para irse, no quería respirar el mismo aire que Kyoko, aunque su amigo la soportara, él no lo haría.
Una vez que estuvieron solos, Kyoko se sentó en el sofá, cruzó sus piernas una encima de la otra, revelando la piel pálida de sus muslos. Su falda se había corrido lo suficiente para dejar volar la imaginación de cualquier hombre, pero Giotto permaneció imperturbable.
— ¿A qué has venido? —De forma helada, Giotto la observó. Kyoko no se inmutó ante su tono de voz, sino que amplió su sonrisa, lo cual hizo que sus labios pintados de rojos fuertes resaltan.
—Te extraño ¿Por qué otra razón vendría?
—Vete—Pidió Giotto señalando la puerta. — No estoy de humor para tus juegos.
—Antes solías ser más gentil— Fingiendo ser herida por sus palabras, Kyoko se puso de pie y se acercó hacia el escritorio. Lo rodeo y se colocó detrás del Sawada y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Giotto para susúrrale al oído.
—Me haces falta.
Sus manos viajaron de forma descarada por el pecho del mayor, incluso se atrevieron a desprender los botones de su camisa.
— ¡Detente!—Molestó Giotto sujetó la mano de la mujer— ¿Qué quieres? Dilo.
—Ven conmigo a un viaje este fin de semana. Hay alguien que quiere verte.
—Qué pasa si dijo que no.
Una risa salió de los labios de Kyoko. — Si no vienes ,iré a ver a ver a esa tal Haru-san. —Giotto frunció las cejas y kyoko supo que ya lo atrapo.
—Te estaré esperando.
Kyoko se alejó y caminó hacia la salida sin mirar ninguna sola vez atrás.
Una vez que las puertas se cerraron, Giotto soltó el aire que había estado reprimiendo en su suspiro. Aún era débil cuando se trataba de Kyoko, aunque estuviera disgustado con ella nunca podía negarse a nada que pidiera.
A un lado de la mesa, su teléfono celular sonó, lo tomó y su corazón se acelero al ver la imagen que le envió Elena. Sonrojado ocultó su rostro detrás de su mano.
En una tienda de la ciudad , más precisamente de trajes de baño. Haru estaba probándose un conjunto cuando escuchó un click. Miró hacia donde estaba su amiga y vio que viendo su celular.
— ¿Es Demon-san?— Elena levantó sus pestañas de forma inocente.— Si, estaba preguntando cómo estábamos. Por cierto te queda bien ese, deberías llevarlo.
— ¿En serio?—Haru se miró. La ropa de baño, era sólo un conjunto sencillo que portaba la parte superior y inferior, no era revelado, sino más bien modesto. —Está bien, lo llevare.— Cerró la cortina y procedió a cambiarse.
Elena amplió su sonrisa. "Espero que a Giotto-san también le haya gustado". Rió para sí misma, había planeado ir a la otra ciudad este largo periodo festivo para relajarse en un spam. Aunque Haru estaba indecisa, terminó aceptando.
— ¿Cómo van las cosas con Giotto-san?
—No se lo de lo que hablas Elena-san—Haru salió detrás de la cortina y se dirigió hacia la caja para pagarlo. — Te dicho muchas veces que no hay nada entre nosotros, solo buenos amigos.
No satisfecha con esa respuesta Elena, se cruzó de brazos. —¡Oh! Vamos. Vives con él y me dirás que no paso nada.
—Pues no paso nada. — Haru sacó su billetera y pagó la ropa. — Has olvidado que soy su cuñada.
—Ex cuñada. — Corrigió Elena levantándose para salir juntas. —Además Giotto es un buen hombre y soltero ¿Qué más quieres?
Aunque ya había escuchado a Elena quejarse de lo mismo varias veces, Haru no perdió su sonrisa. — Él no ve de esa manera, además era su hermana política, jamás me verá de otra forma. Las mujeres que le gustan son mucho más hermosa—Hizo una pausa al recordar a cierta peli naranja, aunque le dejó sensación amarga dijo— Como esa chica, llamada Kyoko.
Los pasos de Elena se detuvieron. — ¿Giotto vio a esa perra?
Era raro que Elena no fuera educada, Haru la miró sorprendida. — S-Sí, en una fiesta no hace mucho tiempo ¿Pasa algo? Supe que era su ex, era muy bonita.
—¡Tu eres mil veces mejor que es desgraciada!—Gritó Elena furiosa, sujetó los hombros de Haru y le dijo.— No importa lo que mal nacida haga, confía en Giotto ,el nunca te traicionara.
Confundida, Haru preguntó— ¿Paso algo entre ellos?
Elena suspiró.— Lo siento, no soy la indicada para hablar de eso. Seguro cuando este Giotto-san te lo dirá. — Retiró su mano y lució más relajada que antes al decir aquellas palabras.
—Haru se que ahora te es difícil confiar en los hombres. Pero tú primer amor no tiene que ser el último.
Aunque entendía lo que Elena quería decir, Haru solo le sonrió. No iba a ilusionarse sin importar que tan bueno y atento fuera Giotto fuera con ella, comprendía perfectamente que esa la naturaleza del Sawada, sería así con cualquiera que viviera con él. Ella no era especial ni nada por el estilo.
Cuando la noche llegó. Haru regresó sintiendo el delicioso aroma de camarones fritos en el aire. Su apetito se abrió inmediatamente a pesar de que hace poco comió.
Siguiendo esa fragancia, se dirigió a la cocina donde encontró a Giotto cocinado. Aunque pensó que las tareas del hogar le daban fatales, el Vongola la sorprendía siempre con nuevas facetas, una de ellas era lo magnífico que sabía cocina.
Al escuchar sus pasos, Giotto habló sin mirarla — Pronto estará listo , puede relajarte si quieres.
— ¿No quieres que te ayude?
Normalmente, cuando uno cocinaba el otro lavaba los platos o lo hacían juntos.
—No, está bien. Deja que sea yo hoy quien te sirva.
Con una sonrisa Haru fue a dejar sus cosas a su habitación ,reemplazó sus ropas por otras más cómodas y regresó a la cocina.
—¿Cómo estuvo tu salida?—Escuchó a Giotto preguntar.
—Fue divertido, compramos mucha ropa, entre ellas algunas cosas que necesitará más adelante. Todavía no puedo creer que esté esperando un bebé.
La noticia de que Elena estaba embarazada dejó a todos sorprendidos. La pareja llevaba años juntos y pensaban que no deseaban hijos, pero era lo contrario, no se sentían preparados , pero ahora decidieron dar ese paso.
—Sí, Demon me pidió adelantar algunos trabajos de los próximos meses, de esa manera podrá estar con Elena cuando la fecha del parto se acerque.
—Solo esperemos que parezca a Elena-san —Haru rió y Giotto no pudo evitar también soltar una suave carcajada.
—Hoy vimos modelos de cuna y ropas de bebé — Haru no pudo evitar decir aquello con un tono de anhelo. Giotto lo notó, pero no comentó nada, era natural que Haru quisiera una familia cuando perdió a la suya desde una temprana edad.
—Aquí están. —Dejó un plato de camarones en la mesa ya preparada. Había arroz, pesado frito, una sopa de acelgas y otras delicias. Los ojos de Haru brillaron al verlos.
—Come—La alentó Giotto.
Haru no se contuvo y tomó sus palillos para tomar un camarón— ¡Está delicioso! Ah... Casi lo olvido, Elena-san me invitó a pasar unos días en un spam este fin de semana.
Giotto con desánimo recordó que debía ir con Kyoko, coincidentemente Elena invitó a Haru a salir, así que no tendría que preocuparse por mentirle. — No te preocupes, justo tengo un viaje de negocios, así que disfruta tu tiempo con ella.
Notando el noto desánimo del mayor, Haru decidió cambiar el tema.—Me comentó que también tienen una playa artificial así que podremos nadar, me compre un traje de baño para eso.—Dijo emocionada.
Recordando la foto, un rubor tiñó las mejillas de Giotto.— Si, te queja bien.
—¿Cómo lo sabes?— Haru lo miró con sospecha. Giotto fingió comer su arroz.
—Todo lo que te pongas te quedará bien.
Con esas palabras, Haru alejó su dudas y procedió a comer en silencio. Giotto se sintió aliviado , casi se golpeó la cabeza por ser tan descuidado.
Los días pasaron con rapidez, pronto el fin de semana llegó. Ambos se prepararon para sus viaje,cada uno se marchó a un horario diferente, Haru se fue antes porque debía reunirse con Elena en su casa.
En la gran mansión de la familia Spade, Haru fue recibida por Demon.
—Nunu ¿No crees que es un delito llevarte a mi esposa en mis días libres?—Se quejó el Deamon. Haru ignoró sus quejas.
—Fue Elena-san quien me invitó en primer lugar.
Aunque lo sabía, Daemon no dejó de molestarla.— Tiene al ingenuo de Giotto para jugar ¿Por qué van juntos?
Sabiendo que solo buscaba hacer que se enoje, Haru permaneció tranquila. — Giotto salió a un viaje de negocios.
— ¿Viaje de negocios?—Daemon lo encontró raro, el nunca había escuchado que se jefe salía .Si tuviera una reunión G o Asaria irían con él.
—¿Te dijo a donde iban?
—No, no le pregunte tampoco—Haru encontró un poco raro que estuviera interesa. —¿Por qué preguntas?
—Por nada—Daemon sonrió de forma misteriosa. En ese momento Elena abajo la escalera con un pequeño bolso .Rápidamente Deamon la alzó y lo tomo.
Elena le sonrió. —Gracias.
— ¿Quieres que las lleve?
—No, iremos en mi auto.
Los tres abandonaron la mansión.Como Elena tenía su propio auto, Daemon solo las ayudo a guardar las cosas en el baúl. Una vez que todo esté listo, las dos mujeres se subieron al vehículo y se despidieron del Vongola.
Hacía mucho tiempo que no sabían juntas, este viaje de chicas las emociono. El lugar donde se quedarían era una hotel de lujo, el cual no solo eran grande sino que también sumamente elegante, las personas sin mucho dinero también podía mezclases en ese ambiente ya que ofrecía descuentos para todas la clases sociales.
Cuando llegaron, Haru admiro el edificio. —Es increíble.
—Verdad que sí. — Elena estaba complacida con su sonrisa —Iré a avisar sobre nuestra reservación, espérame aquí.
— ¡Sí!
Elena se adelantó hacia la recesión para visar que las ayudaran con el equipaje. Al cruzar la puerta sus pasos se detuvieron y sus ojos se ampliaron a ver una figura conocida , que iba acompañada por una mujer que se aferraba a su brazo.
—¿Giotto-san?
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