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El divino Rafael.

En la novela se menciona la pena por la muerte de Rafael el 6 de abril de 1520. Pero ¿sabes quién era en realidad?

     Rafael Sanzio —o Rafael de Urbino o Raffaello— fue uno de los principales pintores del Renacimiento. Lo consideraban un niño prodigio por la extraordinaria capacidad de asimilación y por la creatividad. Era una persona noble y amable, querida por sus discípulos y por los mecenas. En definitiva, era el artista que mejor encarnaba el humanismo renacentista.

     Quedó huérfano de madre a los ocho años y de padre a los once. Era el único hijo de Giovanni Santi —también pintor— y heredó el negocio paterno. Rafael transformó esta tragedia en una oportunidad porque aprovechó el renombre de su progenitor para contactar con Pietro Perugino, el mejor maestro de pintura de Italia. Este lo aceptó en su taller cuando contaba con solo catorce años.

     Allí demostró el extraordinario talento. Durante cinco años trabajó con Perugino. Y alrededor de 1499 efectuó los primeros encargos en solitario. Su fama se extendió con rapidez y se convirtió en un pintor muy solicitado. Viajó a las ciudades en plena ebullición artística —Perugia, Siena, Florencia, Roma— y en ellas conoció a los grandes artistas del momento. Él dejaba que el arte de otros lo influenciaran y luego lo mejoraba. Su afable personalidad le granjeó la estima de artistas consagrados como Pinturicchio, de quien se hizo amigo, aunque los separasen treinta años. Esta relación abrió la puerta a mayores éxitos.

     En 1503 Pinturicchio le pidió que lo ayudara en la decoración de la Librería Piccolomini, la parte de la catedral de Siena destinada a conservar los ricos manuscritos del papa Pío II. Trabajaron juntos durante dos años. En 1504 demostró que su talento había sobrepasado al de sus maestros al pintar Los desposorios de la Virgen, una escena casi idéntica a la que había pintado Perugino poco antes, pero con el dominio de la composición y del espacio, de modo que creaba la sensación de tridimensionalidad.

     Giovanna da Montefeltro —hermana del duque de Urbino, antiguo mecenas suyo— lo recomendó al magistrado que presidía el consejo municipal de Florencia. Pasó allí cuatro años y también realizó encargos privados.

     Fue en Florencia donde conoció los avances realizados por los mayores artistas de la época: Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti. De Leonardo perfeccionó la composición de las figuras y de Miguel Ángel aprendió a dar vida a sus personajes con el uso del claroscuro y el dinamismo en los movimientos. Sus obras adquirieron vivacidad y dejaron atrás la impresión estática de las primeras etapas. A los veinticinco años Rafael era ya un artista maduro.

     El papa Julio II inauguró su pontificado con grandes proyectos de renovación urbanística para Roma y para el Vaticano e inició lo que sería la fundación de los Museos Vaticanos. Con esta finalidad convocó a los mejores artistas de Italia y fue uno de ellos, Donato Bramante —llamado en realidad Donato d'Angelo, supervisor de la construcción de la actual Basílica de San Pedro—, quien le sugirió que lo contratara también.

     Rafael llegó a Roma en 1508 y trabajó en los frescos para las cuatro salas que hoy en día son conocidas como «las estancias de Rafael»: la del Sello, la de Heliodoro, la del Incendio del Borgo y la de Constantino. Esta última, por desgracia, la pintaron casi al completo sus discípulos sobre la base de los diseños del maestro, pues la empezaron en el mismo año de su muerte. Perin del Vaga y Giulio Romano eran los colaboradores más talentosos.

     Al principio en Roma lo contrataron como parte de un equipo de pintores porque los trabajos estaban en marcha, pero cuando el papa vio los primeros trazos de Rafael despidió al resto y le encargó en exclusiva la decoración de las cuatro salas que hoy llevan su nombre.

     En 1513 Julio II murió y le sucedió como papa León X, de nombre Giovanni de Médicis. Era el segundo hijo de Lorenzo el Magnífico —el gran mecenas del Renacimiento de Florencia— y había heredado de su padre el amor por las artes, de forma tal que ejercía más como príncipe que como máximo pontífice. Mantuvo los encargos de Rafael y en 1514, tras la muerte de Bramante, le encomendó que supervisara los trabajos de la Basílica de San Pedro y una colección de diez tapices para la Capilla Sixtina. Se rodeó para este desempeño de un equipo de ayudantes y de discípulos de quienes supo valorar los puntos fuertes, pues puso a cada uno a trabajar en la tarea específica que mejor desarrollaba.

     A estas alturas Rafael era uno de los artistas más famosos de Roma y rivalizaba con otro genio, Miguel Ángel. El talento que había demostrado llamó la atención del banquero Agostino Chigi. Este era un famoso mecenas que se había hecho construir una villa a orillas del Tíber, hoy conocida como Villa Farnesina. Para la decoración de esta, Chigi llamó a algunos de los mejores artistas de la ciudad. Entre ellos estaban Rafael y sus ayudantes.

     Rafael y los suyos pintaron los frescos de la Logia de Cupido y de Psique, un ciclo en el que se reflejan las técnicas aprendidas hasta entonces y su amor por la antigua cultura grecorromana. La logia fue la última gran obra del maestro y le ocupó entre 1511 y 1518. La simultaneaba a sus trabajos para el Vaticano. En ella se liberó de las limitaciones de los temas históricos, de los religiosos y de la exactitud de los retratos y permitió que su imaginación volara. Fue su obra más original.

     Rafael murió el 6 de abril de 1520, cuando contaba con solo 37 años. Tuvo una fiebre aguda —según el biógrafo Vasari provocada por los excesos amorosos porque era una «persona muy amorosa y aficionada a las mujeres» y amante de los «placeres carnales»— y el tratamiento con sangrías no evitó el deceso.

     Algunos sostienen que falleció de alguna enfermedad venérea y después de varias horas de hacer el amor con su amante, Margherita Luti. La joven era la hija adolescente de un panadero del barrio de Trastevere y se la considera la musa de su retrato de 1518, La Fornarina. También se dijo que se relacionaba con Beatrice Ferrarese e Imperia Cognati, dos famosas cortesanas.

     Se sabe que Rafael estaba prometido a María, la sobrina del poderoso cardenal Bernardo Dovizi da Bibbiena. Sería un matrimonio de conveniencia como todos los de la época, si bien el pintor intentó durante mucho tiempo posponer la boda, pese a la insistencia cada vez mayor del cardenal. No llegó a celebrarse a causa de la temprana muerte de la muchacha.

     El literato Pietro Bembo le dedicó a Rafael el siguiente epitafio:

     «Mientras él vivió, la naturaleza tuvo miedo de ser vencida, y, cuando murió, tuvo miedo de morir con él».

     Marcantonio Michiel —un intelectual y coleccionista de arte— dejó constancia de que el día de la muerte de Rafael se produjeron algunos extraños sucesos. Apareció una grieta en el palacio Vaticano y el cielo se oscureció. La fecha coincidía con la de la muerte de Cristo y esto favoreció la idea del «divino» Rafael, que se había extendido entre los contemporáneos debido a la belleza de sus obras. Además, a su muerte dejó una fortuna considerable —16.000 ducados—, y, pese a su calidad de pintor, vivió, se lo recibió y fue tratado como un hombre de distinción porque sus obras gozaban de gran demanda.

Si deseas profundizar más puedes leer:

📚Historia de Europa. La Europa del Renacimiento. 1480-1520, de J. R. Hale. Siglo XXI de España Editores, S.A, 2012, Madrid.

📚Rafael Sanzio, el artista universal, artículo de Abel G.M. para National Geographic Historia, actualizado a 31 de marzo de 2023.

📚Rafael, el genio sonriente del Renacimiento, artículo de National Geographic Historia escrito por Alessandra Pagano, actualizado a 18 de marzo de 2021.

📚Rafael o la eterna primavera, artículo escrito por José Enrique Ruiz-Domènec, editor de Historia National Geographic, actualizado a 25 de marzo de 2021. Está incluido en la revista número 126.

📚La vida del joven maestro, escrito por Alessandra Pagano para la revista National Geographic Historia, actualizado a 19 de noviembre de 2021.Lo encuentras en el número 196.

📚Bramante, el arquitecto del Renacimiento romano, artículo escrito por Abel G.M. para National Geographic Historia, actualizado a 2 de noviembre de 2021.


Autorretrato de Raffaello Sanzio (1483-1520).


Los desposorios de la virgen María, obra de 1504.


La misa de Bolsena, 1514, Estancia de Heliodoro.



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