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《VIII》

《Cambios repentinos y ardientes》.

El rubio miraba con atención a la oji verde que estaba hecha tomate bajo el cuerpo de adonis que poseía el gran emperador de obelia.

-m-majestad...esto...

Se exaltó cuando el rubio pasó su nariz por su cuello con suavidad aspirando su aroma.

-hace rato me decías claude, Ariana -la miro de reojo con esas joyas imperiales tan brillantes que la hacía estremecer.

Trago saliva nerviosa y cuando se quiso dar cuenta sus labios fueron apresados por el oji celeste.

Sus labios se movían con pasión, parecía querer hacerle saber que quería probar cada parte de su cuerpo. El calor comenzó a inundar su cuerpo entero, sentía la lengua del rubio adentrarse en su boca recorriendo cada rincón de ella.

La abrazo por la cintura haciendo que ella lo abrace por el cuello. Acaricio su cabello con suavidad mientras claude iba poco a poco desabrochando su vestido.

-"no...no puedo, pero no quiero que se detenga, no lo entiendo".

Ella sabía que si se metía en la cama del emperador las cosas ya no serían iguales pero no quería que todas esas emociones abandonen su cuerpo. Se sentía realmente bien, el emperador hacía temblar todo su cuerpo.

La hacía sentir única.

Cada toque, cada beso, cada palabra, todo de él la hacía enloquecer.

Lo que más temía estaba pasando, ella estaba cayendo poco a poco ante ese hombre que la miro con burla al comienzo para luego mirarla con interés y al final mirarla con pasión y posesión.

Ese hombre la había declarado como suya desde el primer momento que la vio.

Y ella lo sabía.

-Ariana.

Lamió su labio inferior al ver como estaba la bella santa, su cabello estaba esparcido por la cama, sus labios estaban rojos y había un rastro de saliva en ellos, un fuerte rubor cubría sus mejillas y su vestido estaba desordenado dejando ver sus hombros hasta el nacimiento de sus senos. Su falda estaba un tanto alzada dejando ver una de sus piernas.

Sus bellos ojos estaban cristalizados ante todo lo que sentía y a pesar de ser alguien inocente había lujuria en sus ojos. Eso encendió por completo al rubio.

Quería hacer que ese cuerpo tan puro como ningún otro se sumerja en la más profunda lujuria, quería hacerla pecar. Quería ser él quien la haga cometer el pecado de la lujuria.

Quería deborarla por completo.

Suspiro haciendo su cabello hacia atrás sonriendo con frialdad.

-Ariana, no sabes lo que provocas en mi, mi demonio interno quiere deborarte.

Ella apretó las sábanas a su costado y lo miro avergonzada. Cuando él toco su mejilla ella cerró sus ojos queriendo controlar la lujuria que sentía en su interior al mirar esos ojos. Pero no podía.

-dejate llevar.

Se exaltó cuando escuchó esa voz ronca y fría en su oído.

Ya no había vuelta atrás.

No podía evitarlo.

Había caído por completo ante ese demonio.

-...claude.

Él sonrió satisfecho y acercó su boca a su cuello.

Ella es suya.

*toc* *toc*

-su majestad, Lady Ariana, la princesa Athanasia los está esperando en el jardín.

La santa reaccionó y se sonrojo de golpe tapando su rostro mientras claude chasqueo la lengua mirando con enojo hacia la puerta.

Debería de buscar un nuevo escolta.

-....bien, estaremos allí en unos minutos.

Sin decir nada más el pelirrojo se fue de allí sintiendo que su amigo rubio por algún motivo lo mataría a futuro.

El emperador bufo molesto pero cuando miro a la santa arqueo una ceja divertido. Parecía un pequeño tomate que quería desaparecer.

-n-no...m-me mires.

Su vergüenza lo hizo sonreír aún más y beso sus manos sorprendiendola.

-luego seguiremos con esto.

Ella se sonrojo de pies a cabeza cuando vio a través de sus dedos esa sonrisa lujuriosa en el rostro del rubio.

Parece que ese era el fin de una vida tranquila y de su cuerpo puro libre de lujuria o algún otro pecado.

.

.

.

Athanasia sonrió nerviosa ante el ambiente que había.

Los tres estaban tomando el té en el jardín. Las sirvientas miraban un tanto sorprendidas la tranquilidad del emperador. Era curioso que permita que alguien más interfiriera en el tiempo que pasaba con la princesa.

-"parece que papá algo le hizo a la santa, cuando volvieron de la habitación de claude, Ariana estaba con otro vestido y se notaba avergonzada además de que esquiva la mirada de claude".

La princesa hizo un pequeño puchero al ver que esos dos se evitaban, solo Ariana lo evitaba, y el silencio reinaba en el lugar.

Ella estaba acostumbrada a ser "ignorada" por su padre pero no le gustaba ser ignorada por la santa. Era extraño pero siempre que Ariana le sonreía o hablaba se sentía bien y una extraña emoción surgía en su estómago. Como si estuviera feliz de estar a su lado.

Le hacía acordar a cuando estaba con lily.

-Lady Ariana! -la nombrada la miro curiosa y athanasia sonrio alegre -cuál es el trabajo de una santa?, tienes que ir a ayudar a las personas o curar de ellas?.

Ladeo la cabeza curiosa haciendo sonreír a la oji verde.

-algo así princesa, cuando vivía en el templo del imperio castina en las mañanas ayudaba a las personas y las curaba, otras veces cuidaba de los hijos del templo junto a mis hermanas o a veces practicaba mi poder con padre.

Mientras ella relataba algunas cosas de lo que hacía en el pasado athanasia la miraba atenta y sin perderse ni una palabra. Claude dejó la taza de té de lado y las miro atento.

Una sonrisa surgió en él y cerró sus ojos.

Era reconfortante estar así. Parecían una familia.

La pequeña zenit estaba sentada en la biblioteca de su madre mirando su conejo de peluche.

Suspiro con tristeza y lo abrazo.

-extraño a mami.

Hizo un pequeño puchero pero luego negó con la cabeza y sonrio alegre.

-mami está con padre y con mi hermanita, cuando menos lo espere vamos a ser todos una familia feliz.

Sonrió alegré y sonrojada imaginando el futuro.

Ella haría todo por su madre y por su futura familia, incluso dejarla ir al palacio sin siquiera llorar.

.

.

.

Ariana camino ansiosa hacia la salida del palacio, había llegado la tarde y estaba ansiosa por volver a la mansión y ver a su princesa.

-Ariana.

Se detuvo junto a Félix al escuchar la voz del emperador. Ella lo miro y él se acercó a ella.

-recuerda la nueva orden que te di -el sonrio de lado haciendo recordar a la santa.

-emperador...yo, quería pedirle que retire esa orden, no puedo cumplirla, no puedo dejar sola a mi hija -lo miro con súplica haciendo que Felix contenga la respiración con miedo.

El rubio la miro unos minutos para luego suspirar y cerrar sus ojos.

-deberás quedarte en el palacio por 3 días y luego podrás volver a la mansión con tu hija.

Ella apretó los labios pero asintió. Sabía que el emperador no volvería a cambiar su orden así que era mejor aceptar eso o nada.

-bien, gracias por la invitación su majestad.

Hizo una reverencia sonriendole levemente aunque no muy satisfecha por la orden del emperador.

Claude la miro irse y luego miro al cielo.

Parece que iba a volver a perder la cabeza por una mujer.

Pero se encargaría de que esa mujer estuviera para siempre a su lado.

.

.

.

Cuando llego a la mansión fue de inmediato a la biblioteca, una de las sirvientas le dijo donde estaba zenit.

-mami!.

La menor la abrazó con fuerza al verla entrar y Ariana sonrio alegré devolviendole el abrazo.

-regrese pequeña flor.

Ahora, lo que le preocupaba a la santa era cómo se iba a tomar zenir que ella debía de pasar 3 días en el palacio.

Y cómo se lo tomaría keiran?.

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