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『 CAPITULO XXVII 』

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Iida miraba con asombro aquellos dos jóvenes que permanecían abrazados, después entendió que esa chica de vestimentas tan peculiares —una blusa de tirantes negra y una falda azul— era la que escribió la carta para Midoriya, sonrió para él mismo, al menos algo bueno resultaba de todo esto.

Bajo la mirada y apretó la empuñadura de su espada, esperaba que alguno de los miembros de La Ley Arcana supiera sobre el paradero del hombre que hirió a su hermano mayor. Levantó la cabeza para después fruncir el ceño, la careta de su casco estaba levantada y podrían notar sus gestos, desvió la mirada y notó que su compañera Asui estaba junto a la hechicera usando su daga para romper algunas partes que se solidificaron de esa extraña sustancia viscosa.

Fue hasta ellas, y buscaba algo que la hechicera siempre trae consigo.

—Lady Uraraka, ¿y tu báculo? —Preguntó sin mirarle, pues su vista seguía en el césped buscando por los alrededores, la señorita resopló molesta.

—Lo tiene esa chica —apuntó Asui con su daga sin borrar una divertida sonrisa —te derribo, kero —dijo mirando a la hechicera.

Ochako apretó los dientes y simplemente rodó los ojos.

—Solo me tomó por sorpresa —dijo de mal humor, ni siquiera se esforzó en disfrazarlo. Alzo un poco su cuello y aun veía como aquellos dos seguían abrazados. —¿No se ha dado cuenta que estoy atrapada?

Iida no respondió y aunque pudiera no lo haría, no quería recibir las palabras en un tono enfadado, sabía que la hechicera estaba molesta porque aquella chica de cabellos rosas tenía su báculo, y en parte era su enfado, pero era más porque su novio no fue hasta ella para ayudarla.

La única que lo entendía mejor que nadie era Tsuyu Asui, por lo menos tenía un poco de diversión, sabía que la hechicera estaba molesta porque había caído en una trampa no-mágica, eso le daba justo en su orgullo de hechicera y lo otro era debido a los celos.

—Tal parece que es ella —habló Iida en un tono calmado mirando de nuevo a los dos jóvenes. Eso había interesado más a la hechicera. —La señorita que escribió la carta a Midoriya fue quien te atrapó.

La hechicera no dijo nada, cerró sus ojos con fuerza y suspiró, más que nada para tranquilizarse, ya sabía que aquella chica de cabellos descuidados rosas no era miembro de la famosa pandilla de magos oscuros, aún se sentía mal por caer en una trampa no mágica.

Solo que para Ochako fue un golpe directo a su orgullo, si su maestra la viera en esa viscosa situación estaría riendo para después someterla a largas sensaciones de estudio sobre la magia.

Debía de reconocer aquella chica tenía talento. Y si venía de la aldea de Midoriya era de esperarse.

—Es la amiga de la infancia —dijo una vez que abrió sus ojos —lo había deducido, después de todo Izuku no deja de abrazarla —hizo una ligera mueca.

—Puedo preguntar por qué ella tiene tu báculo, kero —Asui seguía con su labor de raspar la piedra que había dejado inmóvil la pierna de su amiga.

Iida se había sentido curioso, también quería saberlo, pero no sé atrevía a preguntar.

—Ya lo hiciste —respondió la hechicera, haciendo una corta pausa reflexionó. Si no se podía mover, pues no tenía de otra —dijo que usaría mi báculo, más específico, las gemas de mi báculo para darle vida a su bebé —tanto Iida como Asui abrieron los ojos, Ochako sonrió un poco —sí, ese es el impacto —rio —pero, no es literalmente un bebé, debe ser alguna máquina ya que hablaba que mi báculo se puede usar como una fuente de energía ilimitada.

—Menos mal es una máquina y no un ser vivo —se alivió el caballero sacro respirando hondo.

La hechicera frunció el ceño.

—Estamos hablando que quiere usar mi báculo —respondió ligeramente molesta.

—Cierto —concordia Asui —una gema ya se rompió de tu báculo y estuviste inconscientemente muchas horas, si se llega a romper las otras dos ¿Estarás en un sueño eterno o morirás?

Ochako abrió ligeramente sus labios, pensaba en algo que responder. Había rumores que los hechiceros que estaban muy apegados a su fuente de magia, es decir, comúnmente un báculo si los perdían obtenían la muerte. Debido a eso muchos hechiceros hacían lo imposible para no perder o que se les robara su báculo, quizá sí podrían morir, pero ninguno quería confiar ese dato.

—No tengo idea —respondió en un estado pensativa. Y no le importaba mucho, pues no era una hechicera real, lo que si sabía era que si lo perdía sería fácilmente encontrada —pero no es algo que quiera descubrir.

Iida y Asui lo entendieron. Para ellos que Ochako perdiera su báculo sería condenarla a un destino incierto.

No lo podrían a prueba y harían lo que fuera para protegerla.

Por otro lado, aquellos dos jóvenes que estaban apartados de los demás, se fundían en un cálido y nostálgico abrazo. Había sido años que no se veían, la última vez tenían tan solo 10 años, y ahora ambos estaban a la edad de 16. Cada uno había cambiado demasiado, pero se reconocieron por los ojos, dorado y esmeralda, una muy extraña combinación, pero muy peculiar y llamativa.

La chica de cabellos rosas estrujaba con fuerza y sentimiento a su amigo de la infancia, dibujaba una sonrisa en su rostro, frotaba su mejilla con el hombro del, después de un tiempo ambos se separaron.

—Después de tanto tiempo —manteniendo la misma sonrisa la chica habló, miraba cada faceta de su amigo. Estaba un poco más alto que ella, quizá unos tres centímetros, sus pecas seguían intactas en las mismas posiciones que recordaba, el cabello alborotado se mantenía igual, pero el chico se veía atractivo. —Al fin te veo, Deku —le tocó sus manos. —Ahora que estamos juntos podremos crear maravillas.

Midoriya sonrió, se sentía feliz, después de muchos años veía un rostro conocido, era como volver a su aldea, le había perdido la pista a Mei Hatsume desde que el abuelo de ella se la llevo de la aldea, y desde que se separaron Midoriya sentía más tristeza y que no encajaba en su propia aldea, al menos con ella se sentía seguro y protegido.

—Que gusto verte después de tanto Mei —sonrió de lado. Miró hacia el fondo, donde los ojos azabaches de Asui Tusyu lo miraban sin parpadear, eso lo hizo sentir un poco de escalofrió, entonces desvió la mirada y vio como la hechicera estaba en el suelo atrapada en una extraña roca. —¡Ay no, Ochako! —Gritó preocupado y corrió hacia su novia. Mei alzó una ceja y se colocó el báculo en la parte de su cuello y solo miraba como su amigo iba hacia la chica mágica.

—¿Vienes con ellos, Deku? —Preguntó Mei mientras colocaba una mano en su cintura y apuntaba a las tres personas con su báculo.

—Su nombre es Izuku, chica pulpo —respondió frunciendo el ceño la hechicera mientras hacia un mohín. Mei arrugó sus cejas.

Midoriya que estaba hincado observando la sustancia cristalina sólida, miró por detrás a Mei y se le acercó.

—Son mis amigos —dijo mirando a la chica que hizo una mueca, —y tienes en tu mano el báculo de mi novia —extendió la mano, Mei miraba la mano del chico de hebras verdes, apretó un poco el báculo, pero decidió entregárselo.

—Amigos y novia, eh —dijo para después cruzarse de brazos.

Ochako sonrisa sintiéndose victoriosa, le gustó como Midoriya había dicho aquello, pero aquella sonrisa la ocultaba, ya que eso también la hacía ponerse nerviosa y no quería que sus mejillas la delataran aún más. Iida y Asui cruzaron miradas.

Midoriya le entregó el báculo en su novia.

—¿Estas bien? ¿Te hiciste daño, Ochako? —Se acercaba más el chico mostrando unos ojos de preocupación y buscando alguna posible herida. Mei miraba todo en silencio. —¿Desde que altura caíste?

—Tra-tranquilo, Izuku —la preocupación del chico hizo poner nerviosa a la hechicera haciendo que tartamudeara. —Te aseguró que estoy bien, no es nada.

—Mei podrías traes el líquido para disolver tu pegamento —le dijo sin mirarla ya que estaba acomodando los mechones desordenados de la hechicera. Esta vez Ochako no pudo calmarse y sus mejillas se tiñeron de rojo.

Antes que la mencionada dijera algo, fue interrumpida por Iida.

—No será necesario, fue una buena trampa ya que desarma al enemigo, pero si hay personas estos lo pueden liberar —el caballero caminó un poco quedando enfrente de la hechicera y blando su espada. —A un lado Midoriya —él obedeció y se puso a la derecha de Asui —con su permiso Lady Uraraka.

—¿Lady? —Murmuró Mei llevándose su mano a su mentón.

—Adelante, Iida —asintió y cerró los ojos, más que nada por inercia, no quería que algún fino cristal cayera en sus ojos.

El caballero dio una estocada muy rápido, Mei se sorprendió cuando miraba como aquel joven alto acumulaba lo que era la magia en la punta de la espada y solo así al dar un golpe todo el sólido amarillo se rompió liberando a la hechicera.

—¿Eres un caballero sacro? —Le preguntó mientras fruncia el ceño.

—Ya te dije que estoy bien, Izuku —dijo la hechicera con una sonrisa tímida, pues el chico de hebras verdes le tocaba las mejillas.

—Es para asegurarme, Ochako, pero si estas bien —también sonrió y le dio un corto beso cerca de la comisura de sus labios.

Iida se acercó más a la nueva chica que estaba por conocer, guardó su espada en la vaina de cuero.

—Así es señorita. Mi nombre es Tenya Iida, caballero sacro, perteneciente al reino Todoroki, y ella es mi compañera Tsuyu Asui una asesina de brujas y cazarrecompensas —Mei echo un vistazo a la joven de cabello largo azabache y después miró a la chica mágica que había caído en su trampa. Esto lo notó Iida —Lady Uraraka no pertenece al reino Todoroki, aun —sonrió, —cuando ella termine con su misión la convenceré que ella junto a Midoriya se unan a la brigada del reino.

—Ya veo, ustedes dos deben ser aquellos que el pueblo contrato para acabar con La Ley Arcana —ambos jóvenes pertenecientes del reino Todoroki asintieron. —Mande una carta a Deku por medio de un buscador, creí que vendría solo.

—Lastima —habló Asui —porque nosotros cuatro somos un equipo. Y juntos acabaremos con La Ley Arcana, será mejor que las personas no-mágicas se oculten y nos dejen el trabajo a nosotros.

—¿Qué has dicho? —Preguntó ofendida, molesta miraba a Asui.

—Lo que mi compañera trató de decir, que por seguridad debes mantenerte alejada —suavizó las palabras el caballero sacro.

Pero, eso no había sido suficiente para la joven Mei, que colocó sus manos a su cintura y miraba molesta a ambos.

—Lo he estado haciendo bien todo este tiempo. ¡Ha pasado un mes! —Apretó sus manos —y apenas leen la solicitud que mi abuelo junto al líder del pueblo mandó. Un mes en donde han tenido que sufrir el maltrato, las injusticias y tiranías de unos hijos de puta que solo por tener magia hacen lo que les place, ¡no es para nada justo que abusen de aquellos que no tienen poder mágico!

Aquellos gritos habían llamado la atención del chico de hebras verdes y de la hechicera, ahora entendía porque el recelo. Odiaba la magia y aquellos que la usaran.

—Me canse de esperar —continuaba Mei —por eso mande una carta a Deku, juntos con nuestros inventos podremos acabar con La Ley Arcana, además atrape a esta chica mágica —miraba los ojos chocolate de la hechicera, Midoriya se puso frente a su novia tomándole de la mano —he diseñado un plano y es fantástico —sonreía —podremos hacerlo Deku. Solo necesitamos el báculo de una persona mágica.

—Dejarías a una persona indefensa si le quitas su báculo —dijo Asui, pero fue olímpicamente ignorada por la de cabellos rosas.

—¿De que estas hablando, Mei? —Preguntaba confundido mientras apretaba la mano de su novia.

—De una máquina —decía sin borrar aquella gran sonrisa. —He intentado con cualquier otro combustible, pero no funciona, entonces, aunque me cueste aceptar, la única fuente ilimitada de energía es la magia, más preciso una gema, justo las que tiene ella en su báculo.

Ochako miraba de reojo a su báculo y frunció sus labios, jamás le entregaría su báculo a una desconocida, y mucho menos por lo que representaba romper el sello.

—¿Combinar lo mecánico con magia? —Preguntó Midoriya, esta vez emocionado, nunca había pensado en aquello. Parecía un nuevo mundo de infinitas posibilidades y como cualquier inventor quería ponerlo aprueba. Iida miraba al chico de forma seria.

Mei asentía mostrando una felicidad, sentía que podría contar con el apoyo de su amigo de la infancia, que no se podría resistir hacia aquella posibilidad.

—Así es, estaba justo frente a mi todo este tiempo. Necesito de esa fuente de poder para que la maquina pueda lanzar un rayo de energía y terminar con la vida de esos imbeciles, ¿te gustaría verlo? Esta casi listo, solo necesito eso —apuntó hacia las gemas del báculo de la hechicera.

—No puedo negar que eso ha cautivado mi atención.

—¡Midoriya! —Regaño Iida poniendo su mano sobre la empuñadura de espada. No quería tener de nuevo una pelea.

—Lo sé —dijo mirándolo, después miró los ojos dorados de Mei y su sonrisa se borró cuando miró como Midoriya arrugó sus cejas. —Lo que propones es una solución arriesgada, Mei. No sabemos si resultara, nos queda la prueba y error, además de que no voy a sacrificar a Ochako por una posibilidad.

—¿Qué dices? —Mei bajo sus brazos mirando sorprendida a Midoriya, estaba segura que estaría de su lado. —¿Sacrificarla? ¿Acaso es tan egoísta para no querer dar su báculo?

La hechicera frunció el ceño.

—No cabe duda que eres una ignorante, aun así, tu ingenio en trampas mecánicas recompensa tu idiotez —respondió la hechicera de mala gana, su semblante molesto no dejaba de observar de pies a cabeza a la chica de cabellos rosas. Antes de que la joven hablara, la hechicera fue más rápida ganando la palabra. —No puedo darte mi báculo ya que eso me pone a mí en una situación riesgosa.

Midoriya notó como Mei achico más sus ojos, sin importarle ocultar su enfado.

—¿Situación riesgosa? —Mostró una sonrisa burlona en su bello rostro. La de cabellos castaños no reaccionó, no le importaba si ella lo entendía o no. —No creo que le des un buen uso a tu báculo, ¡te atrape! —Dijo sintiéndose orgullosa y victoriosa —yo, una chica sin magia atrapó a una que sí. Por eso —movía sus manos en un ademan, como si con eso tratara de convencer a los demás que se pongan de su lado —si accedes a darme tu báculo le daré un mejor uso, no hay diferencia si lo tiene o no, estarás en una situación riesgosa de cualquier forma —espectó con una media sonrisa.

Ochako rodó sus ojos color chocolate e hizo una mueca de desagrado. En los escasos minutos que conoció a la misteriosa joven que escribió la carta la detestó, si de por si no le agrado desde el principio por hacerla caer en sus trampas no-mágicas, aquella actitud arrogante fue suficiente para no considerarla como una futura amiga.

—No vamos a correr el riesgo de que Lady Uraraka pierda la vida por no tener su báculo —habló firme Iida dando un paso más que todos. La chica lo miró y se cruzó de brazos —debo suponer que no conoces a las personas mágicas —los ojos dorados de la chica se abrieron un poco más, y no por asombro —pero, los hechiceros necesitan una gema para usar su magia y si en grado caso el artefacto en este caso el báculo se destruye bueno... —tanto su tono como su cabeza bajaron e hizo una pausa.

—¿Podría morir? —Preguntó, mirando a la chica de cara redonda.

—Es probable —le respondió Asui. —Es algo que no queremos que ocurra —se cruzó de brazos y miró de reojo a la hechicera, ya habían pasado por una situación similar.

Mei fijo más sus ojos a exactamente las gemas del báculo de la chica de cabellos marrón, torció sus labios y soltó un suspiro, después junto sus manos sonando más como un aplauso.

—Bien —dijo no muy convencida, no quería abandonar la idea de que su máquina podría funcionar con la gema del báculo. —Deku, vamos a mi madriguera —se giró mientras caminaba a lo que Ochako miraba un extraño y falso árbol, —también ellos pueden venir.

Aquellos intercambiaron miradas, sobre todo el caballero y la asesina que no sentían demasiado confianza, y era de esperarse por el trato recibido. Midoriya alzo sus hombros y caminó sin soltar la mano de su novia.

—Por cierto, recuerda que me puedes decir "Izuku", ya no estamos en la aldea —le dijo mientras le seguía el paso.

La hechicera lo observó, no entendía porque le llamaba por ese apodo tan extraño.

—No digas tonterías, Deku —respondió Mei con una pequeña risa, se inclinó cuando llegó al árbol falso, quitó lo que era una tapa engañosa del cesped. —Acepta quién eres —le dijo mirándolo y se sentó, los demás notaron como había un hueco.

—¿Un túnel? —Preguntó Midoriya mirando cada ángulo y dibujo una sonrisa. —Oh, si la madriguera, por supuesto.

—Es seguro —dijo con una gran sonrisa, —después de todo lo construí yo —la hechicera rodó los ojos, —solo siéntate y te impulsas, justo así —Mei puso sus brazos en forma de una perfecta equis en la altura de su pecho y despareció por ese túnel.

—Se ve divertido —con una media sonrisa aseguró Asui.

—Para nada limpio —arrugó sus cejas el caballero sacro.

—Que presumida —murmuró haciendo un mohín la hechicera.

—Es emocionante tener una habitación subterránea, necesito preguntar como lo hizo —emocionado, Midoriya soltó la mano de su novia y se sentó para deslizarse.

—Usted primero Lady Uraraka —se hizo a un lado, como todo un caballero pedía que primero las damas entraran.

—No, no es necesario que hagas eso —la sonrisa nerviosa de la hechicera hizo reír a la asesina. —No sean tan formal, Iida —movía sus manos mientras cerraba sus ojos. —Adelante, ustedes primero.

El caballero sacro cruzo miradas con su compañera de misiones, después de unos segundos debatiéndose internamente si era correcto o no alzo sus hombros y suspiro.

—Después no quiero oír que Iida Tenya no es un caballero con las damas —se sentó y antes de deslizarse miro a la hechicera —no tardes. 


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>> Nmms ahora si me tarde mucho jajaja xD 

Bueno solo queria publicar al menos un capitulo para que no se vea tan abandonado el fic, nope, aun no le sale telarañas. 

¡Eclipsa, fuera!

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