『 CAPITULO XXVI 』
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ARCO CINCO:
LA LEY ARCANA
Una pequeña niña de tan solo ocho años se encontraba sentada frente a una fuente de agua, limpiaba sus lagrimas con el dorso de su brazo y llevaba sus piernas a la altura de su pecho. Cuando se sentía triste o solo quería estar sola, acostumbra ir a un lugar lejos de las amplias salas del castillo, en el ala oeste del gran castillo flotante había un enorme jardín, en su centro una fuente que era iluminada por la luz del sol o por la luz de luna, como no tenía techo parecía que aquella fuente absorbía la luz.
La niña no dejaba de sollozar y no importara que limpiara sus lágrimas, salían más de sus ojos achocolatados. Unos pasos silenciosos se aproximaban hacia la niña, la mujer se hincó y la abrazó por detrás.
—¡Te encontré! —Dijo con una sonrisa y una voz suave mientras pegaba mas su mejilla hacia la cabellera corta de la niña. —Deberías esconderte en otro lugar, Ochako.
—Y-yo —susurraba y se limpiaba sus lagrimas —¡no estoy jugando, hermana! —Gritó un poco enfadada mientras se separaba del agarre de la chica de cabellos celestes. La menor se puso de pie, sus mejillas estaban más rojas, su nariz rosa y sus ojos un poco rojos.
—¿Por qué estas aquí? —Pregunta la mayor mientras ladeaba su cabeza, seguía hincada mirando a su hermanita.
—¡Es que! —Volvió a romper en llanto, llevo sus manos a su cara. —¡L-lo destruí! —Se cayo de rodillas, y fue ahí cuando sintió los brazos de su hermana mayor —¿Ah? —Dijo confundida de recibir un abrazo.
—¿Qué te preocupa? —Le tocó ambas mejillas y con sus pulgares le limpió las lágrimas.
—¡Tu lo viste! —Arrugó sus cejas mirándola —mi magia se salió de control —bajo la mirada y de nuevo sollozó —destruí la torre del castillo —apretó las mangas del vestido de su hermana —tengo miedo de mí. ¡No quiero esta magia! —Mas lagrimas salían de sus ojos achocolatados —la maestra me protegió de no hacerme daño con los escombros, ¡pero ella se lastimó! —la pequeña miraba los ojos zafiro de su hermana —¿me odia?
Su hermana mostro un semblante triste, deslizó un pequeño mechón castaño de su hermanita, y como respuesta solo negó.
—Jamás te podrá odiar, Ochako, aunque seas su aprendiz te considera como su hija —le apretó las mejillas y le daba muchos besos en las mejillas lo que hacia que la menor se sonrojara de la vergüenza, no estaba acostumbrada a esos tratos.
—¡Basta, hermana! —La intentaba apartar, pero la fuerza de su hermana mayor era mas poderosa. —¡Me asfixias!
La mayor comenzó a reír y la soltó.
—Escucha bien, Ochako —su tono amable había cambiado a uno mas serio, esto llamó la atención de la pequeña que la miraba atenta —será difícil poder controlar tu magia, podrás fallar muchas veces, pero no debes parar, tampoco le temas, pues es quien eres, si necesitas ayuda cuenta conmigo —le guiñó un ojo.
Ochako la miraba directo a los ojos, sonrió un poco, había una extraña sensación de tranquilidad cuando estaba con su hermana, ella le creía a todo lo que su hermana mayor le dijera, pues le daba mucha confianza.
—Pero —se escuchó una voz de una mujer entrando a los jardines. La hermana mayor se puso de pie, —cuando llegue el momento en el que tengas que salir al mundo usaras esto, lo he hecho yo misma con la madera de nuestros arboles —la mujer de cabellos dorados se acercó a la pequeña y se hincó, le mostraba lo que era un báculo mágico.
Ochako lo miraba en silencio y después levantó la vista hacia el hombro derecho de su maestra, notó que lo tenía vendado, eso la entristeció más.
—¿Por qué? —Susurró mirando sus pequeñas manos —si no soy una hechicera.
—Tienes mas poder del que pensé, así que será necesario que tomes la apariencia de una, te enseñare mi magia vendaval para que nadie sospeche de ti, sin embargo —frunció el ceño la maestra —¿ves las tres gemas color rubí? —La pequeña se acercó mas y fijo su vista hacia las gemas y asintió —no son las gemas que usan los hechiceros para usar magia, estas son lacrimas de contención mágica, tienen un hechizo especial que permite ocultar tu verdadera magia, mientras uses el báculo nadie sospechará de ti. Y así Toga Himiko no podrá seguirte el rastro.
La niña aun con duda tomó el báculo y lo examinaba, era mas grande para ser de su tamaño. Ella deseaba nunca salir del castillo flotante, no quería ir a la superficie porque eso significa encontrarse con la bruja que no dejaba de perseguirla.
—Las gemas también significa otra cosa, Ochako —decía su hermana, la chica le mostró el collar que tenía puesto, la piedra color rubí tenía una forma de hexágono con los bordes dorados —yo no uso un báculo porque no es necesario, puedo hacerme pasar por una adolescente normal, pero sirve para que Toga no me encuentre, solo que nunca te separes de tu báculo o ella te podrá rastrear.
Ochako arrugó sus cejas asustada y preocupada.
—Eres una niña, pero es necesario saber esta información —le comentaba su maestra que le tocaba las manos —otra cosa más, recuerda que las gemas retienen tu propia magia, pero si tu misma usas tu magia real podrás ser descubierta, si una gema se rompe es porque excediste tu poder mágico y has creado una fisura al hechizo que puse —la maestra apretó mas las manos de Ochako y la miraba seriamente —repite conmigo: nunca uses tu magia verdadera.
—Nunca usare mi magia verdadera —repetía la pequeña en un susurro.
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Poco a poco abrió sus ojos, miraba todo oscuro y sentía que estaba en constante movimiento, pero no se sentía en una situación de peligro. Se encontraba relajada y un extraño calor de calidez la envolvía. Se movió un poco y notó que unos brazos rodeaban su abdomen.
—Oh, al fin despertaste, Ochako —escuchó esa voz tan conocida por ella.
Después entendió que estaba siendo abrazada por Midoriya, su rostro se tornó de un color rojo intenso. Los latidos de su corazón se movían más rápido y su respiración se hacia mas acelerada.
«Y-ya hemos dormido juntos, ¡pero esto no lo hice yo!»
—¿Ochako? Puedo sentir como respiras muy rápido, relájate, estamos solos —dijo él sintiendo preocupación.
«¡Ah! Eso es peor»
Sentía como su estomago se revolvía por los nervios. Cuando Midoriya entendió el grado de sus palabras, un sonrojo carmesí cubrió sus mejillas.
—N-no, no me refiero a eso. C-creo que mejor te doy tu espacio —quitó sus manos del abdomen de la chica, pero su sonrojo aún seguía firme.
—No lo hagas —había susurrado sintiéndose avergonzada —por favor... no me dejes —se llevó sus manos hasta su cara, el de hebras verdes pasó saliva, pero arrugó las cejas sin entender, aun así, le hizo caso.
—Ochako.
—¿Dónde esta mi báculo? —Interrumpió.
Se intentó mover, pero no podía mucho, se sentía debilitada, Midoriya visualizó el suelo del carruaje, su mochila estaba tirada y junto a ella el báculo.
—Justo ahí —apuntó con su dedo índice la mochila, luego regresó su mano hacia el estomago de la hechicera, se mantenían callados y únicamente escuchaban sus respiraciones —estuviste dormida por casi todo un día —le dio un beso en su cabeza —me preocupaste, ¿sabes? —Uraraka escuchó la voz quebrada de él haciéndola sentir culpable —. Te encontré inconsciente, con el vestido manchado de sangre, pensé que era la tuya, pero me equivoqué y no me hace sentir mejor que la sangre no provenía de ti, pero lo que no podía entender era por qué una gema de tu báculo estalló.
La respiración de la chica se había acelerado un poco, pero trataba de mantenerse serena y en calma. También se percató que no estaba usando el mismo vestido con el que fue a la cueva, usaba el de color mostaza, lejos de preocuparle si Midoriya la había cambiado la ropa, estaba más angustiada por lo que decía en el momento.
—Asui me dijo que debido a que se rompió una gema que te ayuda a usar tu magia fue por eso que quedaste inconsciente —continuó e hizo una pausa, la abrazó aún más atrayéndola a su cuerpo —si mas gemas de tu báculo estallan tu podrás...
—¿Morir? —Completó ella la frase cuando se movió para sentarse y poder verlo.
Midoriya asintió mientras le tomaba con fuerza la mano de su novia. Comenzaba a sentir miedo de perderla, pero al mismo tiempo se sentía tan mal consigo mismo porque él si podría morir si se excedía en usar su bendición, y eso Ochako no lo sabía.
—Es complicado, pero morir no es lo que me pasaría —la mano de la hechicera se movió hasta tocar la suave mejilla del chico, ella se acercó más a él y le dio un corto y tierno beso en los labios. —«al menos eso espero».
Con ese pensamiento en mente, Ochako había recordado que, si Himiko Toga la encontraba sabía que una de las dos tenía que morir, y quien debía hacerlo era la bruja por haber petrificado a su maestra, matándola. Solo esperaba ser mas fuerte que aquella bruja que la cazaba, aquella mujer de apariencia delicada, tez como la misma nieve, ojos color miel y cabello dorado, una joven adulta, que había permanecido así al pasar de los años. La hechicera espera tener el poder para acabar con su vida ignorando la petición y promesa que le había hecho a Midoriya, que era mejor solo capturarla y llevarla a la realeza, con el rey Todoroki.
Y podría contar con el apoyo de la asesina de brujas, Tsuyu Asui, pero quería hacer las cosas por su propia cuenta.
El carruaje se detuvo, escucharon un golpe en la parte superior, ambos jóvenes se separaron por instinto.
—Llegamos —anunció Iida.
—¿Llegamos a dónde? —Preguntó la hechicera mirando esos ojos esmeraldas que tanto le gustaban.
La puerta del carruaje se abrió mostrando una silueta un poco baja, el brillo del sol no dejaba ver de quien se trataba, pero luego descubrieron por la voz quien era.
—Aquí tienes —le arrojó unas ropas. Tsuyu se recargó en la puerta del carruaje —es un regalo por parte de Kaminari, Sero y la chica de nombre Kyoka.
Ochako tomó las ropas y se dio cuenta que era un vestido rosa pálido que tenía unas mangas hasta el antebrazo de color blanco, rebuscó más y se encontró unas medias negras junto a unas botas marrón de cuero.
—Se ve lindo —mencionó mirando con detalle la tela y sonrió un poco. Se puso de pie y el de hebras verdes se alteró un poco.
—¿Estas bien? —Movió sus manos justo en la mejor posición para que si en grado caso la hechicera se cayera él la podría sostener. —¿Podrás caminar?
—He dormido por mucho rato, necesito estirar las piernas, estoy bien, Izuku —le tocó su mejilla con delicadeza y sonrió —tranquilo.
—Me adelante un poco —dijo la asesina mirando a la hechicera que bajaba los escalones del carruaje —prepare dos cubetas de agua, no pensaras usar ese nuevo vestidito oliendo a sangre.
La hechicera miró todo su atuendo, a pesar de usar ropa limpia, necesitaba tomar un baño, pues el olor de la sangre parecía estar fresco, soltó un suspiro y asintió.
—No pensaba hacer eso, gracias Tsuyu.
La asesina cerró la puerta del carruaje, echo una mirada hacia unos arbustos que estaba rodeado por árboles, Ochako había comprendido que quería que fuera a ese lugar, la chica de menor estatura caminó hacia donde había dejado las cubetas. La castaña la siguió en silencio arrugando sus cejas.
—¿Tsuyu esta todo bien? —Preguntó con duda sin dejar de arrugar sus cejas. Comenzaba a sentir incomodidad. La asesina estaba a su lado mientras se inclinó para cargar la cubeta de madera que contenía agua fría.
—Ochako soy una asesina —mencionó mirándola, la castaña asintió si recordaba que se lo haya dicho. —Y como asesina se como perseguir a mi objetivo. Puedes desvestirte, te ayudare a darte el agua, no es como que tu cuerpo sea diferente al mío.
La hechicera había pasado de ser incomodidad a sentirse nerviosa, un gran sonrojo se marcó en sus mejillas ya coloridas. No era como si antes no lo hubiera hecho, se había bañado con su hermana mayor cuando era una niña, pero desnudarse frente a una persona que conocía poco era mas que extraño.
Además, podría bañarse sola, no había necesidad de que alguien le echara el agua, podría usar su magia y listo. Y sabia a la perfección que la asesina estaba consciente de eso, pero quería platicar.
Observando el rostro de la chica de ojos ovalados color azabache le dio a entender a Ochako que no cambiaria de idea. Sin nada mas que hacer se giró dándole la espalda y se quitó el vestido, nadie podría verla ya que los arbustos eran mas altos que ellas.
—Me preocuparía que no supieras eso, Tsuyu, es como teoría fundamental de un asesino ¿no? Saber como localizar a la persona que mataran —sintió el agua helada caer sobre su cabello y después mojando su cuerpo —¡ay! —Chilló mientras temblaba un poco. Echó un vistazo a la chica que estaba sentada en la rama del árbol, usó su lengua y le entrego un frasco pequeño que tenia polvo color lila, Ochako sonriendo nerviosa lo acepto y puso poco en su cabello que moviéndolo con sus dedos comenzó hacer espuma. —Gracias...
—De nada —hubo un pequeño silencio —entonces se cuando alguien me persigue —miraba el cielo. La hechicera no dijo nada y lavaba su cuerpo que pronto se cubrió con espuma —o debo decir, cuando persiguen a alguien —Ochako dejo de moverse y bajo la mirada. El agua le volvió a caer, pero esta vez no tembló, la espuma baja de su cuerpo. —Es posible que pronto nuestros destinos se vuelvan uno, Ochako, si ella te busca a ti podríamos usar eso y emboscarla, al fin mi familia descansara de esta maldita maldición.
La hechicera miraba a Tsuyu frunciendo el ceño.
—No tienes idea de lo que puede hacer capaz, podrás haber matado brujas antes, pero Himiko Toga está en otro nivel, no podrás matarla. Una persona mas poderosa lo intentó y murió —se cruzó de brazos.
—Te lo dije antes, podremos hacerlo juntas, kero —bajó del árbol —te dejare sola para que te vistas.
La vio alejarse.
—Pero, si ya me has visto desnuda, ¿qué caso tiene? —Susurró arqueando una ceja. Miró la ropa que estaba colgada en la rama. Aun su cuerpo estaba un poco mojado, lo cual dio un golpe de puño cerrado a su palma izquierda, era como si se hubiera formado un aro en suelo que desprendía una fuerte ventisca dejándola sin ninguna gota de agua. —Completamente seca —dio un pequeño brinco y así tomó el vestido y las medias para poder vestirse y al final se puso las botas que estaban en el suelo.
Caminó hacia donde estaban las tres personas que charlaban, sonrió a medias y no entendía porque se sentía nerviosa, o, mejor dicho, ansiosa. No quería responder a preguntas, tener que pensar en una buena respuesta era complicado para personas que ya conocían la magia o tienen conocimientos.
Midoriya le entregó con cuidado su báculo, él sonreía tratando así que ella se sintiera cómoda, tomó el báculo y lo examinó, lo giró con cuidado mirando la parte superior donde anteriormente estaban las tres gemas color rubí, ahora solo había dos, y pequeños vidrios que solo era el contorno de la tercera gema, hizo una mueca y soltó un largo suspiro.
—¿Todo bien, Lady Uraraka? ¿Cómo te encuentras? —Preguntaba Iida cuando había notado su semblante cambiar.
—Al menos solo fue una —respondió sin mirarlo ya que sus ojos chocolate seguían sobre las gemas, podría ver su reflejo en ellas —puedo superarlo.
—Podríamos estar en una desventaja —dijo el caballero sacro, Ochako levantó su cabeza —tienes un gran poder mágico, es comparado a la fuerza que tiene un caballero sacro experimentado. ¿No te gustaría unirte al reino Todoroki?
Midoriya se interesó más, miró por unos segundos a Iida y después bajo miraba el hacia enfrente, imaginando lo que les esperaba si se acercaban de más. Todo eso sin perder el hilo de la conversación que tenia la hechicera y el caballero sacro.
—¿Estar en un grupo? —Preguntó mientras se cruzaba de brazos y arrugó sus cejas con una sonrisa burlona —no es lo mío, pero ahora mi grupo —dio un pequeño golpecito con su báculo al abdomen del chico de hebras verdes — es estar Izuku —sus mejillas se hicieron mas grandes debido a su amplia sonrisa.
Midoriya sonrió un poco sin poder ocultar su rubor en las mejillas cubriéndole sus pecas.
—¿De que desventaja hablabas antes, Iida? —Preguntó Midoriya aun manteniendo su sonrojo.
—Lady Uraraka no podrá ayudarnos mucho debido a que una de sus gemas se ha roto, no debemos arriesgarnos, no quiero averiguar que sucede si se rompen todas sus gemas —tronó su cuello y aspiró profundo.
—No —dijo la hechicera —puedo hacerlo, tendré más cuidado, además soy la única que puede bloquear los hechizos, ustedes tres son mas de golpes cuerpo a cuerpo, los puedo proteger —animó la chica arrugando sus cejas y se ponía sus manos a su cintura.
—Ochako tiene razón, después de todo es contra La Ley Arcana a quien nos enfrentamos, necesitamos toda la ayuda posible —asintió la asesina —pero, —su tono de voz fue mas serio y pesado —si hay una bruja es mía.
La hechicera la miró por el rabillo del ojo y apretó su báculo, después sintió que alguien tocaba sus manos, eso la había asustado un poco dando un paso hacia atrás, miró que se trataba de Midoriya, después echo un vistazo a sus manos, lo había olvidado, no estaba usando guantes.
El toque de Midoriya fue suave, pero no estaba acostumbrada y por eso se sentía como un gato asustadizo, poniendo sus sentidos en alerta.
—Perdón —se disculpó con una sonrisa nerviosa, ella no dijo nada —recuerda que ahora solo eres un apoyo.
La hechicera hizo una mueca, torció sus labios fastidiada, pero solo se limitó a asentir. Entendía la preocupación de Midoriya, aunque ella estuviera físicamente bien debía tener que dejar de usar tanta magia si no quería romper mas el sello mágico.
«Aquella vez con Shinsou, el nomu, el maleficio... Ella esta cerca, pero ¿Dónde? —se giró la hechicera mirando hacia las copas de los árboles —¿Qué está esperando? ¿Por qué no ataca?»
—¿Ochako estas escuchándome? —Repetía Midoriya alzando un poco mas la voz, la castaña se volvió a girar para verlo.
—Oh, si, si, será como digas, seré su apoyo —dijo ella mientras se montaba en su báculo y se elevaba hasta los cielos.
Midoriya frunció el ceño y observaba como la chica se alejaba más y más, después suspiró cansado. No lo había escuchado.
—Debe tener mas cosas en mente —murmuró —y yo preguntándole si le gustaría vivir en mi aldea una vez que todo esto termine... que idiota soy.
Iida que los había dejado solo para buscar algún rastro de La Ley Arcana fue hasta Midoriya.
—Todo parece estar despejado —miró hacia el cielo —buena elección por parte de Lady Uraraka mirar por los cielos, así podremos localizar si están en solo punto o haciendo guardia.
—Mi lacrima no detecta a ninguna bruja cerca —anunció Tsuyu guardado la pequeña esfera azul —es evidente que están en el pueblo, espero que tu amiga este bien.
—Por lo que recuerdo de Mei ella es muy capaz de cualquier cosa, se que esta bien.
La hechicera seguía volando sin tener tanta precaución de ser descubierta, para los ojos de todos parecía que ella estaba tanteando el terreno, buscando algún indicio, si había trampas mágicas, lo cierto era que lo que Ochako buscaba con desesperación era Himiko Toga, sabia que de antemano que esa bruja la buscaría sin descanso, pero lo que mas temía era que la haya encontrado, sería más fácil si solo estuviera sola, pero ahora venia con ella Midoriya, un caballero sacro de nombre Iida, y por ultimo la asesina de brujas con una maldición, Tsuyu Asui.
No quería que ellos estuvieran en riesgo porque la bruja quería arrebatarle el poder mágico que Ochako poseía. Dos veces lo había intentado, una cuando era niña y su aldea natal fue masacrada por nomus y la segunda cuando encontró el castillo flotante de la maestra de Ochako, esa vez salió ilesa porque su maestra se sacrifico por ella, pero esta vez no sabia como vencerla, tenia miedo, mucho mas que antes porque tenia a una persona que podría perder y no podía soportar otra perdida.
Encontró el pueblo, en donde había sido tomado a la fuerza por La Ley Arcana.
Nadie parecía estar patrullando o haciendo guardia, tal parecía que ese grupo era demasiado confiado.
Sintió una energía eléctrica recorrer por su espina dorsal, se escondió en uno de los árboles, la rama era lo suficiente gruesa para poder estar de pie sin mucho cuidado. Tocó su nuca, era como si un aire frio soplara por detrás.
Era exactamente la misma sensación como aquella dos veces.
Una adolescente abrió la puerta, salía de una gran casa que estaba situada al fondo de las otras. Aquella chica tarareaba una melodía, Ochako achicó mas sus ojos para mirarla mejor, a la distancia que estaba le costaba ver mejor su apariencia, de cabello rubio que es extrañamente puntiagudo detrás de sus orejas y un flequillo que se encuentra sobre el lado derecho de su cara, de tez blanca y sus caderas un poco anchas, pero se miraba flaca, posiblemente con una edad de 17 años, usaba un chal negro y unas botas tan largas de color azul marino que le llegaban hasta los muslos.
—No es Himiko Toga, pero —frunció el ceño sintiendo lastima —es una bruja, debe ser parte de La Ley Arcana.
Con precaución se montó en su báculo y voló hacia el lado este, todo el lugar estaba cubierto por árboles que algunos tenían frutas y otros no, un brillo de luz molestó la vista de la hechicera que se detuvo, fijo su vista, pero no lograba mirar nada.
—¿Huh? —Ladeo su cuello y observaba mejor un árbol, se notaba extraño, solo si le ponías atención podías ver que no encajaba con los demás, como si no fuera real. Ochako aspiro y soltó el aire de una forma delicada y elegante, finamente se veía en línea recta el aire, cuando chocó con ese árbol se escuchó el sonido de algo quebrarse —¿una grieta? ¿Qué clase de magia es esta?
El sonido de algo crujir alertó mas a la hechicera, una esfera grande se dirigía a ella, al principio le sorprendió pero sonrió de lado, no era algo peligroso, movió su mano derecha y chuchillas de aire partieron las esfera color marrón, la sonrisa se esfumó de su rostro cuando vio unos frascos de vidrio que estallaron y una luz blanca cegó a la chica.
Talló sus ojos, y después los abrió y una esfera mas fue lanzada hacia su dirección.
—No, esta vez no —abrió la palma de su mano y lanzó una gran ventisca y la esfera cambió su dirección. —Ja, no puedes conmigo.
Lo que no contaba era que seguida de esa esfera se lanzó otra con más velocidad y cuando se partió en dos, una gran red la atrapó a la chica tirándola hacia el suelo.
Ochako gritó cuando sintió el dolor de la caída, pudo ser mas grave sino fuera porque tocó su cuerpo y amortiguó un poco el peso. El dolor era similar a ser empujado de al menos un metro del alto, nada comparado a la altura que estaba.
Una simple red no podría detenerla, cuando estaba por liberarse vio un carrete de soga moverse rápidamente, este estaba sujetado al tronco de un árbol, entendió que no era magia.
—Una persona creo estas trampas manualmente...
Dejo de escuchar el sonido y una sustancia viscosa color amarilla la cubrió por completo, no podía moverse.
Una persona se aproximaba hacia donde estaba la hechicera atrapada.
—Veamos que valioso tesoro he encontrado —dijo la voz femenina, se le escucha muy animada, se acercó mas a la chica que estaba atrapada y subió sus goggles de color rojo con dorado, se rio un poco y se hinco, tomó el báculo entre sus manos —wow, justo lo que buscaba, una fuente de energía "infinita".
—¡Oye, deja eso, cabello de pulpo! —Gritó molesta la hechicera. —Si robas, destruyes o rompes mi báculo te juro que te matare.
—No estás en esa posición para hablarme, chica maga. Eres ahora mismo mi prisionera, y ahora que sabes de mi tengo que silenciarte —se levantó y abrazo con cariño el báculo. —Había estado esperando esto por mucho tiempo, estas tres gemas le darán vida a mi bebé —luego su sonrisa se borró y arqueo una ceja —oye aquí solo hay dos, ¿Qué le paso a la otra? —La miraba mientras arrugaba las cejas.
—¿Crees que te lo diría? No seas estúpida —la hechicera la examinó mejor, esta chica de mas o menos su edad no vestía como las demás jovencitas que visitaba el pueblo, tiene el cabello rosado algo descuidado y curvado hasta la altura de los hombros, y sus ojos de color dorado, pero lo pelicular no era su apariencia, sino sus ropas, usaba una falda corta azul, botas largas negras y una blusa de tirantes del mismo color que sus botas. —No eres de La Ley Arcana, yo tampoco lo soy, así que libérame, me das mi báculo y todo aquí se arregla.
La chica se rio y negó, puso el báculo en su hombro.
—Eres una maga o hechicera, no sé, la magia es rara, pero si encuentras un uso diferente se convierte en un gran combustible, ahora, tomare tu báculo, usare las gemas, le daré vida mi bebé y destruiré a esos hijos de puta que tomaron mi pueblo, así que no me estorbes —y se volvió a reír —ah cierto, no lo podrías hacer, aunque quisieras, ese liquido pasara a estar solido en unos minutos, es como si estuviera unida a una roca en cuestión de tiempo. Gracias por darme el báculo.
«¿Ha dicho bebé? ¡Y lo ha dicho dos veces! Esta chica está loca»
—Ese el problema principal de personas como tú, dependen mucho de la magia, cuando un día no exista nosotros, las personas normales podremos tomar el mundo, pero lo hare antes de tiempo, mis inventos, mis hermosos bebés serán el futuro —sonría con emoción.
—¡Espera! —Gritó Midoriya que corría, Iida y Tsuyu lo seguían detrás de él. Se acercó mas y miró a Ochako que estaba en el suelo cubierta de un líquido amarillo que en algunas partes ya era sólido. Sus ojos se cruzaron con la chica de cabello rosa, y abrió su boca. —Tu...
La chica sonrió y corrió para ir a abrazarlo, esto tomó por sorpresa a todos, pero mas a la hechicera que frunció molesta el ceño.
—Deku, cuanto tiempo sin verte —lo estrujó con fuerza y apoyaba su mejilla en su hombro.
El sin nada mas que hacer correspondió de la misma manera, hacia tiempo que no miraba a su amiga de la infancia, la única que había tenido, siendo así un momento muy nostálgico para ambos.
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>> Después de un mes he regresado y con un capitulo muy largo, como más de 4,500 palabras, quería cubrir todo lo posible ya que iniciamos con un nuevo arco.
Y debo decirles que este arco y el siguiente son de mis favoritos, me emociona mucho escribirlos.
Ahora, me cambié de carrera —esto ya lo dije en otra nota final de otro fic, pero es para los que no leen ambos fics— me sorprende como salgo de exámenes y a la siguiente semana ya tengo otros de diferentes materias.
Que complicado es decir que no cuando te proponen algo xD
Como fui la mas alta en el examen de química me propuso el profe a meterme a clases de química y matemáticas para competir, algo así como las olimpiadas, pero entre las universidades, Dios, ahora tengo que ir los sábados a la escuela☹ pero también pienso que me podrá ayudar si es que estoy en aprietos con la materia xdd.
Mi consejo es que, si sus maestros recuerdan su apellido o su nombre y los invitan a participar, háganlo, se que es pesado y "¿Por qué voy a sacrificar mi fin de semana?", porque cuando impresionan a un maestro este los va a recordar; de los 100 alumnos que les da clase se acordara de tu cara y nombre, y si llegas a necesitar algo seguro el maestro te ayudara.
Volviendo con el medieval.
Espero que les haya gustado el capítulo, me imagino que ya dedujeron quien es la chica que Midoriya abraza, se vienen cositas y drama.
Hasta la siguiente actualización.
¡Eclipsa, fuera! ♥
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