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『 CAPITULO XXIV 』

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Escucharon el crujir de unas ramas, por instinto dieron por finalizar el beso y miraron hacia atrás, pero no había nadie, Ochako tenía aún estaba tomada del agarre de Midoriya, regresó su vista hasta que sus ojos se conectaron, para ambos era muy difícil de describir el sentimiento que florecía en su interior.

Sonreían con timidez, pero al mismo tiempo de forma coqueta, se miraban como si en ese momento estarían presenciando una estrella fugaz, sus ojos brillaban y sus corazones no se quedaban atrás, lejos de tener un acelerado latido, era más suave y tranquila, experimentaban lo que era estar en calma.

—Me siento —dijo la joven en un hilo de voz y bajo la mirada, sus mejillas estaban coloreadas de un intenso carmesí —muy apenada —se rio un poco, y sonreía, no podía verlo o su rostro enrojecería.

Midoriya sonrió con ternura, la miraba con adoración, le tocó el mentón y de forma suave lo levantaba para que ella lo viera.

—Me encanta cuando te pones así —se acercó aún más a ella.

Finalizó con un dulce beso, ambos sonreían mientras exploraban lo que se sentía unir sus labios. Se separaron de nuevo, a diferencia del primer beso, este fue más corto y suave.

—La puesta de sol ha comenzado, Izuku —dice ella mientras ve el ocaso.

Dejó salir un suspiro, una forma de mentalizarse a lo que se enfrentaría, Midoriya la miró aun con preocupación, pero confiaba en Ochako, en sus habilidades, además él estaría para protegerla.

Ambos se pusieron de pie, Midoriya con su mano derecha tomó los platos, mientras que, con la otra, tomó la suave mano de Ochako, ella al inicio se sorprendió ya que no se esperaba ese contacto, él le sonría mientras comenzaba a caminar hacia donde estaban los demás reunidos.

El pequeño grupo se encontraba hablando entre ellos, planeando una estrategia si Muscular no reaccionaba como lo esperaban; Iida estaba hablando con Kaminari y Sero, ya que no los conocía y no sabía cómo coordinar sus movimientos, no tenía problemas con Asui, han estado juntos desde que eran unos niños entrenando en el campo de Edén en una región cerca del reino.

Los cazadores, Kaminari y Sero, compartían sus ideas para lograr tener un movimiento certero combinar su magia, pero al de cabellos dorados le llamó la atención algo en particular. Dos jovencitos tomados de la mano, Kaminari no tuvo de otra más que torcer sus labios, y cruzarse de brazos.

La belleza había sido conquistada por el chico de la espada.

Para Kaminari, la hechicera estaba entre las señoritas que cumplían con sus requisitos: caderas anchas para darle unos sanos hijos, pechos firmes para alimentar a los bebés y divertirse con ellos, y el rostro tan divino que sabía bien que sus hijos serían hermosos.

Kaminari de verdad pensó que tenía oportunidad en casarse con ella, pero verla tomada de la mano del chico de cabellos revueltos, le había dejado en claro que nunca había tenido una oportunidad.

—¡Ya es hora! —Anunció Iida alzando la voz mirando a cada uno de sus compañeros de misión.

Tsuyu se acercó a la pareja, estaba feliz por ellos, tanto así que la sonrisa que les regaló los dejo helados, Midoriya y Ochako sabían que a la asesina se le complicaba sonreír, parecía más a una tétrica sonrisa que verían antes de morir.

—¿Está bien que cuide de tu báculo o se lo doy a Midoriya? —Preguntó la asesina mostrando el báculo que tenía en sus manos.

Ochako lo miraba atenta y pasó la yema de sus dedos por las tres gemas de color carmesí, cerró los ojos y se vio a ella misma. Un infante de siete años que recibía emocionada el báculo de su maestra.

—Lo que tú decidas, Ochako —ella abrió los ojos para verlo —estaré de acuerdo contigo.

La de ojos achocolatados tomó entre sus manos su báculo, lo sujetaba con fuerza y miro como un diminuto destello rojo estaba en el centro de una de las gemas, luego se giró hacia atrás y miró hacia el cielo, luego caminó un poco, aquello había preocupado a sus amigos.

La asesina y Midoriya intercambiaron miradas confundidos.

—¿Ochako? —Preguntó arrugando sus cejas mirando a su chica, ella se giró para verlo, se notaba asustada —¿viste o sentiste el maná de una persona?

—¿Muscular? —Tsuyu ladeo su cabeza y se tocó su mentón, sus ojos azabaches miraban hacia el báculo.

—No... —se volvió a girar mirando hacia los arboles buscando si una persona los vigilaba desde las sombras —e-ella no puede estar aquí... —murmuró sintiéndose nerviosa y su respiración se escuchaba jadeante.

La chica se dejo caer de rodillas hacia el suelo, Midoriya se preocupó aún más y corrió hacia ella la abrazó con fuerza por detrás.

—¿Ochako? —Dijo en un tono preocupante la asesina, caminaba hasta su amiga.

Midoriya se puso frente a ella y miraba que su mirada estaba perdida hacia la nada, su respiración entre cortada, y sus manos al igual que sus labios no dejaban de temblar. El de hebras verdes no pudo evitar recordar que así se puso Ochako cuando se encontró con el nomu.

Solo que ahora no entendía que era lo que la estaba aterrando.

Y lo menos que quería era que su amiga volviera a desatar su poder, como aquella vez que estaba enfrentándose a Hitoshi Shinso.

—Ochako —el chico puso cada mano en sus hombros, la sacudía con delicadeza —¡Ochako, ven a mí!

La asesina se acerco aun mas a su amiga, moviendo a Midoriya que no se quejó, pero si miró con molestia a la asesina, Tsuyu no lo pensó demasiado y tomo el brazo de la hechicera y saco una daga.

—¡Hey, ¿estas loca?!

Aquel molesto grito había capturado la atención de los tres jóvenes que seguían hablando, corrieron hacia donde estaba Midoriya y Asui que discutían.

—¿Qué ocurre? —Preguntó frunciendo el ceño el caballero sacro.

—¡Quiere herir a mi novia! —Midoriya que había estado de pie estaba delante de la hechicera —no dejare que nadie le haga daño a Ochako.

—Esta hechizada, solo quiero saber que tan grave es —se defendía la asesina haciendo una mueca molesta.

Nadie se había percatado que no estaban solos, a unos cuantos metros más delante de ellos, una joven escondida entre las ramas de los arboles disfrutaba de la excelente obra de teatro que se formaba.

—¡¿Y lo sabrás cortándola?!

Iida no dijo nada, solo miraba seriamente a la hechicera, era como si estuviera viendo una muñeca a escala, pues tenia la mirada fija hacia el sendero de la colina, apenas y se notaba que respiraba.

—Tiene que cortarla —dijo Kaminari serio, Midoriya lo miró molesto.

—Algunos hechizos rompen su conexión cuando el cuerpo sufre un daño, pero si no despierta, aunque se le haga un corte, esto solo significa que es mas peligro y fue un maleficio, pero —Sero miró a todos lados —¿Quién? Si todas las jóvenes han sido raptadas, ¿las madres?

—No —respondió de inmediato la asesina mientras jugaba con su daga —soy experta en cazar brujas, ninguna madre es una de ellas, lo sabría por mis propios métodos que no compartiré.

—Asui, procede, no tenemos mucho tiempo, tenemos que encárganos de Muscular y Lady Uraraka es vital en el plan —ordenó y la chica asintió.

—¡No! —Antes de que Midoriya sacara su espada, Iida se movió más rápido y había inmovilizado a Izuku tomándolo de los brazos y torso —¡debe haber otra forma que solo herirla!

La joven que estaba escondida miraba con una sonrisa divertida al grupo, espero un momento y cuando la joven de cabellera larga se inclinó hasta Uraraka y agarró su brazo para hacerle un corto, sabia que era momento de traerla a la realidad, chasqueo sus dedos sin borrar su sonrisa y se alejo a un mas de donde ya estaba.

Asui paso la parte afilada de la daga por el antebrazo de su amiga, toco un poco la piel y una gota del liquido rojo salió, ahora le haría un ligero corte de forma rápida y precisa.

Las pupilas de Ochako habían dejado de estar dilatadas, señal de que había regresado a la normalidad, sintió un ardor en su brazo izquierdo.

—¡Déjame! —Gritó asustando a todos, incluso a la asesina que no esperaba que reaccionara sin hacerle todo el corte. Para la hechicera, su mente estaba confundida, creía que aun seguía dentro del sueño, pero su instinto de supervivencia se había activado.

Ochako frunció su ceño y apretó su báculo apuntándolo hacia a las personas que tenia enfrente y se movieron de inmediato por la ventisca de aire, los arboles mas cercanos se deprendieron de sus raíces y los que estaban un poco alejados perdieron sus hojas.

Sero reacciono en su momento de un árbol mas alejado apunto con su codo y una especie de tela blanca salió y con su otro brazo sujetaba a Kaminari, Iida y Midoriya, Tsuyu usó su lengua y se sostenía de una rama de un árbol casi a la misma distancia de Sero.

—¡Si que es una mujer fuerte! —Gritaba Sero para ser escuchado mientras entrecerraba los ojos, el viento aun seguía en línea recta hacia ellos. —¡Ahora entiendo porque te llorabas Denki!

—¡Cállate, Sero! —Gritó molesto Kaminari.

—¡Esto no es gracioso, Sero! —Aladeó Iida que había enterrado su espada al tronco del árbol.

—¡Les dije que no era buena idea! —Eufórico gritó Midoriya frunciendo el ceño mirándolos, después achicaba los ojos para mirar a Ochako, pero la ventisca de aire era tan densa que no podía permitirse abrir por mucho tiempo sus ojos sin dañar la vista. —¡Ochako!

—¡Midoriya, haz algo, o nuestra oportunidad con Muscular se verá comprometida! —le pedía Iida mirándolo de forma seria. Sabía que el único que podría hacer algo era el chico de ojos color esmeralda.

El de hebras verdes, bajo la mirada, pensaba que debería hacer, no quería lastimar a Ochako, pero esto solo lo hacía recordar aquella ocasión con Shinso, donde no podían controlarla a menos que usaran un somnífero.

—¡Ochako! —Volvió a gritar Midoriya mirando hacia la chica.

—Si no se detiene le daré una descarga subterránea —decía Kaminari mirando a su amigo Sero quien solo rodo los ojos —y es una pena, es muy hermosa no quiero dañar esa belleza natural.

—¿Izuku? —Preguntó confundida, miró hacia su alrededor y después notó que Midoriya y compañía tenia complicaciones debido a la presión de viento ejercía en sus cuerpos. —¡Oh no! —Se puso de pie y la ventisca de viento desapareció. La cinta donde Sero se colgaba ayudando a los demás se rompió y pronto caerían al suelo, pero antes de eso estaban levitando, menos Asui que se sujetaba del árbol con su lengua y bajo por su propia voluntad.

—¿Ochako, estas bien? —La hechicera corrió hacia ellos y los miraba entre apenada y preocupada, ella se quedo callada mirando a Midoriya.

—Eso debería preguntarte, en serio lo siento, no se que sucedió, en un instante no estaba aquí se que estaba en otro lugar —se toco su frente —pero no lo recuerdo, es como si hubiera despertado de un sueño y no recordara lo que soñé.

—Fuiste hechizada, Lady Uraraka —dijo Iida que se mantenía de brazos cruzado, aunque siguiera flotando, su espada estaba guardada en su funda.

Ella abrió mas sus ojos sorprendida.

—Imposible —dijo sin mirarlos, solo miraba sus manos, —nadie en el pueblo sabe usar magia.

—Y no era cualquier magia, fue un maleficio —le siguió la asesina, —no es la primera vez que veo esto, haciéndole daño al cuerpo es así como se despierta del maleficio, que para ti es como un sueño, por eso estaba por hacerte una herida, pero recobraste en sí.

—Después nos mandaste a volar como a Denki —le regaló una media sonrisa —fue divertido, no te preocupes, Uraraka —decía Sero.

—Es probable que Muscular haya hecho un hechizo de protección hacia los magos, pero solo te afecto a ti, podrás ser muy fuerte, pero tienes una mente débil —decía serio Kaminari mirándola con desdén.

—No le hables así, Denki, no puedes culpar a Ochako de esto —frunció el ceño Midoriya.

—No, déjalo Izuku, tiene razón —se abrazó a ella misma y todos cayeron al suelo, les dolió, pero un poco. Midoriya fue hasta ella y la abrazo.

—Tranquila Ochako, ya estás aquí conmigo, todo ya sucedió —le dio una sonrisa tierna y le besó la frente, ella sonrió sintiéndose avergonzada.

Asui los miraba con una sonrisa curiosa, Iida se sentía apenado de mirar a las personas siendo cariñosas, lo ponía nervioso, a Sero le daba lo mismo, pero Kaminari solo se cruzó de brazos y rechistó.

«¿En qué momento se hicieron pareja?»

Sero miraba con una sonrisa burlona a su mejor amigo, sabia que estaba celoso por no tener a la hechicera de futura esposa y porque el también quería tener una pareja.

—¿Qué pasaría si le dijera a Jirou lo que estabas haciendo con la hechicera? —Le susurró en su oído.

Kaminari sintió que su cuerpo se erizo, pero también era como si hubiera sido golpeado por su propia electricidad, no le gustaba hacer enojar a Jirou porque ella daba miedo y mas cuando usaba su poder sónico contra él.

La mirada aterrada de Kaminari había desaparecido cuando sintió lo mucho que la extrañaba, habían estado juntos desde que eran unos niños y estar sin ella le partía el corazón.

—Jirou... —apretó el puño sintiendo ira. Levanto la cabeza y miraba a todos —debemos irnos ya, tenemos que estar en nuestra posición o si no las damiselas no podrán ser rescatadas.

Ochako le dio su báculo a Midoriya quien lo puso atrás de su espalda amarrado con una cuerda, también estaba en su espalda su propia espada, pero no tendría complicaciones en saber que arma usar.

El grupo estaba corriendo hacia el punto donde tenían entendido que Muscular aparece, estaban cerca todos se escondieron entre los arbustos y los árboles, la luz de la luna iluminaba justo el sendero circular que no tenia fauna, solo tierra seca y muchas rocas de diferentes tamaños, en el fondo estaba la gran cueva.

—Tenemos que estar en posición —mencionó Kaminari —a la izquierda estará Iida, a la derecha Midoriya, atrás de la cueva estará Sero, en frente estará Asui y yo, y Ochako en el centro, esperando ser capturada.

—Esta bien, la señal será dada por su compañera, pero ¿cómo sabremos que será el momento? —Preguntaba en un susurro Iida mirando al dúo.

—Tranquilo, Jirou no será silenciosa, lo sabrás cuando llegue su momento —Sero le sonrió mientras tocaba su hombro, su codo apuntó hacia un árbol —nos vemos —guiño un ojo y la cinta lo jalo moviéndose entre los árboles.

—Es como una araña —dijo Midoriya sonriendo —que fascinante su bendición.

—Iré a mi posición, kero —les dijo a todos y ellos simplemente asintieron, la chica daba brincos como si de una rana se tratara.

Ochako aspiró profundo y tocaba su pecho para calmarse.

—Entonces yo también iré —dijo con una sonrisa nerviosa, pero antes de salir de los arbustos su mano fue sujetada, ella miro de quien se trataba.

Kaminari decidió dejarlos solo, sabia que el sobraba en ese espacio.

—Ojalá pudiera estar contigo, Ochako —dijo en un susurro, no podía fingir que no le preocupa que ella seria secuestrada por el enemigo.

—Estaré bien, Izuku —le tocó su mejilla y le dio un corto beso. —Puedo hacerlo —sonreía para darle confianza.

—No podrás usar magia sin tu báculo, estoy preocupado por ese detalle, ¿no hay alguna manera de que encojas el báculo y te lo lleves?

Ella se rio, no parecía ser mala idea, pero no podía hacer eso, por dos simples razones: 1) no conocía un hechizo para disminuir el tamaño de los objetos y 2) el báculo estaba bajo un encantamiento que lo hacia rechazar la magia.

El chico se sonrojó de la vergüenza, pensó que había dicho algo que para todos los hechiceros era muy obvio. Ella puso sus manos en cada mejilla de Midoriya, el chico se puso aun mas rojo por la cercanía.

—Tus ojos cambian su color de verde dependiendo de la luz, ahora son de un tono claro, que lindos —los latidos del corazón del chico aceleraron ante el cumplido y abrió un poco mas sus ojos. —Tu estas preocupado por mí, y yo también estoy preocupada por ti, casi te pierdo y no quiero que te excedas usando mucho maná en tu bendición.

Midoriya subió sus manos para tocar las de ella y las apretó un poco, su sonrisa nerviosa y tonta se había borrado, ahora solo era una línea torcida, Ochako tenia razón, incluso había una posibilidad de que él muera si usaba demasiado su maná, y eso la hechicera no lo sabia y nunca lo sabrá.

—Tendré mucho cuidado, te lo prometo —le dio una media sonrisa.

—Además... —hizo una pausa y desvió la mirada de esos ojos verdes —es un secreto, pero —finalmente lo miró —se un par de trucos para usar magia sin un báculo —dijo bajando la voz y pasaba saliva un poco asustada.

Midoriya no dijo nada y le dio un corto beso en los labios.

—Suena perfecto, Ochako —le dijo sin borrar su sonrisa y finalizó con un beso en la mejilla de la chica —ten mucho cuidado.

Ella lo miraba sorprendida viendo hacia la dirección que él se dirigía, después sonrió con ternura, era evidente que Midoriya no sabia a que se refería y era mejor así.

Salió de los arbustos y caminaba con precaución hacia el sendero rocoso, sintió una pequeña descarga en su cuerpo, percibió un gran maná cerca de ella, miró hacia la cueva, y arriba estaba el hombre mirando a la chica, tal y como lo haría un animal apunto de capturar a su presa. 

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>> Iniciamos el año con un nuevo capítulo. Solo me queda decir que espero que en este nuevo año tengan buenas oportunidades y que sea mejor que el anterior.

Tengo ya cierta parte del capítulo 25 escrito, pero ya no pongo fecha de cuando lo publique.

Espero que esté capítulo les haya gustado;)

¡Eclipsa, fuera!

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