『 CAPITULO XXI 』
━━━━━━✧ ❀ ✧━━━━━━
La respiración jadeante de Ochako Uraraka había sido notada por su amigo, quien se preocupó mucho. Frunció el ceño, en ese instante había olvidado que tenía un dolor en sus brazos y con fuerza movió la hoja de la espada hacia su contrincante y lo aventó a unos centímetros del, ese descuido tomó por sorpresa al caballero sacro que no vio venir la patada que Midoriya le dio en el torso apartándolo de su camino.
Corrió hacia la hechicera, sujetó la lengua de la asesina y puso su espada. La chica podía saborear el filo de la hoja.
—La usas como arma, ¿de verdad la quieres perder? —Le preguntó con seriedad. La asesina lo miraba atenta, observaba con detalle los ojos esmeraldas del chico, no veía ningún titubeo, estaba dispuesto a cortarle la lengua.
Arrugó sus cejas, y la lengua dejo de inmovilizar a la hechicera. La castaña rápidamente con un hábil movimiento levanto su báculo usando la punta de su bota y en un instante poseía en su mano su preciado báculo.
Midoriya se recargo en la espalda de la hechicera, ahora él miraba a la asesina que no descendía del árbol mientras que, Ochako encaraba al caballero sacro que se ponía de pie y en posición de pelea.
—¿Estas bien? —Susurró el de hebras verdes.
—Eso debería de preguntarte a ti, recuerda que no puedes esforzarte —susurró en un tono preocupante. No quería que su amigo volviera a pasar por el borde de la muerte dos veces. —¡Hey, soldaditos de Endeavor! —El caballero sacro frunció el ceño molesto —no somos famosos para que nuestros rostros estén en afiches de se busca, ¿Qué quieren con nosotros?
—Matarlos, kero —bajo del árbol la asesina y ladeó su cabeza. Su respuesta fue tan natural y simple, aun así, lograba sorprender como podría decirlo sin mostrar algún sentimiento.
—¡No, Asui! —Regañó el caballero sacro y puso su mano en su frente —esta es la razón por la cual no tenemos información, tu solo los matas, dijiste que lo harías en mi manera y que solo servirías de apoyo en la misión —la asesina se encogió de hombros haciendo enojar al caballero.
—¿Misión? —Preguntó Midoriya.
—Corrección, los vamos a arrestar, interrogarlos y llevarlos a juicio por sus crímenes, ¿Dónde están sus otros compañeros? —Levantó su espada apuntándolos desde lejos.
—¿Compañeros? —Arqueó una ceja la hechicera —¿Cuáles compañeros según tú, hombre de hojalata?
La asesina se rio.
—¡Asui! —Replicó molesto —¡Qué barbaridad! Soy Tenya Iida mie —pero, fue interrumpido.
—Miembro de la orden directa del rey Endeavor, un caballero sacro —dijeron los tres jóvenes.
Él asintió una y otra vez.
—Perfecto, que bien que lo recuerden, villanos. —Su mirada ahora era dirigida hacia su compañera —¡Asui no te unas a su juego! —Volvió a replicar. —Ustedes dos son de La Ley Arcana.
Un pequeño silencio se hizo presente, todos se miraban unos a otros, el caballero sacro y la asesina corrían hacia ellos para atacarlos, pero, la hechicera dio un golpe al suelo con su báculo, unas corrientes de aire golpearon a sus enemigos alejándolos. Midoriya sacó de su bolsillo la carta que había recibido y levantó su brazo.
—¡Recibí una carta de una amiga que dice que su pueblo ha sido atacado por La Ley Arcana! Es una prueba de que no somos miembros de esa organización malvada. —Midoriya sin tener miedo se acercó al caballero sacro y le entregó la carta, el mayor dudaba, pero la seguridad del chico lo hizo aceptar la carta.
Terminó de leer y le entregó la carta.
—Mis disculpas, me precipité —decía apenado —es solo que vimos a la señorita y se dirigían hacia la misma ruta que creí que eran los refuerzos de ellos.
La asesina caminó hasta estar al lado de su compañero, Midoriya y Ochako observaron que era gradual la diferencia de estatura, no se creían que la chica fuera una asesina de brujas.
—Ya que todo se resolvió —soltó un largo suspiro —¿vamos todos juntos?
—¿Juntos, Izuku? —Preguntó la hechicera acercándose hasta su amigo. —Te recuerdo que nos atacaron —le dijo mirándolo molesta.
—Y ya se disculparon, no veo lo malo. Se dirigen al pueblo, así todos llegaremos más rápido y podremos ayudar a Mei —le sonrió para convencerla.
Midoriya creyó que mostrando una de sus sinceras y lindas sonrisas sería suficiente para que el sentimiento de molestia y enojo desapareciera en Ochako. No fue así, la castaña sentía mucho calor y enojo, quería entender que era porque viajaría con dos personas que la atacaron, pero no quería reconocer que era algo más.
Parecía demasiado estúpido.
Sabía que muchas vidas están en peligro por La Ley Arcana, pero no podía tolerar esa preocupación de Midoriya hacia la vieja amiga de la infancia que de la nada le manda una carta. Midoriya estaba preocupado por esa joven y eso la ponía de mal humor.
Podría ser la primera vez que la hechicera descubría que eran los celos.
Y lo disfrazaba inconscientemente por el sentimiento de desconfianza. No dijo nada, solo soltó un largo suspiro derrotada y asintió.
—¿Vamos? —Les preguntó amablemente a ambos mientras señalaba el carruaje.
—No cabemos todos ahí, kero —señalo la parte delantera donde la hechicera ya había subido para dirigir al caballo.
—Ustedes irán adentro del carruaje. Hay mucho espacio, y si no lo hay solo muevan los baúles de Ochako —sonrió.
—¡No! —Dijo la hechicera que aún escuchaba la conversación.
El caballero sacro y la asesina de brujas se quedaron callados un par de segundos.
—¡Oh! —Exclamó de sorpresa y rio con vergüenza —en serio lo siento. No me he presentado.
—Tu nombre es Deku —dijo firme el caballero —y la hechicera escuché que le llamas Ochako.
Midoriya se sorprendió, le llamó más la atención que le dijera "Deku", pero recordó que había leído la carta.
—Oh, sí, sí. Bueno no —ambos jóvenes se confundieron —. Ella es Ochako Uraraka, y mi nombre es Izuku Midoriya —estiró la mano —Deku es un apodo, así me decían. —Estrechó la mano con el caballero sacro.
La hechicera se interesó por lo último que dijo Midoriya. Frunció el ceño, y se cruzó de brazos. «¿Así se siente cuando te ocultan cosas? ¿Por qué me siento tan molesta?»
Un ruido la hizo salirse de sus pensamientos, arrugó sus cejas cuando miró quien se había sentado al lado de ella, la joven asesina de brujas.
—¿No te importa, kero? —Dijo la chica mientras se acomodaba.
Ochako la miro con detalle. Era casi de su estatura, solo que la chica estaba un poco más bajita. La joven de cabello azabache largo tenía el cabello con un extraño peinado, un moño hecho de su misma cabellera, ante los rayos del sol parecía que su cabello tenía pequeños brillos de un color verde intenso. Su vestimenta era la que la hechicera reconocía como propia para su trabajo.
Un traje de una sola pieza de color negro, con a los lados unas líneas de color verde fuerte, unas botas y guantes oscuros, y a su costado se le veía un látigo, en el otro lado unos compartimentos para guardar algún arma, y atrás, en su parte baja de la espalda una daga con su cubierta.
Después de observar cada detalle, volvió a centrarse más en la cara de la chica, un flequillo en forma de v con dos mechones largos sobresaliendo de cada lado de sus mejillas, de tez blanca; su apariencia era peculiar, se veía más delgada, una boca muy ancha, ojos ovalados con grandes iris negros, sus pestañas inferiores visiblemente pronunciadas.
—No... —dijo apenas sin quitarle la mirada. Eso a la joven no le molestó, se había acostumbrado a que la observaran más de lo necesario. —Así que Asui ¿no? Estarás aquí conmigo por lo que veo.
—Llámame Tsuyu —pidió con una sonrisa, eso a la hechicera la confundió, parecía muy amable para ser una asesina de brujas. Pero, no podía juzgarla —se decidió, más seguridad para nosotros. Iida estará con tu amigo, kero.
—¿Kero? —Preguntó en voz baja —«una muletilla muy graciosa, pero extraña. Bueno ella es rara... creo que es...» —No pudo ocultar su sorpresa.
—Soy una rana —la hechicera abrió más los ojos cuando escuchó eso —. Mitad rana, una hibrida, como lo quieras llamar, tengo una maldición que me hace lucir de esta forma, pero decidí sacar ventaja de mi apariencia y uso mis habilidades para asesinar.
—A las brujas... —movió las correas y el caballo comenzó a caminar, el caballero sacro y Midoriya ya estaban a bordo. La castaña bajo la cabeza y miró sus manos enguantadas —¿Por qué razón...? —Pero fue interrumpida.
—¿Quiero matarlas? —Completó la pregunta. —Le tengo un profundo odio al clan de las brujas. Las asesino para hacerme más fuerte e ir por la reina.
La hechicera la miró por el rabillo del ojo y arrugó las cejas.
—¿Hay una reina?
—Desde luego, su cara está en los afiches. La más poderosa de todas ellas. Hace 60 años maldijo a mi abuela, la condenó a que sus descendientes tuvieran esta malformación de ser una especie de rana humana —tronó su cuello y nudillos —dijo que, si la única forma de que la maldición termine era matándola, así que desde que tengo memoria me entrené. Trabajé en los lugares más oscuros de cada reino, hasta que fui encontrada por el hermano de Iida, Tensei —Ochako aseguraba que ya había oído ese nombre antes —quien me acogió y me hizo afilada del reino Endeavor, me dan las armas que quiero, los recursos y me hago más fuerte. He matado a 12 brujas, pero ninguna sabe dónde está Toga Himiko.
La hechicera tosió un poco de forma abrupta, Tsuyu la miró desconcertada pero no dijo nada.
—¿La reina es Toga Himiko? —Abrió ligeramente su boca asombrada y trago saliva.
—Su poder es superior a todas las demás brujas, así que solo le di ese título, seria emocionante matar a alguien de la realeza —hizo un gesto de comillas con sus dedos en la palabra.
—Yo —alargó la vocal y su mirada era fija hacia enfrente, Tsuyu la miraba con curiosidad —también quiero matar a Toga Himiko —apretó las correas —cuando era niña, mandó una tropa de nomus a masacrar a mi pueblo y mis padres perdieron la vida, después de un tiempo encontró a mi maestra y la atacó —frunció el ceño y dijo con enojo lo último.
Tsuyu había comprendido que también la maestra de la hechicera había muerto, miró por un momento el báculo, divisó tres gemas carmesíes.
—Ochako —le llamó con una sonrisa, la hechicera apartó la mirada del trayecto para mirar a la de hebras azabaches —sospecho que nos haremos muy buenas amigas. Y que mejor que tener un gran vinculo dándole fin a Toga Himiko.
La hechicera no mostraba ningún semblante, simplemente miraba a la asesina, si ambas querían matar a la misma mujer podrían tener una alianza, pero aun así la espada legendaria la seguía necesitando. Pasó saliva y volvió a mirar hacia en frente. Ahora no solo sería una, serian dos personas a las cuales rompería la confianza que le tienen, y no ayudaba el hecho que la chica con apariencia de rana le diga que serán amigas.
Hubiera preferido no involucrarse, pero debía de reconocer que había conseguido llegar más lejos que cuando trabajaba sola. La hechicera se había convertido en una experta mentirosa, solo esperaba poder mantenerlo y que eso no la quebrara emocionalmente. Primero estaba Midoriya que no creía poder encariñarse, después esa chica que quiere su amistad, pero si lograba formar más lazos seria doloroso para ella romperlos cuando revele su identidad y cuando los traicione.
«El fin justifica los medios»
Pensaba, mientras limpiaba discretamente una lagrima que logró escapar de su ojo izquierdo.
—Suena bien, Tsuyu —esbozó una sonrisa.
Adentro del carruaje no iba del todo bien, Midoriya estaba nervioso y tenso, intentaba sacar temas de conversación, pero el caballero que estaba frente a él no cooperaba y sus respuestas eran vagas y sencillas.
—¿Siempre murmuras cuando sientes miedo? —Preguntó en un tono cansado mientras ladeaba su cuello.
—Es un hábito, pero no es porque sienta miedo. El viaje hasta llegar al pueblo será largo —se encorvo Midoriya —sería bueno tener una buena charla. —Hubo un par de segundos en silencio —podrías quitarte el casco para empezar.
—No me hace sentir seguro, no confió en ti. —Se cruzó de brazos.
Midoriya suspiró cansado.
—No soy el malo en este cuento. Incluso te estoy permitiendo viajar de forma cómoda —señaló el asiento donde el caballero estaba sentado.
—¿A esto llamas comodidad? En el palacio hay mejores carruajes.
—Ahora que lo pienso, no se supone que los caballeros sacros viajan en caballo ¿y el tuyo?
—Se lo intercambie a un hombre para obtener información, que por cierto me hizo llegar a ustedes. Dijo que dos individuos atacaron un pueblo, una mujer destruyó una vivienda y el chico ayudó a cometer el crimen —dijo en un tono autoritario.
—Así no pasaron las cosas —sonrió nervioso.
—¡Ajá! —Tomó su espada, desenvainó y le apuntó al rostro —son ustedes aquellos que destruyeron una vivienda y perturbaron la paz en un pueblo.
Midoriya levantó ambas manos, mirando fijamente el casco del caballero.
«¿Cómo le estará yendo a Ochako? —sonrió. —Seguro mejor que a mi»
—¿Qué te parece tan divertido?
—Ya te lo dije, así no sucedieron las cosas. Pasamos por ese pueblo y capturaron a Ochako, pensaron que era una bruja —se rio un poco el de hebras verdes —pero solo se equivocaron, ella no es así. Usa un cetro para usar su magia... —bajo el tono de voz, ahora estaba pensativo, contarle sobre eso al caballero recordaba como Ochako se había descontrolado causando así la destrucción de la casa de Shinso, pero lo hizo sin usar su báculo.
—¿Qué más? —Insistía el caballero que no había cambiado de posición en todo ese rato.
—Shinso nos puso una trampa, entramos a su casa cuando vimos que los pueblerinos estaban hechizados, usaban una especie de magia somnífera. Entonces evidentemente se formó una pelea, Ochako y yo contra Shinso, que resultó ser una persona buena solo estaba confundido. —El caballero sacro guardo su espada.
—¿Tu lo venciste?
—Bueno —arqueo la ceja —si —paso su mano por su nuca sintiéndose nervioso.
El caballero sacro se quitó el casco una vez más y lo puso a lado suyo.
Aquel joven es muy apuesto, se le podía notar incluso con su armadura de plata que tiene un cuerpo ancho por el entrenamiento, justo la figura de un soldado del reino. Su cabello es de un color azul marino lacio y recortado a la izquierda de su cabeza, tiene la nuca rapada y ojos bastante cuadrados que coinciden con la forma notablemente puntiaguda de su mandíbula, y sus cejas delgadas y largas, pero se mantienen fruncidas.
Midoriya sonrió de lado, entonces ahora el caballero sacro confiaba en él, o eso quería pensar el de hebras verdes.
—¿Usaste esa espada? —Señaló con la mirada al costado del cuerpo del chico. Midoriya negó —no, esta espada me la hicieron hace poco.
—¿Quién la forjó?
—Power Loader —sonrió, el caballero sacro abrió más sus ojos, sorprendiéndose cuando escuchó aquel honorable nombre.
—Él se encarga personalmente del armamento del reino —dibujó una sonrisa ladeada —, ¿puedo verla? —Extendió su mano.
—Solo si tú me enseñas la tuya primero —el de ojos esmeraldas trono su cuello y le sonreía.
El caballero sacro sonrió con gracia e ironía, arrugó sus cejas, tocó la empuñadura de su espada, lo estaba pensando con mas certeza, pero algo dentro de él le decía que debía confiar en ese chico, en un hábil movimiento saco la espada de su funda y apuntando hacia el suelo le entrego su espada, solo así Midoriya accedió y le entrego la suya.
Midoriya desconocía mucho sobre el tema de las espadas, así que simplemente la admiraba, el color plateado de la hoja parecía ser solo una espada ordinaria, pero recuerda que cuando se enfrentó a él se movía demasiado rápido y según recordaba lo dicho por Ochako, la espada le ayudaba a lograr eso, los cabellos sacros eran como hechiceros y magos, una mezcla de ambos.
Pasaba sus yemas de sus manos por el lado donde tenía filo y solo prestando mucha atención notó una delgada capa de color azul cielo, movió la espada y al tener contacto con la luz del sol esta se camuflaba con el color plateado.
—Que fascinante —murmuró con una sonrisa.
—No tiene comparación con la tuya, Midoriya —el chico levantó la mirada cuando escuchó su apellido, —es la primera vez que veo una espada que fuera de color negro con fisuras de colores verdes, pero se que existen. Es un mineral muy exquisito y difícil de encontrar el ónix, sobre todo porque su ubicación es en una tribu de bárbaros que para mi juicio son muy violentos y egoístas. ¿Qué afinidad tienes?
—Rayo. Y si, escuche algo parecido, se llama la Isla Calavera, del clan Bakugo, por suerte no tuvimos que ir hasta la isla. —Le entregó la espada a su dueño y el caballero sacro hizo lo mismo —vi que tu espada es engañosa tiene una delgada línea de color azul que ante la luz del sol desaparece, ¿Qué afinidad tienes, caballero sacro?
—Llámame Iida —guardó su espada en su funda —aire, y el mineral es danburita es de un color entre blanco y transparente, no quería un espada de color blanco y Power Loader le añadió una sustancia para verla de color plateada.
—Sin duda alguna Power Loader sabe lo que hace.
—Si. Pero, tu desperdicias su talento y le faltas al respeto a la espada misma. —Frunció su ceño y hablaba en un tono autoritario, Midoriya paso saliva sintiéndose intimidado —por nuestro escaso encuentro pude notar que no eres un espadachín, no puedo tolerar que uses una espada de esa magnitud, por eso, durante toda nuestra estadía te enseñare a usarla, pero significa que no podrás participar en mi misión.
La sonrisa que hace poco tenía Midoriya fue borrada en escasos segundos.
—¿Participar en tu misión? ¿Estás diciendo que quieres que solo me quede sin hacer nada mientras tu salvas el pueblo de Mei? —Se cruzó de brazos y arrugó las cejas.
—Fui muy preciso, eres un novato, podre dejar que tu amiga, la hechicera sea un apoyo, su magia vendría bien para un ataque a larga distancia. Midoriya, a diferencia de ti que solo fuiste llamado por una vulgar carta, yo recibí un sello de aprobación oficial por el reino para hacerme cargo del problema —sacó la hoja de color amarillo donde estaba sellada por el símbolo del reino Todoroki.
—¿No crees que estas subestimando a La Ley Arcana? Son personas mágicas, podrían derrotarte.
—No es mi primera misión, además de que se unió a mi cruzada Asui, una asesina de brujas, experta en el combate cuerpo a cuerpo y en el sigilo, le sacó una ventaja a su maldición, es digno de admirar y respeto eso. Me he enfrentado a muchos magos y hechiceros, ellos no serán un problema —sonrió con orgullo.
Eso a Midoriya le irritó, comenzaba a creer que solo era un caballero sacro portando aires de grandeza.
—¿Y te has enfrentado a un nomu? —Midoriya sin pensar dos veces realizó la pregunta, su sonrisa parecía una donde se gana una victoria, tenía entendido que con decir eso era un triunfo, olvidando que casi pierde la vida por enfrentarse a esa criatura.
Iida lo miró a los ojos, buscando en ellos alguna pista de si lo que decía era cierto.
—No se han visto nomus en 16 años —hizo una pausa —y, si los hay, entonces algo malo siempre pasa cuando esas feas bestias se encuentran. Devoran todo a su paso, matan y destruyen lo que sea, pero son como animales, habrá una persona que les de órdenes.
—¿Y si te contara que he matado a uno? —Se cruzó de brazos el de hebras verdes.
Iida soltó una carcajada, había tiempo que no se reía de forma tan amena.
—No te creería —limpió una pequeña lagrima ocasionada por la risa —. Ya te lo dije, Midoriya, no eres un buen espadachín, me ofrecí a entrenarte.
Antes de que Midoriya dijera algo el carruaje había dejado de moverse, esto alerto a los chicos, por parte de Iida simplemente cambió su expresión a una seria y su primer movimiento fue poner su mano en la empuñadura de su espada, por otro lado, Midoriya se quedo callado escuchando si había alguien mas o debían de estar preparados para responder a un ataque.
—Mis hermosas damas —escucharon una voz varonil muy coqueta y elocuente. —¿Están perdidas?
—No es necesario responder a tu pregunta, conocemos el camino, a un lado —respondió la hechicera sonando un poco molesta.
—No lo decimos por eso —se escuchó una segunda voz, un chico más, la voz es de tono suave y carismática —las señoritas como ustedes corren peligro. ¿Acaso no lo saben?
Iida se puso de pie, se coloco el casco y abrió la puerta del carruaje dando una patada, lo que hizo asustar aquellos dos chicos.
—¡Oye! —Regañó la hechicera frunciendo sus cejas —¡No trates así mi carruaje, hombre de hojalata!
—Mis disculpas, hechicera gruñona —caminó hasta llegar hacia ellas.
Midoriya lo siguió y estaba también a lado de Iida. Ochako se puso de pie sintiéndose ofendida y antes de que hiciera algo, Tsuyu le tocó la mano para calmarla.
—Veo que las damas no estaban solas —dijo con una sonrisa nerviosa.
—¿Piensas que por ser mujeres no nos podemos cuidar, kero? —Ladeó su cabeza mirando al chico de cabellos dorados puntiagudos.
El chico de cabellos dorados hizo una reverencia.
—No, claro que no, solo me preocupa que unas jovencitas tan hermosas estén solas —les sonrió de manera coqueta, pero ninguna les devolvió el gesto, hizo fruncir el ceño a Midoriya.
—Deberías dejar eso —le dio un codazo su compañero. —Puedo ver que hay un caballero sacro, una asesina, una hechicera y... —miró a Midoriya intentando averiguar cual era su clase —su amigo —sonrió.
Esto causo una risa por parte de Asui y el chico de cabellos rubios. Midoriya no le hizo gracia y arrugó las cejas.
—Que observador, bueno seguiremos con nuestro camino —habló la hechicera y cuando estaba por mover las riendas recibió un golpe. Esto sorprendió a todos, pero aun mas al ver que sobre sus manos había cinta. De forma lenta elevó la mirada hacia el chico de hebras azabaches que se había levantado la manga de su camisa y mostraba en su codo una mutación.
—Por favor, necesitamos su ayuda —pidió el chico de cabellos rubios, —mi amiga fue secuestrada por un hombre que tiene la bendición de aumentar su fuerza y tamaño. Ese hombre ha estado llevándose a las señoritas del pueblo que esta a unos cuantos metros, las tiene aprisionadas. Mi amiga se infiltró para salvarlas, pero no sabemos nada de ella —la voz aguda del chico reflejaba la pena que sentía.
—Nos hemos enfrentado a ese hombre que se hace llamar Muscular, pero es demasiado fuerte, cada vez que nos enfrentamos acabamos peor y nos deja vivir porque le divierte saber que estamos preocupados por nuestra amiga, no sabemos que es lo que les hace. No somos tan fuertes, pero ustedes son perfectos, y si unimos fuerzas podemos salvar a todas las chicas para que regresen con sus familias —la mirada del chico de cabellos azabaches era penetrante y afilada, su tono de voz suave y la mirada fría les hacia obligarlos a aceptar.
—No.
—Si.
Iida y Midoriya se miraron con molestia.
El de hebras verdes achicaba los ojos sintiendo enojo, mientras que, al caballero sacro no se le miraba ninguna expresión, aquel casco de color plateado cubría por completo su rostro, pero Midoriya juraría que, así como él, también lo miraba con enfado.
━━━━━━✧ ❀ ✧━━━━━━
>> Escribí 4,000 palabras y se me hizo eterna la corrección.
Ya han pasado dos meses desde que subí el capítulo 20, si que el tiempo pasa muy rápido.
Me distraje por completo escribiendo otras cosas, más que nada en borradores, y cuando estaba escribiendo este capítulo hice una pausa de dos días y lo continue hasta que al fin lo terminé. (También con asuntos de la escuela).
En este nuevo arco como lo han visto, conoceremos a cuatro personajes. Y un dato extra: la señorita que está secuestrada apareció en el capítulo 1. Después de terminar con este arco ahora sí nuestro nuevo equipo conformado por Uraraka, Asui, Iida y Midoriya se enfrentarán a La Ley Arcana.
Espero poder subir un capítulo más al terminar el año, sino entonces habrán capitulo hasta el 2023.
¡Eclipsa, fuera! ♥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro