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『 CAPITULO XV 』

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Cuando Izuku Midoriya recibió como cariño un par de palmadas sobre su espalda, su sonrisa al igual que su alegría se esfumó, se separó de la hechicera, miró aquellos ojos achocolatados que tanto le gustan, y por extraño que lo parezca ninguno actuó como normalmente lo hacen: nerviosos, torpes, desviando la mirada del otro y que sus mofletes se adornaran de un tono rosado.

Aunque Ochako le sonreí a Izuku, él no estaba del todo convencido y lo último que deseaba era que, de nuevo, su mejor amiga lo engañara y le ocultara cosas. No quería volver a repetir lo mismo, porque de ser así, la confianza que le tenía, que se tenían, se rompiera como si fuera un frágil hilo de seda.

—Si tuvieras la afinada de viento, del centro de la piedra se formaría un mini tornado, algo tan inofensivo —dijo lo último sin mirarlo y enfocando su vista hacia el cuenco que estaba sobre la mesa.

Midoriya arrugó sus cejas sin comprender, por el rabillo del ojo echo un vistazo al cuenco, no dijo nada, se giró por completo y en silencio contemplo la piedra.

Power Loader carraspeo un poco, se acercó a la mesa, con precaución tomo la piedra, la inspeccionó para que no tuviera ningún rastro de la sangre de Midoriya, y la guardó en el cofre, se escuchó un pequeño clip lo que indicaba que el cofre estaba con el cerrojo puesto.

—¿Si... —hizo una pausa, sus ojos se perdían en el cofre que sostenía el herrero —hay más personas con esta afinada, verdad? —Pregunto Midoriya elevando sus ojos hacia el hombre.

El herrero de forma lenta asintió.

—Ahora, el material que necesito, por desgracia no lo tengo —Uraraka bufó y se cruzó de brazos, pero simplemente la ignoraron.

—¿Sabrá de alguien que lo comercialice? ¿No se puede hacer con otro material? —Inquieto cuestionó Midoriya, le molestaba que cada vez que daba un nuevo paso, siempre había un problema de por medio.

Power Loader abrió el libro y señaló una página. El de hebras verdes miro el libro y vio la ilustración de unas rocas o piedras pintadas de color negro, después había otra ilustración de una espada con la hoja de la espada de ese mismo color.

—Mineral ónix, tiene afinada para armas de fuego y rayo, se encuentra en las cavernas donde el calor abunda, la ubicación más exacta es en las islas volcánicas en la tribu de los barbaros —leía en voz alta el pequeño texto que estaba en la parte superior del libro. —Es una isla en forma de calavera con cuevas de diferentes minerales con propiedades mágicas como también minerales para joyería. —Levantó la vista del libro, —¿Cuántos días nos tomara llegar?

—Una semana —dijo la hechicera aun cruzada de brazos. Una media sonrisa se formó en el rostro de Midoriya —eso, si vamos en barco, a carruaje no podemos llegar, ¿Cómo cruzaremos el mar? —La media sonrisa se borró del rostro.

—Podemos ir volando —sugirió.

—¿Ah? —Ladeó la cabeza la hechicera y sus manos las llevo a su cadera —¿planeas sobreexplotarme, cabellos rizados? Mi magia no es infinita, ¡me cansaría estar manteniendo un hechizo por días!

Snowey brincó a los brazos del herrero que simplemente tocaba el lomo del conejito. Midoriya frunció el ceño.

—No pensaba usarte, nunca lo haría, pero podría construir algo —dijo lo último en un susurro llevándose su mano a su mentón y comenzar a caminar de un lado a otro por toda la habitación, —la presión del aire, usar telas, un soporte, el calor seria nuestro aliado —murmuraba, mientras imaginaba los bosquejos de su creación. —¡Necesito papel para empezar a dibujar unos planos que tengo en mente! —Asentía mientras sonreía —imaginen esto, una especie de barco reducido, pero que, en lugar de navegar por el mar, sea por los aires, estaríamos flotando, Ochako —Power Loader le dio unas cuantas hojas amarillentas de papel, y Midoriya sacó de su mochila un palo de madera que tenía carbón en la punta y comenzó a dibujar la estructura —incluso si funciona podrías darle la vuelta al mundo —decía con una enorme sonrisa.

Power Loader se acercó a la mesa sin dejar de darle mimos al conejito, echo un vistazo a las hojas y observó números, datos sobre las variables que serían ocupadas para crear la idea de Midoriya, también vio un dibujo, una tarima que era en forma de rectángulo, en cada vértice se conectaban a un gran circulo que no tenía en realidad la forma de un círculo, pero se veía así.

—Ya veo, así que eres un erudito, muchacho. Eres una caja de sorpresas, Izuku.

Midoriya detuvo los movimientos apresurados que hacía con el lapicero, paso saliva como si fuera un trago amargo, nuevamente otra palabra que no entendía, y esperaba que al menos esto fuera para bien.

Levantó la mirada tratando de ver los misteriosos ojos del herrero, aquel hombre ladeo su cabeza.

—Los eruditos son aquellos que buscan —hizo una pausa la hechicera, para encontrar la palabra correcta, Midoriya ni siquiera la miró y enfocó sus ojos en el papel —otro camino diferente para hacer progresar a la humanidad, no creen que la magia sea el futuro, ellos son más analíticos, de pensamiento ágil y veloz, crean cosas para satisfacer sus necesidades sin el uso de la magia. —Se echo a reír, pero era una risa cínica —serias aceptado entre su gente, en cambio a mí, me echarían si pongo un pie sobre su territorio.

—¿Y que lo hace tan diferente a mi aldea? Vengo de una donde solo somos artesanos —habló en un tono serio apretando el bordillo de la mesa.

—Izuku, a comparación de los eruditos, tu aldea es primitiva —al escuchar la voz de Power Loader, el chico frunció el ceño sumamente molesto. —Dime, ¿acaso no tenías sorprendentes ideas que los habitantes de tu aldea se burlaban porque parecía simplemente una fantasía de un joven inventor?

Midoriya sintió un nudo en su garganta y le ardía el estómago. Estaba dudando de sus propios recuerdos.

«¿Me marginaban porque no tenía magia o por mis ideas?»

Cerró sus ojos obligándose a recordar, pero le era inútil. Era tan solo un niño para ese entonces y todo lo que recordaba estaba distorsionado, si sus memorias fuera un lago, este siempre se mantenía formando ondas. Recordaba una que otras palabras, insultos, humillaciones, risas y la palabra Deku.

Era cierto, su propia aldea no le llamaba por su nombre, sino por un apodo que el mismo se generó cuando en su primer invento no escribió correcto su nombre, dicho invento que era un par de aspas de madera sostenida de un grueso tronco, no había cumplido su propósito como esperaba: brindar una suave brisa en tiempos de calor.

Los niños y niñas se burlaron de su patético invento y lo quemaron para después llamarle Deku. Solo muy pocas personas entre ellos su madre le llamaba por su nombre.

—La isla calavera es un lugar peligroso —rompió el silencio la hechicera, se había percatado que su amiga llevaba mucho tiempo mirando a la nada con una expresión de enfado. —Sobre todo por el clan Bakugo y sus habitantes.

Midoriya suspiró, se giró para mirar a ambos y se cruzó de brazos.

—Pero el mineral es importante, Ochako. Se necesita para hacer la espada, no importa cuánto nos tardemos a llegar a esa isla, iremos con el transporte que construiré y Power Loader me puede dar una espada común para aguantar —frunciendo el ceño a su amiga y después se giró para seguir los bocetos de su creación.

La hechicera hizo una mueca disgustada.

—Muchas personas evitan entrar a la isla calavera, a pesar de ser tan pocos habitantes son todos expertos en la magia de fuego, además que el primogénito de ese clan que pronto será el jefe de la tribu es un mercenario, o al menos eso se dice entre los cazarrecompensas que van —explicó Ochako manteniendo un tono de voz serio, después suspiro cuando notó que Midoriya seguía reacio a cambiar de opinión —. La magia de viento es débil ante el fuego, porque incrementa las llamas, estaría en desventaja.

Midoriya dejó de hacer trazos sobre las hojas de papel y apretó el lapicero.

—Izuku tu más que nadie sabe que tu estilo es cuerpo a cuerpo, cuando te acerques a ellos, la tribu te atacara por su largo alcance al usar magia y te quemaras antes de tocarlos —Power Loader después de hablar dejo al conejito en una silla, Midoriya suspiró, y aquel sonido que salió de sus labios era una mezcla entre frustración y estrés, —pero si hay otra manera.

—Podrías empezar por eso desde el principio —especto enfadado en un tono hostil mirando a Power Loader —¡Cada día que pasa tengo miedo e incertidumbre que no abandona mi cuerpo porque creo que en algún momento mi madre morirá por esos malditos desgraciados! —Dio un golpe a la mesa con sus manos abiertas sobresaltando a la hechicera, Snowey se tensó y cubrió sus ojos con sus orejas. El retazo de tela blanca se manchó de carmesí coloreando las hojas —¡Si tienes una salida más rápida, simplemente dilo y no me hagas perder mi tiempo! —Arrojó las hojas amarillentas con gotas de sangre al suelo y salió de la habitación.

Nadie adentro del taller habló, solo se escuchaba los chillos de Snowey. La hechicera se aferró a su báculo y lo miraba mientras veía los detalles del palo de madera junto a las gemas de este, no sabía bien que debía hacer, porque era la primera vez que sus ojos miraban aquellos gestos sombríos de Izuku Midoriya, ella tenía una imagen diferente sobre su persona: bondadoso, amable, de corazón puro, capaz de ayudar a otros, pero sobre todo optimista y alegre.

«¿Debería... —miraba su reflejo en las gemas de su báculo —¿debería de ir con él? Pero, no sé qué decirle —bajo la mirada sintiendo un dolor en su corazón —¿cabellos rizados, que está pasando por tu cabeza?»

—Tiene razón. Debería de empezar por revelar la información que más desea —cuando Ochako elevo sus ojos sobre el hombrecito notó que traía consigo su mazo.

—Izuku no es así, es más amable, pero esta vez algo está molestándole —se acercó hasta la mesa y recargo sus brazos en el respaldo de la silla. Hizo una mueca afligida mirando a una de las esquinas de la habitación, cerró sus ojos con fuerza y después los abrió —¿Por qué tiene consigo el mazo? —Cambio de tema mirando el arma.

—Mi mazo está conformado por ese mineral mágico, el ónix, y me costó mucho salir con vida de esa isla, un herrero necesita tener los materiales necesario, pero esa tribu es tan agresiva con todo lo que crezca en esos terrenos, apenas y conseguí un poco de esas piedras para crear mi mejor arma —le explicó mientras observaba su creación.

—Tuvo mucha suerte —en su rostro se forma una sonrisa ladina, pero aun así se mantenía triste pensado en su amigo.

—Quizá ustedes también la tengan —Ochako dejo de reposar su cuerpo sobre el respaldo de la silla, y miro a Power Loader arqueando una ceja, se encontraba confundida. —Este bosque es misterioso, no sabes con que te puedes hallar, pero hace días encontré unas aguas termales, y este mineral se encuentra por esas zonas donde abunda mucho el calor, solo que habra en diminutas cantidades, si consiguen una gran cantidad servirá para hacer la espada correcta para él, aunque si no quieren explorar por miedo, puedo hacer la espada de otro mineral que sea compatible con los rayos, como el mineral strale que es de color azul marino.

Ochako abrió más sus ojos por la sorpresa, una pequeña sonrisa apareció adornando su cara, sentía que había esperanza.

—Alto, espere, ¿entonces por qué si tiene ese mineral llamado strale quería hacer la espada de otro? —Se cruzo de brazos, el conejito imito el gesto de Ochako y achico los ojos mirando al herrero.

Power Loader se rasco el casco, como si fuera su cabeza, un tic muy peculiar en él.

—Porque el mineral ónix tiene una dureza de siete, siendo el mayor en todos los minerales con propiedades mágicas, tiene una compatibilidad con el fuego y rayo, uno de los muy pocos minerales con esta peculiaridad de compartir un elemento en donde ambas afinidades son las contrarias, le puede favorecer mucho a ese muchacho. Este mineral es el más acorde con él para tener una espada previa a la que realmente le corresponde, podrá tener más aguante y le responderá bien a la bendición que posee —asentía el herrero. —Pero, como dije, el bosque Galloway es muy misterioso y traicionero. Ni si quiera yo lo he explorado completo, pero te puedo dar las indicaciones para encontrar esa pequeña sección donde había aguas termales, solo que la cantidad del mineral será minina, espero que sea la suficiente para fundirlo y crear la espada —la hechicera se cruzó de brazos —¿estas segura de ir aunque sea peligroso?

Ella lo miró y bajo la mirada hacia sus botas, se llevó su dedo pulgar a la comisura de sus labios y recordó que mientras estaba trayendo el carruaje se había sentido observada.

«¿Sería una persona o una criatura mágica? —vino a su memoria aquellos arboles donde su coraza tiene marcas como si un ser con garras lo hubiese arañado —no importa, tomare la ruta más sencilla y la más rápida: adentrarme en el bosque y encontrar el mineral».

—Si, mientras Izuku y yo estemos juntos nada malo sucederá —sonrió determinada —ya lo vera herrero, conseguiremos el mineral ónix y usted hará la espada perfecta.

—En ese caso —sonrió de lado, aunque la hechicera no lo notó por el casco que usa —el pago son 9,000 cinas de oro —la sonrisa de Ochako desapareció, puso los ojos en blanco y se mantenía inerte, el herrero se carcajeo —normalmente serian 14,000 cinas de oro, pero al ser recomendados por Hitoshi Shinso le baje el precio.

—L-lo tengo... —balbuceo la hechicera —es solo que... es difícil dejar ir el oro que gane con mucho esfuerzo —mencionó aun conmocionada, parpadeando.

—Debiste haber hecho muchas encomiendas por los pueblos, pero fue un trabajo digno para una hechicera.

Ochako rio nerviosa y sonrió de lado, pues no iba a revelar que el dinero que tenía consigo en los cofres era porque había robado a ladrones y hechiceros de quinta que estafaban a las personas. No la juzguen, cada quien se gana su alimento a su manera.

La castaña salió de la habitación, fue hasta el carruaje y abrió la puerta para entrar. Midoriya la vio de lejos, estaba sentado en una gran roca liza, estaba a unos metros de las rejas que rodeaban toda la choza de la vivienda de Power Loader. Cuando vio a la hechicera salir con una bolsa de cuero marrón y volver entrar a la casa, le pareció extraño.

—¿Eso era dinero? —Se pregunto para sí mismo, después resopló molesto y se acostó en la gran roca y cerro sus ojos frunciendo el ceño —como si me importara.

"I-zu-ku".

Escuchar su nombre pausadamente, con un tono de voz dulce e infantil fue lo que hizo que abriera sus ojos. Y lo primero que vio fue el rostro de Uraraka tan cerca de él, se perdió en sus ojos, sus mejillas con ese peculiar tono rosa, pero sobre todo en su gran sonrisa tierna. La hechicera se encontraba de lado contrario a su rostro, ya que estaba parada frente a él donde estaba su cabeza recargada en la roca.

Por un instante el de hebras verdes pensó en tocar sus mejillas, pero abandonó esa idea, no tenía el valor suficiente y no quería hacer un movimiento en falso. La vista de Midoriya consistía en ver a Uraraka como si ella se encontrara flotando, también notó que traía en sus brazos a Snowey y su báculo estaba el suelo.

—Hable con el herrero —dijo borrando su sonrisa, Midoriya cambio su posición y se sentó —y me dijo que cerca de aquí hay unas aguas termales.

—¿Y qué tiene que ver con el mineral para la espada? —Confundido arqueo una ceja.

—Izuku, es cierto que ir a carruaje es imposible, en barco tendríamos que comprar uno y las provisiones, también contratar a un navegante para que nos ayude a cruzar el mar, y si construyes eso primero debes hacer muchas pruebas si es seguro o no, pero el herrero dijo que con suerte en las aguas termales también se encuentra el mineral ónix, pero en cantidades pequeñas —le dijo con una sonrisa, Midoriya abrió ligeramente su boca sin saber que decir, ella se acercó más al chico, frunciendo su ceño y mirándolo fijamente, pero con una sonrisa traviesa, el chico se sonrojo —¡tenemos que intentarlo, ¿no?!

Midoriya alejó un poco su cuerpo, para no sentirse nervioso al estar cerca de los labios de la hechicera, carraspeo un poco y miro a otra parte, hizo una mueca y asintió.

—Izuku —escuchó el tono de voz bajo y triste de su amiga y él la miro —¿te duele? —Señaló con un movimiento de cabeza hacia la mano con el corte, la tela que era blanca se pintó de rojo, Midoriya fijó su vista a su mano y suspiro.

La hechicera arrugo las cejas y se sentó en la roca junto con él dejando en su regazo a Snowey quien se durmió. Ambos adolescentes se quedaron en silencio, la hechicera mirando los arbustos con un semblante preocupado y triste, mientras que Midoriya se sentía avergonzado por haber gritado hace poco, de vez en cuando la miraba por el rabillo del ojo, pero sus nervios no abandonaban su cuerpo. 

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>>Es la primera vez que se menciona el apodo de Deku en esta historia, y no crean que ahí termina todo. Habrá una persona, una chica, que le llamará así, lo que haría que Ochako tenga curiosidad... o celos por la cercanía.

La isla calavera, el clan Bakugo, la tribu. Si, Bakugo Katsuki existe y se encuentra muy lejos del dúo dinámico, pero, no saldrá en esta historia, simplemente se mencionó su existencia.

Se los aseguro, él no se va a presentar.

Ya tengo definido los personajes que saldrán en todo el libro. Hasta personajes del arco del examen de admisión saldrán algunos.

Y esto ha sido todo por el capitulo de hoy.

Ya estamos casi al final de este arco del herrero, para presentar a unos personajes que provienen directamente del reino de la Flama, personas que están bajo las ordenes de la realeza.

¡Hasta la siguiente actualización!

Eclipsa, fuera. 

Está bonita la imagen ♥️
(Solo que las vestimentas de Izuku y Ochako no son las mismas).

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