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『 CAPITULO V 』

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ARCO 2

EL JARDIN DE LOS SUEÑOS


El olor a pay de calabaza fue lo único que lo pudo despertar, se tallo los ojos con pereza, bostezo y parpadeo un par de veces para acostumbrase a la luz del día. Miro hacia las nubes que como era costumbre se movían tan lento.

El paisaje que los rodeaba era más que nada innumerables árboles frondosos que sus ramas crecían hacia lo alto de la copa y las hojas verdes ocultaban uno que otro nido de pájaros. El sendero es solo tierra sin nada de césped, pareciera que nunca crecía al estar siempre en contacto con las ruedas de los carruajes o carretas.

Miró a la hechicera que sonreía mientras comía de la rebanada de pay, pero notó algo diferente en él, no sentía nada. Se sorprendió cuando noto que estaba sentado en el vacío, suspendido en el aire.

—¡Ay, que me muero! —Gritó asustado moviéndose con frenesí —¡Me caigo, Ochako! —Dijo mientras se acercaba a ella y la abrazaba, la chica se quedo congelada por el contacto tan cercano y comenzó a temblar, el de hebras verdes cuando notó que su amiga no hacía nada la sacudió de los hombros haciendo que el plato se cayera de su regazo.

—M-mi pay... —dijo en un susurro triste mirando como el plato se alejaba de ella por estar andando en el carruaje.

—¡Ochako, ayúdame, me voy a morir! —Seguía asustado el joven aún sin dejar de abrazar a su amiga. —¡Estoy en el aire!

—Mi delicioso pay de calabaza —gimoteaba. Su semblante cambió a uno enfurecido que Izuku lo notó cuando su amiga lo miró, él trago seco y comenzó a sudar cuando miro como la hechicera tomaba su báculo y lo apuntaba al pecho del. —¡Idiota, me hiciste tirar mi pay! 

El caballo detuvo su curso, Izuku cayó sentado en la tabla de madera del asiento y la hechicera se encontraba suspendida en el aire mirándolo con odio. En ese momento el joven hizo una nota mental: «Jamás hacer que Ochako pierda su preciado pay de calabaza». Se alejó de ella y comenzó a correr.

—¡Perdóname, Ochako! ¡Fue un accidente! —Gritaba mientras corría hacia el frente.

—¡Accidente o no, pagaras, cabellos rizados! —Apuntaba con su báculo hacia el chico que corría en zig-zag —es listo y cobarde —dijo irritada.

Izuku al correr de esa forma por los árboles, sea lo que sea que la hechicera lanzara no le daría, o sería fácil de esquivar.

—¡Te comprare un pay entero, pero por favor detente! —Se escuchó el grito viniendo de los árboles, pero no se sabia donde estaba.

—¡¿Piensas pagarlo con mi propio oro?! —Se cruzo de brazos la chica mientras fruncia el ceño y caminaba adentrándose a los árboles.

—¡Dicen que la intención es lo que cuenta! —Gritó con voz temblorosa el de hebras verdes mientras se encontraba en la copa de un árbol.

Ni el mismo sabía que era tan buen escalador, pero el miedo por perder la vida le dio la adrenalina suficiente para hacerlo posible. Ahora, lo que le preocupaba era no ser encontrado por la hechicera y el cómo bajar, pero estaba seguro que el árbol que escaló era al menos mas de 15 metros de altura.

—Uff —suspiró aliviado mientras sentía como sus latidos bajan a su ritmo normal, —a salvo.

—Te encontré, cabellos rizados —dijo detrás del.

Izuku se giró con movimientos lentos mientras su rostro se tornaba azul por el pánico y su sudor aumentaba por su toda su cara.

Ella sonreía triunfante mientras lo apuntaba con su báculo.

—Ay por todos los dioses —sonreía nervioso mientras juntaba sus manos como si fuera a orar.

La joven estaba por lanzar uno de sus hechizos, pero una corriente eléctrica paso por su cuerpo deteniéndose por completo. Se giro y miró hacia atrás, se podía ver a lo lejos un pequeño pueblo.

—¿Ochako qué ocurre? —Preguntó nervioso mientras se aferraba del tronco del que estaba sentado. —¿Qué ves? —Poco a poco se puso de pie y puso su mano sobre su frente para que el sol no le diera en los ojos.

—¿No lo sentiste? —Preguntó seria mientras apretaba su báculo. Ella se encontraba levitando en el aire, se podía ver como de sus botas se producía pequeñas ventiscas de aire en forma de circulo.

—¿Sentir qué? —Dijo preocupado mirándola.

—El poder mágico de una persona de ese pueblo no es normal. —Desvió su mirada hacia el chico —. Deberías de poder sentir el poder mágico de los demás, después de todo tú —se interrumpió y paso saliva.

—¿Después de todo... qué? —Ladeo su cabeza confundido. —¿Ochako?

—Lo siento —bajo la mirada y toco uno de sus mechones castaños, —una persona que usa magia puede sentir el maná de otras personas, pero ese poder es muy elevado para ser un simple pueblerino —la piedra roja de su báculo comenzó a brillar y sentó sobre él, —vamos, echemos un vistazo, cabellos rizados —le extendía su mano para que la tomara y se sentara junto con ella en su báculo.

Izuku se sonrojo y dudo por unos instantes, pero no debía rechazar la amabilidad de su amiga, sabia que no suele ser así tan seguido y accedió. Mientras estaban en el aire, el de hebras verdes sentía que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento, no tenia miedo a caer, o a las alturas, ya no estaba en peligro, entonces no entendía por qué estaba tan acelerado.

«Es la primera vez que estoy tan cerca de una chica... —pensó mientras miraba como el cabello castaño ondulaba por el viento, —huele a lavanda —soltó una pequeña risita —creí que seria a calabaza»

—P-por cierto —carraspeo y tosió, no quería pensar demasiado en esos asuntos, —¿Por qué estaba flotando mientras dormía?

La hechicera lo miraba por el rabillo del ojo e inflo sus mejillas.

—Para que no te golpearas —contesto y el chico le brillaron los ojos. —¡Lo hice para que no tiraras mi pay! Pero aun así lo hiciste, no pienses nada raro, cabellos rizados —dijo levantando la voz mientras ocultaba sus nervios.

—¿Por qué haces eso?

—¿Hacer qué?

—Decir algo lindo o confesar algo y después tratas de hacerte la dura cambiando de humor —dijo en un tono bromista para que la chica no se molestará.

—Hemos llegado —dijo en tono voz grave. El chico cayó al suelo por el mal aterrizaje mientras ella se encontraba de pie. —Tú eres un no-mágico, así que déjamelo a mí todo lo que tenga que ver con esa persona —ordenó mientras caminaba y el caballo la seguía.

—No continuó la plática, debe ser complicado abrir sus sentimientos con las personas —murmuraba el chico siguiéndola, después corrió un poco para caminar a su lado. —¿Por qué afirmas que esa persona es mala? Seguro es una persona como tú que tiene un gran poder mágico.

—¿Eso piensas de mí? —Preguntó asombrada, su vista segura fija hacia el frente.

—Claro —respondió sin dudar, —estoy seguro que dormí por al menos dos horas, miré la posición del sol cuando nos marchamos y al despertar el sol estaba en una posición diferente. Usaste tu magia en mi durante ese tiempo, luego me perseguiste por los árboles y sigues usando tu magia, eres fuerte, Ochako —ella lo miro, —no se te ve cansada en absoluto —sonrió él, —eres increíble.

—Gra-gracias —dijo sonriendo levemente.

—Pero, —su tono alegre se perdió, —me niego a dejarte sola si vas con esa persona. Se bien que en el mundo hay personas buenas como malas, pero si me vas a prestar tu fuerza, yo también lo haré. —Ella detuvo sus pasos. —Tenemos que ir juntos, ya no estás sola, tonta —le sonrió mientras le sacaba la lengua.

Bajo la colina y caminó hasta llegar a la entrada del pueblo.

—Me sorprende la confianza que se tiene a pesar no usar magia —miro hacia el cielo, —¿entonces la magia no te da felicidad? También puedes tener felicidad de otra forma por lo visto —bajo su mirada hasta ver el chico.

—¡Ochako, ven! —Le alzaba la mano como si la estuviera saludando. Ella le sonrió y asintió mientras bajaba la colina y era seguida por el caballo.

Cuando finalmente se adentraron al pueblo le sorprendía lo silencioso que estaba. El único ruido que había era el como las ventanas eran golpeaban por la brisa del viento, siguieron caminando por el pueblo con semblante preocupado mirando a los alrededores.

Izuku inspeccionaba cada parte con detalle, se hincó y toco la tierra para después soltar un suspiro, se acerco a una casa y notó que había barriles con agua. Camino por un pasillo y la pared estaba manchada de negro, la tocó y esa sustancia la tenía en sus dedos.

—Idiota —regañó la hechicera mientras se acercaba a él y con un trapo limpiaba sus dedos con delicadeza, —no toques todo lo que ves, puede ser peligro y no cuento con tanta medicina. —Él sonrió de lado y desvió su mirada hacia la pared de piedra.

—Esta bien, no es peligroso. Son los residuos de una explosión, el terreno estaba un poco hundido más de lo normal, parece que estuvieron pasando por ese camino mucho tiempo y es el que da a la salida, hay unos barriles de agua que hace poco fueron llenados, esta el líquido derramado en los escalones de aquella casa —apuntó hacia el frente.

La hechicera lo miró incrédula y parpadeo un par de segundos.

—Sorprendente, ¿Cómo lo notaste?

—Bueno —se rasco la mejilla avergonzado mientras reía, —de niño salía mucho a explorar y empecé a notar los detalles. —Le dijo mirándola y después borró su sonrisa apenada para mirar la pared, —supongo que tenias razón, esa persona si es mala. Es probable que sea la responsable de que los pueblerinos huyeran.

—Si tan solo conociera un hechizo de revelación —susurró la joven acercándose a la pared. —Oh, ya veo —sonrió de lado.

—¿Qué pasa, Ochako? ¿Ya sabes que tipo de magia es? Al ser una explosión pienso que es un hechicero que usa el elemento de fuego. Es reciente y el hollín está fresco —dijo mientras se tocaba su mentón y comenzaba a murmurar cosas inaudibles.

—¡Cabellos rizados! —Llamó ella mientras alzaba la voz asustando al chico.

—¡¿S-sí?! —Respondió en un grito dando un salto del susto.

—Supongo que eres nuevo en esto de la magia. Te explicare —de su báculo se iluminó la piedra rojiza y comenzó a dibujar en el aire, el chico abrió más sus ojos sorprendido, veía como dibujaba un monito de palitos color rosa, después abajo comenzó a escribir —los magos son aquellos que usan magias ya existentes, que usan hechizos como para atacar y defenderse, también les gusta experimentar en crear nueva magia y pociones. Por ejemplo, este hechizo se llama Air Scripto es una magia muy antigua que permite escribir o dibujar en el aire —las letras y dibujos brillaban como si fueran luminiscentes. Midoriya sonreía mientras escribía en una libreta.

—¿Cuánto maná se usa para ese hechizo? —La chica hizo una mueca pensativa y después negó.

—Es una buena pregunta, pero cualquiera que pueda usar maná de forma libre puede usar cualquier hechizo, solo se debe practicar. Sin embargo, cada hechizo tiene su nivel de dificultad, este no es muy difícil de usar, su derivado de hechizo si, se llama Solidum Scripto, es un hechizo que te permite escribir la palabra del elemento que deseas, y requiere mucha concentración. Ya que estás "invocando" el elemento en forma de letras sólidas.

—¡Eso suena estupendo! —Dijo emocionado mientras seguía escribiendo y después elevó su mirada a la chica. —Tengo entendido que hay magos que no usan hechizos en latín, ¿se debe porque es magia moderna? —Ella asintió y el de hebras verdes continuó escribiendo.

—Después esta los hechiceros como yo. Debemos usar una piedra mágica para liberar nuestro poder. Es diferente a un hechizo, nosotros podemos manipular un elemento o un derivado de este, por eso hay hechiceros de hielo. —Comenzó a escribir en el aire. —Lo que hace diferente a un mago y un hechicero es 1) los magos no usan ninguna piedra mágica, 2) los magos puedes usar cualquier hechizo sin necesidad de manejar un elemento, pero están limitados, 3) un hechicero necesita usar todo el tiempo su piedra mágica o no podrá usar magia, 4) aquellos que dominan un elemento son conocidos como "Hechicero de formas" porque podemos usar el elemento como queramos. Un mago de agua puede crear cascadas, cuchillas de agua y más cosas —su báculo dejo de brillar y los dibujos junto a las letras se desvanecieron.

—Es increíble verlo que leerlo —sonreía mirándola y después arqueo la ceja, —¿Ochako, que hay de las brujas? —Ella lo miro arrugando las cejas, —te has olvidado de decirlo. Solo se que son las peores porque usan magia oscura, crean maldiciones a las personas y su poder es mayor a los demás.

La hechicera apretó su báculo molesta.

—Por supuesto, las brujas son así —cerro sus ojos e hizo una mueca —las brujas o brujos tiene una magia única que nadie comprende, por eso son temidas. No es lo mismo a crear un hechizo nuevo, ellas se saltan todo lo que son los estudios; lo que es básico en la magia. En pocas palabras su magia es incomprendida —se cruzo de brazos. —Eso es lo único que se —abrió sus ojos mirando al chico.

Izuku se quedo callado observando como el carácter de su amiga había cambiado tanto que en sus propias palabras pudo sentir el odio que les tenia a esas personas.

—La bruja Himiko —susurró.

—¿Qué?

—La bruja Himiko —hablo en un tono de voz mas alto para ser escuchado, —cuando llegue al pueblo en que nos conocimos, en una taberna había un afiche de búsqueda y captura, su recompensa es de 100,000 cinas de oro, ahora entiendo porque el valor es tan alto.

—Ese afiche lleva 12 años, nadie la ha podido capturar —comenzó a caminar, —. La persona que buscamos es un mago que hace pociones, en la pared pude oler rastros de asfódelo. Y espero que solo use pociones seria un fastidio si conoce hechizos —detuvo su paso al ver que se encontraba una niña llorando a unos cuantos metros.

Corrió hasta llegar a ella y se hincó para estar a su altura y tocaba el cabello azabache para que se tranquilizara.

—Tranquila, pequeña, estoy aquí —la niña sollozaba mientras tenia sus manos en su rostro limpiándose las lágrimas.

—¡Ochako, no corras sin decirme nada! —Regañó el chico llegando al centro del pueblo y se recargó en una pared de la casa, —¡Oh! —suavizo su mirada, —entiendo.

—¡Lo siento mucho, de verdad lo siento! —Lloraba más fuerte la niña. La hechicera se mostraba triste, se puso de pie y cargo a la niña, la pequeña se aferraba a ella en sus brazos. —Yo no quería, señorita —sollozaba.

—Tranquila, esta bien, debes tener hambre —dijo con voz dulce y miró seria a Izuku quien asintió y caminaba hacia el carruaje.

Mientras el chico seguía su curso se percató que las posiciones de los barriles eran diferentes y que unas ventanas estaban abiertas cosa que que no era así cuando llegaron, lo que lo preocupo, se giro y miro a su amiga como dejaba su báculo en el suelo y acurrucaba la niña en sus hombros.

Y justo miró lo que temía.

—¡Ochako, arriba, cuidado! —Grito mientras corría.

La hechicera arrojo a la niña alejándola de ella, pero la pequeña no cayo al suelo, estaba flotando a pocos centímetros de tocar la tierra. Una jaula de barrotes de hierro cayó sobre la chica. Temía a que su báculo estuviera roto, pero por suerte la niña lo tenía sujetado a ella con fuerza y había tocado el suelo.

—¿Estas bien, pequeña? —Preguntó la hechicera. La niña asintió mirándola sorprendida y la hechicera suspiró de alivio. —Menos mal.

—¡Ochako! —Gritó llegando Izuku preocupado al ver a su amiga prisionera. —Lo siento mucho, no vi que escondían un mecanismo de ese tipo.

—Estoy bien solo dame mi báculo y saldré —estiraba su mano, él asintió y miro a la niña quien se aferraba al báculo de madera con miedo.

Tanto Izuku como la niña fueron sujetado por unos señores. Los pueblerinos se reunieron en el centro mirando como la hechicera fue capturada y dieron un grito de alegría, asustando al chico de hebras verdes.

—¿Cuánto crees que nos dirán el reino de Kamui? —Pregunto un señor mayor regordete y canoso, su bigote blanco resaltaba mas al estar peinado de forma ondulada.

—Los nobles pagan bien, seguro nos darán 50,000 monedas de oro o quizá hasta 80,000 así podremos pagarle a un caballero sacro para que nos libere ese mocoso brujo —decía una mujer de aspecto delgaducho.

—¿Vender? ¡Como pueden hacerlo eso a una joven! —Grito molesto Izuku mientras se movía para liberarse del agarre de los dos hombres, —¡Dejen a mi amiga libre! Ella no les ha hecho nada.

—¿Pero cómo nos puedes decir eso, jovencito? —Se acerco la mujer que venia acompaña del otro hombre, —te hemos liberado de esa hechicera. Las personas que usan magia son escoria, se creen mejor ante todos, parlotean de lo fuerte que son, nos roban y destruyen nuestra vivienda, como ese infeliz niño brujo que nos atacó ayer. Agradece que no la queremos vender como concubina —se comenzó a reír la señora siendo seguida por los demás de su aldea.

—¡Nunca se los voy a permitir, Ochako es mi amiga y la salvare de ustedes! —Grito y forcejaba el chico tratando de soltarse del agarre de los hombres.

—¿Tú? ¿Amigo de una hechicera? —Preguntó el hombre canoso riéndose. —No digas estupideces, mocoso.

—¿Cómo puedes saber si ella no te está usando? ¿Puedes confiar en una persona que te puede matar si así lo quiere? Que tal si esta aliada a esa orden de los caballeros oscuros y sea fiel al Señor Oscuro. Como todas las brujas, —luego apuntó molesta a la hechicera —¡Ella podría ser una y no lo sabes!

Izuku miro a la hechicera que bajaba su mirada, no podía ver su rostro si estaba molesta, avergonzada o triste, pero si notó que estaba temblando, y apretó su labio inferior con ira.

«¿Qué es una bruja? No, ¿Qué ella me esta usando? ¡Claro que no! Soy yo quien la necesita, soy yo quien se aprovecho de ella para poder salvar su aldea, Ochako no...» —sus pensamientos fueron interrumpidos cuando vio que los pueblerinos lanzaban rocas a la pobre chica indefensa.

—¡BASTA LA LASTIMAN! —Grito el joven chico moviéndose como si fuera una bestia apresada.

—¡Odiamos a las personas mágicas! —Decía algunos mientras seguían lanzando rocas.

Una de ellas le dio en la frente a la chica que la hicieron sangrar.

—¡Llévensela lejos, queremos el oro ya!

La señora delgaducha le arrebató el báculo a la niña, las personas dejaron de lanzar rocas cuando vieron que su señora se acercaba a la jaula de barrotes, le mostro el báculo a la hechicera y levemente subió su cabeza para ver a la señora que mostraba una gran sonrisa maliciosa.

—También se dice que si se destruye el báculo de un hechicero queda en un estado tan débil que puede morir, quiero ver si es cierto ese rumor —sujeto el báculo con ambas manos y estaba por romperlo en dos con su pierna.

—¡NO, DETENTE!, ¡POR FAVOR! —Grito Izuku cayendo de rodillas comenzando a llorar.

La piedra roja brillo y el báculo entro a la jaula, una pequeña explosión color rosa se formo y la jaula fue destruida dejando libre a la chica. Izuku tuvo calma en su corazón y sintió que su alma regresaba a su cuerpo, pero vio que los ojos achocolatados de su amiga estaban opacos y sin brillo.

Recogió su sombrero del suelo. Todos se quedaron callados y comenzaron a sudar por el pánico que les podría hacer la hechicera. Ante la mirada vacía de la joven, cayeron al suelo del miedo los pueblerinos.

—E-es nuestro fin... —susurró la señora asustada.

Izuku se puso de pie y miraba triste a su amiga, unas gotas rojas mancharon la tierra, el de hebras verdes sintió un nudo en la garganta porque la herida de la frente de ella no dejaba de sangrar.

La hechicera se montó en su báculo y se elevó hasta perderse por las nubes.

—¡OCHAKO! 


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>> Y voló xd

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