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『 CAPITULO IV 』

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No dejaba de moverse entre las sábanas, se giraba de derecha a izquierda cada cuarto de hora. Hizo un mohín y frunció el ceño mirando el techo e infló sus redondeadas mejillas.

Era imposible tener un placentero sueño. Había tomado un relajante baño en la tina, pero no dejaba de pensar en el chico de cabellos rizados, el recuerdo de esa mirada afligida no salía de su mente, aunque cerrara los ojos.

Creyó que si dormía estaría bien. Además, no debería de involucrarse demasiado, y, aun así, ya estaba bajando las escaleras sin hacer ningún ruido mientras una sábana la usaba como capa.

Vio como el pecho del chico subía y bajaba a un ritmo hipnótico e incluso parecía que era un movimiento suave y delicado. Se acercó a él.

—Se ve tan... —sonrió —dulce mientras sueña, —después hizo una mueca —me pregunto si disfruta del sueño —murmuró.

Bajo la mirada hacia la mochila que estaba en el suelo y la tomo. Se alejó un poco y siendo cuidadoso comenzó a buscar algo que le revelará más información.

—¿Y esto? —Dijo mirando un frasco de vidrio que dentro tenía los tulipanes que ella misma uso para mostrar su magia —no es un tesoro, cabellos rizados —volvió a sonreír. Guardo el frasco y finalmente sintió el libro grueso de pasta dura color marrón. —Aquí está —con sorpresa.

Se asusto al escuchar como el chico se movía de posición en el sofá y le daba la espalda, la hechicera suspiro con alivio al no ser descubierta. Camino hasta la cocina, puso el libro sobre la encimera y mediante la luz luna que se reflejaba por la ventana fue como leyó el título.

<<Caballero Sacro All Migth>>

Paso saliva, su mano temblaba y aun así decidida fue como abrió el libro en una página aleatoria encontrándose con un dibujo, mejor dicho, con un retrato hecho a tinta negra. En ese retrato estaba una mujer alta delgada abrazando a un pequeño niño mientras él sonreía con un libro en la mano.

Tomo la imagen y la miro con más detalle, se podía notar al fondo una casa y un pequeño huerto. Giro la imagen y no había ninguna descripción más que una fecha.

—Año 765 —hizo una mueca, dejo la imagen en la encimera y leyó el título del capítulo —la espada legendaria...

—"Se dice que aquel que logre empuñarla obtendrá un poder mágico mayor a cualquier ser vivo, pero, si no se usa con responsabilidad podría destruir todo a su paso".

La hechicera dio un brinco del susto al escuchar la voz seria detrás suya, se giró y lo encontró recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y mirándola fijamente.

—¿Te desperté, cabellos rizados? —Pregunto sonriendo mientras cerraba el libro.

—Se que los amigos pueden tomar las cosas sin pedir permiso, pero yo en ningún momento tome tu báculo, me imagino que debe ser algo muy sagrado para ti, ¿no? —se acercó a ella y le quito el libro, —debe ser curiosidad.

—¿Quién ella? —Él le dio la espalda y se tocó su nuca. —Está bien, sé que estas buscando la cueva y no creo que sea para orar por el caballero, es para tener la espada. Necesito saber si tú eres una persona buena, la espada no debe caer en manos equivocadas —dijo mientras apretaba sus manos.

—¡Una persona como yo! —Grito con voz temblorosa, —que no tiene la capacidad para usar magia, siempre vivirá con miedo en su corazón, se sentirá inferior e indefenso en este mundo lleno de fantasía. Y cuando atacaron mi aldea, mi mama lo primero que hizo fue mentir que solo vivía ella en la casa para protegerme a mi —la hechicera abrió un poco sus labios por la sorpresa, el chico ocultaba su rosto con su brazo para no ser visto, sentía vergüenza que una persona lo viera llorar, —. Por eso la leyenda debe ser real. Encontrare esa cueva y con la ayuda de esa espada acabare con la orden de los caballeros oscuros.

La chica dudaba en si acercase y darle un abrazo al joven, no sabía bien como debía responder ante ese tipo de situaciones, pero lo mejor es pensar "que me gustaría que me hicieran". Un abrazo era lo más acertado, pero también las palabras ayudaban a dar tranquilidad al alma.

Cuando finalmente se decidió el chico estaba saliendo de la cocina, y ella paso saliva e hizo una mueca. Corrió y antes de que el chico volviera al sofá le grito:

—¡Te ayudare a salvar a tu madre! —Dijo apretando el marco de la puerta mirándolo fijamente.

El parpadeo incrédulo y negó.

—Sera peligroso, no es tu lucha, no es necesario que hagas esto por mí —se sentó en el sofá naranja.

—Te enfrentaras a una orden de los caballeros oscuros, por lo general están acompañados por un ciervo del Señor Demonio. Podrás tener la espada, pero no sabes mucho sobre la magia y yo sí, no importa lo que digas, ya lo decidí, te prestare mi ayuda, porque eso hacen los amigos —susurro lo último, pero al estar solos y sin ningún ruido el chico lo escucho a la perfección y sonrió de lado. —¡Además, podría escribir sobre el siguiente caballero sacro, que serias tú! —Dijo aplaudiendo, —imagina todas las ganancias, ¡todo el oro! —dijo con una voz melosa mientras unía sus manos a la altura de su pecho tal acto hizo reír al de hebras verdes

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Bostezo y a la par que abría sus ojos los tallaba para acostumbrarse a luz de los rayos del sol. Se puso de pie y camino hasta la puerta para abrirla y cuando vio pequeño carruaje de carga se sorprendió que el sueño se le fue.

—¡Pero, ¿Por qué llevas tanto equipaje?! —Grito señalando la parte trasera del carruaje que estaba lleno de baúles.

—Hasta que te despiertas, cabellos rizados. —Saludo con una sonrisa y se cruzo de brazos, —eres un holgazán —dijo sacándole la lengua y se elevaba en el aire, alzo el báculo a la ventana de la segunda planta y dos baúles levitan.

—¡Aun hay más! —Volvió a gritar sintiendo que iba a perder su alma. —¿Qué acaso planeas llevarte los muebles o algo así? Estas loca.

Cuando dijo lo ultimo cayo al suelo como si lo hubieran empujado, ahora su boca tenía césped y su frente estaba roja por el golpe.

—No me vuelvas a decir loca o cada vez que lo digas caerás al suelo —demando con una voz autoritaria y el solo mostro su pulgar mientras su brazo temblaba. Ella asintió y condujo los baúles adentro del carruaje. —Quizá deba empacar mas —dijo pensativa mientras se tocaba el mentón.

—¡¿Ah?! —Dijo confundido mientras rápidamente se ponía de pie. Sacudió sus ropas y se acerco a ella, pero la hechicera seguía en el aire. —Ya dime por que lleves tanto equipaje.

Ella bajo al suelo y rechisto.

—Una aventura lo requiere ¿no? —se cruzo de brazos mientras fruncia el ceño. —Llevo mi ropa, mis libros, mis artículos de aseo personal, el oro —Izuku se sorprendió, entonces la hechicera no era tan pobre como daba a interpretar, —unos instrumentos para hacer infusiones, frascos con semillas de planta, frascos con plantas y hojas y comida, como también unas mantas.

Izuku se comenzaba a marear por todo lo que la hechicera le había dicho, bajo su mirada y miro su mochila y sonrió con vergüenza, estaba seguro que sus cosas no llenaban ni siquiera un baúl.

—I-increible —dijo con tartamudeo mientras miraba estático el carruaje y la hechicera asintiendo sintiéndose orgullosa, —y aterrador —hizo un gesto asustado por lo perfeccionista que era su amiga. Su cara volvió a tocar el suelo saboreando la textura del césped fresco —¡Oye, no te dije loca!

—¡Pero si aterradora! —Se quejo apretando el puño. —Soy precavida, eso es todo. Como sea, ya es hora de partir, yo tomare las rindas del caballo.

Se subió al carruaje y fue seguida de Izuku quien se sentó a lado de ella y no pudo evitar sentir nervios, durante el poco trayecto que habían recorrido nadie hablaba y solo se escuchaba las fuertes pisadas del caballo. El de hebras verdes no podía creer que la hechicera se mantuviera tan firme y sin inmutarse en absoluto, como una roca, o su voluntad es de hierro. Por su contrario, el no dejaba de temblar y sentía como su rostro se calentaba y ponía rojo.

Había una muy poca distancia entre ambos, quizá de unos 10 centímetros, y estar en la orilla lo podría en aprietos se las ruedas del carruaje chocaran con una roca y él se caería, dejaría una muy mala impresión. Así que lo mejor que podía hacer era jugar con sus dedos mientras trataba de articular palabra.

—E-el cl-clima es muy bonito, ¿no? —Dijo tartamudeando sin borrar el sonrojo de sus mejillas.

—¿Ah? —Giro su rostro para verlo, —olvide que estabas aquí.

—Ahh...—exclamo desanimado el joven y se toco su nuca avergonzado.

—Es solo que no estoy acostumbrada a estar con personas desde que he sido muy pequeña —dijo desviando su mirada del para mirar al frente.

Izuku se sorprendió un poco y su sonrojo como sus nervios desaparecieron para hacer una mueca de tristeza.

—¿Viajas sola todo este tiempo? ¿No te gusta convivir con los humanos? Por eso vives apartada del pueblo —pregunta tras pregunta solo hacia que la hechicera se sintiera incomodad.

—Si —dije con una sonrisa nerviosa, —desde que tengo 12 años he estado por mi cuenta —bajo la mirada viendo sus como sus manos apretaban mas las riendas.

Izuku la contemplaba con un semblante triste mientras funcia sus cejas y sus labios le temblaban, era cierto que no la conocía tanto, pero su voz tan suave con lo que había dicho esas palabras era porque aun guardaba dolor en su corazón, pero lo que mas le sorprendía era que ella aun pudiera sonreír. Ochako, la hechicera solitaria es fuerte.

Desde esa edad comenzó a recorrer el mundo por su propia cuenta, Izuku no sabia si se tuvo que enfrentar a personas malvadas para sobrevivir, posiblemente sus padres murieron o la abandonaron, pero ella siguió de pie luchando por su sobrevivencia, mientras que el soñaba en poder usar magia, la hechicera tuvo que forzar madurar a temprana edad. Olvidando lo que era tener unos momentos de felicidad.

Por eso era su carácter, seria o demasiada juguetona no conociendo el punto medio de ambas emociones, y esperaba que el se lo enseñara, después de todo ella lo acepto como su amigo y debía ayudarla también como ella se lo prometió.

Izuku Midoriya era sin duda un joven con demasiada suerte. Se encontró a una hechicera que lo pudo haber dejado de lado, pero decidió acompañarlo y prestarle su fuerza para salvar a su madre. Quería de algún modo recompensárselo, pero odiaba no ser lo suficiente fuerte.

—Ochako —le llamo serio mirándola. La hechicera lo miro sin ocultar su sorpresa por el tono que dijo su nombre, —a partir de ahora, puedes contarme lo que sea, tus fortalezas, tus debilidades; y eso no nada malo porque ya no estarás sola nunca mas —le sonrió mientras cerraba los ojos.

La hechicera le temblaban sus labios mientras intentaba retener sus lágrimas.

«Eres como la misma luz que purifica cualquier oscuridad... cabellos rizados».

Giro su rostro al lado contrario de su amigo se toco la frente.

—G-gracias —dijo con dificultad por el nudo que había en su garganta —sí, ya no estoy sola... —murmuro mientras sonreía y sus lágrimas caían por su ojo derecho. —«Tengo suerte de haberme encontrado contigo» —pensó mientras limpiaba sus lagrimas con su mano y miraba el chico que no dejaba de sonreír mientras mantenía sus mejillas sonrojadas.

—¡Andando, vamos a la cueva de All Migth! —Alzo su puño al aire con emoción el de hebras verdes.

—¡S-si! 

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>>Hasta aquí llegó el capítulo de hoy.
Ahora que lo pienso hay cómics o doujinshi sobre el Izuocha, pero no he visto nada de mundos alterntivos.

Solo espero que les haya gustado.

Nuestros protagonista van a comenzar a luchar. ¿Pero, contra quién?:0

Nos leemos...

Hasta la siguiente actualización! 💕✨

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