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Capítulo 7


Eran las cuatro de la tarde cuando un coche entró en la lujosa vivienda ubicada en el interior del bosque. El auto era un BMW blanco y grande que lucía espectacular, y que nunca antes había estado allí. Una joven de origen japonés salió de la casa y cruzando un gran jardín repleto de plantaciones exóticas y figuras de mármol que debían de tener un gran valor, llegó hasta el parking para recibir a la invitada.

-Buenos días, ¿me haría el favor de acompañarme?

Alex le indicó que si, y sin pensárselo dos veces siguió a la que probablemente seria la asistente de Roy. Cruzaron el jardín y entraron por la puerta principal de aquella impresionante casa de dos plantas, situada delante de un gran edificio blanco. La empleada le llevó a una gran sala oculta en el interior de la vivienda.

Todo lo que había podido apreciar hasta entonces estaba repleto de objetos valiosos y elegantes que hacían de la casa un lugar especial y de un valor exorbitante. Pero la habitación en la que la joven le había dejado, estaba vacía. Las paredes eran blancas y brillantes, al igual que la puerta por la que habían entrado, que ahora apenas se podía diferenciar de la pared.

Parecía estar encerrada en aquel lugar, lo que le provocaba una sensación incomoda que intentó disimular sentándose en lo único que había allí, un alargado sofá negro para tres personas. Estaba en el centro de la habitación esperando a que el señor Roy apareciera, cuando de pronto, la luz se apagó y quedó oculta en la oscuridad.

-Te voy a ser sincero Alex Lawson –decía la voz que el pasado día pudo escuchar a través del móvil-. Estoy muy interesado en tu proyecto. Dos mundos, dos etapas, unidas entre sí por un túnel. Interesante –siguió la voz misteriosa.

Alex miraba a sus alrededores pero no podía ver nada.

-Llevo siguiéndote el rastro, desde que saltaste a la fama con tus primeros descubrimientos, hasta hace unos meses, que se anunció que comenzarías el Proyecto T. Eso fue algo que me dejó completamente confuso. ¿Por qué una joven con tanta riqueza, capaz de seguir descubriendo cosas útiles para la humanidad, se centra en un solo objetivo que lo mas probable es que la lleve a la ruina? ¿Un reto? ¿Una locura? Algo se me escapaba sobre ti y tu pasado. Pero tras investigar sobre tu vida personal, descubrí el empujón que hizo que tu vida se entregara a aquel proyecto. La muerte de tus familiares. Aquello fue algo que me demostró tu fuerza y que me reavivó las ganas de investigar. En 2007 la mujer de la que llevaba enamorado tantos años falleció. Mi vida entera se vino abajo, y con ella, mis proyectos y fama. Pero gracias a ti vuelvo a sentirme útil, y el creer que no he perdido a la mujer con la que soñé tantas noches, es algo que me llena de vida. Por lo que estoy dispuesto a ofrecerte una gran ayuda, en inteligencia como en dinero, para que logres completar el proyecto, siempre y cuando, seamos un equipo.

Una puerta comenzó a abrirse al fondo de la sala y una silueta negra avanzaba con la intención de entrar en ella, dando pequeños pasos lentos e intrigantes. Alex asombrada por la importancia que aquel hombre había dado a su proyecto, no paraba de imaginarse su rostro, y ansiaba su llegada para poder verlo al fin. Pero cuando aquella silueta de Roy parecía estar a punto de cruzar la recientemente abierta puerta y entrar en la habitación, una mano se le posó sobre el hombro a Alex, haciendo que esta pegara un grito y se alejara del sofá. Las luces se encendieron y Alex pudo ver a un hombre que la miraba con los ojos abiertos mientras la rodeaba. Era Roy Smith. De no ser por su rostro, en el cual se habían marcado alguna que otra arruga, estaba igual que en la foto que encontró en Internet. Al no entender lo ocurrido, miró hacia atrás. Una enorme pantalla de televisión cubría la pared a la que ella había estado mirando, esperando la llegada del señor Smith, mientras que este se aproximaba a sus espaldas sin que ella se percatara.

-Me encanta como todo el mundo cae en la misma trampa, jamás me cansaré –dijo con un tono burlón.

-¿Eres Roy verdad?

-Exacto. Roy Smith, el mayor genio de este país –añadió mientras tomaba asiento-. Y bueno, ¿que me dices? ¿Estas dispuesta a trabajar conmigo? Debo advertirte que no soy nada fácil de aguantar.

Alex no pensó mucho en su respuesta, ya que no tenía mejor opción que aceptar.

-Si, trabajaré con usted.

-¡Lo sabía! –gritó el mientras daba un pequeño saltito-. Pues bienvenida al cielo de los científicos –y continuó dando un fuerte aplauso.

La pared que había detrás de él, comenzó a levantarse, dejando al descubierto, un gran edificio blanco, lleno de laboratorios y habitaciones repletas de tecnología.

Alex no daba crédito. Aquello era el paraíso para ella. Nada más entrar pudo ver miles de sustancias y maquinas que a partir de entonces, estarían a su disposición.

-Alucinante –se le escapó demostrando su asombro.

-Lo sé –le contestó él mirándola sonriente.

Alex se sonrojó al mirar como Roy la miraba como nunca antes nadie lo había hecho. Parecía importarle, y en ese mismo instante decidió confiar en aquel hombre que a primera vista parecía feliz y loco, pero que en el fondo, estaba dolido desde hace muchos años.

Siguieron la expedición por las grandes instalaciones del edificio. Había todo lo necesario para seguir con el proyecto T, y lo que aún no estuviese, Roy lo encargaría. Alex sentía que su vida estaba cobrando sentido, y al fin, veía una posible salida para el proyecto.

Salieron del laboratorio, entrando en el cálido domicilio del señor Smith, en el que hace unas horas habían estado. Una vez dentro de la casa, Alex pudo ver la puerta que llevaba hasta la sala en la que había conocido a Roy. Estaban en la planta baja.

Las habitaciones de aquella primera planta eran enormes. En una de ellas, se encontraba la cocina, en la que una señora de apariencia mayor trabajaba para preparar la cena. Seguido se encontraron con un inmenso salón, repleto de butacas de diferentes colores. Y tras seguir avanzando llegaron a uno de los dormitorios.

-Este va a ser tu cuarto –le dijo Roy-. Espero que te guste, es mejor que ese cochambroso piso que tienes en el centro.

Alex, intrigada, se disponía a preguntar como había averiguado tantas cosas de ella, pero Roy la interrumpió.

-Y al fondo, se encuentra tu vestidor.

- ¿Es que vamos a pasar todo el día juntos? –preguntó ella, mirándole de reojo.

- Bueno, si quieres puedes volverte a tu apartamento, pero yo creía que preferirías estar aquí, no solo por no tener que desplazarte todos los días hasta este lugar alejado de la ciudad, sino por tener un cuarto como este –dijo mientras la miraba sorprendido.

- Estaba bromeando, me encanta.

- Perfecto. Pues te dejaré un rato a solas. ¿Tienes pensado pasar la noche aquí, o prefieres instalarte mañana?

- Hoy dormiré en como dices tu, mi cochambroso piso, y mañana por la mañana me mudaré.

- Magnífico –exclamó el mientras salía por la puerta-. Ahora estaré en el salón, cuando decidas marchar, ven a despedirte.

Alex emocionada observaba la habitación. Tenía una enorme cama de matrimonio y a los lados, dos grandes mesillas blancas. No había mesas de estudio, ni nada que le recordara al trabajo. Un enorme sillón blanco posaba sobre una alfombra beige, enfrente de una gigante cristalera que dejaba apreciar el gran jardín de Roy. Las paredes eran del mismo tono que la alfombra, beiges, y el techo blanco, algo que le daba un parecido a su pequeño piso del centro. Se sentó sobre el sillón, y vio un pequeño mando, que decidió utilizar sin tener conocimiento de para que serviría. Al pulsar un botón, una enorme tele, descendió de una ranura de la pared, parándose frente al sillón. Al ver aquello, no pudo evitar, dirigirse al vestidor, esperando alguna otra sorpresa. Al abrir la puerta se encontró con una enorme sala llena de vestidos, que sin conseguir entenderlo, eran de su talla. En el centro se encontraba una nota en la que ponía. "Ahora no te puedes vestir de cualquier manera. De nada. El señor Roy". En uno de los laterales de aquel enorme vestidor, había otra puerta de madera que decidió abrir. Un reluciente baño, con baldosas marrones y paredes grises la cautivó. En el había una gran bañera blanca, seguida por un reluciente inodoro, y dos enormes lavabos, posados sobre un pequeño mueble de madera lleno de toallas, y jabones. Era perfecto. Y entonces pensó, que por fin, su vida parecía volver a encaminarse.




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MUCHAS GRACIAS POR LEER. ESPERO QUE LES ESTÉ GUSTANDO LA HISTORIA ;)


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