Capítulo 31
Alex se encontraba frente a la gran cristalera del último piso del edificio que no había sufrido ningún tipo de daño. Estaba observando con lagrimas en los ojos el edificio de enfrente, el cual ya no tenía azotea debido a que había explotado en cuanto los asesinos se reunieron en ella con sus chalecos bomba activados. De ese modo, habían acabado con sus propias vidas y con las pruebas que pudieran delatar a Castro.
El edificio no era lo único que la aterraba. La isla, desde aquella perspectiva tan alta, le causaba una sensación extraña. Era enorme, llena de tecnología de última generación, una fauna impresionante... pero no conseguía sentirse cómoda, y además ahora apenas quedaba gente, ya que los invitados que no habían sufrido daños habían partido a sus hogares.
La isla le resultaba fría. Tan solo quería salir de allí, pero por desgracia no podía hacerlo. Tenía que cuidar de Roy, que se encontraba tumbado en la cama de aquella habitación.
Por suerte tenía la ayuda de Claudia, que había salido ilesa del ataque y que ahora estaba completamente entregada a sus jefes, a los que consideraba su segunda familia.
- Alex... -le llamó Roy desde la cama.
- ¡Que pronto te has despertado! - le dijo dirigiéndose hacia él secándose las lagrimas de los ojos.
- Ven. Tengo que hablar contigo -suspiró mientras se incorporaba en aquella enorme cama blanca.
- No hagas esfuerzos Roy.
- Tranquila. Estoy mejor.
Se sentó junto a él, y le miró sin poder ocultar la tristeza en su mirada.
- Alex sé que no estas a gusto aquí, y que si no te has ido ya es por mí, un gesto que agradezco mucho. Sin embargo, pese a que yo haya estado en un estado grave, los médicos en tan solo un día han logrado mejorar a pasos agigantados mi estado, por lo que como has podido comprobar hacen maravillas, como era de esperar, ya que todo lo que usan ha sido creado por mí -añadió en un tono burlón-. De modo que debes irte a casa, al igual que hicieron el resto de invitados hace varios días, y asegurarte de que no falla nada respecto al evento que tenemos organizado para más adelante, para que cuando llegue el día todo este en orden.
- Roy puedo hacer lo mismo desde aquí, y no creo que sea una buena idea dejarte solo con los enfermeros y médicos.
- No estaré solo. Lo he estado hablando con Claudia y hemos decidido que ella se quedará conmigo. Acabamos de ser atacados por los agentes de Castro otra vez, ha muerto mucha gente, y se que te resulta imposible no culparte y que esta isla te recuerda una y otra vez lo ocurrido. Debes marchar y descansar.
Alex no sabía que contestar. No quería alejarse de ellos, pero aquel lugar la atormentaba cada vez más, por lo que se quedó en silencio y Roy continuó;
- Vuelve a casa, descansa, céntrate, y si quieres queda con Thomas, al fin y al cabo parece un estupendo joven, y estoy seguro de que no has parado de pensar en él desde que se fue de la isla. Además es de tu edad -le dijo con una falsa sonrisa con la que pretendía ocultar el dolor que aquello le causaba.
- Roy y... ¿hasta cuando estaría sola?
- Hasta que yo me cure del todo, que no será mucho tiempo, ya que recuerda que estoy en el lugar más avanzado del planeta tierra.
Alex le sonrió y antes de que dijera nada, Roy puso punto y final a la conversación.
- Mañana a las once del mediodía saldrá tu avión. Buen viaje Alex Lawson.
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