Capítulo 21
A la una del mediodía de un caluroso día, Alex y Roy se encontraban descansando en el salón sentados sobre los sillones de colores, mientras se refrescan con los zumos que Teresa (la empleada de Roy) les acababa de traer.
- He decidido hacer la presentación de nuestro proyecto dentro de un año, a mediados del 2026. Tengo un edificio a mi nombre a unos 10kilómetros de aquí. Prepararemos todo, y por fin, el mundo, podrá ver como nuestras teorías son realidad –le dijo Roy tras comprobar en su calendario del móvil si esa fecha sería posible.
- ¿No será muy tarde? Tan solo queremos que vean la existencia de las distintas fases, y como podemos controlarnos en el túnel, por lo que no necesitamos preparar nada más.
- Tenemos que invitar a la gente y preparar todo lo necesario para que no tengamos ningún problema, además de dar los últimos repasos al proyecto, algo que llevará tiempo –argumento Roy.
- Está bien. Dentro de un año habremos demostrado a las personas más inteligentes de este país una nueva realidad, y por fin esta pesadilla habrá acabado –dijo Alex tras un largo suspiro-. ¿Y no deberíamos hacer más pruebas? Volver a entrar en el túnel quiero decir.
- No es buena idea. Ya sabemos lo que tenemos que hacer para que todo salga bien. Tú trata de no acercarte mucho al punto rojo de principio y todo ira sobre ruedas. Además, no sabemos si el avanzar y retroceder en ese túnel trae efectos secundarios –le dijo Roy dejando claro que no volverían a entrar en él hasta el día de la presentación.
Alex afirmó con la cabeza, y entonces recordó lo ocurrido la pasada vez, tras probar la maquina.
- Roy, ¿en la ultima prueba que fue lo que pasó? –preguntó con intención de resolver la duda que durante estos días le había estado atormentando.
- Supongo que estuviste demasiado cerca de la primera fase, y recibiste una gran carga de energía, que tu cuerpo tardó en asimilar.
- No tenía que haberme dejado llevar por la curiosidad -le dijo mostrando un gesto que delataba su estado avergonzado-. Pero eso no es lo único que no logro entender, ni lo que tanto me ha dado que pensar en este tiempo –añadió Alex-. Tuve una visión en la que unos cirujanos me ayudaban a sobrevivir de aquel accidente que tuve en el coche con mi familia. Pero no parecía estar en un hospital, aquella sala era diferente y estaba llena de órganos extraídos de personas y partes el cuerpo cortadas y metidas en botes de cristal.
- Estabas desvariando Alex, no le des importancia –le dijo Roy tranquilizándola-. Podrías haber tenido una visión de cualquier otra cosa. Solo que tú... eres diferente -dijo Roy con un tono burlón.
- Si pero parecía muy real -le contestó seria.
-Alex, tenemos cosas más importantes en las que pensar –le cortó-. Como en Castro por ejemplo. Que sabrá que hemos llegado a la manera de poder demostrar lo que sabemos.
- Tienes razón. Ahora más que nunca debemos tener cuidado.
Los dos se quedaron pensativos durante un tiempo descansando sobre aquellos cómodos sillones, hasta que Roy recordó que tenía una pequeña sorpresa para Alex.
- ¡Casi se me olvida! –exclamó emocionado-. La semana que viene iremos a mi gran isla, la isla Taquimond, que compré hace dos años, y la cual en el futuro será el corazón de todas mis grandes empresas que lideran en el mercado.
- ¿Tienes una isla? –preguntó Alex asombrada.
- Alex, mis fabricas de medicamentos y tecnología de ultima generación, dan mucho dinero -dijo fanfarroneando.
- ¿Y vamos de vacaciones o...?
- No exactamente –le respondió Roy, haciéndola aterrizar de golpe-. Quiero invitar a todos mis socios y a tantas mentes privilegiadas del mundo a nuestra presentación de dentro de pocos meses, por lo que voy a inaugurar mis perfectos dos edificios de treinta plantas que se encuentran al norte de la isla, para así poder invitarles a la presentación de nuestro proyecto en persona. Además, así podrán ver el lugar que tanto dinero y trabajo me ha llevado: la isla Taquimond. Es mi paraíso y mi futuro hogar.
- Tiene buena pinta, la verdad. Parece que podremos descansar por un tiempo.
- Si pero no demasiado. Vete preparando la maleta y...
- Señores, ha llegado esta carta –les interrumpió la joven de origen japonés preocupada.
Roy no tardó en abrirla, mientras Alex le miraba intrigada.
- ¿Es el Roy?
Este la miró y afirmó lentamente con la cabeza.
- Tenemos que ir protegidos.
Matías Castro había vuelto a enviarles una carta amenazadora, algo que para nada les sorprendió. Roy aumentó la vigilancia en la casa y contrató un avión privado para que la próxima semana les llevase a su isla.
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