Eran las doce de una calida noche de verano, cuando Alex volvía del laboratorio con intención de ir a dormir.

- ¿Alex podrías venir un segundo? –le llamó Roy desde el salón.

Se dirigió hacia él creyendo que seria para darle las buenas noches, pero cuando entró en la sala, vio como estaba acompañado por una joven delgada de apenas veinte años, vestida con una camisa negra y unos pantalones vaqueros claros.

- Esta es Claudia, nuestra nueva estilista.

La joven, nerviosa ante que pensaría Alex, la miró alegremente. Su ondulado cabello rojo, le cubría el rostro sonrojado y lleno de pecas.

- ¿Una estilista? –preguntó sorprendida-. ¿Claudia nos disculpas un momento por favor? –y sin dejar que la joven respondiera, agarró del brazo a Roy y lo sacó del salón.

- ¿Para que narices necesitamos una estilista? –preguntó enfadada, al pensar que Roy estaba mal gastando el dinero.

- Mañana vamos a casa de los Heurtin, debemos causar buena impresión y Claudia lleva días trabajando en unos trajes para nosotros, que yo le encargué hace un mes. Estoy seguro de que te gustarán, además te irán genial, ya que le mandé tus medidas exactas –dijo Roy mirándola sonriente.

Alex miró de reojo al salón. La joven pelirroja parecía una buena persona y en el fondo, no le causaría tantos gastos.

- Esta bien... Total, no tengo otra opción.

- Ahora vamos que te la presento como es debido. Y se un poco agradable. Vamos a intentar causarle una buena impresión.

Volvieron al salón y Roy las presentó.

- Alex, esta es Claudia Williams –dijo señalando a la joven estilista-. Claudia, esta es Alex, la chica de la que tanto te he hablado -añadió sonriente.

- Encantada –dijo la muchacha mientras se daban dos besos.

- Lo mismo digo. ¿Claudia Williams?

- Si, mi madre es Española, y mi padre Ingles, se conocieron de vacaciones en un pequeño pueblo de España, y de hay el nombre Claudia.

- Pues encantada Claudia.

Las dos chicas se sonrieron, y Alex se despidió de ellos argumentando que estaba cansada.