Desde aquel día decidieron centrase en crear una maquina que les permitiera permanecer por un tiempo muertos, llevándoles a aquel misterioso túnel de manera segura y vigilada. Avanzaban mucho más rápido gracias a la ayuda de siete jóvenes científicos que Roy había contratado para que les ayudaran en la investigación, y en tan solo tres años ya habían logrado crear un prototipo, al cual solo le faltaban unos pequeños detalles para que pudiese funcionar correctamente.

Alex a pesar de mantenerse firme y fuerte, estaba aterrada, nerviosa, la idea de que su proyecto estuviera tan amenazado, no la dejaba descansar tranquila. El peligro que corría su vida no era lo que la preocupaba, sino que su proyecto, no pudiera ser terminado.

Roy la convenció para ir a diversos programas de televisión, en los que hablaron dejando claro que el proyecto no traería ningún peligro y que era algo completamente seguro. Todo parecía ir bien, e incluso les habían invitado a una fiesta en casa de Pierre Heurtin, uno de los hombres con más riqueza del mundo. Decidieron aceptar la invitación, ya que seguramente habría muchas personas con las que hacer contactos, podría ser interesante.