Sin paz
Vive sin horas la ciudad turbia.
Ignorada
en el abismo del mediodía.
Traidora como el tiempo.
Sombría.
Grita y teme.
Ciudad inmensa.
Tierra Santa del alma constrita.
¡Tiempo mío, inmóvil, ansias!
Y tus aguas
son reflejos.
Sin paz como el tiempo.
Profundas como una sombra,
cieno,
viejos pecados,
rencores incofesos,
blasfemias,
agua inmóvil
que oculta, le grita al tiempo,
sólo ocaso.
Tierra Santa del alma constrita.
¡Tiempo mío,
inmóvil,
ansias!
¿Y ese rumor?
Penetrante,
tenue.
Oculta en el corazón de la ciudad.
Inmensa como la estrechez
de una calle transitada infinitas veces,
descubríendose.
Susurra la luz
en una reja,
un muro,
arcadas
Y portones que no la detienen.
Mía
Aunque tantas veces le han cambiado el nombre.
el sol:
a veces demasiado cerca,
a veces demasiado lejos,
sobre otras ciudades remotas.
Y la luz permanece
ondulante como abanico
de vitral colorido.
Como un ángel
cuando trae a mi pupila los reflejos
de una vitrina tocada por ella,
dilucidando la claridad del cielo.
Majestuosa parsimonia de su paso
Por adoquines y paredes
testigos de un bullicio que trasmite paz,
Y el goce.
Retorno a mis soles de niña
que pasan demasiado lejos...
Y demasiado turbios.
Retorno al reflejo de mis soles de niña.
Regreso a mi ciudad.
ángel la luz.
Próximo miércoles una décima. Modos de cuervo.
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