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Capítulo 5

Estuve buscando un poco en internet y me encontré con cosas interesantes acerca de cómo soñar lo que uno realmente quiere. Por lo tanto, hoy planeo hablar con Ash de una vez. Su silencio me está inquietando y no quiero ni pensar en la idea de que me deje aquí, completamente solo.

Abajo, escucho como mi padre llega luego de un día largo de trabajo.

—¿Dominik, estás en casa? —grita desde abajo y no puedo evitar sonreír un poco al darme cuenta que la distancia que antes había entre nosotros se esta achicando un poco. Y todo el mérito se lo lleva mi padre, quien últimamente está más accesible que antes. Aunque aún no sé a qué se debe el cambio de hombre frío a padre preocupado.

—¡Estoy aquí arriba! —exclamo. En unos minutos, sube por las escaleras y toca mi puerta—. ¡Adelante!

—Dominik, quería preguntarte, ¿qué pasó con el pequeño Sanders? —dice cruzándose de brazos en el marco de la puerta.

—Papá —digo cerrando mi laptop y prestándole plena atención—, creo que las cosas son más serias de lo que crees —añado al recordar las amenazas de Zack.

—¿Por qué lo dices? —pregunta llegando hasta mi cama y sentándose al borde de ella. Se nota lo preocupado que está por el chico.

—El culpable es Zack —digo después de un momento—, pero amenaza a Fred y él no lo delatará, lo único que podemos hacer es reunir pruebas para que puedas hacer algo. Lo de llamarlo a tu oficina fue mala idea.

—Sé que no fue lo mejor que podía hacer —dice lanzando un suspiro—. El bullying es difícil de combatir cuando tú eres la víctima —murmura pensativo, lo cual me hace fruncir el ceño—, pero haré todo lo que esté a mi alcance para que algo así no pase dentro del instituto —afirma determinado.

En el momento en que abro la boca para poder hablar de nuevo, mi celular empieza a sonar. Me volteo hasta el lugar en donde lo dejé conectado para que cargue la batería y el número de Daniel se refleja en la pantalla junto con una selfie de ambos que él insitió en capturar.

—¿Hola? —digo extrañado por recibir una llamada de él y más teniendo en cuenta que ya es casi de noche.

—¡Dominik, hola! ¿Cómo estas? —escucho y me es imposible no darme cuenta del ruido que hay del otro lado de la línea—. ¿Te acuerdas de que te dije que eras mi mejor amigo?

—Daniel, ¿qué demonios hiciste esta vez? —suelto y mi padre se pone en alerta desde su lugar. Cuando estoy apunto de preguntar de nuevo, escucho una voz conocida.

—¿Acaso dijiste Dominik? —Greg habla como si le costara pronunciar las palabras—. Ese chico es un idiota, ¿escuchaste Dani? Idiota —suelta en un estado completo de ebriedad.

—Sí, lo que digas Greg, déjame hablar con él ahora.

—Tú —suelta ahora ya a cargo del teléfono de Daniel, a quien escucho maldecir a lo lejos—. ¿Te crees muy listo por confundirme? ¿Acaso crees que alguien como tú va a llegar a gustarme? Pues estás loco. ¿Entiendes?

—Greg, devuélvele el teléfono a Daniel, ¿quieres? Es obvio que estás completamente ebrio.

—¡Tú a mí no me mandas! Y escúchame bien, si alguna vez me llega a gustar un engreído y atractivo idiota como tú, ¡me sacaré los ojos con mis propias manos!

A pesar de la situación, mi corazón da un ligero brinco al escucharlo llamarme atractivo, pero aún está ebrio por lo que no puedo tomarlo en serio.

—Dominik, ¿pasa algo? —pregunta mi padre quien se mantiene con el ceño fruncido en el mismo lugar. Me encojo de hombros y espero a que alguien conteste pues al parecer hay un forcejeo del otro lado.

—Escúchame Dominik —vuelve a hablar Daniel—, iré directo al grano. Se supone que hoy iré a cenar con Stixx, pero Greg vino hasta mi casa completamente ebrio y necesito que por favor te hagas cargo. ¡Te lo ruego!

—¿Yo? ¿Qué hay de tus padres? O lo que es más importante, ¿de los suyos? —pregunto consternado por su descabellado pedido.

—Creo que se peleó con sus padres, de todos modos ellos probablemente no estén por la ciudad o el país inclusive y mis padres también salieron hoy. En cuanto a Isabella, se niega a ayudarme. Tú eres mi única salvación en estos momentos.

—Lo siento, Dani, pero no me haré cargo de él. No es mi problema —digo no queriendo pasar más tiempo de lo debido a lado del chico que no hace más que nublar mi mente.

—Pensé que ibas a poder ayudarme —agrega Daniel con tristeza y una punzada de culpa hace mella en mí—. No te preocupes, llamaré a Stixx para cancelar nuestra cena por nuestro primer mes de novios y llevaré a Greg a su casa. Creo que solo haré enojar más a Stixx luego de lo que pasó hoy, pero no puedo abandonar a este tonto. ¡Pero estoy seguro de que lo entenderá! —este chico sabe cómo hincar en el corazón de las personas—. Adiós, Dominik.

—Espera, Daniel —suspiro resignado—, aguarda un momento —silencio la llamada y miro a mi papá—. Se me presentó una situación y quiero saber si puedes ayudarme.

Media hora después y gracias a la ubicación que me envió Daniel por whatsapp, llego hasta su casa en el auto de mi papá con él al volante, su vivienda resulta ser una muy modesta y sencilla. Toco el timbre y escucho un par de gritos desde adentro.

—¡Está bien, iré yo, pero me debes una! —escucho a Isabella gritar. En cuanto sale afuera y se da cuenta de que soy yo, se lleva las manos en el pelo con nerviosismo y camina hasta nosotros algo tímida—. Hola, Dominik. No sabía que serías tú.

—Hola Isabella, vine a recoger a Greg, ¿podemos pasar? —digo refiriéndonos a mi padre y a mí, quien se mantuvo en silencio todo el tiempo. Isabella se da cuenta de su presencia y lo saluda aún más nerviosa. Recibir al prefecto en tu casa no ha de ser algo fácil.

Isabella nos muestra el camino hacia adentro y en cuanto cruzo la entrada, escucho a Daniel gritar.

—¡Gregory Foster, deja eso de una vez!

—¡Oblígame! —canturrea el otro con alegría fruto del alcohol.

—Ese Greg nunca madura —murmura Isabella—. ¿Se les ofrece algo de tomar? —pregunta atrayendo nuestra atención.

—No, gracias. Solo debemos llevar a aquel tonto y nos vamos.

Me dirijo al cuarto de Daniel y me encuentro con el castaño forcejeando con Greg intentando sacarle una botella de lo que sería cerveza.

—Daniel, ya llegué —digo y el cuerpo de Greg se paraliza. Daniel me mira como si fuera un ángel y viene hasta mí.

—Por fin llegas, por favor. Sálvame —ruega.

—¿Qué haces tú aquí? —pregunta Gregory mirándome de arriba abajo—. ¿Acaso vienes a verme hacer el ridículo?

—Si no quieres que te vea haciendo el ridículo, no lo hagas —contesto y me acerco hasta él—. Ahora, vendrás conmigo por las buenas o te llevaré arrastrando si es necesario.

Antes de que Greg pueda agregar algo más, escuchamos el sonido del celular de Daniel.

—Es Stixx, guarden silencio. No le he dicho nada de esto.

Daniel contesta el teléfono muy acaramelado y en medio de su plática, Greg abre la boca para hablar de nuevo. Antes de poder hacerlo, le tapo la boca con la mano y me acerco a él.

—Ni te atrevas a hablar —murmuro muy cerca de él y sus ojos se clavan directo a mis labios, los cuales lamo incoscientemente creando así un ambiente aún más extraño.

—Escuchen, Rowen llegará en menos de quince minutos y necesito que todos se vayan de aquí para cuando eso pase. No puedo arruinar nuestra cena de reconciliación.

—Dijiste que era por tu aniversario —digo confundido.

—Bueno... verás, en realidad nuestro aniversario no es hoy, pero Dominik, necesito tu ayuda. Por favor

Daniel luce en verdad acorralado, por lo que decido llevarme de una vez a Greg de todos modos. A pesar del reclamo, agarro uno de sus brazos y lo paso por mis hombros para luego agarrarlo de la cintura. Él debe estar en verdad ebrio para no objetar nada.

—¡Bye, Daniel! No me odies por esto —suelta Greg y veo como hace unos ojos de cachorro hacia su amigo, quien sonríe a duras penas.

—Jamás podría odiarte, Greg. Pero necesito que le hagas caso a Dominik, ¿bien? —Greg asiente con la cabeza. Daniel me mira con la disculpa dibujada en la cara y le digo que tampoco estoy molesto.

No sé que llevó a Greg a alcoholizarse de esta manera, pero creo que su costumbre de fumar no puede ser un hecho aislado de esto tampoco. ¿Qué tipo de problemas está callando un chico como él?

Mi papá me ve con Greg en brazos y me pregunta si estoy bien lidiando con todo el peso, a lo que asiento con la cabeza. Daniel saluda a mi papá con un abrazo, hecho que lo incomoda y no puedo hacer más que preguntarme cómo es que se tienen tanta confianza. Luego de eso, nos da la dirección de Greg y me subo en la parte de atrás del auto mientras mi papá se ubica en el volante.

—¿Sabes por qué está en este estado? —pregunta mi papá y niego con la cabeza—. No parece algo común en él actuar así.

—¿Por qué lo dices? —pregunto queriendo saber como es que mi padre parece tan seguro de sus palabras.

—Soy el prefecto, Dominik. Mi deber es ser observador.

No objeto nada porque me parece razonable y trato de acomodar a Greg quien termina con la cabeza muy cerca del hueco entre mi hombro y el cuello.

—¿Sabes dónde es exactamente? —pregunto luego de unos minutos cuando mi padre mira alrededor algo perdido.

—Me dijo el nombre de las calles, pero no puedo encontrarlas —confiesa.

—Hey, Greg, ¿sabes cómo llegar a tu casa desde aquí? —le pregunto. Greg levanta la cabeza y me lanza la misma mirada de cachorro que le dio a Daniel hace rato.

—Por favor, no quiero ir a mi casa. Es tan grande y solitaria. Siempre estoy solo ahí —dice con un hilo de voz y oculta el rostro de nuevo. No puedo evitar sentir un nudo en la garganta al escucharlo en aquel tono lastimero. Miro a mi papá y él parece sentir lo mismo.

—Es tu casa, tus padres deben estar preocupados —menciona mi papá ajeno a lo que Daniel me dijo en su habitación.

—¡A ellos no les importo! —exclama—. Nunca están ahí para mí, siempre que me llaman es para decirme que se prolongan sus viajes y seminarios. Jamás me preguntan cómo estoy ni con quién. Solo es "Gregory, deposité dinero en tu cuenta" "Debes estudiar más y salir menos, el registro de la tarjeta dice que fuiste tres veces al cine esta semana" "¿Viaje? Mejor quédate a estudiar, no puedes perder el tiempo ni menos traer malas calificaciones o no podrás entrar en la facultad de medicina" ¡Cómo si quisiera ser un doctor como ellos!

Mi padre y yo nos miramos de nuevo no sabiendo qué decir. Cubro su espalda con una de mis manos y lo acaricio de arriba abajo.

—Estoy seguro que ellos te aman —le digo en tono conciliador.

—Es verdad, a veces nos abruma tanto el trabajo que olvidamos un poco a quienes realmente nos importan —agrega mi padre y lo miro sorprendido al darme cuenta que también habla por él mismo.

—Pues nunca lo demostraron. Siempre estuve solo, incluso fui criado por una nana cuando trabajaban día y noche en los hospitales. Cuando tuve la edad suficiente, dejaron de contratarla y aprendí a cuidarme por mí mismo. Pero no son solo ellos, ¿sabes? —continúa Greg en tanto mi padre sigue buscando las calles—. También resulta que la chica que tanto me gustaba por fin me hizo caso, pero solo se trataba de una arpía con cara de ángel y mi único amigo ahora me deja de lado como a un juguete viejo. Puedes llamarme Woody ahora —agrega riendo como si hubiera dicho algo muy gracioso—. Soy un Woody sin un Andy.

Resignando, mi papá voltea el vehículo y lo dirige rumbo a nuestra casa. Menos mal lo hizo antes de pedírselo o mi voz hubiera salido también temblorosa como la de Greg.

No pensé que el chico algo infantil que siempre lucía amigable y bueno (excepto conmigo) tuviera tanto guardado dentro suyo. Ni siquiera me atrevo a lanzar palabras de consuelo, por lo que solo acaricio su espalda y eso al parecer lo reconforta porque queda en silencio. Su respiración se va haciendo cada vez más pausada y me hace cosquillas en el cuello.

Después de unos minutos, llegamos a casa. Despierto a Greg, pero resulta que no estaba dormido.

—¿Dónde estoy, Dom? —pregunta. Creo que es la primera vez que usa el diminutivo de mi nombre.

—Estamos en mi casa, por hoy puedes quedarte aquí.

Lo ayudo a entrar mientras mi padre estaciona. Siento la mirada de Greg muy cerca de mí y eso me hace aún más consciente de él.

—¿Cómo es que un chico puede oler tan bien? —pregunta y siento enrojecer un poco.

—¿Puedes subir las escaleras? —digo en cambio y lo ayudo a subir a mi habitación.

—Oh, pensé que lo llevarías al cuarto de invitados —dice mi padre cuando sube y siento enrojecer aún más por lo tonto que fui al traerlo conmigo—, pero entiendo que quieran pasar más tiempo juntos. Creo que eso lo hará sentir mejor en este momento —balbucea mi padre—, solo no aplasten a Hansel mientras duermen.

—¡Papá, no digas "mientras duermen" en ese tono!

—Buenas noches, mañana los levantaré temprano.

—¡Buenas noches señor! Usted es un hombre muy amable, me agrada —responde Greg arrastrando las palabras.

—Tú también me agradas Greg, pero espero que esto no se repita —advierte más serio.

—¡Sí, señor! —exclama Greg haciendo un saludo militar. Niego con la cabeza resignado a sus infantilismos.

Mi padre nos deja después de eso y tal y como me dijo, busco a Hansel para ponerlo a salvo, pero no hizo falta pues estaba muy cómodo durmiendo encima de unas prendas que lancé sobre mi escritorio.

Al parecer mi desorden es un lujo para él.

—Oye, qué es esa cosa tan fea —pregunta Greg asomando la cabeza atrás de mí.

—Es Hansel, mi compañero de habitación.

—Es horrible.

—No tanto como tú —suelto y doy vuelta para quedar frente a él—. ¿Quieres darte una ducha?

—¿Me lo darás tú? —pregunta y ríe por mi reacción—. Era broma, es mi venganza por los chocolates.

—Muy gracioso, Greg —digo divertido a pesar de todo—. Ahora ve a bañarte, ahí te puse ropa limpia.

—¿Ropa tuya?

—No, de mi abuela. ¿De quién más, tonto? —suelto exasperado.

—¿Qué hay de la ropa interior? ¿También es de tu abuela? Hombre, eso es muy tétrico.

—¡También es mía, pero te di una que solo me puse una vez! —exclamo divertido por sus ocurrencias.

—¿Sabes cuántas enfermedades puedes transmitirme así?

—No sé, ¿dos?

—¿En serio? Porque yo no lo sabía por eso pregunté —dice riendo y por fin entra al baño.

Luego de unos minutos sale con mi ropa puesta. La camiseta le queda un poco ajustada y eso que elegí la más floja, pero los pantalones de pijama se le ven algo largos. Su cabello está oscurecido por el agua, lo que hace resaltar sus ojos.

—¿Qué me ves? —pregunta Greg a la defensiva y noto que arrastra las palabras aún menos que antes. Lo cual significa que ya no está tan ebrio.

—Lo idiota que te ves.

—Idiota tú —replica con tan poca originalidad como siempre—. ¿Sabes qué? Esta camiseta es muy incómoda —dice y luego se la quita—. Mucho mejor.

Mis ojos se desvían por el torso de Greg. No había caído en la cuenta de que su piel luce un bronceado natural que hace resaltar su figura.

—Si me sigues mirando así voy a pensar que quieres repetir aquel beso —afirma Greg y se lanza sobre mi cama somo si fuera la suya.

—No digas idioteces, ¿quién querría repetir aquel beso tan espantoso?

—Fue espantoso porque tú lo hiciste, pero si te hubiera besado yo, estarías rogándome que lo repita ahora —replica Greg con soberbia.

—Eso es absurdo, tú de seguro eres peor que yo. No intentes pasarte de listo.

—¡Te estoy diciendo que soy mejor besador que tú! —exclama y antes de poder reaccionar, me lanza contra la cama y se ubica encima mío—. ¿Quieres comprobarlo? —susurra acercándose peligrosamente a mi rostro. El calor empieza a inundar mi cuerpo y por alguna razón, no puedo decir nada—. Esa es la respuesta que buscaba.

Sin decir más, asalta mis labios en un sorpresivo beso que me funde como lava. Sus labios agrietados son ásperos en contra de los míos, pero no por ello son desagradables. Mis manos intuitivamente rodean su espalda y los de él mi cintura. Unos segundos después, siento como su lengua se abre paso para chocar con la mía y no le niego el acceso, sino que hago lo mismo. Pronto estamos tan desesperados, que perdemos la noción de todo menos de nuestros cuerpos pegados. Los labios de Greg viajan a mi cuello y se detiene ahí para succionar mi piel. De mi boca sale un jadeo y eso lo motiva volver a sellar mis labios con los suyos.

—Greg —suspiro—, debemos parar. Estás ebrio —digo a duras penas.

Greg levanta el rostro y me mira directo a los ojos. La lujuria es palpable en ellos y no solo su semblante me lo dice, sino que también un bulto a la altura de mi cadera.

—Tú lo deseas tanto como yo —dice llevando sus piernas cerca de donde también es palpable mi propia erección.

Nos volvemos a besar después de eso y unos segundos más tarde, escucho el sonido de la puerta de mi habitación. Recordando que no le puse seguro, salgo disparado de ahí antes que mi padre la abra.

—¿Papá, pasa algo? —digo asomando el rostro por una ligera abertura, la máxima que me animo a dar. Si notó mis labios hinchados, la piel sonrojada, el pelo desordenado y la respiración entrecortada, no dijo nada.

—Solo quería decirte que olvidé hacer la cena hoy.

—No hay problema, no tengo hambre.

—Y también te traje esto —dice pasándome una bolsa con el logo de una farmacia cerca de aquí—, te lo iba a dar uno de estos días por las dudas, pero creo que lo necesitarás hoy.

Luego de eso, se va a su propia habitación y miro el contenido de la bolsa movido por la curiosidad. Una caja de condones brilla ante mis ojos y mi vergüenza crece aún más. Negarle a mi padre ahora que Greg y yo no tenemos nada, sería absurdo luego de verme así.

Aún aturdido por el atrevimiento de mi padre, me voy de nuevo a mi cama y me encuentro a Greg con las extremidades abiertas en los cuatro extremos y roncando tan profundamente, que no sería posible fingirlo.

Aliviado, o frustrado en todo caso, voy rumbo al baño a refrescarme. Bajo el agua fría, vuelvo a rememorar la escena de hace unos momentos con Greg y a pesar de decirme a mí mismo que debería sentir culpa o algo por el estilo por engañar a Ash, mi cuerpo se revela con una clara señal de excitación. Intuitivamente, mi mano va hasta mi erección y recordando los besos, las manos y el cuerpo de Greg, en unos pocos minutos me vengo como hace mucho no lo hacía.

Recargo mi cabeza contra la pared y me digo a mí mismo que me he vuelto completamente loco.

Unos minutos después, con el pijama puesto, aparto el pesado cuerpo de Greg a un lado y con dificultad, logro hacerme un pequeño espacio. Menos mal no soy de los que se mueven mucho en sueños.

¡Sueños! Olvidé por completo que hoy debía practicar el encontrarme de nuevo con Ashton. Aunque quizás sea lo mejor el no hacerlo hoy, no sabría cómo explicarle que hay un chico durmiendo a mi lado cuyos labios acabo de devorar hace minutos. Y lo que es peor, que me encantaría poder repetirlo de nuevo.

Hola a todos, ¡doble capítulo!

Antes que nada, perdonen las fallas que pueda contener, lo corregiré mejor mañana.

Muchas gracias a mi amiga DiHeart por inspirarme a escribir un capítulo más ❤ y por supuesto, a ustedes que siempre me leen :D

Nos vemos pronto 💞🙈

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