Capítulo 18
Como es habitual en mí, me despierto sin necesidad de que suene la alarma pues mi reloj biológico es mucho más certero. El primer pensamiento que tengo es prepararme para ir a clases. Sin embargo, a medida que me despojo de los últimos rastros de mi sueño, recuerdo lo que sucedió la noche anterior. Ante esto, abro los ojos lentamente y el rostro durmiente de Dominik me da los buenos días. Sonrío un poco al percatarme de que la imagen de chico perfecto que muchos conocen queda en el olvido en cuanto cierra los ojos. Su cabello está completamente desordenado, sus ojos cerrados con un ligero ceño fruncido y su boca semi abierta. Su pausada respiración me relaja y no puedo evitar pasar mis dedos sobre las hebras de cabello que parecieran querer escapar de su cabeza.
La noche anterior fue dura. Nos escapamos sin medir las consecuencias y solo pensando en lo que sería mejor para nosotros. Claro que también lo hicimos por Dave. En cuanto mis padres se percaten de que no amanecí en casa, armarán un alboroto, cosa que ya aprovecharé dejando que sepan que si quieren volver a saber de mí, se olviden de la demanda contra Dave. Es un poco egoísta de mi parte llegar a estos extremos, pero ellos no me escucharían si no doy un grito de esta índole. Sería injusto que Dave, después de darme tanto apoyo y ser un amigo de confianza, tenga que pagar por algo que fue mi culpa.
Dominik me pega un manotazo en cuanto mis manos aterrizan sobre sus mejillas, lo cual me hace aún más gracia, luego voltea para seguir durmiendo. Me levanto de la pequeña cama y voy al baño con una toalla en mano.
Ayer salimos a la apurada y solo nos dio tiempo para poder alquilar un hostal de bajo presupuesto. La dueña nos miró con suspicacia, pero sus ganas de tener clientes fueron mayores y no mostró mayores inconvenientes. La habitación tiene dos camas y al menos, un baño privado. Sin embargo, nos dormimos pegados en una cama. No es como si nos diera el dinero para algo más, mis ahorros con los de Dominik apenas nos alcanzarán para sobrevivir unas semanas. Dominik hizo un puchero adorable con los labios en cuanto juntamos el dinero y el de él apenas y alcanzaba para una noche de alquiler.
—No es justo, no pensé que ibas a tener tanto ahorrado —dijo haciendo un berrinche.
—Eso es lo que menos importa. Lo único de lo que debemos preocuparnos es de sobrevivir juntos —respondí. Dominik se quejó unas cuantas veces más, alegando que Dave no le daba una mesada suficiente. En cuanto nombró a su padre, sus hombros se hundieron y se alejó de mí para que no viera lo mucho que le dolía separarse de él en estos términos. Solo pude abrazarlo y prometerle que lo resolveríamos juntos.
Debo admitir que estoy inseguro y solo aquí, bajo la ducha, puedo detenerme a pensar en ello. No quiero que Dominik se sienta mal al respecto. Tengo miedo de que nos encuentren, de que esto no haga más que empeorar las cosas, de que Dominik se de cuenta de que está cometiendo un error y se aleje de mí. De que al convivir conmigo, con el tiempo deje de quererme o llegue a la conclusión de que no me ama realmente como yo lo amo a él. Que estar conmigo fue la peor elección que pudo haber tomado. Después de todo, ¿qué tengo yo para ofrecerle? Solo le estoy causando problemas innecesarios. Sin embargo, soy incapaz de plantarme frente a él y decirle que terminemos esto. Sin Dominik, estaría completamente perdido.
Termino de ducharme y salgo del baño con la toalla puesta. Mi estómago demanda comida, pero antes busco algo de ropa para poder ponerme. Menos mal Dom aún está en inconsciente o me sentiría avergonzado de hacerlo. Aunque ahora que estamos solos, deberíamos empezar a estar más familiarizados, en todos los sentidos. De tan solo pensar en lo que implica estar bajo el mismo techo junto a él, me da algo de vergüenza, pero también, estoy ansioso. No obstante, no quiero apresurar las cosas con él y que luego se aleje al sentirme abrumado. O peor, decepcionado. Después de todo, aunque quiera ocultarlo, soy completamente virgen. Nunca he ido más allá de los besos y estoy seguro de que Dominik tiene mucho más experiencia que yo. Incluso Daniel no ha hecho más que alardearme sobre su vida sexual desde que sale con Stixx.
El chico de mis pensamientos se mueve ligeramente sobre la cama y decido dejar de lado mis inseguridades para poder ir a despertarlo.
—Despierta, niño bonito —le zarandeo de los hombros.
Como él está acostado hacia un lado, me siento en el piso para poder estar más cerca de su rostro. Dominik mueve un poco los ojos y lo primero que ve es mi cara sonriente. Luce extremadamente confundido al inicio, pero luego recuerda lo ocurrido el día anterior y me regala una sonrisa perezosa y cargada de sueño. Todas mis inseguridades volaron lejos en cuanto hace ese simple gesto. ¿Cómo puede algo tan pequeño alegrarme tanto? Dominik no tiene idea del efecto que causa en mí.
—Buenos días —susurra en cuanto acaricio de nuevo su cabello. Creo que se volverá mi pasatiempo favorito.
—Tenemos que ir de compras —le recuerdo. Dominik hace un sonido de fastidio y agarra la manta que tiene encima y se esconde debajo.
—¡Levántate! —exclamo mientras intento quitarle la manta, pero su agarre es más fuerte, por lo que subo en la cama en un vano intento de sacarlo de ahí. Dominik forcejea y yo, riendo, le suplico que se levante. Dominik por fin sale de su guarida, pero en menos de un segundo, me acorrala debajo de él.
—Has caído en mi trampa —afirma con una sonrisa maliciosa.
—¿Y qué piensas hacer conmigo? —respondo batiendo mis pestañas exageradamente. Dominik intenta lucir malvado, pero luego explota en risas. Yo solo me quedo ahí mirándolo embobado.
—Me pregunto por dónde debo empezar —Dominik se acerca y mi respiración se acelera. Sus manos sostienen mis muñecas y sus piernas me acorralan como tenazas. Aunque debo admitir que estoy lejos de sentirme molesto por ello. Dominik roza mis labios y cuando están a punto de hacer contacto, habla:—. Se nos hace tarde.
En un abrir y cerrar de ojos se encierra en el baño mientras que yo trato de recobrarme del impacto de haber tenido al chico de mis sueños tan cerca de mí e intentando seducirme, porque, ¿fue eso o no?
Escucho un tarareo proveniente de la ducha, cosa que me confirma que solo jugó conmigo. De improviso y antes de poder levantarme, siento las patas de un camaleón aferrarse a mi cabello.
—Buenos días a ti también, Hansel —debemos ir a comprar comida para él también. Dominik debería saber dónde conseguir insectos para su mascota. Hansel salta hasta mi pecho y se aferra a mí. Creo que ya olvidó el rencor que me guardaba por haberlo hecho rodar en un barranco.
Espero a Dominik más tiempo de lo que pensé en un principio, lo cual se me hace raro. ¿Qué tanto estará haciendo en la ducha? Supongo que ya habrá terminado de bañarse, después de todo, ya no está cantando. Pero otra idea inunda mi mente y hace que mi imaginación vuele, ¿acaso él está…?
Dominik sale un buen rato después, pero lastimosamente, está completamente vestido. Sin embargo, puedo ver que sus mejillas tienen ligeras manchas rosas, lo cual hace mi sangre se convierta en lava. Pero descarto mis sospechas de inmediato por mi estabilidad emocional. Imaginarme a Dominik haciendo tal cosa me provocaría taquicardia.
El muy cínico me levanta una ceja al verme todavía acostado en la cama en la misma posición en la que me dejó y para colmo, tiene la osadía de reírse.
—Ya deja de estarte enfurruñando en la cama y vamos a comprar algo para desayunar —me dice y luego va hasta sus cosas para depositar su cepillo de dientes en un estuche hermético que solo alguien como él podría llevar encima.
—Me las vas a pagar —lo amenazo inútilmente. Juraría que Hansel acaba de pegarme con una de sus patas en cuanto termino de hablarle así a Dominik.
Este, a su vez, se seca el cabello húmedo con la toalla que lleva colgada en el cuello y luego lo arregla con los dedos. Me gustaría poder hacerlo yo mismo, pero no quiero parecer algún tipo de fetichista. Aunque probablemente lo sea.
Antes de salir del lugar con nuestro dinero en mano y Hansel encima de mi cabeza, escuchamos el timbre del celular de Dominik. Ambos quedamos momentáneamente congelados y de inmediato caímos en la cuenta de que estas no eran vacaciones y que hay personas que estarían preguntando por nosotros ni bien supieran que desaparecimos. Dominik revisa su celular y por la expresión que pone, caigo en la cuenta de que se trata de Dave.
—Deberías contestar —le digo. Sin embargo, niega con la cabeza.
—Le dejé una nota, eso debería ser suficiente por ahora —contesta.
—Sabes cómo es él. Se pondrá como loco hasta que te encuentre.
—Pero si hablo con él, empezaré a dudar y no debo dar marcha atrás ahora que llegamos tan lejos —Eso me hace sentir un poco culpable. Después de todo, yo fui el de la idea de fugarnos juntos. Dominik parece adivinar mis pensamientos y se acerca a mí para darme un beso en los labios—. Yo también decidí hacerlo y no te voy a dejar solo.
Dominik pone sus notificaciones en silencio y salimos del lugar. Por mi parte, no hay manera en que mis padres podrán contactarse conmigo. Ellos me sacaron cualquier tecnología que podía usar para comunicarme y eso al final les jugó en contra. Sin embargo, también les dejé una nota en donde ponía mis condiciones. Fred sería el encargado de avisarnos si retiran o no la denuncia. Me fastidió un poco el hecho de que Fred prefería ser chico a pesar de vestirse del género opuesto, debido a que era muy cercano a Dominik, pero al insinuarlo, Dom me dio un manotazo en la cabeza y me dijo que deje de ser un estúpido. Aunque en realidad serían como hermanos si sus padres salieran juntos, por lo que aquel momento fugaz de celos quedó en el olvido.
A quien probablemente no le gustará para nada nuestro plan, es a Daniel. El chico pegará un grito al cielo cuando se entere de que no le incluimos. Estoy bastante seguro que se pondrá a buscarnos en cada rincón del país solo para decirnos lo molesto que se encuentra.
—¿Qué deberíamos comprar? —pregunta Dominik al entrar dentro del supermercado. Él, al igual que yo, tiene nula experiencia en compras.
—Algo que se pueda comer, ¿no? —respondo. Dominik piensa por un momento y luego se encoge de hombros.
—¿Crees que necesitaremos verduras? —digo haciendo una mueca de asco en cuanto pasamos por esa sección—. No me gustan —Pienso que tal vez Dominik va a regañarme como siempre, pero en cambio me dice:
—A mí tampoco.
Dicho esto, se va para otro corredor y yo gustosamente lo sigo. Las compras son muy divertidas con Dominik. Por lo general, mis padres hacen delivery de lo que necesitan y no van mucho al supermercado, por lo que mi experiencia tampoco es mucha. Pero con Dominik, nos paseamos por los corredores, comparamos los snacks salados con los dulces, estos últimos del agrado de Dominik contrario a mí que prefiero los salados. Cargamos al carrito ingredientes para un improvisado sándwich ante nuestras nulas habilidades culinarias, así como también agua embotellada. A escondidas, también agrego una barra de chocolates para alegrar a Dominik.
—No es necesario que lo compres —me dice en cuanto los deposito en frente de la caja. Dominik me mira serio, pero luego su atención se desvía con mucho entusiasmo a la barra de chocolates.
—Sé que amas comerlos —respondo. Así derrumbo la poca resistencia de Dominik.
Ya en el camino y con las bolsas de compras en manos, Dominik coloca de nuevo a Hansel en sus bolsillos y abre la envoltura de chocolate mientras yo como unas galletitas saladas.
—¡Eres el mejor novio del mundo! —me abraza en la calle en cuanto termina de devorar el primer bocado.
—Ahora podemos ir a comprar comida para Hansel —pregunto disfrutando tenerlo colgado del cuello. Dominik se pone muy amoroso cuando se excede con los dulces.
También quiero decirle que deberíamos empezar a buscar trabajo, pero no quiero arruinar el ambiente. Además, también me surgen otras dudas como en qué momento retomaremos el instituto o qué haremos cuando se nos termine el dinero.
Dando un respiro profundo, abro la boca para poder sacar el tema a colación, pero unas voces extremadamente conocidas llegan a nuestros oídos. Dominik me mira con interrogación al percatarse de lo mismo.
—¿Me has hecho venir hasta aquí para decirme eso? —el inconfundible tono de Zack se hace presente—. ¡Me hubieras mandado un mensaje! ¡Un maldito mensaje! —habla exasperado.
Dominik y yo vemos al chico al dar vuelta en la esquina. Retrocedemos rápidamente para salir de su vista y miramos a escondidas. Sí, como en las caricaturas. Me alegra saber que no soy el único curioso entre los dos.
—Quería decírtelo en persona, ¿qué tal si alguien me revisa el celular? ¡Sabría de lo que estuvimos hablando! —Quién sería aquella persona sino Asha. Aunque siempre se muestra molesta, esta vez puedo notarla preocupada.
—Pero, ¿estás segura del resultado? —Zack agarra a Asha de los hombros. No podemos ver bien la escena, porque la chica se encuentra de espaldas y oculta un poco la expresión de Zack. Sin embargo, se nota las esperanzas depositadas en la pregunta.
—Que sí, idiota. Salió negativo —Ante esto, Dominik y yo nos damos una mirada escandalizada—¿Crees que mentiría con algo así? ¿Qué haría yo con un niño?
—¡Tú me dijiste que estabas tomando las pastillas y luego vas y me dices que tienes un atraso! —la culpa Zack.
—¡Las tomo! Pero a veces falla —se excusa la chica—. Además, tú te portaste como un completo idiota, los preservativos no solo son para evitar embarazos, ¿sabes?
Lo que se me hace sorprendente de todo esto, no es que Zack y Asha estén hablando sobre casi tener un hijo, sino la manera en que lo están charlando a viva voz y sin importarles que alguien los escuche. Aunque el hecho de que los dos están bastante alterados puede ser la razón.
—Ya te dije que no me gusta usarlos. Son muy…incómodos —afirma el chico. Tanto Dominik como yo ponemos una cara de asco de tan solo imaginarlo en pelotas.
—Pues ahora lo harás si quieres que sigamos con lo nuestro —lo amenaza—. O vete a buscar otra novia.
Esto se está poniendo bueno. Dominik come sus chocolates mientras presenciamos el espectáculo. Yo llevo otra galletita a la boca.
—¿Quién te crees que eres para amenazarme? —responde Zack con furia—. Tú no me puedes obligar a hacer algo que no quiero. Tú eres la que saldrá embarazada si algo pasa, eres la que debería cuidarse, no yo.
Este Zack es más idiota de lo que pensé. Retiro lo dicho. Es exactamente el idiota que pensé.
Cuando la cosa se estaba poniendo más seria, una persona nos empuja del camino haciéndonos caer en la calle y quedando a la vista de Zack y Asha.
—¿Qué hacen parados en medio del camino? Maleducados —nos regaña una mujer mayor.
Tanto Zack como Asha miran hacia nuestra dirección y nos encuentran tirados en la calle. Nunca he visto a Dominik moverse tan rápido. En menos de un segundo, ambos estamos corriendo por la calle con bolsas en mano y con Zack gritando hacia nuestra dirección.
—¿Por qué estamos corriendo? —pregunto una cuadra después con los dos chicos siguiéndonos.
—No sé, pero parecía que Zack quería matarnos —dice Dominik con la cara completamente roja.
Damos vuelta en un callejón, pero para nuestra desgracia, no tiene salida. Queremos retroceder, pero Zack y Asha nos acorralan. Por instinto, coloco a Dominik atrás de mí, pero él me pega un manotazo por decimoquinta vez desde que estamos saliendo y se pone a lado mío.
—Ustedes, ¿qué tanto escucharon? —pregunta Zack. Quisiera responder de inmediato, pero estoy jadeando del cansancio. De Dominik mejor ni hablamos.
—No escuchamos nada salvo que te gusta ir por la vida al desnudo —contesto. Tal vez no fue lo más inteligente por decir. Por la expresión de Dominik puedo confirmarlo.
—No pueden decirle a nadie, si mi mamá llega a enterarse…—Asha no termina de decirlo, sino que cambia el rumbo de la oración—. Si alguien llega a saberlo, no los voy a dejar en paz hasta que terminen rogándome por mi perdón.
—No es la gran cosa, tienen sexo y ya —dice Dominik recobrando por fin el aliento—. Lo preocupante aquí es que este idiota no quiere usar protección. Yo que tú…
—Tú no eres nadie para decirme qué hacer —Asha se pone a la defensiva. Empiezo a sentir pena por ella.
—Lo que pase entre nosotros, no es problema de ustedes, par de idiotas homosexuales —escupe Zack.
—¿En serio? ¿Ese es tu mejor insulto? —replica Dominik con burla—. Greg ni siquiera es homo y a mí, el que me llames así, no me ofende en lo más mínimo.
—El ser un simio abusador como tú es lo que podría ofenderme —agrego por sobre las palabras de Dominik.
Zack no lo toma muy bien, viene corriendo hasta mí para propinarme un golpe, pero soy lo suficientemente rápido para esquivarlo, retrocedo dos pasos. Asha, al ver nuestro enfrentamiento, viene corriendo para poder alcanzarme y supongo que darme una paliza, pero cuando está cerca de mí, Dominik le pone una zancadilla y termina tropezando y cayendo sobre un bote de basura. Como el contenedor le llega más o menos hasta la cintura, Dom y yo nos miramos, colocamos las bolsas rápidamente al suelo y la agarramos de las piernas para ponerla adentro.
—¡¿Qué hacen?! —nos grita Zack.
El chico me pone una llave sobre el cuello para que me aleje de la chica. Pero Dominik puede terminarlo por sí solo y en un santiamén, Asha está gritando histérica desde adentro. Después de eso, viene hasta mí para poder liberarme del agarre de Zack, pero no es necesario porque le doy un golpe en el estómago con mi codo y el chico termina retorciéndose en el piso. No hace falta decir qué hacer a continuación. Dominik toma a Zack por debajo de los codos y yo de las piernas. Zack empieza a sacudirse como el gusano que es, pero nosotros somos dos y él solamente uno, por lo que nuestra fuerza lo sobrepasa. En un balanceo improvisado, contamos hasta tres y tiramos a Zack en el contenedor alado de donde se encuentra Asha. Con mucha rapidez y aprovechando el impacto de Zack, tomo una de las bolsas y las rompo para esparcir la basura sobre Zack y un poco sobre Asha.
Dominik se aleja tapándose la nariz, pero con una carcajada que le hace sacar lágrimas de diversión. Yo no me quedo atrás. Ante el grito histérico de ambos, recogemos rápidamente nuestras compras para ir de regreso al hostal.
—Yo llevaré eso —Dominik me saca las bolsas mientras todavía continúa riendo. Yo no me opongo, después de todo, llevo un olor horrible encima.
—¿Viste sus caras? —No puedo parar de reír. Dominik tampoco.
—¡Me las van a pagar! —Dominik imita la voz histérica de Asha.
—¡Ustedes idiotas homosexuales, no me toquen! —yo hago lo mismo con el de Zack.
—Valió la pena haber tirado al piso mis chocolates —me dice cuando ya estamos cerca.
—Te compraré más —afirmo y Dominik me da una mirada apreciativa.
Llegamos al lugar y la dueña nos mira de nuevo de pies a cabeza, pero cierra la boca y va para otra parte en cuanto ponemos un pie adentro. Algo me dice que no le agradamos.
—¡Olvidamos la comida de Hansel! —digo en cuanto Dominik saca al camaleón del bolsillo. Hansel me saca la lengua.
—No te preocupes, traje un poco de bichos frescos en un táper, hoy a la tarde podemos ir a buscar más —me tranquiliza Dominik. ¿Bichos frescos? La idea me da un poco de escalofríos.
Queriéndome quitar un poco el mal olor, voy hasta la ducha por segunda vez en el día. Lo ocurrido minutos antes se vuelve a reproducir en mi mente como un video y rio de nuevo. Salgo de la ducha y encuentro a Dominik riendo también mientras prepara unos sándwiches.
—Fue tan genial —me dice en cuanto me acerco—. ¡Ahora sí estoy satisfecho!
Opino lo mismo que él. La expulsión me dejó conforme, pero sentía que me faltaba algo para poder estar satisfecho. Creo que mi instinto de venganza no es un perfil muy agradable, pero por suerte, Dominik opina lo mismo.
—¿Quieres? —pregunta y voltea para pasarme un sándwich. Sin embargo, su mirada recae en mi cuerpo.
—Sí, pero primero voy a buscar mi ropa —digo yendo hacia mis cosas, como si no lo hubiera hecho a propósito.
Dominik se me queda mirando todo el camino y en cuanto tengo mis cosas listas, me encuentro con su mirada. El sándwich reposa sobre una servilleta mientras que sus ojos me recorren de arriba abajo. Un calor avasallante me invade y de pronto la idea de haber salido semi desnudo de la ducha me parece una mala idea. No sabía que las consecuencias serían tenerme a mí expuesto ante la mirada hambrienta de Dominik. Ahora me siento un poco cohibido.
—¿Dominik? —pregunto y él levanta la vista. Lo que veo en sus ojos me deja completamente desconcertado. Dominik no responde, sin embargo, se acerca peligrosamente hasta mí para acorralarme.
—Eres un pequeño travieso —me dice con una voz que nunca he escuchado antes viniendo de él. Mis piernas se debilitan un poco y caigo en el costado de la cama. Lo cual se ve como una abierta invitación.
Mi titubeo es un poco evidente, pero Dominik coloca una sonrisa de lado que logra descolocarme por completo. Creo que acabo de abrir una puerta hacia Domilandia.
El chico me acorrala como lo hizo horas atrás, pero esta vez, me parece que no dará marcha atrás. No es como si lo quisiera. Estoy nervioso, pero no soy tonto.
Trago saliva sonoramente, Dominik acerca su rostro al mío tan lentamente que logra exasperarme, por lo que tomo la iniciativa y acerco mis labios a los suyos. Dominik toma el control del beso y soltándome de las muñecas, me toma el rostro para poder profundizar el contacto. Pocas veces nos hemos besado de esta manera, como si pusiéramos nuestras almas en ello. Los sentimientos de Dominik me desbordan y logran dejarme sin aliento. Solo él puede darme besos furiosos, pero cargados de ternura.
Aprovechando su vulnerabilidad, lo agarro de la cintura y cambio la posición inicial para quedar arriba de él.
—Tramposo —susurra Dominik y yo me encojo de hombros.
Esta vez es mi turno de lucirme. Vuelvo de nuevo a sus labios, pero no me concentro mucho tiempo ahí, sino que bajo lentamente a su cuello. Dominik lanza un jadeo corto que me indica que voy por buen camino. Llevo mis manos por debajo de su playera hasta llegar a sus tetillas, que se erizan ni bien coloco las manos sobre ellas. Dejo de lado su cuello y voy rumbo a donde están mis manos.
—Súbete por completo —le ordeno a Dominik ya que estamos con la mitad del cuerpo fuera del colchón. Dominik debió ver algo en mi mirada porque obedece sin rechistar.
Tenerlo en aquella posición, mirándome con todos aquellos sentimientos escondidos atrás de sus ojos, hace que mi corazón bombardee dentro de mi pecho a un ritmo enloquecedor.
—Dominik, te amo —digo sin pensar.
Antes de recriminarme mentalmente, Dominik envuelve sus brazos sobre mi cuello para poder acercarme de nuevo a él.
—Yo también, tonto. No sabes cuánto.
Luego de aquella improvisada confesión volvemos a lo nuestro. Ayudo a Dominik a sacarse sus prendas, jugando con ellas en el proceso y haciendo que me recrimine por ello. Pronto, se queda con solo la ropa interior. Su cuerpo es delgado y pálido, en contraste con él mío que tengo los músculos más marcados y con más color. Pero para mí, él es perfecto. Lo vuelvo a aprisionar contra mi cuerpo mientras que lo devoro con los labios. Dominik lanza jadeos que me indican qué parte de su cuerpo son más sensibles, como la clavícula, los pezones y la cintura.
Pero luego recuerdo un detalle importante.
—No tenemos preservativos —digo con un tono lastimero.
—Descuida, tengo algunos en mi bolso —me responde. Yo lo miro con una cara picarona.
—Así que ya lo tenías planeado, niño bonito —lo molesto y Dominik se sonroja más de lo que ya se encuentra.
—Bueno, no quería que me dejaras embarazado —dice a su vez y me deja mudo— ¡Se supone que era una broma, no para que te excites! —exclama mirando la reacción que ocasionó en mi cuerpo.
—Es tu culpa por decirme ese tipo de cosas —me avergüenzo y voy a buscar sus cosas. Encuentro miles de cosas completamente inútiles hasta encontrar una bolsa de farmacia con condones y lubricantes. ¿En qué momento compró todo eso?
—No fui yo, fue mi papá —se defiende Dominik al ver mi cara llena de confusión—. Me lo dio cuando te quedaste a dormir en casa.
Después de esto, creo que no podré volver a ver a Dave a la cara. Quitando la imagen del hombre de mi mente, voy hasta Dominik.
Él me mira desde su lugar, pero yo ya me estoy poniendo un poco nervioso de nuevo.
—Debes quitarte la toalla, para ver si te lo colocas bien —me dice con una voz provocadora. Ahora me siento aún más avergonzado.
—Deberíamos apagar las luces…
—Es de día. Las luces apagadas no harán diferencia —sonríe de lado. Sabe que me estoy sintiendo cohibido y me provoca a propósito—. Vamos, quiero verte —reclama. Ahora mis manos tiemblan ligeramente.
—Creo que no podré, ¡no me mires! —le digo.
Dominik se recuesta sobre los codos y me mira con intensidad. Mi rostro se acalora.
—¿Por qué estás avergonzado? —me pregunta Dominik sin quitar la vista de mis ojos—. Acabo de decirte que te amo, no cambiaré de opinión solo porque te vea desnudo o seas un poco inexperto. De hecho, me pareces extremadamente tierno ahora —me acaricia la mejilla—. Confía en mí y sobre todo, en los sentimientos que tengo por ti.
Aquellas palabras de Dominik me vuelven gelatina. Los nervios que tenía no se evaporan por completo, pero se atenúan. Dominik lleva sus manos a mi toalla y me pide autorización con su gesto, yo asiento con la cabeza y la prenda cae al piso dos segundos después. Dominik me acerca de nuevo hasta él para besarme. Nunca me cansaré de hacerlo. Cuando por fin recobro un poco el ritmo del ambiente, quito el preservativo de la envoltura y con ayuda de Dominik me lo coloco.
—Primero debes ponerme un poco de lubricante —me indica con la respiración pesada. Obedezco sus palabras y coloco un poco de líquido entre mis dedos.
—Avísame si te sientes incómodo —le digo y él sonríe con afecto.
No se imagina lo hermoso que se ve en estos momentos.
Mis dedos juegan con timidez dentro de Dominik, pero él es paciente conmigo y puedo continuar hasta lograr una fricción que hace que Dominik se retuerza debajo de mí, pero eso no le impide mover sus caderas a un ritmo constante.
—Puedes hacerlo ahora —me susurra un rato después entre suspiros.
Yo logro colocarme poco a poco dentro de él sintiendo como su carne interior me reclama con fuerza. Soy tan suave con él como mi instinto me lo permite. Dominik frunce el ceño ligeramente, pero deposito un beso entre sus cejas, cosa que le hace gracia. Con una risa ligera, coloca sus piernas alrededor de mi y toma la iniciativa de cortar el camino que resta para estar unidos completamente. Mis manos viajan por todo su cuerpo y en sus zonas sensibles, mientras que mis labios toman los suyos de nuevo. Dominik me envuelve con más fuerza cuando por fin se acostumbra a mí y doy mi primera estocada. Siento como las piernas de Dominik tiemblan un poco en cuanto lo hago y su reacción me derrite por completo. Coloco mis manos en su cintura y me muevo de nuevo, esta vez soy yo quien siente una corriente eléctrica atravesarme la espalda. A este paso, no voy a aguantar mucho tiempo.
El rostro de Dominik se descoloca al sentirme una y otra vez. Quiero que se sienta aún mejor, por lo que envuelvo mis manos en su miembro para moverlo a la par de mis movimientos. Dominik susurra una palabra y no logro comprender hasta que lo grita.
Mi nombre. Dicho una y otra vez.
No puedo controlar la locura que se apodera de mí al escucharlo nombrarme reiteradas veces con súplica y placer. Mis estocadas se vuelven más veloces, mi agarre más fuerte y mis dientes muerden su labio inferior con hambre. Siento que por más que intensifique este momento, jamás podré tener suficiente de Dominik. Si aflojo mi agarre, tengo miedo de que salga volando lejos de mí. Dominik parece sentir lo mismo porque está tan herméticamente pegado a mí, que podemos sentir el temblor bajo nuestras pieles.
Llegamos a la cúspide de nuestro placer con segundos de diferencia. Dominik culmina su orgamos con un gemido bajo y vibrante y yo lo imito. Mis músculos de debilitan por completo, por lo que me retiro del interior de Dominik y termino aplastándolo. Pero lejos de estar enfadado, él lanza una carcajada.
—Creo que me he vuelto a enamorar de ti luego de esto —bromea, haciéndome sonreir. No respondo, pero lo envuelvo en mis brazos.
—No quiero levantarme —murmuro acariciendo la piel suave del chico de mis sueños.
—Deberías verte en estos momentos —me dice quedando cara a cara—. Completamente rojo, con el cabello apuntando a todas las direcciones y la frente húmeda por tanto esfuerzo. Sin olvidar tus labios agrietados y rosados —acaricia la zona con sus dedos, luego lo muerdo sorpresivamente, haciéndole lanzar un jadeo para luego reír de nuevo.
—Estoy exhausto, ¿tú como te sientes? —le pregunto atrayéndolo hasta mí para quedar completamente pegados.
—Creo que con una buena ducha, puedo tomar mi turno —sonríe con perversión—. ¿Acaso creías que me quedaría de brazos cruzados con lo apetecible que te ves? —dice al ver mi reacción.
—Por el contrario, creo que estoy ansioso de ser yo quien te sienta adentro mío esta vez —muerdo de nuevo sus labios.
Dominik ríe y nos enfrascamos en nuestra burbuja de enamorados olvidando por unos momentos nuestros problemas y los hechos que nos llevaron a ese punto. Por el momento, solo éramos él y yo. Y por supuesto, Hansel, quien espero que no se haya traumado por vernos a Dominik y mí sucumbiendo a nuestros sentimientos.
Yo soy el primero en terminar de limpiarme, luego me sigue Dominik. Lastimosamente, el baño es muy pequeño para que entremos los dos. Al salir, Dominik me encuentra sentado en la cama y fumando un cigarrillo.
—¿Te molesta? —pregunto y él niega con la cabeza. Viene y se sienta a mi lado y recuesta su cabeza contra mi hombro.
—¿Sabes lo sexy que te ves en este momento? —Me dice mordisqueándome la barbilla y haciéndome cosquillas de paso.
—No lo sé, ¿mucho? —pregunto inocentemente.
Menos mal no le molesta el humo del cigarrillo. De hecho, creo que le gusta. Prendí uno porque me puse un poco preocupado luego de lo que acabamos de compartir, pero él parece lejos de estar insatisfecho. Luce como un gato ronroneando. La idea me hace sonreír.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunta con suspicacia, pero su buen humor no desaparece. No hasta que las luces de su celular nos distraen. Dominik había alejado predemitadamente su móvil de nosotros, pero es evidente la demanda de atención del mismo.
—¿Puedo? —pido revisar sus notificaciones ya que él está reacio a hacerlo. Dominik asiente aliviado por no ser él quien tenga que verificar lo que está sucediendo con nuestros padres.
La notificación es debido a un mensaje de WhatsApp de Fred. Mis alarmas se encienden de inmediato. Si bien tiene varias llamadas perdidas de su padre y otros números no registrados, así como mensajes saturados debido a la cantidad, solo reviso aquel donde me aparece el nombre de Fred.
«Tu papá acaba de llamarme, está desesperado, me pidió que te dijera que vuelvas y que no es necesario que hagas todo esto». Lo leo en voz alta y siento como Dominik pierde algo de la energía que tenía minutos antes. Pero ese texto no es todo. Al ver que lo estoy leyendo, Fred agrega: «los padres de Greg se comunicaron con Dave, creo que van a entrar en negociaciones».
—¿Qué le digo? —le pregunto a Dominik en cuanto termino mi cigarrillo.
—Solo ponle que lo he recibido y que el plan sigue en pie.
Hago lo que me pide y luego bloqueo. Me recuesto junto a Dominik y le doy un fuerte abrazo, cosa que corresponde de inmediato.
—Empieza la segunda parte. Todo saldrá bien —me susurra al oído.
Si tengo a Dominik de mi lado, siento que puedo luchar con quien sea. Mis sentimientos por él no hacen más que crecer con el tiempo y a pesar de lo que digan mis padres, yo estoy seguro de que lo amo y sé que él también lo hace por más que yo sea inseguro a veces.
Si las cosas salen bien, podré tenerlo de mi lado y no ocultaremos lo que somos ni lo que sentimos.
Hola a todos :D les traigo el capítulo esperado, díganme su opinión en los comentarios xd
Nos leemos pronto ❤
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