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Capítulo 13

Ante el grito de Greg, le suelto un poco la pierna para que pueda tomar aire. Sus ojos acumulados de lágrimas contenidas, me miran con dolor, pero luego de unos segundos, en un falso intento de parecer mejor, me dice que continúe.

—Greg, no tienes que fingir que estás bien, es obvio que te duele el tobillo.

—No me duele ahí —dice, pero lo miro con escepticismo—. ¡Es verdad! Es un poco más arriba —dobla la pierna para poder mostrarme—. Mira, aquí.

Al levantarse el dobladillo del pantalón, pude percibir una preocupante herida que lo más probable es que haya sido ocasionada por alguna rama cuando cayó por el barranco. Lo miro preocupado. Esto solo empeora las cosas para ambos. Pero, sobre todo, ocasionará aún más dolor para Greg si se infecta.

_Estoy bien, Dom. Si fuera una torcedura sería mucho peor, ¿no crees?

—Tienes razón, pero eso no significa que duela menos. Todo esto es mi culpa —digo agachando la cabeza. Si no hubiera sido tan impulsivo, Greg no hubiera tenido este accidente.

—No es como si me hubieras tirado al precipicio como en las telenovelas —dice restándole importancia—. Esta bien, es algo doloroso, pero eso no impedirá que salgamos de aquí. Y mucho menos, que te des un baño como debe ser.

Hago una mueca al escuchar esto último y recuerdo que estoy lleno de lodo hasta en las orejas, la piel se me vuelve a poner de gallina. Trato de no encogerme del asco, pero me es imposible. La sensación pegajosa, el olor desagradable y sobre todo, el conocimiento de que todo eso trae consigo un montón de microbios y bacterias que podrían causarme cualquier tipo de enfermedad o lo que es peor, sobrevivir dentro de mi piel, solo me inquieta hasta convertirse en pánico.

—¿Dominik? Hey, ¿estás bien? —Greg me toca el hombro y aunque no quiera admitirlo, eso me reconforta—. Definitivamente te pasa algo raro.

—No puedo evitarlo —le digo controlando mi voz para que no salga como un chillido histérico. Una persona debe de conservar la dignidad por sobre todo—. Es que siento la suciedad recorrer mi piel como si estuviera viva. Sé que sueno como un loco.

—¿Desde cuándo te sientes de esa manera? —interroga Greg preocupado por mi comportamiento. Su mano recorre mi espalda apaciguándome, como si no estuviera lleno de mugre.

—Creo que lo he tenido desde que era niño, pero nunca fue tan intenso como en los últimos meses. A este paso solo voy a empeorar más y más y no quiero eso. Solo quiero ser normal —me desahogo como no pude hacerlo antes.

Greg me empuja hasta él y para mi sorpresa, me da un abrazo tan apretado como se lo di yo minutos antes. No quiero ensuciarlo, pero instintivamente, mis manos van hasta su espalda y le correspondo el gesto.

—Descuida, Dominik, no me pareces un loco. Es solo una manía tuya y estoy seguro que con un buen psicólogo, podrás superarla. No te aflijas de ese modo, yo estaré contigo siempre que lo necesites.

¿Cómo puede alguien que está perdido a causa mía y con una herida abierta decirme todo eso como si mis estupideces fueran más importantes que cualquier otra cosa? Gregory no debería estar consolándome, sino culpándome por lo ocurrido. Sin embargo, absorbo sus palabras como si fuera una maldita esponja.

—Creo que deberíamos buscar un lugar mejor, aquí está siendo cada vez más oscuro —susurro con miedo luego de que nos separamos. Greg mira alrededor y también se percata de lo mismo.

—Esta bien, pero no creo que podamos librarnos de la oscuridad —dice pensativo, pero su rostro se ilumina de repente—. ¡Ya sé! Podríamos hacer una fogata. Eso ayudará a mantenernos calientes mientras esperamos a que amanezca para retomar el camino.

—No es mala idea —cedo ante su entusiasmo y me abstengo de decirle que no hay manera de saber nuestro camino de vuelta sin al menos un GPS.

En vez de objetar, lo ayudo a detener la hemorragia de la herida, aunque casi no hizo falta porque el lodo ayudó a tapar la zona sensible. No sé si eso sea una buena cosa, pero al menos no está desangrándose.

Caminamos juntos, conmigo sosteniendo la cintura de Greg mientras que su brazo abraza mis hombros. Da algunos pasos con dificultad, pero eso no impide que nos pongamos en marcha. Verlo de esa manera me genera un nudo en el corazón, pero él hace todo lo posible para lanzarme cortas sonrisas para que deje de mirarlo con el ceño fruncido. Mi molestia acerca de la suciedad sigue estando en mi mente, aunque puedo controlarlo un poco más porque mis ganas de poner a Greg a salvo son mayores.

El chico rubio a mi lado, lanza gemidos de dolor que trata de amortiguar. Por alguna razón, esos sonidos logran desconcentrarme y llevar mi mente por otro rumbo. ¿Sería también así cuando...? Aclaro mi garganta avergonzado de mis pensamientos. Debería estar pendiente en ponernos a salvo.

Mientras caminamos, ahora un poco enojado con Greg por desconcentrarme, aunque esa no es ni de lejos su intención, escuchamos un sonido constante y que a medida que avanzamos, se va haciendo más y más parecido a una corriente de agua.

—¡Oh por Dios, creo que ya sé dónde estamos! Leí en el mapa que nos dio el guía sobre un pequeño arroyo situado a unos tres kilómetros del hotel —grita Greg. Nos miramos asombrados y sonreímos con esperanza.

—¡Eso es genial! Podemos saber que rumbo tomar para retornar —contesto entusiasmado—. ¿Aunque cómo demonios logramos estar tan lejos? Debimos correr como bestias.

—Si mal no recuerdo, estamos ubicados al este del hotel. No sabemos si el arroyo recién comienza aquí. En ese caso, estaremos a solo tres kilómetros, pero si estamos a mitad o peor, casi al final del mismo, tendremos que caminar un poco más —comenta Greg. Viéndolo tan concentrado y diciendo cosas analíticas como esas, me hacen darme cuenta de que no es ni de lejos alguien tonto. Tal vez un poco ingenuo, pero a pesar de todo, inteligente. Su atractivo no solo viene de aquel rostro de grandes ojos azules y sonrisa cálida, sino también de un corazón noble y empático además de su mente sagaz —¿Qué? —pregunta Greg con una sonrisa al darse cuenta de que me quedé mirándolo con admiración.

—Nada, solo estaba dándome cuenta de lo increíble que eres —respondo. Si alguien me preguntara de dónde saqué la confianza para decir aquello, no sabría qué responder.

—Por supuesto que lo soy. ¿Recién te das cuenta? —bromea Greg, pero puedo ver a pesar de la oscuridad, como sus mejillas se encienden en un suave sonrojo.

Unos pocos metros después, vemos el arroyo. Lo primero que pienso es en lo mucho que me gustaría lanzarme y nadar en la corriente. Pero el frío no me permitirá gozarlo como debería. Después de ese pensamiento, recuerdo que hay algo que sí puedo hacer y de manera urgente.

—Vamos, Greg, debemos limpiar tu herida o podría infectarse —aunque en todo caso, ya debía estarlo si no la lavamos ni bien se golpeó con la rama. Greg intenta protestar, pero lo miro con una cara que no admite peros y finalmente se resigna ante mí.

El borde del arroyo es algo resbaladizo y tengo cuidado de que Greg no vuelva a tener otro accidente. De mi bolsillo, veo que Hansel sale al escuchar el sonido del agua, pero se mete de inmediato como si solo estuviera esperando llegar a casa. No es el único.

Espero que mi padre no esté tan preocupado, pero sé que probablemente ya armó equipos de búsqueda para encontrarnos. A pesar de estar molesto conmigo, sé que hará hasta lo imposible por mí y Greg. Ahora me arrepiento un poco por haberlo tratado tan mal, por haberlo acusado de olvidar a mi madre tan rápido como murió. Eso fue realmente estúpido. Mi padre solo debió ocultar su dolor de mí para que yo también pueda seguir adelante, pero eso no significa que no haya sufrido a su manera. Lo primero que haré al encontrarlo es decirle cuánto lo siento.

—Dominik, creo que desde aquí puedo hacerlo yo solo —comenta Greg cuando se sienta sobre una piedra saliente del agua y con los pies descalzos luego de dejar sus zapatos y medias en un lugar seco. Al ponerlos al agua, abre la boca de la impresión—. ¡Oh, por Dios, se me congelan los testículos! —grita por el frío.

Rio por su reacción, pero me doy cuenta de lo mismo cuando también me sumerjo. El agua parece realmente al borde del congelamiento.

—Te lavaré la herida, es lo mínimo que puedo hacer por ti —le digo a Greg cuando empiezo a remangar sus pantalones. Sé que quiere replicar, pero parece pensarlo mejor y calla.

—¿Crees que haya animales peligrosos en el agua? —pregunta en cambio. Me encojo de hombros. Realmente no lo sé, pero espero que ese no sea el caso o solo nos estaríamos poniendo en más peligro.

—Estamos en el borde, no nos puede pasar nada aquí —lo reconforto—. Por cierto, tu teléfono aún funciona, ¿no? Solo tenía problemas con la señal si mal no recuerdo.

—Así es, ¿quieres usarlo para alumbrar sobre mi pierna? —sugiere y asiento con la cabeza ya que dio en el clavo.

Lo saca del bolsillo de los pantalones y enciende la linterna. De inmediato todo se vuelve mucho más claro, pero a la vez, se me prende una alarma silenciosa al ver la herida de Greg. No quiero asustarlo, pero el aspecto es realmente horrible. Si bien fui consciente de que estaba tratando de enmascarar el dolor, no supe que tanto lo hizo hasta que vi la línea sangrienta y llena de suciedad adornar su pierna, al poner mis dedos cerca de la zona, una sensación de viscosidad se hace presente entre mis dedos. De inmediato lo zambullo en la corriente.

—Dominik, sé que es horrible, pero no tienes que hacerlo. Esto podría incomodarte debido a lo que me dijiste antes —menciona en referencia a mi manía por la salubridad.

—Cállate, Greg. No puedo creer que no hayas dicho lo grave que es. ¡Esto definitivamente se infectará!¡Y debe dolerte hasta los huesos! —exclamo afligido.

—Dominik, en verdad estoy...

—¡Basta! —lo corto con enojo—. Nunca más vuelvas a fingir que estás bien frente a mí cuando en realidad no lo estás. ¿Acaso no me tienes confianza? ¿Crees que voy a juzgarte por hacerme ver que estás adolorido y tal vez con miedo? —Greg se queda boquiabierto ante mi arrebato y no sabe que responder, por lo que solo desvía la mirada—. Escúchame, Greg, que me cuentes de tus preocupaciones y demuestres dolor, no te hace más débil ante mí. Solo deja de fingir, ¿quieres?

—Lo siento —susurra después de un rato. Le doy el teléfono de vuelta y le indico que alumbre sobre la herida para que pueda lavarla. Por lo menos algo hay que hacer—. Confío en ti, ¿cómo podría no hacerlo? Es solo que no quiero agravar más las cosas.

—Eres un tonto, como si pudieras empeorar lo que pasa. Eso sería imposible —a pesar de todo, sonrío un poco por su respuesta.

—Lo sé. Pero no me gusta verte agitado. Al menos, no en ese sentido —levanta una ceja y sonríe de pícaramente. Carraspeo para desviar la atención de su declaración y eso lo divierte.

—Deberías guardar silencio si quieres que haga un buen trabajo, no puedo concentrarme contigo diciendo esas cosas.

—¿Quieres decir que te desconcentro? Vaya, eso es casi como una declaración de amor de tu parte.

Al escuchar la palabra amor, mis manos aprietan su pierna sin querer y Greg lanza un aullido de dolor. Le pido disculpas reiteradas veces y él me dice que continúe. Por suerte no me miente más fingiendo que está bien o peor, que empiece aquel coqueteo que me aleja del objetivo.

Tomando la mejor decisión, Greg guarda silencio mientras paso el líquido por la herida. Leí alguna vez que no es bueno limpiar ese tipo de heridas con algodón, por lo que me abstengo de usar sus medias para quitar la suciedad. Luego de varios minutos, finalmente puedo ver el tamaño del corte. No serían más de cuatro centímetros, pero se ve profunda. Más nos vale encontrar la salida de la reserva mañana o estaremos en graves problemas.

—¿Tan grave es? —pregunta Greg al ver mi cara de preocupación a través de la luz del móvil. Antes de responder, le toco la frente para saber si tiene fiebre, pero su piel está a una temperatura normal.

—No por el momento. Pero seré sincero contigo, esto puede empeorar si no buscamos un lugar seguro donde esterilizarla correctamente —Greg asiente lentamente, pero puedo ver el temor a través de sus ojos—. No tengas miedo, no dejaré que nada malo te pase.

Le doy confort acercando nuestras frentes y mirándolo directo a los ojos. Pero Greg me pide algo más y sé lo que quiere. Acerco mis labios a los suyos y nos besamos con lentitud. Aún después de haberlo besado un par de veces, sigue sintiéndose como si fuera el primero. Greg me recibe gustoso con esos labios ligeramente agrietados y suaves. Su lengua se une a la mía, haciendo el momento aún mejor. Pero duró mucho menos de lo esperado porque Greg rompe el contacto en unos segundos.

—Dominik, quiero que sepas que en verdad me encantaría seguir besándote, pero como me dijiste que fuera completamente sincero contigo, tengo la obligación de hacerte saber que apestas.

Para darle más énfasis a sus palabras, se lleva los dedos en la nariz para taparla. No sé si sentirme divertido u ofendido, por lo que, en un vano intento de recuperar mi dignidad, le tiro un poco de agua fría.

—¡Dominik, cariño, no hagas eso o me congelaré aquí mismo!

Mis dedos se quedan quietos a medio camino. No por el frío ni por temor a la amenaza de Greg, sino por aquel apodo de afecto que me dirigió. Trato de no darle tanta importancia o arruinaría el momento, pero sé que Greg también se da cuenta de lo que dijo porque se muerde los labios como una reprimenda a sí mismo. Así que retomo la acción anterior para hacerle saber que no me molestó en absoluto.

Después de jugar unos minutos más, saco a Greg del agua y este se sienta en un lugar despejado para después ponerse a buscar ramas para la fogata. Le doy una reprimenda por su constante forma de empeorar su herida y finalmente me deja a mí hacerlo.

—Supongo que oficialmente ya no estás enojado conmigo —me dice luego de unos silenciosos minutos en donde busco cualquier pedazo de madera para prender fuego.

—No te creas tanto. Siempre me haces enojar, de una manera u otra.

—Es mi naturaleza, no puedo evitarlo. Termino desquiciando a los demás a mi alrededor me guste o no, tanto que hasta terminan abandonándome en algún momento —no me gusta para nada el tono que usó para describirse.

—Sabes que solo bromeo, en realidad, me gusta discutir contigo. Eres ingenioso y divertido. No creo que tus padres te hayan abandonado —digo adivinando el rumbo de sus pensamientos—, solo tienen mucho trabajo que hacer. Dave es parecido a ellos.

—Pero él es un hombre grandioso. Se preocupa por ti y no sé si lo notaste, pero siempre está al pendiente de lo que pasa contigo y busca la mejor manera de mejorar tu vida sin interferir directamente —replica Greg.

Me quedo callado unos minutos sin saber qué responder. Dave es un hombre cerrado, pero hace lo posible para seguir adelante aun teniéndome a mí como su hijo, y considerando lo poco sociable que soy y mis locas manías, no es nada fácil. ¿Alguna vez siquiera tuvo una cita luego de la muerte de mi madre? Definitivamente no. Se ha dedicado por completo a su trabajo y a mí. Cuando se enteró de mi relación con Ashton, no fue el mejor consejero y actuó distante, pero jamás se apartó de mi lado. Con el tiempo, fue aceptándome como soy e incluso haciéndome preguntas incómodas con tal de hacerme saber que cuento con él.

—Él es increíble. Pero siempre terminamos peleándonos por alguna estúpida razón. Y no solo con él —digo refiriéndome también a Greg—. Tal vez el problema sea yo —murmuro.

—Definitivamente no eres tú. Los padres son complicados, es imposible no pelearte con ellos alguna vez. Y por lo otro, ambos hemos colmado la paciencia del otro.

No respondo nada más, pero le dedico una sonrisa que él corresponde.

Luego de apilar toda la madera que pude encontrar, que no son muchas, me doy cuenta de que no calculé el factor más importante: el fuego. Sin embargo, recuerdo que antes de ser un potencial ermitaño, solía ir de campamento con mis padres. Esas memorias son dolorosas para mí, por lo que no siempre me gusta evocarlas, pero ahora estoy en una situación crítica y no tengo opción.

—¿Qué haces? —pregunta Greg al verme frotar dos ramas de madera con intensidad.

—Antes, cuando solía ir de campamento con mis padres, mi mamá me enseñaba a encender fuego de diferentes materiales —Greg se queda callado. No sé si por mi ferviente intento de conseguir fuego o porque es la primera vez que hablo de mi madre frente a él.

Aunque intente con todas mis fuerzas, ni siquiera sale humo de las ramas, por lo que me resigno luego de unos minutos. Quería que Greg viera que por lo menos no soy un total inútil, pero terminé demostrándole lo contrario.

—Lo siento. Pensé que podía hacerlo, tal vez debí haber practicado más al aire libre en vez de encerrarme siempre en mi habitación.

—Tranquilo, Dominik. No pasa nada -me reconforta—. Si quieres, podemos usar mi encendedor.

Lo miro con incredulidad. Greg, como si no fuera nada, saca un encendedor rojo y me lo pasa. Me lanza un gesto de interrogación cuando no se lo agarro a la primera y en vez de eso lo observo fijamente absteniéndome de decirle que es el mayor idiota de todos los tiempos. Después de unos segundos, le saco el maldito encendedor y me dedica una sonrisa reconfortante que me exaspera en vez de relajarme. Por suerte, el fuego se enciende envolviéndonos en calor en un instante.

—Iré a darme un baño. Creo que puedo aguantar el agua —le digo a Greg levantándome del lugar.

—¿Seguro? En verdad está muy fría y no quiero que te resfríes o agarres algo peor.

—No te preocupes, podré calentarme cerca del fuego. En verdad, necesito limpiarme —lo reconforto. Siento algo cálido en el pecho ante la genuina inquietud de Greg—. Te dejaré a Hansel y más te vale, Greg, que lo cuides bien.

—Jamás en mi vida volveré a perderlo de nuevo. Confía en mí —pone la palma de su mano a la altura del corazón en señal de juramento.

—Solo ponlo en tu bolsillo y asegúrate de que no salga de ahí —me dije a mí mismo que no volvería a dejarlo con nadie más, pero no puedo llevarlo al agua fría. Es mejor que permanezca cerca del calor.

Me alejo un poco de Greg luego de entregarle a Hansel, quien a duras penas despegó sus patas de mí, y voy para poder sacarme el suéter completamente lleno de barro y los pantalones. Greg finge concentrarse en la fogata, pero lo veo mirándome de reojo. Sé que los dos somos hombres, pero, aun así, me da algo de vergüenza que lo haga. Volteo para decirle que deje de hacerlo, pero de inmediato gira el rostro fingiendo calentar sus manos. Niego con la cabeza ante ese acto para nada bueno. Greg es el único que puede hacerme reír con sus acciones ingenuas.

Llevo mis prendas conmigo y me alejo más para poder quitarme la remera y quedarme solo con la ropa interior. Me doy cuenta de que no estoy tan sucio como pensé, solo mis prendas lo estaban. Bueno, tengo lodo en las manos y gran parte del cabello, el cuello y los hombros, pero nada que no pueda remediar con un chapuzón.

Mi cuerpo tiembla de inmediato cuando hago contacto con el agua, pero no me sumerjo por completo al principio. Sin embargo, cuento hasta tres y tapando mi nariz, me meto por completo. Siento como si tuviera miles de agujas perforando mi cuerpo. El frío es increíble. Me salgo del agua más rápido de lo que pretendo.

En mi mente viene el sueño que tuve con Ashton, justo en un arroyo como este, pero de día.

«A veces puede parecer que las cosas no tienen solución, pero con un poco de fe en ti mismo y en los que amas, puedes resolver cualquier cosa»

¿Se habrá referido a esta situación? Esa vez, si mal no recuerdo, él se despidió y empecé a caer en un río hecho de barro que me envolvió por completo. Tal y como ocurrió hace un rato. Parece que aquel encuentro con Ash pasó hace bastante tiempo, sin embargo, solo soñé con él el día anterior. Esto me hace pensar que está cuidándome desde algún lado de una u otra manera.

«Tú no hiciste nada malo»

Miro a Greg desde el lugar, iluminado tenuemente por las brasas y una sonrisa envuelve mi rostro. Greg definitivamente no fue un error. Puede hacerme querer gritar de frustración a veces, pero es el único que ha logrado sacar mi verdadero yo de nuevo.

Con una calma confortable, me termino sacando todo el material sucio de mi cuerpo y de paso, también de mis prendas. Mi suéter está lejos de salvación, pero los pantalones son realmente necesarios. De mis converse es mejor despedirme.

Ya después de estar parcialmente limpio, salgo del agua y aunque me da algo de vergüenza, me acerco al fuego con lo poco que llevo puesto. Greg voltea a verme debido al ruido y me encuentra con una remera y solo ropa interior. El cigarrillo que debió encenderlo cuando me fui, casi se le cae de la boca, lo que solo hace que me sea todo más incómodo.

—No puedes andar solo con eso —me dice cuando recobra el control de su cerebro.

—Estoy bien, secaré mi ropa en el fuego —Greg no me hace caso y en vez de dejarme tal y como estoy, se saca aquel abrigo que me pareció reconfortante desde el primer momento en que lo vi y me lo pasa—. Greg, tú también lo necesitas.

—Tengo un suéter y además, no estoy congelándome como tú —argumenta y a regañadientes, acepto la prenda.

Coloco las mías cerca del fuego y me siento a lado de Greg, quien emite una tibieza que tranquilizadora. Hansel salta de inmediato a mi regazo y le acaricio la cabeza.

Soy muy consciente de los hombros de Greg tocando los míos y de su rodilla rozando la mía en un movimiento juguetón que no sé si sea a propósito o no. Aprovechando su cercanía, recuesto mi cabeza sobre su hombro. Sentirlo tan cerca de mí me llena de paz.

—¿Te puedo contar algo que probablemente no me creas? —le digo queriendo desahogarme por todo lo que pasé con Ash. Tal vez no sea el mejor momento y que Greg no quiera saberlo, pero es el único en quien puedo confiar con un secreto de esa naturaleza.

—Claro que puedes. Créeme he escuchado historias de todo tipo, recuerda que soy el mejor amigo de Daniel —responde y los dos reímos por aquella afirmación completamente cierta.

—Está bien y entenderé si no me crees, pero nada de lo que digo es mentira.

—¿Es una historia de terror para completar el ambiente tétrico? —pregunta y le doy un codazo—. ¡Esta bien, lo siento! Te escucho —afirma más serio.

—A veces sueño con Ashton —desde mi posición siento como se tensa—. En algunos momentos, creo que puede ser solo producto de mi imaginación, pero en otros, lo siento muy real. Además, sé que suena loco, pero él me dijo que esto iba a ocurrir.

Greg no responde nada por unos incómodos minutos, incluso me dan ganas de alejarme de él, pero por fin, habla.

—Creo que no me sorprende que lo hagas —suspira.

—¿A qué te refieres? -levanto la cabeza de sus hombros y lo miro con confusión. Greg toma una varita de madera y mueve las demás que están quemándose, creando chispas que flotan y desaparecen en el aire.

—Daniel una vez me dijo que vio al fantasma de Ashton en el cementerio cuando espiaba a Stixx —Me quedo estático, no sabía aquel dato—. Fue por eso que tuvo aquella pelea tan fuerte con él. Stixx pensó que Daniel estaba usando la información de su hermano a su conveniencia. Me rogó que le creyera, pero no necesitó hacerlo, sé que no miente. Nadie miente en algo tan serio, al menos, no alguien como él.

—Stixx me contó que también soñó con él —murmuro. ¿Cuántas cosas más habrá hecho Ash?

—Por eso supuse que probablemente también hacía eso contigo. A veces, tú pareces tan devoto a él -dice y se muerde un poco los labios como si estuviera conteniendo sus palabras—, es como si lo tuvieras frente a ti o lo vieras todos los días. Como si jamás se hubiera ido. Pensé que podría ser porque te negabas a dejarlo ir, pero ahora confirmo mis sospechas.

—Escucha Greg, sé que probablemente esta noticia te incomoda, pero...

—¿Incomodar? —me mira directo a los ojos—. No me incomoda, Dominik, sé que él es alguien importante para ti, pero el hecho de que no lo dejes ir me pone tan malditamente celoso e inseguro, que no puedo evitar sentir rencor hacia él. Sé que es una locura sentir eso cuando ninguno tiene la culpa de que el vínculo que comparten entre ambos sea tan fuerte, pero pienso una y otra vez que tal vez solo estoy intentando atravesar una pared de vidrio inquebrantable. Que quiero ocupar el lugar de alguien más. Un lugar que jamás me corresponderá.

—Tienes razón —Greg hace una mueca de dolor y desvía el rostro hacia otro lado para que no vea su reacción—. Me refiero a lo que dijiste al principio. Admito que yo también lo veía así, pero no puedo continuar haciéndolo. Ashton marcó una etapa importante en mi vida y no lo olvidaré, pero si sigo aferrándome a él, no podré ver las cosas maravillosas que pasan justo frente a mis ojos y que me niego a mí mismo de disfrutarlas —Greg voltea de nuevo hacia mí y le dedico una sonrisa—. Si no fuera por ti, no hubiera querido jamás dejar aquel lugar seguro que me brindaban los sueños de Ashton. Pero últimamente, despertar y ver que un día soleado me espera, con amigos que me quieren, un padre comprensivo y un chico rubio que me desquicia, me hacen levantarme con ganas de la cama.

—¿Qué es lo que intentas decirme exactamente? —pregunta con algo de duda y lo comprendo perfectamente.

—Lo que estoy diciendo es que deberías de dejar el rencor hacia Ash atrás. Así como yo dejaré de aferrarme tanto a él y darle la oportunidad a quienes han demostrado que lo merecen.

Me acerco a Greg para sellar mis palabras con sus labios. Greg me recibe gustoso, ¿cuándo no lo ha hecho? El beso pronto se convierte en risas y luego en juegos.

—Lo siento, dejaré de lado estos sentimientos negativos y enfocarme en los positivos —me dice Greg luego de un rato. Lo miro orgulloso por sus palabras y aliviado por prometer dejar de lado aquel rencor hacia una persona que también significa mucho para mí.

—Gracias, Greg. Creo que esta vez debemos hacerlo mejor —digo refiriéndome a nuestras constantes peleas.

—Entonces estarías quitándole toda la diversión —ríe y le sigo la corriente—. Por cierto, ¿no te has puesto a pensar en lo raro que es el hecho de que nuestros ex se llamen iguales? ¡La mía Asha y el tuyo Ash!

—No vuelvas a decir "la mía Asha" como si te perteneciera de algún modo —respondo con el ceño fruncido a lo que Greg sonríe. Cuando intenta decirme algo respecto a eso, le corto las palabras—. Pero si, también me he puesto a pensar en eso. Quien sabe, tal vez sea el destino.

—Deberíamos formar una banda. Los ex de los Ashes o algo así.

—Suena horrible —digo negando con la cabeza ante sus ocurrencias.

—¡Seríamos famosos! —Antes de continuar con sus delirios, lo corto con otro beso. Esta vez más largo y profundo.

Greg coloca sus manos a mis espaldas y yo aprovecho para poder ponerme entre sus piernas, pero el momento queda suspendido al escuchar su quejido de dolor.

—¡Lo siento! Soy un idiota —me retiro de inmediato y aunque Greg pretende en un principio restarle importancia, el dolor puede más y se agarra la pierna en un vano intento de amortiguar su sufrimiento. Eso fue como un balde agua fría para mí y paro todas mis intenciones.

—Dominik, no te culpes por esto. Jamás te regañes de nuevo por besarme —me advierte cuando abro la boca para disculparme de nuevo—. El dolor ya pasará.

—Esta bien, pero creo que tal vez debamos acomodarnos y descansar, mañana será un largo día.

Greg asiente con la cabeza, pero me acerca de nuevo a él. Sin embargo, corto el contacto para poder ir a traer más madera ante la atenta mirada de Greg y consciente de que mis piernas blancas por la falta de contacto con el sol, están a su vista. Lo cual no parece disgustarle.

Finalmente, luego de poner todo en orden. Greg y yo nos acurrucamos para poder dormir un poco con la esperanza de que al día siguiente podamos encontrar el camino de regreso a casa. Solo espero que las cosas mejoren, o sino, consciente de la herida de Greg, tendríamos más problemas que solo el hecho de estar perdidos en medio del bosque.

Adivinen quién volvió ❣

Espero que hayan disfrutado del capítulo, que lo escribí con mucho entusiasmo. ¡Hasta pronto!

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