Capítulo 10
Por más que le insista a mis piernas para que dejen de caminar de un lado para el otro, estas simplemente no me obedecen. Me repito a mí mismo que lo que hice fue lo correcto. Terminar de una vez por todas esta absurda relación sin fundamentos ni base sólida, es la mejor opción. El hecho de que mi pecho me apriete, mis pies se muevan como si tuvieran un tic nervioso y lance suspiros a cada rato, no significa nada.
Unas voces ruidosas provenientes de afuera de la habitación me hacen darme cuenta de que los chicos ya regresaron. Un poco preocupado, miro mi celular y me percato de que ya van a ser dos horas desde que Greg se fue con Hansel. No es como que estuve contando los minutos, ni mucho menos que estuve pegando mis oídos a la puerta esperando escuchar su regreso.
Hay veces en las que ni yo mismo me entiendo.
Tomando como excusa el hecho de que no trajo a Hansel de vuelta, salgo de la habitación para buscar al chico que no hace más que crear caos dentro de mí. Por el camino, esquivo a unos cuantos estudiantes y trato de pasar lo más desapercibido posible para no alertar a mi padre. Lo último que quiero es que me vea rompiendo el toque de queda que nos dio ni bien bajamos del bus.
Lastimosamente, el destino tiene otros planes. Asha viene camino a mi dirección. ¿Acaso la chica siempre va a ponerse en mi camino? Sin embargo, reparo en que no está sola. Se encuentra con el grupo de chicas que siempre siguen mis pasos. Aunque algunas de ellas no vinieron en esta fecha, la mayoría sí, como Isabella, quien no parece nada contenta con Asha.
—Les aseguro que no pasará de hoy. Confíen en mí —les dijo Asha con una sonrisa que hasta a mí podría convencerme de que es sincera, si no fuera porque sé de primera mano cómo es en realidad.
Luego de decir eso, se despide de ellas y estas se quedan a tener un debate. Me escondo lo más que puedo no queriendo quedar expuesto ante ellas.
—No confíen en ella —les advierte Isabella.
—No seas tonta Isabella, solo es una pequeña estrategia, no es para tanto —dice una. Isabella no objeta nada más. Me molesta un poco el hecho de que se deje guiar tanto por las demás, ella es una chica que ha demostrado más de una vez ser valiente y extraordinaria. Pero quedaba reducida a nada cuando trataba de mezclarse con las demás chicas, como si fuera una pieza de rompecabezas tratando desesperadamente de amoldarse a uno donde no pertenece.
No me gusta nada lo que están tramando. No es necesario ser un genio para poder saber que tiene algo que ver conmigo. No tengo el autoestima tan elevado como Stixx, pero sé de primera mano cómo pueden obsesionarse con alguien. ¿Pero por qué yo? Soy tan normal y ordinario que hasta da pena.
Luego de unos minutos, el grupo se separa y eso me da una oportunidad para escabullirme de nuevo. Pero no todo puede ser tan fácil.
—Hey, Dom. ¿Dónde vas? —me pregunta Stixx. Casi me hace saltar del susto pues se acercó sigilosamente con esa intención. Para mi alivio, no está con Daniel—. Está con Fred —responde sin siquiera haber hecho la pregunta.
—Solo iba a salir a refrescarme —le respondo, pero noto el escepticismo en él. No lo culpo, con mis nervios alborotados y la mirada a cualquier lugar menos a sus ojos, le digo lo suficiente.
—¿Quieres que te acompañe? —añade preocupado.
—No hace falta, yo solo iré a buscar a Hansel.
—Necesitarás mi ayuda si quieres escaparte de Dave. Si te ve rompiendo otras de las reglas, creo que se enfadará contigo más de lo que ya está —me persuade. Accedo a regañadientes porque sé que tiene razón. No me sorprende que incluso él se haya dado cuenta que me peleé con mi papá. Nuestro comportamiento ha sido muy obvio. Últimamente ando en conflicto con todo el mundo.
A hurtadillas, vamos hasta la entrada del hotel. Noto a Dave con la señora Sanders. Parecen estar discutiendo como siempre, pero para mi sorpresa, no están enojados, hasta podría decirse que están sonriéndose entre sí.
—Es una idea excelente, le avisaré a los chicos —escucho que dice la señora Sanders a medida que nos acercamos meticulosamente—. Por fin pones a trabajar esa mente tuya, Dave. Ya me preguntaba dónde quedó el chico nerd de la secundaria.
—Esa señora se me hace conocida, pero no recuerdo de dónde —susurra confuso Stixx. Se me viene a la mente la vez que dijo lo mismo de Fred cuando lo conoció.
—¿Hasta cuándo me seguirás molestando con lo mismo? —añade Dave, interrumpiendo las palabras de Stixx.
—Tienes razón, es mejor que deje de mencionar como te tragabas libros enteros. ¡Creo que por eso estabas tan gordito! —se rie la señora Sanders. ¿Mi papá tuvo sobrepeso? Pero si siempre hacía ejercicios en su tiempo libre y hasta me quiso obligar a hacerlo también. Por suerte soy más obstinado que él. Eso de sudar no es lo mío.
—Pues ni todos esos kilos de más te impidieron salir conmigo en aquel entonces, señorita popular —respondió Dave con malicia, un poco exasperado por las palabras de la mujer. La señora Sanders se puso roja de pies a cabeza y no supo qué contestar.
A mi lado, Stixx pronuncia algo parecido a "¿Están coqueteando"? seguido de un gesto de asco. No puedo estar más de acuerdo con él. Ver a dos adultos decirse eso deja sordo a cualquiera. Jamás se me hubiera ocurrido que la madre de Fred y mi papá hubiesen sido novios en secundaria. A juzgar por la cara de Stixx creo que a él tampoco.
Para mi alivio, la señora Sanders corta las próximas palabras de Dave poniendo la mano en alto y se fuga del lugar, demasiado avergonzada para encararlo. Su reacción hasta sería graciosa si no fuera tan perturbadora.
—Creo que no volveré a ver a Dave con los mismos ojos —comenta Stixx ni bien salimos fuera del hotel—. Pensaba que era un aburrido, ¡pero salía con chicas populares en secundaria!
—Oye, por más que esté peleado con él, no lo llames así —respondo, pero también río un poco por sus palabras. Ya que son las mismas que estaba pensando.
—¿Dónde exactamente buscaremos a Greg? —pregunta después de un rato.
—¿Por qué mencionas a Greg? Te dije que estoy buscando a Hansel —replico con los brazos cruzados. Como si me importara lo que pase con Greg.
—Como si no te conociera. Puedes actuar extraño, pero recuerdo que nos cambiaban los pañales al mismo tiempo. Te conozco mejor que nadie.
—Eso no es verdad, te conocí en primer grado —respondo divertido.
—¿En serio? Bueno, como si lo recordara de todos modos —se encoje de hombros, pero logró lo que buscaba. Relajarme y divertirme.
—Sé que recuerdas perfectamente ese día. Me mordiste el brazo.
—Rayaste el dibujo que hice para la profesora. Eras un demonio disfrazado de corderito —vuelve a insistir Stixx.
—¿Yo? Pues dime, ¿quién creía en teorías conspirativas del gobierno, en los illuminatis y en la idea absurda de que hay alienígenas viviendo entre nosotros? —bufo al recordar lo idiotas que éramos, ya que yo también me quedaba horas hablando con él de esos temas.
Seguimos molestándonos un poco más. Afuera, la temperatura empieza a bajar. Menos mal traje un abrigo conmigo, no quisiera terminar enfermo luego de esto.
Recorrimos los alrededores, pero no encontramos rastros de Greg. Ya no le discutí a Stixx el hecho de que también lo estaba buscando a él, después de todo, fue él quien se llevó a Hansel. Es irremediable no hacerlo. Sin embargo, cada vez que pienso en Greg, un sabor amargo llena mi boca y siento una opresión en el pecho. Es como si lo que hice, no hubiera estado bien, como si hubiera cometido un grave error.
—Por cierto, ¿qué hay entre tú y el rubio idiota? —pregunta con precaución. Expectante a mi respuesta. No lo culpo. Últimamente hasta yo tengo miedo de mi reacción.
—Hey, él no es idiota —me da una mirada escéptica—. No tanto. Y no tengo nada con él, ¿por qué tengo que aclararle eso a todo el mundo?
—Ay, Dominik —dice en tono condescendiente—. Sigues siendo tan ingenuo como siempre.
—Tú sabes cómo me siento. Deja de jugar con eso.
—¿No me digas que hablas de mi hermano? —dice con incredulidad—. Dominik, creo que hay un límite para la idiotez. Y tú estás a punto de sobrepasarla. Entiendo que hayas querido a mi hermano, ¡yo también lo hago! Pero hay que dejarlo ir. Puedes sentir todo lo que quieras por Ash, quererlo aun cuando no esté, pero lo que no puedes hacer, es dejar que eso te impida ser feliz.
No sé qué responder. Las palabras de Stixx quedan resonando poderosamente en mi mente. Diluyendo cada defensa que puse a mi alrededor.
—No es fácil —digo finalmente.
—Lo sé. Créeme que te comprendo —me rodea los hombros con el brazo—. Pero debes dejarlo descansar a él también. ¿Crees que pueda ser feliz donde sea que esté si te ve sufriendo como lo estás haciendo ahora?
El recuerdo de Ash apareciendo en mis sueños vuelve nítido a mí. Las palabras de Ash tienen más sentido si las veo desde la perspectiva de Stixx. Es como si lo estuviera reteniendo en contra de su voluntad. Pero no puedo dejarlo ir tan fácil. No cuando significó tanto para mí.
—También quiero que sepas que por más que Ash sea mi hermano, no estaré molesto contigo si quieres tener algo con aquel tonto. Igual seguiré queriéndote —me acaricia la cabeza. Es la tercera persona que lo hace. Al parecer mi cara de perrito apaleado conmueve a todo el mundo.
Me quedo en silencio sin saber qué responder, no siempre se podía tener conversaciones de este tipo con Stixx. Él no es un chico que diga fácilmente lo que siente. Solo una persona rompe esa barrera y no soy yo. Daniel es el único que puede sacar una confesión de Stixx haciéndose el enojado con él o bien chantajeándolo con alguna cosa de su interés. Su relación ha hecho que incluso se vuelvan algo populares. No desde el inicio por la obvia discriminación que sufrieron, en especial Daniel, pero con el paso del tiempo han llegado a ser tan conocidos que hasta cuando están separados, los que los ven les dicen dónde se encuentra el otro.
—¿Por cuánto tiempo más vas a seguir insultándolo? —respondo con una media sonrisa.
—No lo sé. Hasta que me sienta satisfecho y creo que eso no va a suceder en el corto plazo.
Antes de poder responder, nos ponemos en alerta al escuchar un ruido proveniente de unos árboles amontonados que dan lugar a lo que pienso que es una pequeña reserva natural. Stixx pone uno de los brazos frente a mí como si intentara protegerme. ¿Acaso soy una princesa de Disney? Bajo su brazo bruscamente y él me mira con confusión, luego con exasperación al notar mi reacción por tratarme así.
—Solo fue instinto —modula con los labios y se encoje de hombros.
Poniéndole fin a la pequeña discusión, nos acercamos sigilosamente hasta donde está el ruido. Al hacerlo, podemos darnos cuenta de que hay un bulto moviéndose en el piso. Las teorías conspirativas sobre alienígenas y chupacabras vienen a mí alborotando mi mente. Creo que Stixx piensa lo mismo porque tenemos la misma cara de espanto que tratamos inútilmente de ocultar.
—Tú primero —murmura. ¿Qué no estaba intentando protegerme hace segundos?—. ¿Qué? Tú no querías que te tratara como a una princesa.
No puedo argumentar nada porque estaría contradiciéndome. Maldito Stixx.
Con un poco de miedo y expectante a que no me salte y devore de un bocado, me acerco al bulto que sigue moviéndose de un lado para otro. Desde su lugar, Stixx me levanta los pulgares. Y yo le muestro el dedo del medio.
Continúo caminando y reencontrándome de nuevo con mi religión, le rezo a todos los santos antes de tirarme por el bulto.
—¡Auxilio! ¡Me quieren secuestrar! —grita una voz conocida rompiendo mi tensión y dándole paso a la impaciencia.
—¡Greg, casi me matas del susto! —le grito. Él saca los brazos que puso en modo de defensa cubriendo su cara y aunque esperaba que se relaje, su reacción fue lo contrario. Parecía más asustado que cuando pensó que sería secuestrado.
—Dominik, ¿has sobrevivido? —pregunta Stixx viniendo a mi encuentro. Pero contrario a lo que esperaba, me encuentra encima de Greg con las piernas a ambos lados de su cintura—. Veo que no pierdes el tiempo.
—Cállate y ayúdanos —le reclamo.
A regañadientes nos levanta a Greg y a mí. El rubio no ha dicho ni una palabra desde que me vió. ¿Acaso sigue enojado conmigo por lo que le dije? Aunque la respuesta es obvia. Ni yo querría dirigirle la palabra a alguien que solo las pisotea.
—Greg, ¿qué estás haciendo aquí? —pregunto a pesar de todo. Stixx cruza los brazos también formulándose la misma pregunta.
—Solo vine a pasear—se rasca la cabeza con nerviosismo y evita nuestras miradas. Creo que está más enojado de lo que pensé.
—¿Dónde está Hansel? —digo preocupado también por mi mascota. Su semblante palidece considerablemente. Si antes parecía nervioso, ahora está peor. Eso me alerta de inmediato—. ¿Greg?
—La deje en mi habitación. Solo vine a fumar un cigarrillo para relajarme —murmura. Algo en sus palabras no me cuadran.
—No te escuché regresar luego de que te fuiste —afirmo. Stixx solo permanece en silencio ante nuestra conversación. Como si evitara socializar lo menos posible con Greg.
—¿Me estabas espiando? —pregunta—. Porque si mal no recuerdo, me dijiste claramente lo poco que te importo —replica y puedo sentir el dolor en sus palabras, ya que estoy sintiendo lo mismo.
Stixx lanza un silbido por lo bajo y yo lo taladro con la mirada. El chico solo se encoge de hombros.
—Solo estoy preocupado por Hansel —respondo aunque es cierto, no es la verdad completa. Pero Greg asiente con la cabeza aceptando mis palabras.
—Te lo llevaré mañana. Por hoy creo que ambos ya tuvimos suficiente —da unos pasos y lo detengo.
—No. Quiero que lo regreses ahora —insisto.
—Escucha bien. No. Lo. Haré —añade pausadamente quemándome con esos ojos azules—. Yo lo necesito más que tú.
Sin decir nada más, sacude el brazo por el cual lo tenía agarrado y se va, chocando los hombros de Stixx en el camino. Él lo mira incrédulo. Yo también. ¿Qué rayos pasó con Greg? Él suele ser más amable y dulce. Ahora luce como si le hubieran cambiado por un clon amargado y enojado.
—Creo que le rompiste el corazón —me dice Stixx—. Eso claramente explica su cambio de actitud.
—¿Tú crees? —le pregunto. ¿Acaso no es necesario querer a alguien para que te rompan el corazón? Tal vez, los sentimientos de Greg son más profundos de lo que pensé. Y yo los hice trizas.
—Lo de tu mascota fue raro, pero no creo que se haya portado así solo por eso. Parecía otra persona —añade Stixx poniéndole más sal a la herida—. Lo que sea que le hayas dicho, necesitas arreglarlo.
Al haber actuado de manera tan impulsiva, solo empeoré las cosas. Fui un completo tonto. Tomé los sentimientos de Greg como si fueran basura y los deseché lejos de mí. De donde pudiera verlos, sentirlos. Todo porque estuve asustado. El temor de volver a experimentar todo el dolor que sentí por querer a alguien, me hizo actuar como un idiota. El hecho de que haya una persona más que podía llenar el agujero que dejó Ash me espantó. Pensé que si Greg llenaba ese hueco, me olvidaría de él. Pero estaba completamente equivocado. Siempre querré a Ash, pero ahora solo podré atesorarlo en mis recuerdos mientras le doy un espacio más a la persona que realmente quiero ahora.
Quiero a Greg. Ha sido tan obvio que me merezco el premio al idiota del siglo por negármelo tantas veces. ¿Cómo puedo aceptarlo recién ahora que lo perdí? Si pudiera, golpearía mi cabeza contra la pared mil veces por mi idiotez.
—¿Por qué tengo que ser tan estúpido? —murmuro sentándome en el suelo con las rodillas en alto para ocultar mi rostro entre ellas.
—Si te sirve de consuelo, me pasó lo mismo con el enano —dice sentándose a mi lado—. ¿Cómo puede gustarme alguien tan egoísta y poco moral? Bueno, no siempre se trata de lo que nos conviene, sino de lo que nuestros tontos corazones eligen para nosotros. Si él no fuera tan insistente y optimista, yo no habría salido del cascarón de amargura que me envolvía. La vida te pone en el camino a personas que ni siquiera sabes que necesitas. Hasta que luego de incontables tropiezos, por fin te das cuenta.
—¿Ahora eres psicólogo o algo por el estilo? —digo en broma y espero que no repare en mi voz entrecortada.
—Luego te paso mis honorarios —responde y me acaricia de nuevo la cabeza. Debo de dar una apariencia lamentable para que cada persona que se cruce en mi camino haga lo mismo—. Ahora creo que tienes algo que resolver.
—¿Y si ya no quiere escucharme? —pregunto inseguro.
—Es lo más probable. Pero así como tuviste el coraje para rechazarlo, puedes reunir el mismo valor para enfrentarlo.
Tomo la mano que Stixx me pasa y me levanto del piso. Con su brazo rodeando mis hombros de nuevo, nos dirigimos al hotel. Pero contrario a mis planes, no podré aclarar las cosas con Greg porque lo veo en la entrada con las manos de mi padre presionando su espalda. Como si lo hubiera descubierto in fraganti. Además, no está solo. Todo el grupo está rodeando mi padre mientras este habla a viva voz.
—Gracias a la ayuda de los padres que nos acompañan y de los guías, decidimos hacer una pequeña fojata no muy lejos de aquí. No es obligatorio que vayan, pero sería genial que todos participen, ya que la finalidad del paseo es socializar para fomentar la amistad y el compañerismo. ¿Quiénes quieren ir?
Todos respondieron emocionados y dieron aplausos efusivos. Mis hombros decaen. Otra vez un tonto paseo, encima hace frío. Pero dijo que no es obligatorio, así que puedo decidir quedarme.
—Dominik, por fin llegas de donde sea que te fuiste después del toque de queda —me dice mi padre ni bien me acerco a él—. Veo que tú también te divertiste, Stixx.
—Dave, yo solo salí a proteger a Dominik. Uno nunca sabe lo que puede encontrar en las calles.
—Lo sé, es justamente por eso que se pone un límite de horario —responde Dave como si fuéramos idiotas.
—Papá, en verdad estoy muy cansado, ¿puedo quedarme? Por favor —digo con la voz más rogona que puede salir de mis labios. Lastimosamente, Dave es inmune.
—No. Como castigo, deberás acompañarme a donde sea que vaya. Ya no sé si confiar en ti, Dominik —sus palabras me afectan más de lo que quiero dejar ver—. Lo mismo va para ustedes dos —añade refiriéndose a Stixx y Greg.
—Sí, señor —responde Greg al notar su seriedad. Creo que he alcanzado el tope de paciencia de mi padre.
—Mientras tanto, Dave, puedes aprovechar el momento para revivir viejas pasiones —agrega Stixx. Dave lo mira confundido. El chico siempre tuvo las agallas para tratar a mi padre de manera tan personal, es por eso que consigue llegar al instituto lleno de aretes, teñido y a la hora que quiere. Mi padre le tiene un cariño especial y le perdona todo.
—¿A qué se refieren? —pregunta
—¡A nada, papá! —le piso el pie a Stixx para que se calle. Lo último que quiero es que nos castigue aún más.
—¡Tixie! ¡Te extrañe! —Daniel interrumpe la escena saltando encima Stixx—. También lo hiciste, ¿verdad?
—Sí, lo que digas —responde Stixx tratando de bajarlo.
—Si no me dices que lo hiciste, no te soltaré en toda la noche —lo chantajea como tantas veces.
Mientras empiezan a discutir con mucho coqueteo innecesario, Fred se acerca a nosotros.
—¿Dónde estuvieron? Los buscamos mucho.
Greg no responde nada y se va lejos de nosotros. Yo solo puedo quedarme a mirarlo con un nudo en la garganta. Aunque es lo que realmente me merezco. Yo lo llevé a ese estado.
—¿Qué le pasa a Greg? —pregunta extrañado Daniel mirando preocupado a su amigo, quien ni siquiera voltea hacia nuestra dirección.
Como un completo cobarde, no respondo nada. Lo que sí hago, es seguirlo para poder hablar con él de una vez por todas. Tengo que enmendar todas las palabras que dije. No quiero perderlo después de todo lo que pasó entre nosotros. Greg se volvió muy importante para mí. Quiero volver a verlo sonreír, tontear, portarse como un niño y besarlo de nuevo. Lo quiero a él. Quiero a Gregory Foster.
Hola a todos, ¿qué les pareció el capítulo? ¿Creen que todo siga igual después de que Dominik se entere de que falta un camaleón muy importante para él?
¿Estará Hansel buscando a su alma gemela mientras nuestros dos protagonistas se pelean a cada rato? ¡Lo sabremos pronto!
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