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Capítulo 1

Después del beso que tuve el descaro de robarle a Greg, él no me dirige la palabra. Es un tanto vergonzoso para mí el tener que mirarlo a los ojos luego de lo ocurrido, pero me la puso fácil al evitarme.

—Greg es un maldito cobarde —murmura Daniel desde su asiento al leer su mensaje. No se necesita ser muy inteligente para saber que el chico evitó venir al comedor de nuevo.

—No se pierde de nada, la comida es asquerosa —se queja Stixx como todos los días desde que Daniel lo obliga a comer con ellos. Juega con su comida y lleva un bocado a la boca sin disimular el asco que le produce aquello.

—Supongo que es por mi culpa. De todos modos, dile que ya terminé de comer y que puede venir tranquilo —suspiro resignado y me despido de ambos. Tanto Daniel como Stixx me miran como si quisieran agregar algo más, pero antes de que lo hagan, me voy. 

Tanta negativa de parte de Greg resultó ser un alivio en un principio, pero ahora me  molestando un poco. Aunque no lo admitiría en voz alta, por supuesto.

Camino por los pasillos buscando mi casillero para sacar mi cepillo de dientes. Odio tener el aliento con sabor a cebollas, el cual fue el ingrediente principal de la comida del día de hoy. Soy un tanto exagerado con mi higiene personal, tanto que a veces me preocupa e incluso he llegado a pasar horas bañándome, cosa que no se lo he dicho a nadie.

Para llegar a mi casillero, debo atravesar unos cuantos corredores que a veces parecen tan complicados como laberintos. Cuando ya me encuentro a solo unos metros del lugar, me interceden unas cuantas chicas. Me quejo mentalmente y me preparo para enfrentarme a ellas.

—Hola, Dominik. Te trajimos un regalo hoy —habla una de ellas. Miro a todas y me encuentro con la hermana de Daniel, Isabella, mirándome con admiración como las demás. Sonrío de manera forzada, intentando que no se note. De todas las chicas a mi alrededor, Isabella es quien más me agrada pues ha demostrado ser una chica valiente y de buen corazón, pero no entiendo por qué eligió a estas personas como sus amigas siendo que solo me molestan siempre.

—Aprecio mucho que sean tan atentas, pero ya debo entrar en clases —digo como si estuviera apenado. La chica que acaba de hablar, frunce el ceño con descontento, pero de inmediato vuelve a la misma expresión de coquetería de hace un momento.

—Anda, Dominik, no seas así. Siempre que te queremos dar un detalle, tú lo rechazas. ¿Acaso no te agradamos aún después de haberte defendido todo este tiempo? —comenta como si lo dicho lo angustiara. A mí, en cambio, solo me deja confundido.

—¿Defendido? ¿De qué hablas? —pregunto con una falsa sonrisa y poniendo mis manos en el bolsillo de mis pantalones en pose despreocupada.

—Cuando en el festival de invierno le diste aquel beso al otro chico, ¿cómo es que se llama? ¿Fred? Nos encargamos de decirles a todos que solo fue actuación. ¡Imagínate lo que hubiera pasado con tu reputación si no hacíamos eso!

—Agradezco que hayan hecho eso, pero no hacía falta —digo ocultando mi molestia. Ahora entiendo por qué no hubo tantas repercusiones para mí como lo hubo con Daniel en su momento. Pero de todos modos, no tengo idea de cómo es que me gane una reputación en el instituto si solo ando evitando hablar con todos y estar solo.

Aquel beso solo fue como cualquier otro, no era necesario encubrirlo como si hubiera hecho algo malo. Mis ojos se conectan con Isabella y parece adivinar mis pensamientos pues desvía la mirada un tanto apenada.

—¡Claro que hizo falta! No te imaginas los rumores que—

—Debo irme, adiós.

Me largo de ahí antes que empiecen a decir algo más desagradable que eso. No me gusta tratar así a los demás, pero escuchar un poco más hubiera hecho que pierda la paciencia. Y generalmente soy un chico muy paciente.

Luego de horas sintiendo dolor en las mejillas por casi arrancarme los dientes en el baño, mitad por la rabia mitad por mi pequeña obsesión, finalmente terminan las clases. El profesor de geometría no hizo más que darnos un sinfín de tareas cuyas respuestas espero poder encontrar en internet. En la entrada del instituto, o salida en todo caso, veo como Daniel está hablando con una persona que se encuentra de espaldas, confiado, voy hasta él y quedó estático al ver que se trata de Gregory Foster.

Daniel sonríe por mi confusión mientras que Greg, al percatarse de mi presencia, mira a todos lados buscando la manera de huir. ¿Acaso tengo peste o algo por el estilo? Su evasiva solo me molesta más y más.

—¡Dominik! No pudiste haber venido en un mejor momento —sonríe Daniel con complicidad y trato de responder también con una sonrisa, aunque creo que salió muy forzada.

—Hola Daniel y…¿cuál era tu nombre? ¿Fred? —digo utilizando el nombre que las chicas le dieron. Lo hago solo para fastidiarlo y veo que funciona al ver un tic nervioso en sus cejas.

—Sabes bien como me llamo —responde con los brazos cruzados.

—Pues fíjate de tanto que evades, ya hasta se me olvidó —me acerco a él con los brazos de igual forma.

—Yo no te estoy evadiendo, no seas egocéntrico —da un paso hasta mí.

Sin darnos cuenta, nos quedamos frente a frente. Por más que yo sea como dos centímetros más alto que él, Greg tiene más masa muscular por lo que la diferencia física entre nosotros es casi imperceptible. Sus ojos azules brillan con desafío lo que provoca la misma reacción en mí.

—Deberían besarse para cortar con la tensión —sugiere Dani y de inmediato rompe la burbuja en el que nos sumergimos segundos antes.

Greg es el primero en alejarse con la cara roja que asumo es por la molestia mientras yo me quedo algo avergonzado en mi lugar. 

—Dani, deja de inventar cosas. Jamás besaría a alguien como él —añade Greg.

Aquella afirmación se sintió como un balde de agua fría. Por alguna razón, logra descolocarme por completo y mi única reacción fue responder con la misma hostilidad.

—Lo mismo digo, la última vez tuve que usar todo mi enjuague bucal para sacarme tu aliento a ajo —miento.

Daniel mira de uno a otro murmurando un «no debí haber dicho nada» una y otra vez. Me voy del lugar antes de decir algo más infantil que lo que acabo de soltar.

Su negativa me dolió un poco. Sé que soy un chico y no debí haberle robado aquel beso, pero el «Jamás besaría a alguien como él» solo me hace pensar en que fue más desagradable para él de lo que pude imaginar. Tanto que no pude evitar darme un largo baño en agua caliente pensando que tal vez tenía hedor o suciedad en mí. Bajo el agua y el vapor, mi piel empieza a arrugarse y quedar enrojecida, pero eso no impide continuar enjuagándome una y otra vez hasta sentirme lo suficientemente limpio.

—Hansel, ¿has comido algo bueno hoy? —pregunto a mi camaleón cuando lo encuentro caminando sobre mi cama. Lo agarro y me siento sobre el colchón con solo una toalla alrededor de mi cintura. Hansel se aferra a mis dedos con sus patas y saca la lengua como si fuera un saludo.

Cansado del día que tuve hoy, me acuesto en la cama y dejo a mi pequeña mascota sobre el pecho. A pesar de mi manía por la higiene, tener a Hansel nunca me ha generado repulsión. Después de todo, es un recuerdo de él y yo. Nada de que venga de él podría asquearme jamás.

Nostálgico, acaricio la cabeza de Hansel recordando que yo le había puesto ese nombre para que así su hermana pudiera llamarse Gretel, pero a Ashton le encantaba más el nombre de Dorothy, por lo que tuve que renunciar a combinar sus nombres. Mis ojos lagrimean en contra de mi voluntad al recordarlo. Era la persona que más amaba y en quien podía confiar más que nadie.

El viento helado que se escabulle por la ventana me da piel de gallina, por lo que me levanto a cambiarme de ropa y comer algo para poder ir a dormir un poco. No hay rastros de mi padre en la casa, a lo mejor se quedó atendiendo algunos asuntos escolares de nuevo, cosa común en él. Sin más intención de prolongar el sueño que más deseo, me rindo en la cama esperando encontrarme con él.

—Te estuve esperando todo el día.

El paisaje es soleado, pero a la vez hay una brisa algo helada que logra dejarme la piel de gallina.
Estamos en un parque vacío rodeado de un pastizal verde. Aquel color siempre me recuerda a sus ojos.

—Yo desearía poder venir más temprano —respondo tratando de disculparme.

—Te ves triste, ¿pasó algo hoy? —pregunta Ash mientras se balancea en un columpio para dos personas. Miro arriba para saber de dónde se sostiene, pero solo veo nubes de colores a unos metros encima de nosotros.

Me siento a su lado y de inmediato salen flores del pastizal, observo maravillado el piso mientras Ash arranca una de las flores y me lo pone atrás de la oreja. Cualquiera pensaría que eso era un poco femenino, pero con él y yo solos no hay perjuicios como aquel. Solo somos él y yo, solos y felices.

—Siempre pasan demasiadas cosas, pero estar contigo lo borra todo —contesto. Ashton sonríe enseñando sus hoyuelos y me quedo admirándolo.

—¿Sabes? No podré estar para ti mucho más tiempo. Debes aprender a luchar tus propias batallas, Dom —El semblante de Ashton cambia a una muy triste y sus palabras son como flechas en el corazón. Ashton levanta la mano y me acaricia el rostro a la par que acerca su rostro al mío—. No quiero ponerte más triste.

—Entonces no te vayas, nunca —Él desvía la mirada y puedo notar su indecisión.

Llegado a este punto, no sé si él sea o no producto de mi imaginación o de verdad se encuentra aquí conmigo, pero como sea que esto es posible, no quiero que termine. Tenerlo a él una vez más en mis sueños, es un motivo más para levantarme todos los días esperando encontrarlo de nuevo.

—Tranquilo. Estoy aquí y ahora. Eso es lo que importa.

Lleva sus labios a los míos y como siempre que estoy con él, se enciende una chispa dentro de mí que me lleva a profundizar el beso. Rodeo mis brazos alrededor de su cintura y él sostiene mi rostro. Nos besamos por lo que parecieron años y cuando al fin nos soltamos, me mira a los ojos y susurra:

—Nuestro tiempo se acaba.

—¡Dominik, despierta! Ya es hora de desayunar —grita mi padre. Gruño del fastidio al comprobar que el sueño terminó más rápido de lo que hubiera querido. Es raro, pero a veces, puedo pasar mucho tiempo dentro de él y otras, se siente como su fuera solo un segundo.

Me preparo mentalmente para mi día intentando no maldecir a mi padre. Una vez en el comedor, lo encuentro comiendo el desayuno.

—Hola, papá. Es raro verte todavía por aquí —lo saludo. Por lo general, siempre va muy temprano y por ende, tomo el autobús para llegar a un horario regular. Así también, me ahorro que todos sepan sobre nuestra relación. No quiero falsos amigos.

—Sí, de hecho te estaba esperando para hablar contigo ya que ayer llegué muy tarde y no lo pude hacer —mi padre mira alrededor con algo de nerviosismo y mis sentidos se ponen en alerta. ¿Ahora qué está tramando?

—Escucha. A pesar de todo lo que pude haber hecho en el pasado —dice refiriéndose a que antes, cuando le confesé que era gay, no fue muy amable que digamos. Los recuerdos de aquel entonces aún no han cicatrizado del todo, pero debo admitir que se ha esforzado para poder aceptarme. Incluso ayudó mucho a Daniel y Stixx luego de que la ex novia algo loca de Greg divulgara aquella información malintencionada—, quiero que sepas que apruebo tu relación con aquel chico, ese al que besaste en el festival...

—¿Papá? —digo mitad pregunta mitad exclamación, pongo mi mano en alto y no lo dejo continuar—. Greg no es mi novio ni nada de eso y esta conversación es algo vergonzosa.

Como si fuera una señal, mi rostro enrojece ante la última palabra y para mi desgracia, el de mi padre también. Solo tuve unas cuantas advertencias de su parte veces anteriores, que con la cara roja como ahora me dijo sobre tener mas cuidado.

—Ah, entiendo, es algo así como...¿cómo es que se dice hoy en día? —dice rascándose la cabeza y me preparo mentalmente para lo que va a decir —¿amigos con beneficios? No es exactamente algo de mi agrado, considero que este tipo de cosas deben tomarse en serio, pero si eso te hace feliz...yo...

—Papá. No digas nada más, te lo suplico —A estas alturas ambos ya nos encontramos completamente enrojecidos—. Hagamos algo, ¿sí? Tú te dejas de preocupar de ese tipo de cosas a cambio de que te presente a mi novio en caso de que alguna vez lo tenga, ¿está bien?

La verdad dudo mucho que eso suceda, pero si logro calmarlo con esto, sería genial.

Mi padre balbucea en acuerdo y pronto cambiamos de tema para no seguir con aquel vergonzoso momento. Lo que acaba de decir es totalmente ridículo. ¿Greg y yo? Eso es tan absurdo, el chico ni siquiera me habla y cuando lo hace, dice cosas hirientes. Además, yo ya tengo a alguien incrustado en el corazón, es imposible sentir algo por alguien más. Mucho menos  de Gregory Foster.

Espero que les haya gustado el primer capítulo ❤

Nos vemos pronto :D

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