Capítulo 6
Dmitri POV
Nikita me acepto mejor de lo que esperaba y aunque en ocasiones era renuente como hoy en la cocina antes de que la Zarina nos diera una misión, nuestros ojos no se apartaban del otro por mucho tiempo, al igual que yo no desaprovechaba una oportunidad para tocarla, nuestros entrenamientos tendían a terminar o bien en la ducha o en alguna de nuestras camas con sus piernas abiertas para mí. Pero todo lo bueno no dura para siempre, en el momento en que ella e Irina salieron hacia el hospital los trillizos se pusieron nerviosos, algo iba a pasar y los cuatro lo sentíamos. Estábamos sentados en el salón de las muñecas cuando la llamada se conectó, habíamos hablado por un rato, viejas historias que compartíamos, pero en ese instante les di privacidad.
Veinte minutos después Ivan se dirigía hacia el sótano en busca de Koby y Josef con esa maldad innata que le caracterizaba me dio una orden muy inusual.
-Irina tiene una petición que hacerte- comento algo ofuscado.
-Lo que necesite- acepte.
-Quiere a la hija de diez años de Stalin Petrova aquí en dos horas sin ningún rasguño, cuando llegues dejala en la cuarta habitación del sótano y asustala un poco, necesitamos que incentive a su padre a hablar si no quiere hacerlo- Aseguro.
-Como la Zarina ordene- concuerdo antes de preguntar- Se oían bien.
-No, se por quién preguntas Dmitri, los vi el otro día en el bosque cuando salí de caza- admite- pero debo advertirte algo, no lo demuestres en público, sería una declaración de a quien atacar para lastimarte al enemigo y sabes que siempre hay alguno rondando. Por otro lado, si la dañas estas muerto- advirtió.
-Tomare el consejo, Josef, pero es mi chica, sería incapaz de dañarla más de lo que esta- confesé.
-Nos gustan las cosas rotas mi amigo- se burla.
-Son las más bellas- rebato- y no es que nosotros estemos enteros.
-Ciertamente- bufa antes de marcharse de camino al sótano.
No paso ni una semana cuando todo se fue al infierno, Ana había muerto, Irina, Milenka y Nikita estaban destrozadas. Pero lo que realmente nos desestabilizo fue cuando la Zarina se fue. De un momento a otro los negocios se perdían a medio camino, Josef estaba que arrancaba cabeza, necesitaba saber cómo estaba Irina y a la vez no podía ir con ella y dejar que esto se fuera a pique.
Dos meses después estaba buscando algo para Isaac cuando tropecé con su mesa auxiliar y la lámpara sobre ella se hizo añicos y justo ahí con los pedazos de porcelana había un micro.
Me di la tarea de buscar cada uno de los micros de la casa para sorpresa d encontrarlos en puntos estratégicos, las habitaciones de los trillizos, Irina, Nik, la oficina y la sala de estar. De ahí estaba saliendo la información.
Ideamos algo bastante interesante luego de informar a Josef que estaba a cargo en la ausencia de la Zarina, desviaríamos la información para tratar de ver quién era el topo. Así fue como termine en una noche de sexo y confesiones con mi chica.
Si bien necesitaba que todo fuera creíble, tenía mis sospechas de quien era el responsable de los micros, no le dije a nadie, no acusaría a alguien sin pruebas, pero aun así prepare todo pensando en que lo provocaría. Comente con mi gatita de que hablaríamos, pero aun si no pensaba desaprovechar la oportunidad de tenerla sometida a mis deseos.
Por lo que la lleve a la cama como una de esas tantas veces que terminábamos cediendo a las ansias en cualquier lugar, la lamí hasta quedar impregnado de su sabor, la hice olvidarse del mundo hasta que se retorció de placer entre gritos, gemidos y maldiciones.
Cuando tuve a mi dama satisfecha y tras servirle una copa de vino la senté entre mis piernas, su espalda contra mi pecho antes de susurrarle al oído.
-Lo disfrutaste, Kiska.
-Siempre- suspiro besando mi mejilla antes de poner esa mirada determinada nuevamente en sus ojos y asentir dando comienzo al show.
-Te gusta, reina- use un adjetivo diferente y sabía que mi voz no sería reconocible por unos días luego de ayudar a apagar el pequeño incendio de Ivrahim del otro día. Una ventaja.
Ella siguió mi juego a la perfección mientras bebía de su copa y me provocaba trazando patrones en el interior de mi muslo.
-Me encanta, como siempre- aseguro
-Crees poder responderme una duda- indago.
-Siempre que tenga la información, querido- contesto.
Y aquí empieza el juego, le señale con una sonrisa burlona.
- ¿Por qué la zarina dejó a cargo a Josef, cariño?- pregunto, mi voz saliendo algo ronca- No es el acaso el más pequeño de los tres.
Trato de mostrar desconocimiento a pesar de conocer a Josef hace mucho tiempo.
- Si, cariño, es el más pequeño, pero también es el de más confianza, Josef jamás haría algo capaz de dañar a Irina o al negocio- me responde ella mostrando plena confianza en su voz, no está mintiendo, solo actuando la verdad.
- ¿Entonces no es lo suficientemente bueno para dirigir, solo es el más fiel, por eso lo dejó a cargo?- Volví a indagar sonando más preocupado que antes.
Casi dejo escapar una carcajada pero mi gatita me besa para evitar que arruine todo, el beso es corto pero cumple su cometido.
- Josef es el más fiel, sí- contesta antes de dejar escapar una risa divertida.- Pero él más fiel hijo de puta que tiene la guardia- una pausa y un suspiro basta para que continuara hablando- a diferencia de muchos aquí, él no está en esto porqué necesité el dinero, al contrario, tiene casi tanto dinero como Irina y es una de las principales cabezas de la Bratvá junto a sus hermanos- admite.
-¿Entonces mi padre tenía algo de razón al decir que no era cierto que la mafia estaba dirigida por cuatro familias sino por cuatro personas?-vuelvo a preguntar curioso, mintiendo esta vez ya que siquiera recuerdo a mis padres.
-Si pero para ganarse un lugar hay que tener algo que el jefe considere especial, antes la mafia contaba con cinco cabezas exceptuando al jefe. Narcotráfico, trata de blancas, tráfico de armas, el mercado negro y el maestro de los espías, o sea, quien entrenaba los espías que se enviaban alrededor del mundo a realizar ciertas misiones. Al llegar Vladimir Marcov al poder, la trata de blancas dejo de ser un negocio de la Bratvá por lo tanto una de las cabezas fue remplazada y se le asignó a Irina quien decidió crear a las muñecas. Que tiempo después se asumieron como espías, por lo que ella dono su lugar al verdugo, el tío de Koby para ser más específica.- Aporta ella con seguridad.
-¿Si Irina no cuenta como uno de los cabecillas y los trillizos tienen los otros tres puestos quienes ocupan el cuarto y el quinto?
-Koby estaba entre los reclutas porque quería conocer al resto, pero heredo el puesto de su tío de forma inmediata, ya era el encargado de entrenar al resto de los verdugos que tenemos en el mundo por lo que le estábamos esperando- se burló viendo mi cara de sorpresa, eso era algo que el muy cabron no me había dicho.
-Era un teatro- concluí, aunque he de admitir que hice lo mismo.
-Exacto. Esto, pues ya la cabeza de los espías- dice tímida- ese puesto es mío y de Milenka a partes iguales- otra sorpresa, mi chica era un pez gordo y la peque al parecer tenía bastante poder a pesar de su corta edad, no era que me sorprendiera luego de verla repartir órdenes y planificar ataques con Josef estos meses.
-Ciertamente esa pequeña debe ser infernal- me ríe- Dudo que ella la pusiera ahí por darle un gusto.
-La niña merece su lugar- admite y su sonrisa me asegura la sinceridad de sus palabras.
-Y volviendo al jefe temporal, ¿por qué tiene el mejor puesto detrás de Irina? Creía que los tres mercados aportan un estatus similar – sabía que cualquiera quisiera esa respuesta pero aun así Nik me miro extrañada.- Contesta, Josef está de acuerdo- susurre casi imperceptiblemente en su oído mientras movía la botella en la mesa para que creara suido de fondo
- Él, a pesar de lo joven o inocente que pueda parecer- se aclara la voz ante la ironía del adjetivo inocente en referencia a él y me dan ganas de reírme pero me contengo- es él más sádico de todos, comparable únicamente con la mismísima Irina, los hijos predilectos de Vladimir Marcov. Ambos ganaron ese lugar con mucho trabajo desde su infancia. Josef, según me contaba la antigua zarina, siempre fue tan aventajado en el aprendizaje como Irina, ambos desde muy jóvenes dominaban todo tipo de armas, los estilos de lucha, creaban y desactivaban explosivos, hackeaban cualquier cuenta solamente con la ayuda del otro, dominaban cerca de seis idiomas y torturaban peor que la santa inquisición.
- Eran máquinas, no niños admito conociendo la historia de la boca de Anastasia.
-Eran niños, solo que entrenados para matar, como Mile. Pero eso no es lo que hace que Irina lo dejé a cargo. Están demasiado unidos el uno al otro, tienen una conexión difícil de explicar, ella lo mira y él sabe de inmediato que le está pidiendo. Irina sabe que puede apoyarse en él y este nunca la defraudará- respondió a mi primera pregunta con sinceridad haciendo que de ser quien pensaba que nos espiaba, esto le molestara sobremanera, si estaba en lo cierto Damon quería extraer la información usándose como moneda de cambio, un método que nunca pensé que vería a un hombre utilizar.
-¿Ella está enamorada de él?- pregunto haciéndome el curioso.
- No lo sé, puede ser, pero ella esta con los tres y los desea a todos por igual, en los dos años que han estado juntos ha amenazado, torturado y matado a cualquiera que se acerque con intenciones sexuales o románticas a ellos y ellos han matado a cualquiera que intentara algo con su mujer. Han tenido peleas fuertes que jamás duran más de dos días, algo los une tan fuerte que no les permite separarse- confiesa Nikita antes de hacerle señas para indicarle que es suficiente.
-Ahora por que no vamos a asearnos, ya deben de estarnos buscando- le digo poniéndole el albornoz para luego agarrar el mío y dirigirnos a mi habitación donde nos desternillamos de nuestras maldades.
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