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25

Irina POV

El edificio tenía unas 30 plantas pero ambas conocíamos el plano al dedillo. Al llegar a la recepción nos dieron un pase de visitante que debimos colgarnos del cuello para tener acceso a las instalaciones. Tras subir al piso 29 en el ascensor, la cacería dio inicio.  Una joven morena de aspecto aniñado nos guio a la oficina para la entrevista.

- Mr. Fréjol, su cita acaba de llegar- dijo la joven a través de un comunicador antes de que nos dejara entrar.

Pasamos a la oficina y tras un escritorio de caoba se encontraba el viejo verde, el bigote canoso y poblado contrastando con una gran calva me dieron risa. El tipo nos repasó de arriba abajo relamiéndose los labios, lo que agregado a su expresión corporal me informo de que ya estaba listo para caer en nuestro juego.

- Supongo que son Stella y Mary- dijo tratando de imitar una voz dulce que parecía más a un graznido que a cualquier otra cosa.

- Sí, señor- conteste con tono infantil.

- ¿Y qué edad tienen tan lindas niñas?- dijo en un tono más normal al ver la desconfianza de Milenka ante su imitación de tono.

- Mary tiene ocho y yo quince señor.

- Me dijeron que harían lo que sea para conseguir el trabajo. ¿Es cierto?- Cada vez que hablaba el muy hijo de puta tenía más ganas de matarlo.

Me obligue a relajarme, no podía matarlo aquí, necesitaba saber dónde estaban los niños.

- Sí, señor, lo que sea-deje agachando la mirada para mostrar timidez, Josef está partiéndose de la risa mientras ve esto, ya que oigo sus carcajadas por el pinganillo lo que también me da ganas de reír, Milenka por su parte se contiene mordiéndose el labio, algo que resulta beneficioso ya que acelera el proceso al encender al muy cerdo.

- Necesito que me acompañen a la textilería entonces- dijo poniéndose de pie y tras bajar en el ascensor dirigiéndonos miradas morbosas nos hizo entrar a un auto que seguía un rumbo que no conocía, aquí empezaban esos factores que desconocíamos por lo que, haciéndome la que acomodaba el vestido de Milenka, active el rastreador de su collar.

En la textilería, como él lo llamaba entramos por una trastienda y había varias niñas más rodeadas de viejos verdes que las miraban como carne, sus caras eran de puro terror, la mano de Milenka apretó la mía con una fuerza impresionante. Subimos por unas escaleras y varios hombres nos rodearon no más llegamos al rellano.

- Mira lo que tenemos aquí, carne fresca, las trajo para nosotros Mr. Fréjol- pregunto un hombre canoso de aspecto desagradable.

- La mayor pueden quedársela, la pequeña es mía- Apreté la mano de Milenka y esta actuaba como si no entendiera, la cruz que hice en la palma de su mano era la orden explicita para matar. Ella apretó la mía en repuesta y se fue con el hijo de puta dejándome sola con los otros seis.

- Mr. Bester, a que es una belleza. Por qué no te quitas la chaqueta querida, necesitamos tomarte medidas para la ropa y estas demasiado cubierta- dijo el mismo imbécil de hace un rato.

- Irina, te lo advierto, si uno de ellos llega a someterte cuando regreses te daré una azotaina peor que la de Josef- una risa escapo de mis labios al oír a Isaac amenazarme por el auricular.

-Nosotros también- oí decir a coro a Josef e Ivan.

-Y esta vez no voy a arrepentirme de nada- completo Josef diciéndolo muy en serio.

- Si, amos- conteste solo para ellos mientras quitaba mi abrigo.

- La falda y la camisa también peque, pero dejate las botas- Un error que lo mataría, lamentablemente.

Sabía que mis curvas delatarían mi edad real, por lo que antes de quitarme la chaqueta tome las manoplas de ellas y las escondí en el liguero sutilmente.

- Ven aquí- dijo uno de los tipos al que me acerque tímidamente, este tomo ambos lados de mi camisa con brusquedad haciendo saltar los botones para mostrar mis pechos y los apretó dolorosamente sobre el sostén. Lo que hizo que automáticamente lo cacheteara. Un disparo me dijo que el trabajo estaba hecho. Lo que inmediatamente me dio la libertad de sacar las manoplas del liguero.

- Así que la perrita quiere defenderse- dijo tratando de golpearme, a lo que acerté lacerando su rostro con las manoplas.

Milenka apareció con su arma en las manos y el peluche arrastrando de su vestido.

- El trabajo está hecho, zarina- dijo analizando a su alrededor

- Así que tú eres la zarina- dijo el calvo con chulería.

- Mis disculpas, su alteza - dijo el que intento sobrepasarse.

- Lo siento, pero no creo adecuado dejar vivir a quienes fomentan cosas tan despreciables con los inocentes, además de que vieron mi cara. Milenka, los tres de la izquierda son tuyos.

- Si, madre- contesto risueña.

Acto seguido disparo a los tres hombres que trataban de huir de ella mientras yo hacía lo mismo, siete disparos más resonaron en la estancia y todos se encontraban muertos.

- ¿Ya terminamos?- pregunto curiosa

- No peque, vamos a sacar a todos estos niños de aquí. Iván envía un autobús hacia aquí y a la policía en cuarenta minutos- hable por el auricular.

- Como ordene, pero arreglate la camisa antes de seguir- dice un poco molesto.

Y yo sonrió mientras voy guiando el camino a Milenka a través del pasillo.

- Si, amo- digo riendo mientras comienzo a matar a cada hijo de puta cerca de una niña.

Al llegar a una de las ultimas habitaciones, un viejo de aspecto sucio violaba salvaje mente a una niña de unos seis años que solo podía gritar del dolor, la rabia me atravesó el cuerpo como un tsunami haciéndome descargar las ocho balas que quedaban en el cargador contra su cuerpo, no más caer al suelo la chica corrió como pudo hacia a mí, tropezando cada dos pasos hasta caer abrazándome por la cintura sin dejar de llorar.

- ¿Eres un ángel?- pregunto con voz rota.

- Los ángeles no existen pequeña, ¿cómo te llamas?- pregunte suavemente.

- Alice, ¿y tú?- su voz era casi imperceptible

- Irina. ¿Dónde está tu familia?-le pregunte

- Mi madre me vendió- dijo triste- llevo un año aquí.

- ¿Quieres ser fuerte, querida?- le dije ya que me recordó a Ana, solo que esta pequeña sería más fuerte.

Su cabello rubio estaba cortado disparejo y tenía apariencia de haber pasado mucho tiempo sin lavarse adecuadamente. La palidez extrema de su piel y lo delgada que estaba hablaban a favor de una pésima alimentación por dejar atrás los moretones de todos los tonos posibles que adornaban su cuerpo.

- Si, ¿qué tengo que hacer?- dijo segura con su cuerpo aún pálido y temblando por lo que poniéndome a su altura me quite la chaqueta y se la puse, sintiendo un instinto protector más fuerte que el que ya tenía para con Mile.

Dirigiéndome a la próxima habitación con ella de la mano vi que Milenka acababa de entrar con el vestido bañado en sangre.

- ¿Todas vivas Milenka?-le inquiero

- No madre, había cinco muertas, con desgarros y contusiones - señaló sin apartar al arma que apuntaba al hombre con la chica muerta ante él.

Y confiaba en lo que decía, ya que eran cosas que había visto en el burdel de mala muerte del que la saque. Cambié el cargador del arma en mi mano.

- Alice- dije entregándole el arma- si lo matas, te llevare conmigo para que seas más fuerte le informe, aun si no tenía intención de dejarla necesitaba saber cómo tratarla y eso solo me lo diría su decisión en este momento.

La niña sin dudar un solo momento tomo el arma y apretó el gatillo dejando la bala justo en la cabeza de ese hijo de puta.

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