Irina Pov

Veinte minutos después estoy duchada, vestida y bajando las escaleras para alcanzar a Nikita en la cochera y escogemos un auto que no llame mucho la atención para evitar contratiempos. Ya en el auto hacia el hospital, voy pensando en las palabras de Josef. No puedo deprimirme, por ella, por mí y por ellos que han estado a mi lado todo este tiempo. Debo ser fuerte ya que a la menor debilidad, todo por lo que mis padres lucharon, se vendría abajo. No puedo permitirme una crisis depresiva y menos ahora mientras Ana me necesita.

Al llegar al hospital analizo los alrededores en busca de algo o alguien que pueda comprometer la seguridad de la ubicación de mi ángel y tras constatar que todo está bien me dirijo al puesto de enfermeras para solicitar la visita, una chica de rasgos árabes se encontraba tramitando las visitas detrás de un computador.

- ¿En qué puedo ayudarla, señorita?- me consulta la joven amablemente.

- Vengo a ver a Ana Karin, me pudiera decir en que sala esta-le pregunto lo más amable posible conocedora del cambio de sala de mi pequeña hace dos días.

La chica teclea algo en la computadora y luego hace las preguntas de rutina.

-¿Es usted familiar de la paciente?

- Soy su hermana- le contesto con la verdad por primera vez, necesito que la identidad de mi hermana se mantenga como esta para evitar que ocurra algún tipo de ataque en su contra pero si contamos con la peluca y los lentes de contacto tras los anteojos de montura gruesa dudo que alguien del sector en el que nos movemos me reconozca.

- Esta en terapia intermedia, sala 4 del sexto piso, lamento haberla incomodado señorita Karin- se disculpa.

- Muchas gracias- expreso seria comenzando a caminar hacia el ascensor.

-Se me olvidaba- señala la chica llamando mi atención- El doctor de la niña nos dejó agregado al informe que le gustaría hablar con usted antes de que se vaya- informa con rapidez.

-Está bien, infórmele que pasare a verle ahora- pido.

-Como usted pida.

A pasos firmes me dirijo a la consulta del doctor Vladik, la oficina al final del pasillo me recuerda a alguna de las películas de terror que solía mirar de niña, el lugar de un blanco impoluto con esa puerta al final detrás de la que siempre habría algo que no querrías ver u oír. Golpeo la puerta esperando a que me permita entrar y unos segundos después una voz rasposa me da la orden.

-Pase- Indica.

-La enfermera me dijo que necesitaba hablar conmigo, doctor- voy directo al grano.

-¿Y usted sería?- pregunta el muy cabrón mirándome de arriba abajo.

Ciertamente el doctor no está mal para su edad, a sus cuarenta años las canas apenas salpican sus sienes, su mandíbula está salpicada de una sombra de barba y sus ojos se encuentran rodeados de algunas arrugas que muchos asociarían a una persona risueña.

-Soy la guardiana de Ana Karin-rebato molesta ante su inspección, sé que me está juzgando por mi aparente juventud pero lo confirmo solo instantes después.

-¿No es usted muy joven para ser la guardiana de la pequeña Ana?- indaga pensando en no darme la información por ello.

-No- rebato molesta- Tengo veintiuno y soy perfectamente capaz de ser su guardiana, además de que soy la única persona que tiene para darle la información, soy su único familiar vivo.

-Siéntese señorita-me pide y cuando lo hago comienza a hablar- A pesar de que sé que esto puede sonar algo brusco, no le he dado el informe de los resultados de la revisión de la niña a nadie que no sea parte directa de la familia, su esposo fue el primero en llegar pero no constaba como su guardián por lo que solo le informe lo elemental.

¿Mi esposo?, estoy segura que esto fue algo de los chicos pero ya me enteraré luego.

-Puede darme el informe ahora- pido

-Por supuesto, como ya sabe la pequeña fue violada- el solo oírlo pronunciar esa frase hace que mi rabia se encienda aún más pero debo mantenerme tranquila para que la ira no me ciegue- el resultado de la prueba extraída presenta muestras de ADN de al menos cinco violadores- mis puños se aprietan tan fuertemente que siento mis uñas traspasar la carne- lo siento, sé que es algo fuerte de oír- señala acongojado- La pequeña se encuentra en coma y no me encuentro muy seguro de que vaya a despertar, necesito hacer algunos electroencefalogramas y otras pruebas ya que tenía contusiones en el cráneo al llegar, por ahora le sugiero que le hable para ver si reacciona a alguna voz familiar, háblele de cosas que le hallan gustado para ver si ocurre algún tipo de reacción- sugiere.

-Gracias por la sinceridad, doctor- le comento tratando de mantener mi cara de póker y no salir de aquí a matar al hijo de puta que nos traiciono sin esperar a que me de los nombres.

-Sé que debe ser difícil para usted pero sea fuerte, ella la necesita-afirma y veo el destello de sinceridad en su mirada.

Al llegar a la sala una enfermera me ayuda a ponerme un traje y me deja entrar. Tomo asiento en una silla junto a la cama y me enloquece verla con esa cantidad de aparatos conectados, esa no es la niña que recuerdo, la traviesa que nos jugaba malas pasadas a todos.

- Hola, mi Ángel - le digo ya que el médico lo sugirió, tal vez si le hablo despierte, y si es una posibilidad voy a intentarlo. Voy a intentarlo todo por volver a ver sus ojos azules mirándome.- Lamento no haber venido antes peque, pero la policía estaba rondando y era peligroso para ambas, nunca te pondría en peligro. Sabes, todos en la casa te extrañamos mucho, los trillizos, Milenka y Nik están muy tristes porque estás aquí y no pueden venir ya que solo me dejan entrar a mí. Clarie dice que cuando despiertes te va a hacer tu torta favorita- una lágrima corre por mi mejilla y cae sobre su manito entrelazada con la mía- Sé que fue muy difícil por lo que pasaste hermana, pero te necesito junto a mí, no me dejes sola pequeña, tú eres la única luz en mi vida. Sabes que Milenka va a ir conmigo a castigar al que nos traiciono, dice que por su culpa su amiga esta así y ella lo va a hacer sufrir justo como hicieron contigo- El monitor al que está conectada Ana aumenta la frecuencia de los latidos de su corazón y la emoción corre por mis venas- ¿Quieres que nos venguemos pequeña?- su ritmo cardíaco vuelve a aumentar y lo tomo como una afirmación- Tus deseos son órdenes para mí. Los voy a hacer sufrir como nunca he hecho sufrir a nadie.- Le beso el pelo y ambas mejillas- Tengo que irme, mi ángel, pero sabes que te amo verdad, quiero que estés conmigo chiquilla, no me dejes sola.

Salgo de la habitación y Nikita me mira, solo eso basta para que sepa mi objetivo, la más cruda venganza reflejada en mis ojos y los más sádicos planes maquinándose en mi cabeza. Justo cuando cierro la puerta del auto tomo mi teléfono y marco el número de Iván. Realmente no importa a cuál de ellos llame, van a estar todos juntos esperando, lo presiento.

-Estamos aquí- responde tras el segundo tono- Espera un segundo, los chicos también quieren saber ¿cómo está la pequeña? -me pide mientras supongo le pone el altavoz al teléfono y mi depresión sale a flote al oír su preocupación.

- Sigue en coma y estoy destrozada, la extraño como a nada, no responde a ningún estímulo- digo al borde de las lágrimas haciendo uso de esa confianza y comunicación que era tan necesaria con mis amos.

- Sabemos que es doloroso, amor, pero tienes que ser fuerte. ¿Qué necesitas?- me pregunta Josef conociéndome como la palma de su mano.

- Quiero cazar a cada hijo de puta que le puso una mano encima a mi ángel y hacerlo sufrir- exclamo con ira.

-Fue más de uno cierto- masculla Ivan entre dientes por la rabia.

-Si- contesto seca- y voy a hacerlos pasar por el infierno a todos.

- Tus deseos son ordenes, princesa, ¿pero cómo sabremos quiénes son?-me pregunta Isaac listo para actuar a mi orden.

-Preparen al hijo de puta que lleva tres días pasando hambre en el sótano y manden a Dmitri por su hija de diez años, pero quiero a la niña sin un rasguño, se entendió- ordeno sabiendo que esa sería la mayor tortura para ese hijo de puta, pero esa pequeña no tiene la culpa y no va a pagar por algo que no ha hecho. Si bien mi padre fue uno de los hijos de puta más grandes de Rusia, siempre se negó a hacer daño a personas inocentes, bajo su mando la trata de personas fue frenada casi totalmente en toda la extensión de nuestro territorio.

- En dos horas a lo mínimo estará aquí. ¿Algo más?-pregunta Isaac

- Si, dile a Milenka que su amiga acepta el favor que ella quiere prestarle- su silencio y la voz de Ivan de fondo preguntando a que me refiero con confusión me lleva a aclararles- no te preocupes ella entenderá, y dile a Koby que voy a necesitar de sus habilidades el día de hoy, el resto todos listos para cuando salgan los nombres me los traigan vivos. Josef, necesitamos un mínimo de cinco equipos para esta tarea, ustedes estarán a cargo cada uno de uno, puedes poner a cargo de otros dos a Dmitri y Franc - les ordeno.

- A sus órdenes-responden a coro lo que me saca una sonrisa casi imperceptible, juraría más que fue una pequeña mueca por la cara de confusión de Niki.

-En caso de hacer falta más equipos, las muñecas y yo nos haremos cargo- agrego Nikita zanjando el tema

-Estoy de acuerdo- acepto- Por cierto, ¿Cuál fue el que se hizo pasar por mi esposo en el hospital?-cuestiono seria.

- Fui yo, lo siento- admite Josef antes de disculparse.- Regresa con cuidado, no queremos que te pase nada.

- Si, mis amores- agrego automáticamente sin darme cuenta.

- ¿Cómo dijiste?- preguntan a coro mientras Nikita a mi lado se ríe de forma estrepitosa.

Ahí me doy cuenta de mi error, amor, es una frase que nunca he usado para con ellos pero se me escapo y no pienso repetirla.

- Dije adiós- les contesto fría.