Irina Pov

Me senté sobresaltada en la cama, el sudor bañando mi frente y espalda bajo el pijama de seda, las pesadillas eran cada vez más frecuentes. Esta vez estaba viendo todo pero no podía hacer nada por más que lo intentara, veía a mis padres ser ejecutados y luego a mi hermana ser abusada con brutalidad pero era incapaz de hacer algo para evitarlo, algo me frenaba para llegar a ellos, un obstáculo invisible que no me dejaba alcanzarlos, salvarlos. Mientras avanzaba el sueño más desesperada me encontraba, me sentía impotente, inútil, si hubiera estado allí

Me levanto de un salto de la cama y corro hasta el balcón para estar bajo la lluvia helada de la mañana. Cuando esta me cala los huesos regreso dentro y voy directo al gimnasio.

La mañana de este día fue horrible, sentada en el escritorio no dejaba de vagar en mis pensamientos, no podía quitarme esta pesadilla de la cabeza, mi miraba oscilando entre la lluvia que caía de forma torrencial y mis nudillos en carne viva de golpear el saco hasta que estuve agotada más temprano.

Josef entra a la oficina acompañado de sus hermanos notando inmediatamente la energía que reinaba en ella y cada uno me devora la boca con fogosidad antes de hablar, evitando completamente el tema de mi depresión, al fin y al cabo estos periodos no se daban muy a menudo en mi pero ciertamente lo hacían. Además de que estaba segura que habían oído como eche a Daemon de la oficina nada más entrar por hacerme dos preguntas, hoy todo me estaba poniendo de los nervios con demasiada facilidad.

-Todo perfecto en la misión de ayer, ya nos encargamos más temprano de distribuir la mercancía por los bares, hoteles, casinos y a nuestros vendedores callejeros. Recuperamos el triple de la inversión antes de venir a verte- me comunica Isaac con esa sonrisa de orgullo que pone cada vez que cumple una misión.

Me deja una maleta abierta sobre la mesa en la que por el número de fajos hay tres veces lo que invertí ayer. Le sonrió lo más que puedo en aprobación. Me pongo de pie y moviendo un cuadro de mis padres abro mi salón de armas privado y tras este una caja fuerte en la que guardamos el dinero de las vueltas de cada mes antes de lavarlo y llevarlo al banco.

-¿No quieres celebrar el éxito de la misión mi amor? - Pregunta Josef tanteando el terreno. Al no recibir ni una negativa ni una aprobación quita el pañuelo que cubre la marca que me dejo en nuestro último encuentro y besa mi cuello con dulzura.

Cuando apoya la cabeza en mi hombro miro el reloj que hay en el salón observando lo tarde que se me ha hecho para salir pero Iván no me deja hablar y me besa con pasión. Isaac los separa de mí y me carga hasta una mesa de nogal que esta frente a un espejo en la oficina sentándome en ella.

- Te deseamos ahora princesa- demanda Josef

- Chicos yo...- jadeo tratando de oponerme sin fuerza alguna.

Antes de que termine de hablar Iván esta frente a mí quitándome la blusa y el sostén para luego tomar uno de mis pechos en su boca chupando y mordiendo suavemente mientras juega con el otro entre sus dedos índice y pulgar. Mi espalda se arquea y mi cabeza choca con el espejo que se empaña por mis rápidas respiraciones que se intercalan con gemidos y gritos de placer. Josef toma mi cara entre sus manos y me besa cuando siento a Isaac chupar el pecho contrario al que trabaja su hermano. En algún momento que no recuerdo estoy de frente al espejo con mis manos apoyadas en la mesa y con abrazaderas en los pezones.
Josef se encuentra detrás de mí sin camisa y con esos esculturales abdominales pegados a mi espalda.

- Vamos amor, quiero ver lo que tienes para darme- susurra en mi oído y luego succiona el lóbulo de mi oreja.

Arqueo mi espada y pongo mi culo en pompa. Siento como uno de sus dedos se adentra en mi canal y luego de jugar un poco, provocándome, lo saca sonriendo con picardía.

- Joder, estas tan mojada, tan lista para mí ¿no es cierto, amor mío?- interroga Jos emocionado cual niño en navidad, mi niño, y yo solo asiento.

Siento el glande de su polla en mi entrada, suspiro y contraigo mis músculos involuntariamente cortándole el paso por lo que me propina una nalgada y luego entra en mí de una sola estocada. Gimo tan fuerte que tapa mi boca con su mano para luego comenzar un baile fuerte y certero que me vuelve loca. Sus estocadas son frenéticas, no tienen compasión y siento como con sus piernas separa más las mías para llegar más profundo en mi interior. Hace que mi torso quede pegado a la mesa y su mano libre es como una prensa en mis caderas, cuando siento la próxima estocada un placer se eleva por mi cuerpo, estoy tan llena de él que siento como su miembro llega a mi matriz haciéndome jadear del dolor ligado al placer en cada embestida.

- Joder preciosa estas tan apretada. Correte para mí, amor- exige sujetándose con ambas manos a mis caderas.

Me da una serie de certeras estocadas cuando me dejo ir en un orgasmo que me afloja las piernas. Josef se deja ir al mismo tiempo y me besa la mejilla tan suave como va saliendo de mí, haciendo que múltiples escalofríos recorran mi cuerpo poniendo mi piel chinita.

- Creo que es nuestro turno, princesa- dice Iván.

Este me carga y me deja boca abajo sobre el escritorio por lo que mi cabeza y mi culo quedan fuera de la tabla de madera. El besa mi columna con delicadeza y se va metiendo en mi interior, un espasmo hace que mis músculos vaginales aprieten su polla y este gime de gusto.

-Irina, cariño, eso se sintió increíble. Pero creo que Isaac quiere atención- me regaña Iván.

Cuando miro al frente un muy desnudo Isaac me mira con cara de cachorro, tomo su polla y la meto en mi boca chupándola con fuerza, este me toma por el pelo y controla la velocidad de la felación a la vez que su hermano aumenta el ritmo en mi interior. Josef mete la mano entre mi cuerpo y la mesa hasta alcanzar la cadena que une las abrazaderas tirando de ella. Un espasmo recorre mi cuerpo haciendo que apriete la polla de Iván en mi interior y gima sobre la de Isaac. Los chicos repiten este ritmo hasta que llego a otro increíble orgasmo, Isaac se derrama en mi boca por lo que trago su semen e Iván se viene sobre mis nalgas.

- Estuviste perfecta... - me felicita Josef tratando de mantener mi nuevo estado de ánimo.

Tres toques en la puerta nos ponen en alerta a los cuatro.

- ¿Qué?-exclamo un poco irritada por la interrupción.

- ¿Vamos a ir a ver a Ana, cierto?- pregunta Nikita dudosa desde el otro lado de la puerta y regreso a la realidad.

- Prepara todo bajo en veinte minutos- respondo rápidamente.

- Esta bien- acepta simplemente.

Siento la mirada de los chicos sobre mí y los pasos de Nikita alejarse.

- ¿Quiero que te mantengas fuerte por ella y por nosotros? Es una orden, Nina- exige Josef utilizando mi apodo de la infancia, solo él era capaz de llamarme así, el me lo había dado al fin y al cabo. Luego acaricia mi mejilla con dulzura, sus ojos conectando con los míos, la profundidad de algo que ha estado ahí siempre y no he sabido reconocer me abruma.

- Si, amo- contesto tratando de descifrar que es eso que trata de esconderme su mirada.