Un vestido color lavanda
—¿Lauren? ¿Te desperté? Bueno no importa... Estoy a la mitad de una crisis existencial —Claire miró la hoja de nueva cuenta y se la echó en la cara, cómo si ese gesto le ayudara a ocultarse de todo lo que le estaba ocurriendo—. Ethan me dejó una carta diciéndome que me había engañado, pero que en verdad me quería, y muchas cosas más pero ese no es el tema. ¡Pues no sé! —contestó ella, recelosa a lo que decía—. Ni me lo menciones, hoy se quedó a cenar, y cuando se iba se me declaró... Sí, tonta, me pidió ser su novia.
—Claire, ya duérmete —escuchó que le decía su madre desde afuera.
—Ya voy mamá —Destapó la bocina del celular y volvió a hablar con su amiga—. ¿Crees que sé qué hacer? ¡Pues no Lauren! Tienes suerte de que tu multimillonario sea decente y no un gran gañán... ¿Qué si sigo queriendo a Ethan? Sí, lo sigo queriendo —admitió la chica, algo dañada al escucharse decir eso—. Mañana hablamos. Adiós.
Después de hablar con Lauren no durmió, se la pasó dando vueltas en la cama, pensando en qué hacer mañana por la noche. De seguro que Ethan estaría con Caroline o con alguna otra chica. ¿Cómo actuaría ante ello? Se pondría celosa, de seguro lo haría y no lo podría ocultar tan fácil. ¿Y si iba sólo porque esperaba que fuera con él? No, no se podría permitir caer por alguien que la había estado dañando varias ocasiones y no dejó de hacerlo, por alguien tan cínico que necesitó gritarlo a los cuatro vientos para que todo el mundo se enterara de lo incrédula que había sido con él; No. No dejaría que Miller la tratara a como él quisiera...
Eran las tres de la mañana y todavía no podía dormir, tenía que hacer algo de inmediato porque ese insomnio ya no lo soportaba. Sin pensarlo reflexionar antes de hacerlo le marcó al pelinegro. Tenían que arreglar todo eso de una buena vez.
Ethan se despertó al escuchar ese peculiar tono de llamada. Pareciese como si hubiera saltado de la cama y contestado sin saber lo que hablaba, y cuando menos se dio cuenta ya estaba conduciendo su nuevo Audi r8 color blanco. Una vez que se estacionó en la acera de enfrente vio bajar a Claire en su bata de estampado de varios monumentos reconocidos alrededor del mundo.
—Ya la leíste —dijo él, tragando saliva con fuerza. Le quitó la carta de las manos a la muchacha.
—En un principio creí que era una carta de disculpa, no una en la que me recordaras lo incrédula e idiota que fui al quererte tanto mientras estabas con alguien más.
—Claire, amor...
—No, Miller, no me llames amor. Si lo hubiera sido no hubieras hecho todo eso, ¿o sí?
El pelinegro se sacudió el cabello y se sentó en la banqueta. La luz de los faroles hacían resaltar un brillo especial en su cabellera, y entonces Claire recordó que le había dicho que utilizaba el mismo shampoo que ella y una crema especial para hidratar el cabello. No pudo evitar el reírse.
—¿Qué te provoca risa? Creí que me ibas a reclamar más.
—¿Reclamarte? —Claire tomó asiento junto a él—. Sí, lo haría y con mucho gusto pero sabes que yo no soy de ese tipo de chicas que causan una gran escena de drama y sufre y llora. Lo hecho está hecho. Me engañaste —Ehan volteó a mirarla, y por un momento pudo sentir aquellas mariposas en la boca del estómago, justo como las sintió el primer día que le habló—, por mi parte fui una tonta al creer que tú podrías cambiar y dejar a un lado esos malos hábitos de conquista aunque antes de hablarte no sabía mucho de esos.
—Seguramente porque todas las chicas que no son de la Élite son feas —dijo él, en un tono más de pregunta que de afirmación—. Claro que tú eres la excepción.
—Sí, seguro...
—¿Crees que hubiera salido con alguien fea? —Enarcó una ceja y se cruzó de hombros—. Se nota que no me llegaste a conocer nada —Soltó una carcajada—. Así que tranquila.
—¿Entonces por qué tanto interés en mí? Tengo los labios partidos por el frío, mis manos se sienten de vez en cuando resecas, mi cabello no es tan sedoso como el de tus amigas y...
—Das los mejores besos del mundo, puede que tus manos no sean tersas pero dan calidez cuando uno lo necesita, y tu cabello es hermoso a pesar de lo que digas. Y ya te lo he mencionado antes, pero vamos... ¡esos ojos engatusan a cualquiera!
—Sí, Chad me lo dice seguido. —Ethan soltó una especie de rugido que indicaba cuan desagradable se le hacía ese nombre— Hablando de él... Hay algo que tengo que decirte, pero creo que necesitarás un café antes de eso.
—Sólo dilo, no creo que sea peor que saber que él también sabe que no es el color de tus ojos, sino la forma en la que miras lo que nos provoca una descarga eléctrica —La miró, ahí parada con la mano en el picaporte y la boca demasiado fruncida.
—Me pidió que fuera su novia
—¿Sabes qué? Yo creo que sí necesitaré ese café.
Claire entró y preparó los cafés descafeinados y cuando lo invitó a pasar él declinó porque no tenía la cara para hacerlo en caso de que sus padres bajaran. Así que se fueron al carro deportivo y prendió la calefacción para entrar en calor.
—Podría jurar que hubiera muerto congelado afuera.
—Hacía mucho frío, y tú sólo con tu pijama y un suéter.
—¿Qué querías que hiciera? Me habías llamado y dicho que si no iba todo acabaría, es una suerte que venga con zapatos.
Platicaron y sacaron a tema todos esos recuerdos que tenía del otro desde que Ethan entró a la preparatoria, sus experiencias y viajes, en los que Ethan le decía que ya había recorrido casi la mitad del mundo y era maravilloso y la incitaba a que ella también lo hiciera para que supiera que todo estaba más allá de esa ciudad. Hablaron sobre sus amigos, y se rieron de ellos y sus expresiones, y por último recordaron que a partir de la próxima semana ya no se verían.
—¿Qué hora es? —preguntó Claire, al ver que el Sol ya estaba saliendo
—Las seis y media de la mañana.
—Demonios, no he dormido nada y pronto vendrán a arreglarme para el evento.
—Claire —dijo de pronto Ethan, con una voz gélida. La tomó de la mano antes de que se saliera—. ¿Le dirás que sí?
—¿Qué? —respondió ella, extrañada de la pregunta.
—Que si le vas a dar el sí a Chad. ¿Lo harás?
—Ethan, si lo hiciera o no ya no es tu asunto. Ya no somos nada, solo lindos recuerdos y risas cuando nos juntamos...
—Y caricias cuando estamos solos, y besos cuando somos uno —dijo Ethan, acercando su pecoso rostro al de la chica mientras le acariciaba el labio inferior haciendo desear que lo besara de una buena vez.
Sonó el celular de Claire, quien sin ver ya sabía quién le estaba hablando.
—Es Tyron —susurró.
—Deja que entre el buzón de voz —respondió él, tomando con una mano el celular de Claire para desviar la llamada.
—Esto está mal. Ya no estamos juntos.
—¿No somos ni amigos?
—Sí, creo... Pero los amigos no se besan Ethan.
—Nosotros somos la excepción a la regla.
Volvió a sonar el celular, esta vez Claire contestó. Cuando colgó se bajó del carro sin decir nada. Él la persiguió hasta la puerta principal de la casa pero ella se limitó a azotarla en su cara. Se quedó perplejo, no sabía que decir o hacer y cuando pensó que no había otra explicación para lo que había sucedido, le llamó Carlo explicándole que se metiera a las redes sociales. En cada una había mensajes de odio hacia Claire, muchos insultos hacia ella acompañados de fotos de ellos sentados en la acera y otras de ellos en el carro y adjuntas fotos de ella con Chad.
Volvió a encerrarse en el carro y a pesar del frío y el hambre que tenía estuvo plantado en ese mismo lugar para esperar ver si Claire salía y decirle que él no creía nada de lo que estaban diciendo en las redes sociales sobre ella. Tomó una siesta al ver que no había movimiento en la casa. Después de lo que le pareció un rato a Ethan, tocaron a su ventana.
—Te traje café, una buena comida y mucho gel anti-bacterial para que te limpies un poco —dijo Carlo, adentrándose al carro—. Te estuve marcando pero no contestabas, y me pregunté en dónde podrías estar y dentro de los miles de lugares que pensé que estarías te encuentro enfrente de la casa de tu ex novia, pareciendo un completo acosador.
—¿Por qué estás en esmoquin? —preguntó el pelinegro, con voz ronca.
—Ya en dos horas es el evento. ¿Emocionado? Yo en realidad si lo estoy —admitió Carlo, dándole un sorbo a su café colombiano—. Quiero ver si me aceptaron en la Élite de la universidad de Yale. ¿Tú a qué Élite universitaria aplicaste?
—A la misma que Kyle.
—¿Kyle, el chico que está en la Élite de Meredith? —El pecoso asintió con la cabeza mientras comía un poco más de esos ravioles en salsa de queso y miraba hacia el cuarto de Claire.
—Llegó todo un equipo a instalarse desde hace una hora, también están ahí adentro Lauren, Ashley y Tyron.
—¿Trajiste a Lauren? No puede ser posible... Dime que no pusiste su nombre con el tuyo para la misma universidad.
—La verdad es que sí. Espero que la familia de Meredith apruebe esa solicitud. Ambos estudiaremos leyes así que estaba perfecto todo eso.
—Estoy muy seguro de que la familia de Lauren no puede costear esa universidad.
—Por algo es bueno ser novia de Giancarlo Mitman —El rubio guiñó el ojo—. ¿Y no piensas irte a tu casa para arreglarte para el evento?
—No. No iré. Mi vuelo a Londres sale esta misma noche.
—Así que en realidad te irás...
—Sabes que siempre fue mi sueño estudiar la universidad en el extranjero.
—¿Alguien más lo sabe? —preguntó Giancarlo, revisando su celular que vibraba como un loco.
—No. No lo sabe ni mi madre, sólo tú.
—¿Y Claire?
—Mi pequeña no tiene porqué saberlo. Estará mejor sin mí, también por eso lo hago. Ya tiene suficientes problemas teniéndome en su vida.
—Me tengo que ir, sino se nos hará tarde —Carlo salió del auto y se acomodó el esmoquin color crema—. Hay algo en la cajuela por si cambias de opinión. Hasta siempre Miller.
—Hasta siempre Mitman —Ambos estrecharon las manos y soltaron carcajadas—. Adiós estúpido.
—Adiós imbécil. Estaré visitándote a menudo por allá.
—Mi casa es tu casa —Sonrieron.
Vio cómo su amigo iba al encuentro de Lauren, quien lucía un hermoso vestido en corte romano color vino. También admiró a su amiga de larga cabellera rubia portar un vestido color azúl marino de dos piezas, tomada de la mano de Tyron. Espero ver cómo salía Claire, anhelaba ver cómo iba arreglada para poder recordarla así siempre, pero nunca salió. Aguardó media hora más pero vio que no salía y que no aparecía el carro de Chad por ningún lado. Tomó las llaves y salió a estirar las piernas. No había indicios de que ella iría.
Cuando menos lo pensó ya se encontraba tocando a la puerta y segundos después abrieron.
—¡Ethan! ¿Qué haces aquí cariño, y... vestido así?
—Buenas tardes señora Everlin. Yo he... no ha sido mi día —Se hundió de hombros y sonrió con nervios—. Me preguntaba por qué Claire no se ha ido. —La mamá de Claire se le quedó viendo con una ceja arqueada y los brazos cruzados— No es que los haya estado espiando pero... bueno sí pero es una larga historia.
—Al parecer Chad no vendrá por ella.
—Oh... Entonces no irá.
—Mamá, ¿quién es? —Claire apareció en el pórtico. Ethan no pudo evitar suspirar al verla con ese vestido color lavanda que tenía un gran escote en uve enfrente, y tela traslucida adornándole los brazos como mangas—. Ah, eres tú. ¿Qué haces aquí?
—Tu mamá me ha dicho que Chad...
—Me ha dicho que tal vez llegaría tarde al evento, que lo viera allá —aclaró, relajándose un poco—. Aunque la verdad no creo que venga —admitió tratando de sonar normal y no decepcionada.
—¿Entonces no tienes quien te acompañe al inicio del evento? —Ella asintió con la cabeza.
—Creo que me volveré a perder otro evento de la Alta alcurnia.
—¡Eso no tiene por qué ser así! Ethan te puede llevar, ¿verdad cariño? —preguntó su madre, casi dando la orden de que así fuera.
—Sí, desde luego. Claro, si ella quiere.
—No estás ni siquiera aseado y tu traje está lejos.
—Puede tomar un baño aquí Claire, ¡deja de poner pretextos! Pero... su traje, es cierto.
—Carlo puede que sea un idiota, con todo respeto señora Everlin, pero también creo que es un adivino.
El muchacho fue a su auto y de la cajuela sacó una pequeña maleta justo como la que usaba para llevar su muda de ropa para cambiarse una vez que terminaba de practicar esgrima, y un elegante porta-trajes de la marca Guess.
El papá de Claire no estaba muy a gusto con esa situación pero no le quedó de otra que aceptarla para no retrasarlos más y que su hija pudiera vivir el sueño de las grandes familias millonarias de la ciudad. Mientras Ethan se bañaba Claire había entrado a su recámara para acomodarla un poco más. Se quitó los tacones para poder movilizarse mejor. Se había agachado para poder sacar algunos zapatos de debajo de la cama cuando escuchó como cerraban la puerta del cuarto. Se paralizó y se paró de pronto, con las extremidades aún dormidas.
—Estoy muy seguro de que me puedo cambiar solo —Claire se dio media vuelta y visualizó a su ex novio con la toalla enrocada en la cintura.
—Lo siento, no era mi intención... Debería de...
—Es de mala educación no mirar a los ojos a las personas, ¿lo sabías Claire?
—¿Qué? —Ella negó con la cabeza para despejarse de esos morbosos pensamientos—. Ah sí seguro. Será mejor que me vaya —Pasó por su lado y rozó su hombro con el brazo húmedo del chico—. Y será mejor que recojas tu ropa del suelo.
PENÚLTIMO CAPÍTULO
¿Qué onda caramelos? Espero que les haya gustado el capítulo. Un poco corto porque ya es el final 😢 y lo mejor lo quiero dejar para el próximo .
¿Qué creen que suceda? Necesito ver sus comentarios para inspirarme jajaja 😅 Hice un pequeño Easter egg en la historia con Kyle, quien será el próximo protagonista en otra historia llena de amor tóxico, mafias y claro que habrá cameos de estos personajes en ella.
¿Les gustaria leerla? También es de un miembro de la Élite pero será más de mafia y carreras ilegales
¡No se olviden de votar y comentar! Ayudenme a llegar a los 3K de votos, no sean malitos 🙌💕 es una meta para antes del 31 de diciembre, al igual que 30K en lecturas. Así que si te gusta la historia recomeindala con mucho amor a más personas para que sean parte de La Élite.
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