Un día lluvioso
—¿Estás segura de lo que estás diciendo? —le preguntó Makenzie, abrazándola. Le acaricio el cabello—. ¡Hey, tú! ¿Qué haces aquí? Yo no te invité... Es más, ¿quién eres?
—Chad Strasser —se presentó el chico de cabellos castaños y ojos color azul índigo—. Traje a Claire, estaba en... Bueno, eso no importa en este momento.
—Claire... —Llegó Lily y Lauren con ella— Ven, vamos adentro. Está helando y en cualquier momento la tormenta caerá en nosotros.
Los invitados todavía no estaban enterados del alboroto que se había provocado afuera, y Claire no quería que lo hicieran. Tenía que arreglar las cosas con Ethan, pero ese no parecía un buen momento para hacerlo. Nunca parecía serlo. La fiesta seguía, incluso Adam y Giovanna se estaban divirtiendo, aún más cuando vieron al pequeño Strasser quedarse en el evento.
—Estoy bien, será mejor que vuelvas a tu fiesta —le dijo Claire a Chad.
—No, como crees... ¡Yo provoqué todo esto! Es mi culpa Claire... ¡Y me siento fatal! Te juro que tuve que comportarme para no golpear a tu novio allá afuera, ¡te habló muy feo!
—No lo culpo. Yo hubiera actuado igual si me hubiera dicho que estaba en el cumpleaños de Carolina Williams. Y si, Ethan es de carácter explosivo, sino pregúntale a Makenzie la gran pelea que tuvo con él en marzo.
Después de esa charla Claire se quedó pegada a su mejor amigo la mayor parte de tiempo. Se le notaba ajena, distraída y con los ojos hinchados por tanto llorar. Pronto se hicieron los rumores y cada vez que le pedían que posara para una foto lo hacía, pero usaba los lentes negros que Chad le había prestado y fingía una enorme sonrisa.
Esa noche fue la peor de todas. Se había jurado no quererlo mucho, no dejarse inundar por esos lindos sentimientos que tenía por él, porque sabía que a final de cuentas algo saldría mal, y entonces no pararía de llorar y chillar por el mal de corazones. El domingo trató de localizar a Ethan por todas partes: le dejaba mensajes de voz, le atiborraba de mensajes de texto y trataba de que le contestara en cada red social que tenían.
Ethan había apagado su teléfono, no prendía la computadora ni su iPad, ni si quiera quería escuchar música en su iPod. Estaba desconectado del mundo porque no le apetecía que Carlo le preguntara que había pasado el sábado por la noche, tampoco que Lauren y Lily le llamaran para que aceptara hablar con su amiga. No quería saber nada de Claire por el momento.
Se encontraba en su casa de campo, y vaya ironía que había cometido al ir allá, ya que cada vez que miraba por los ventanales veía el gran campo de girasoles que le había hecho sembrar exclusivamente a su novia. Recordaba cada una de las veces en las que los papás de Claire no la querían dejar ir allá para que les diera mantenimiento a las flores, hasta que un día fueron con ellos y quedaron encantados con la vista que propiciaban estas. Desde entonces los señores Everlin no dudaban de Ethan cuando invitaba a su hija a salir.
El lunes faltó a la escuela, no se fue a ningún lado en especial, sólo permaneció en su casa durmiendo la mayor parte del día, leyendo y esperando que la tristeza deshabitara su cuerpo. Empero le era imposible. La imagen de Claire ebria, Chad llegando con ella, él enojado... Todo venía a su cabeza una y mil veces sin censura. Esos recuerdos le dolían como nada nunca antes.
Al día siguiente tampoco acudió a clases. No le apetecía. Sus amigos estaban preocupados por él y recurrían a Claire para preguntar por el paradero del pelinegro. Sí. Claire aún seguía sentada en la gran mesa de la preparatoria. Carlo y Ashley decidieron no decir nada para no darle a Serena y a Charles armas para que todo esto acabara y volvieran al régimen tan estricto que tenían en el ámbito de socializar.
—Es mejor que les digamos —habló Claire. Se le veían ojeras, y el cabello a pesar de estar despeinado no se le veía con frizz o sin vida—. Algún día se enterarán por Ethan...
—¡No! Claire... ¡Esto no se puede terminar! —alegó Ashley, sonriendo de medio lado, desanimada. Acarició el filo de la cara de su amiga—. Verás que a Ethan se le pasa el enojo, ¿a que no Carlo?
—¿Qué? Ah sí, por supuesto. Él no es de esas personas que se enojan por mucho tiempo —Los ojos verdes de Claire se postraron en él, haciéndole ver que sabía que estaba mintiendo muy mal—. Pero... ¿Por qué estabas en esa fiesta si decidieron no ir? Es algo contradictorio Claire... Hiciste algo que lo hizo enojar mucho, el ya te había dicho que no le gustaba que estuvieras con Chad, ¿o no?
—Sí. Yo sabía que no le caía muy bien del todo él. Hice lo posible por evitarlo a toda costa por lo mismo de que no quería problemas con Ethan, pero el sábado Chad apareció en mi casa. No podía hacerle una grosería cuando él no me ha hecho nada.
—Será mejor que le demos tiempo a Miller para que pueda pensar mejor. De por sí el tonto casi nunca piensa con claridad, ahora mucho menos si se encuentra "echando humo por las orejas" —dijo Carlo, cruzado de brazos, mirando que ninguno de los otros miembros de la Élite se les acercara—. Oigan, tengo que irme, quede con Lauren de pasar más tiempo con ella en el receso.
Se despidieron de Carlo. Todo se quedó en silencio por un momento, si no fuera por el alboroto que traía Ian y Makenzie en la cancha de basquetbol y en las gradas, en donde se posaban sus admiradoras, todo estaría tan callado como un cementerio.
—Tengo una idea, ¿nos vemos después de clases?
—No creo que pueda Ashley... Tengo que pedirles permiso a mis papás.
—Les dices que te quiero llevar a mi casa a una tarde de chicas, que salió de último momento. Dudo que no te dejen ir. ¡Tus padres me amaron!
—Eso sí... Les hablaré de una vez.
Sus padres aceptaron, pero solo porque su hija les había dicho que iban a tener una sesión de estudio todos en la casa de los Griffin, para poder salir bien en los exámenes finales.
Cuando la última campana sonó Claire fue con Ashley. Fueron primero a la casa de Claire para que ella se pudiera cambiar, a la rubia no le importaba mucho seguir en uniforme después de la escuela. Estaba tan acostumbrada a portarlo hasta que llegara al club y cambiarse, que no le importaba traerlo ese día por más tiempo.
Se cambió de prisa, unos jeans oscuros, una blusa lisa blanca y unas botas negras. Se iba a ir así, pero no quería que su madre la regañara por no llevarse algo para taparse en caso de que hiciera frío. Fue hacia sus chamarras, no tuvo ni siquiera que buscar, porque la primera opción que tenía era la que llevaría. Tomó una sudadera que tenía colgada en un solo gancho y encima de ella estaba la chamarra de cuero que le había dado Ethan cuando sucedió lo del cine.
Esa sudadera también era de él. Se la había dado el día que le enseñó el sembradío de girasoles que era solo de ella, había llovido de regreso allá y por consecuente su suéter se había mojado, así que él se la había prestado. Tenía varias prendas de Ethan, pero en ese momento no parecía ser una buena idea portarlas. No cuando la incertidumbre los invadía.
—¡Claire! Corre, se nos hace tarde —le gritó Ashley desde la planta baja.
Ashley amenizaba el rato con música, sabía que su amiga no quería hablar. Tampoco le iba a decir que ella y Tyron saldrían ese fin de semana en una cita. Era oficial. No quería hacerla sentir peor. Se tardaron un buen rato y ya casi al llegar Claire reconoció hacia donde se dirigían.
—¿Crees que esté aquí, Ahs?
—Es lo más posible. Patrick me ha dicho que no ha estado en su casa, así que si no salió del país para ir a otra casa que tiene en Alemania, está casi confirmado que está aquí en su casa de campo. Entremos de una buena vez.
Había varias personas en el gran jardín que tenía la casa, dándole mantenimiento. Preguntaron por él y les respondieron que estaba por el enorme roble blanco, sentado con compañía. Eso a Claire no le gustó nada. Sentía que pasaría algo malo y aun así caminó hacia allá.
Al llegar vieron a Caroline, sentada en una banca de madera color blanco. Ella estaba en un vestido de color rojo y algunas pequeñas flores blancas. Reparó en la visita de las otras dos.
—¿Qué hacen aquí? —les preguntó la chica, levantándose de su asiento y caminando hacia ellas.
—Estoy buscando a Ethan —respondió Claire, firme, tratando de no sonar insegura.
—Dudo mucho que Miller quiera verte... Ya me ha contado lo sucedido.
—¿Te... Te contó?
—Él no. Chad. Así que vine a buscarlo para ver cómo se sentía.
—Bien, ya llegué, ahora puedes marcharte. Mi novio no necesita de tu compañía.
—No estoy tan segura de ello —Sonrió Caroline, enarcando una ceja. Se le veía poderosa y confiada.
—Claro que pequitas no necesita de tu compañía. Él me tiene a mí —habló Ashley—, y a los demás para que lo escuchemos. Aparte, a él no le gusta demasiado que le vean sufrir, prefiere hacerlo en privado.
—Oh no... ¡Yo no hablaba sobre lo de la compañía! —Claire se exaltó. Había entendido a qué se refería la chica Williams.
—Vámonos Ashley —replicó Claire, con un tono áspero—. Ya veo que está muy bien acompañado, no quiero hacerlo enojar por interrumpir esto.
—¡Pero Claire!
—¡Vámonos Griffin! —le ordenó.
Ambas se fueron y Caroline volvió a la banca en donde estaba. Había hecho muy bien su trabajo y ni siquiera le había costado trabajo alejar a Claire de ahí en ese momento. Todo iba bien. Ahora era cosa de esperar a que Ethan no se sintiera dolido y que no quisiera arreglar las cosas con esa estúpida chica de ojos verdes.
—Caro, ¿vienes? Te estamos esperando.
—Ya voy Charlie —Agarró su libreta y apuró a entrar a la casa—. ¿Me perdí de algo?
—Casi de nada. Ethan ya me explicó un poco sobre ese tema de historia que tanto nos costaba entender.
Para el miércoles la presencia de Miller era una sorpresa tras dos días de no verle ni saber de él. Entró al salón de historia media hora después de empezada la clase, sin importarle lo que le dijera la maestra. Se sentó en su lugar sin si quiera mirar a la derecha, en donde se encontraba su novia, esperando ver un indicio de que volteara para hablarle. Él no lo hizo.
Llevaba puestos otros lentes Ray-ban oscuros, el cabello alborotado. El uniforme le sentaba muy bien ese día, y con ese aspecto parecía todo un chico malo.
—Joven Miller, no le dije nada sobre que había llegado tarde, pero ahora tendré que decirle que se quite los lentes de sol, ya que aquí adentro está prohibido.
—¿Cree que me importa? —contestó él, encabritado—. Mejor continúe dando clase, antes de que haga una llamada al dueño de la preparatoria y la despidan porque simplemente quise eso.
La maestra se sorprendió tanto que hasta la piel se le puso de gallina. Hacía mucho que el joven Miller no era así con ningún profesor, y a ella le había tocado la mala suerte de recibir de nuevo esas actitudes de patán que tenía su alumno. No replicó nada y prosiguió con la clase.
—Profesora, ¿podría cambiar el asiento el día de hoy?
—¿Cuál es la causa por la que quieres el cambio Miller?
—Sólo quiero cambiarme.
—¡Ah no! ¡Yo me cambiaré de lugar! —exclamó Claire, parándose de su lugar.
—Claro que no Everlin —le dijo Ethan, sin mirarla—. Yo cambiaré mi lugar.
—¡Qué no!
—¿Por qué siempre eres tan cabeza dura? —Volteó y la miró, cruzado de brazos.
—¿Y tú por qué siempre tienes que ser un idiota? —Claire enarcó las cejas. Tomó sus cosas y le pidió a Harry que le cambiara el lugar, quien aceptó gustoso.
Él también tomó sus cosas y se fue a una fila al lado de la que se encontraba Claire, se sentaría unas bancas atrás de ella.
—¡MUÉVETE! —le gritó al chico que ocupaba su nuevo lugar.
—Pero con que gran patán me he liado... —susurró Claire, y él la alcanzó a escuchar.
A la hora del receso ambos salieron del salón al mismo tiempo, pero sin dirigirse ni una mirada ni una palabra. Cuando estaban a punto de llegar a la terraza de la cafetería Claire se detuvo, y Ethan, al mirar de soslayo también se detuvo.
—Será mejor que me vaya con Lily o con Makenzie, yo ya no tengo nada que hacer en tu mesa, ni con tus amigos.
—¿En serio quieres irte? —le preguntó él, achicando la distancia entre ellos.
—No tengo nada que hacer ahí. Ya no tengo a nadie para querer aguantar a Serena y sus comentarios fuera de lugar, o a Jared y sus formas estúpidas de molestarme.
—¿Estás segura?
—Demasiado.
Giovanna llegó con Tiffany y los saludaron. El ceño fruncido de Claire les había hecho saber que algo andaba mal ahí.
—Claire se va.
—¿Qué? ¿Pero por qué? —cuestionó Giovanna, con los ojos grises desorbitados—. ¿Qué pasa?
—Que les explique ella misma porqué se retira.
—No, explícales tú.
—¿Claire se va? —Llegaron preguntando Jared y Carlo al unísono. Pero el rubio contestó—: ¡Enhorabuena!
—Entonces no veo porque sigue aquí si es muy obvio que ya no estará con nosotros —comentó Serena, desde lejos. Todo se había escuchado claramente hasta allá—. ¡Vete ya!
—¡No! Claire se queda —interrumpió Chad, quien apenas llegaba a la trifulca, y no tuvo que adivinar porqué discutían—. Es mi amiga, y cómo esta Élite será pronto mía haré lo que me plazca. Así que se queda.
—¡Vaya Everlin! Ahora veo que tienes a alguien que te defienda.
—¡Deja esa actitud de idiota a un lado Ethan! Chad es mi amigo, sólo eso.
—Cómo digas... No me interesa. Sólo te digo una cosa —Se dirigió al muchacho que estaba ya al lado de Claire—, si ella se queda va a ser por mí, porque yo lo permito, ¿entiendes niñito?
—No necesito tu lástima Miller —Claire estaba a punto de romper a llorar—.Ya me voy.
—Claro que no —La sujetó de la muñeca Chad—. Tú te quedas. Eres mi invitada, le guste a quien le guste, y a quien no ni modo, no hay de otra.
A Ethan se le encogió aún más el corazón cuando Claire no se sentó a su lado, sino al lado del muchacho Strasser. A ambos se les veía la desdicha plasmada en la cara, pero como todo en esta historia, el orgullo les puede más a los miembros de ésta Élite.
A pesar de que Claire no le hacía casi caso a Chad, Ethan ardía en celos en su interior. Tan sólo ver cómo le sonreía por conveniencia a otro, le dolía demasiado. ¿En qué momento la había perdido? ¡Todo iba de maravilla entre ellos! ¿Cuándo fue que Claire había dejado de suspirar por él y de pensar en él antes de dormir? ¿Cuándo había siendo remplazado?
Pero... ¿Y si ella decía la verdad y nada había pasado esa noche? ¿Y si Claire todavía lo amaba y él estaba actuando tan frívolo y patán con ella por una tontería? Cuando el receso se acabó Ethan no fue a clase de inglés y en su lugar fue con el prefecto para volverse a cambiar de salón. Regresaría con sus amigos y entonces Lily volvería a estar con sus amigas y todo estaría como antes. Tal vez de esa forma ya no le dolería más el verla todos los días, sonriente y fingiendo que su vida iba bien.
Para cuando la clase de inglés terminó y tuvieron que regresar a sus grupos de siempre, les sorprendió mucho ver que Lily entraba de nuevo a un salón. El corazón de Claire se rompió al instante.
—¿Acaso Claire y Miller han terminado? —le preguntó Ian a Tyron.
—¿Qué? ¡No! —Negó con la cabeza el castaño. No podía creer que Ethan fuera tan patán para hacer eso. No había querido ni siquiera hablar con su amiga, tampoco le había dolido tanto al tener a Caroline en su casa de descanso. Sí, Claire le había informado aquello—. ¡Ni si quiera lo pienses! Ellos están mejor que nunca.
—Bien, entonces creo que seguiré tratando de que Ashley vuelva a hacerme caso.
—Ni lo pienses Cowell. No quieres que me enoje contigo por acercarte a alguna de ellas dos —Frunció el ceño. Se veía dominante, y a Ian le causó pavor—. Es una advertencia.
—¡De acuerdo! ¡De acuerdo! Creo que mejor le preguntaré a Claire que pasa entre...
—¿Quieres una segunda advertencia Ian? Recuerda cómo quedó Ethan cuando me hizo enojar.
—Mensaje captado. Repito: Mensaje captado.
El día no había amanecido hermoso, y no se veían las intenciones de que en la tarde estuviera soleado. Estaba nublado, con nubarrones grises. En cualquier momento llovería, pero a nadie le había tomado importancia revisar el pronóstico del clima ese día.
Las clases terminaron y Tyron acompañó a Claire a su casillero, en donde había guardado los libros y sólo dejado los cuadernos en su mochila. También había dos prendas de ropa. Ella le explicó a Makenzie de quién eran y qué hacían ahí.
—Sólo quería ver cómo sucedían las cosas con él cuando lo volviera a ver. Si todo salía bien me las quedaría y cuando saliéramos de nueva cuenta le diría que ya no se las regresaría; pero si todo salía mal...
—Es bueno deshacerte de las cosas que te lastiman —La abrazó su amigo. Le besó la cabeza—. Y no hablo precisamente de los recuerdos que te traen la chaqueta y la sudadera.
Se escuchó un estruendo en el cielo y a continuación empezó a llover. La intensidad de la lluvia no disminuía, sino aumentaba. Muchos de los que estaban en el domo que cubría los lookers se habían echado al carrusel de carros para que pasaran por ellos. Claire nunca vio a alguno de los de la Élite cruzando el gran patio con jardineras que los separaba de la entrada a la preparatoria.
Después de unos minutos vieron a alguien cruzar por entre las jardineras con detenimiento, como si no le importara que se le arruinaran los zapatos o se le mojara la mochila. Era Ethan. Iba mirando el suelo, empapándose de pies a cabeza. A Claire no le importó mojarse, iría con él, mucho menos consideró el decirle a Tyron que la esperara.
Su cabello color caoba se empapó en un santiamén. Makenzie gritaba su nombre a todo pulmón y eso sacó de sus pensamientos a Ethan. Volteó y al hacerlo ya tenía a la chica a un metro de distancia.
—¿Qué haces? ¡Te vas a resfriar!
—¿Crees que eso me importa en estos momentos Miller? —contestó ella, con un tono sarcástico, como el que Ethan empleaba con frecuencia.
—¿Qué es lo que quieres?
Claire abrió su mochila y sacó de ella las prendas de ropa.
—Supongo que esto ya no me pertenece —Se las tendió, sin temor a que se arruinara la chaqueta de cuero—. No quiero tener algo que...
Ethan las tomó. Puso la chaqueta encima de su mochila, pero la sudadera la abrió y antes de que se mojara completamente le hizo un gesto a Claire para que soltara la mochila y se la pusiera.
—Sin importar todo... No quiero que te enfermes por mi culpa.
—Esto ya está mojado Ethan... No has cambiado nada...
—¿Puedes dejar de ser tan realista esta vez y sólo pensar en el acto que estoy haciendo?
—Lo haré sólo si me dejas hablar.
—No Claire. No quiero. Ya estoy muy lastimado, y no quiero estarlo más. ¡Me lastimaste! Me apuñalaste sin piedad...
—¡Cómo te hago entender que no hubo nada! Sabía que le harías una mega escena de celos a Chad en su cumpleaños. ¡Su cumpleaños Miller! Sabes que... —El nudo en la garganta la había hecho detener la oración—. Sabes que a ti te quiero mucho. ¡Te quiero mucho Ethan!
—Basta Claire... Creo que todo esto fue un error desde el principio. Por algo no podía salir con nadie que no fuera de la Élite. Por algo Serena quería que Meredith nos separara...
Se quedaron callados, oyendo sólo como las gotas de lluvia golpeaban el cemento en el que estaban parados. La lluvia no les dejaba ver que ambos habían empezado a soltar lágrimas. Estaban expulsando todo ese suplicio.
—Me quiero disculpar por lo mal que he actuado hoy. Lo lamento tanto... Tal vez y en otro tiempo, en otras circunstancias hubiera funcionado lo nuestro.
—No digas eso Ethan —Ella ya había soltado en llanto—. No lo digas.
—Te quiero Claire —El pelinegro se inclinó y le besó la mejilla—. Me tengo que ir, adiós.
Caaaaramelos. ¡Nuevo capítulo! ¿Qué les pareció? ¿Creen que Ethaire vuelva después de que a él se le pase el dolor? ¿Sospechan que Chad y Carolina se meterán entre ellos?
Quiero avisarles que el grupo de Facebook ¡ya está! Se llama Bookers: Lectorxs de iQueBooks ¡Espero que se quieran agregar a este grupo! El link estará en mi perfil.
Foto de portada del grupo:
Grupo de facebook "Bookers: Lectorxs de iQueBooks"
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También quiero hacerles saber que ¡HE CREADO MI CANAL DE YOUTUBE! En él hablaré de historias de wattpad, libros en físico, haré reseñas, reaccionaré a booktrailer, etc... ¡Espero que se puedan dar una vuelta por ahí y suscribirse! El link, de nueva cuenta, está en mi perfil.
Ahora. ¡Quiero ver sus comentarios! No olviden de votar y comentar, me hacen muy feliz si lo hacen. Si
Imagen del cap anterior:
¡No se olviden de esas cositas de arriba!
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