Felices 18 Claire
Claire se encontraba en la enfermería de la escuela. Sostenía una bolsa con hielos en su mejilla y parte del labio que estaba horrible en esos momentos. No recordaba muy lo que pasó después de recibir semejante golpe.
Al despertar Lauren y Lily estaban a su lado, y le platicaron rápidamente qué había sucedido en el momento en que se desmayó. Tyron y Ethan no sólo estarían en detención hasta final de ciclo escolar sino que también estarían suspendidos tres días consecutivos y sobre todo llevarían esto en su historial académico.
Sus papás llegaron después de varios minutos, y preguntaron sobre los chicos que le habían hecho eso a su hija; estaban tan alterados que amenazaban con demandar a la escuela.
—Calma mamá, no es para tanto... ¡Auch! —dijo Claire. Se escuchaba chistosa ya que tenía inflamado el labio inferior.
Tocaron la puerta de la enfermería. El papá de Claire la abrió y dejó ver a Tyron, con los pómulos casi morados, la sangre ya seca en el uniforme y la mano vendada.
—¿Tú fuiste el que le hizo esto a mi pequeña? —le preguntó el señor Everlin a Tyron, tan altaneramente que hasta Tyron se espantó—. ¡Responde!
—Yo...
—Olvídalo hijo, ya sé quién lo hizo...
—¿De quién hablas? —le preguntó su esposa.
—Dudo demasiado que ese muchachito traiga varios girasoles sólo porque sí... Además —Ethan ya había llegado a la puerta— éste quedó peor que el otro —Y señaló a Tyron.
—¿Me permiten pasar? —preguntó Ethan, nervioso. Le dolía el siquiera abrir la mandíbula, ahora imagínense la tortura que era el hablar.
Los padres de Ethan y Tyron habían llegado también a la preparatoria para ser conscientes de los actos de sus pequeños. El pelinegro no desaprovechó la oportunidad de que alguien le trajera un pequeño regalo en símbolo de disculpa. Él sabía que eso no curaría por arte de magia a Claire, pero de igual manera quería dárselas.
El señor Everlin le cedió el paso con un gesto de manos. Por lo menos el ver que el sinvergüenza que lastimó a su hija había quedado peor lo consolaba un poco.
—¿Qué quieres Ethan? ¿No aprendiste algo de lo de hace unas horas? —preguntó el castaño, cerrando el puño, listo para empezar la batalla de nuevo.
—Tranquilo Makenzie, —lo tranquilizó Claire, tomándole la mano para abrirle el puño que todavía podía mover— yo me encargó. ¿Y bien? ¡Responde! —se dirigió a Ethan.
—Vine a disculparme. Tú sabes que nunca te haría daño... ¡pero te metiste en un mal momento! —Se escuchó el gruñido del papá de Claire—. Bien, bien... ¡Fue mi culpa por no contenerme! Esto te lo iba a dar en estos días pero decidí que podría servir para que me perdones más rápido.
Claire ni siquiera lo había estado mirando cuando hablaba. Por un segundo sí que empezaba a odiarlo con justa razón.
Ethan al ver que Claire no respondía, se aclaró la garganta y empezó a hablar:
—Todo esto lo compré en Bora Bora, espero que te gusten las cosas y, que te queden las prendas que compré. No sabía tu talla exacta, mucho menos de sandalias... Lily me ayudó un poco pero de todas formas espero te guste esto. Hay estrellas de mar, caracoles... collares, diademas...
—Gracias Ethan, ahora te puedes ir —lo interrumpió Claire, secante.
Todos se le quedaron mirando a Ethan, quien estaba colorado ante tal respuesta; pero no se esperaba menos después de lo cometido. Era una suerte que ella siguiera hablándole aunque sea para cosas mínimas como esas.
Cuando vieron la puerta cerrarse, Lily y Lauren se le amontonaron para atiborrarla de preguntas.
—¿En serio no lo perdonarás? ¿Muy segura?
—¡Sí Claire! —continúo Lily—. ¡Mira todo esto! Es hermoso... Y las flores... ¡Que bello que sepa todo lo que te gusta!
—¿Ah sí? —contestó enfadada Claire—. ¿Y por qué no supo que no me gusta ser golpeada días antes de mi cumpleaños?
Tyron soltó una risotada, a la cual Claire no pudo resistirse y también se carcajeó.
—Chicas... La única manera en la que lo perdone, y eso en teoría, es que sea mi esclavo todo el tiempo que quiera.
—Acepto —se escuchó la voz de Ethan. Había abierto la puerta para aceptar la única oportunidad que tenía de enmendar sus errores—. ¡Seré tu siervo!
Claire lo observó por un instante, enarcó las cejas y por último curveo los labios con malicia.
Los siguientes días fueron una locura para todos, pero más para Ethan Miller, quien sin saberlo se había puesto la soga al cuello al ofrecerse como siervo de Claire. Pero la misma tarde del barullo él esperaba encontrar calma en su casa, pero no fue así; Serena llegó y lo mantenía incauto mientras ella hacía sus curaciones.
Ethan no sabía por qué le dolía tanto todo, si por los golpes que le había dado Tyron o por tener a Serena tan cerca.
El que no fuera a tomar clases no implicaba que no siguiera las órdenes de Claire desde casa. Claire lo traía de un lado a otro sin descanso, creando algo para su proyecto de artes, investigando lo necesario para la materia de historia...
Estaba desayunando cuando le llegó un mensaje de Claire, el cual decía:
"Y ni se te olvide venir a la escuela en la tarde, tienes que hacer mis deberes de química en lo que yo termino la investigación de historia que dejaste a la mitad"
—Veo que ya te han domado hermanito —dijo Patrick, recargándose en el filo de la mesa.
Ethan alzó la mirada, y antes de que replicar bloqueó el celular.
—¡No me han domado! No soy un animal, "Pato-Patrick" —se refirió a él con el apodo que tenía de pequeño—. Me siento muy mal por haberle hecho eso a días de su cumpleaños... Aún no sé qué le regalaré... Tiene que ser algo épico y que deje con la boca abierta.
—Si quieres hacer eso, lo único que se me ocurre es que ya la dejes en paz... Ese chica necesita un descanso de ti y tus tonterías —finalizó Patrick, para salirse de la cocina.
Ethan se quedó pensando en algo que cautivara a Claire el día de su cumpleaños. ¿La llevaría a cenar? ¿Irían a otra ciudad a pasear? Podría rentar la plaza por todo un día para que estuvieron ellos dos solos, pero eso era muy ostentoso y a ella no le gustaban ese tipo de cosas.
Pensaba en alguna manera de asegurar su lugar con ella que cuando menos se dio cuenta ya tenía que ir a la escuela con Claire. Se subió al carro y prendió la radio. La estación que estaba no era la que habitualmente escuchaba, sólo con su mamá. Ese tipo de música, de la que se escuchaba antes, lentas y con una lírica bonita, le recordaron algo que le había dicho Claire sobre sus tíos...
Tomó el celular antes de arrancar, y se comunicó con Ashley, que a la vez se comunicó con Lily para informarles que tenía el regalo indicado para Claire.
Llegó a la escuela y se fue directo a la biblioteca. No había nadie, a excepción de la encargada del lugar. Había rodeado la escuela para subir rápido tres pisos y ver a Claire, y que ésta no le reclamara por haber llegado tarde. Su sorpresa fue otra. Ella no estaba por ningún lado.
Preguntó por Claire a la encargada, quien la identificó casi de inmediato pero le había dicho que ese día ella no se había ni asomado por allí. Agradeció y se salió al pasillo a tomar aire. Tenía un motivo para acortar su tiempo como fiel sirviente...
Se escucharon pasos y susurros indescifrables. Ethan se asomó por el barandal y vio como Claire iba subiendo con apremio. Cuando ya estaba en el segundo piso pudo escuchar claramente lo que cuchicheaba.
—Ethan me va a matar... ¡Lo hará!
—Créeme que lo haré si no apresuras el paso, Everlin —habló Ethan. Claire se congeló y se sobresaltó al escuchar la voz del pecoso—. Tienes menos de treinta segundos para estar aquí, sino entonces los papeles se revertirán.
Claire lo miraba pasmada. No podía mover las piernas de tan solo imaginarse siendo ahora ella quien le facilitaría la vida a ese despreciable de Ethan Miller.
—Diecinueve... —Claire volvió en sí y corrió escaleras arriba—. Doce... Nueve...
—¡Ya! ¡Para de contar! —le pidió, con la voz agitada. Se tuvo que reclinar y poner las manos en las rodillas para recobrar el aliento. Al mover la mano hizo un tintineo.
—¿Qué es lo que suena? —preguntó Ethan, tomando la muñeca de Claire. Vio un reluciente brazalete con varios dijes, todos relacionados con libros—. ¿Quién te lo dio?
—Ian —contestó la muchacha sin nervios. La cara de Ethan reflejaba su malhumor al escuchar ese nombre—. Ian me lo regaló en san Valentín junto con unos libros —Claire se estaba aguantando las ganas de sonreír—. Es el mejor regalo que me han dado...
—Lo dudo mucho —Relajó el ceño—. Lo dudo mucho...
Esa tarde Ethan no dejaba de emocionarse por lo que se avecinaba para dentro de unos días. No podía esperar a que llegara el 11 de marzo, para que los regalos que Ian le hiciera se vieran opacados por el suyo.
Los siguientes días Ethan estuvo tan ocupado haciendo los encargos de Claire que ni siquiera tuvo tiempo para hablar con Giancarlo. Y el rubio tampoco tenía tiempo para su amigo, ya que había estado pasando las tardes con Tiffany.
Giancarlo había organizado tardes de estudio con Tiffany, pero éstas terminaban siendo sesiones de películas con palomitas incluidas y un Jared que se aparecía de vez en cuando para interrumpir el ambiente que se habían creado.
—¿Y qué película veremos hoy Carlo? —preguntó Tiffany, tomando asiento en el sillón color crema.
—Podríamos terminar de ver "El señor de los anillos" o ver alguna otra.
—¡Terminemos de una vez esas películas! —Carlo asintió con la cabeza y arregló todo para ver la película.
Se sentó junto a Tiffany, pasó un brazo alrededor del cuello de la rubia de ojos verdes y con la otra mano le puso play al DVD. Antes de que empezara la película Giancarlo revisó los mensajes que tenía pendientes. Por fin hablaba con Ethan, pero no sobre sus citas con Tiffany, en su lugar toda la conversación se la llevaban en Claire y Lauren.
—¿Con quién te mandas mensajes? —preguntó Tiffany, queriendo echarle un vistazo a la pantalla del celular de Carlo.
—Con Ethan... Me dice cómo van las cosas con... Como se siente tener que soportar a esa tal Everlin —cambió las palabras por unas más adecuadas. Por más que pasara tiempo con Tiffany no olvidaba que ella seguía siendo una de las más fieles amigas de Serena y si se enteraba de ello no habría piedad—. Ahora quiere que le organice su fiesta de cumpleaños...
—Pues sí la llega a hacer iríamos, ¿no? —Carlo la miró con una ceja encarnada—. ¡Para que Ethan no este solo, tonto! Además, le estaríamos haciendo un gran favor a esa pueblerina al estar con ella en su día especial... Podría presumir que estuvo tan cerca de nosotros...
Sonó el celular de Giancarlo. Él se disculpó por interrumpirla indirectamente. Prendió el celular para cerciorarse de quién había mandado ahora mensaje. Pensó en todos los nombres menos en el que aparecía en pantalla: Lauren Cameron, quien le había enviado caritas enojadas. Lo volvió a bloquear; la película ya había comenzado.
Al siguiente día Giancarlo se alegró tanto de ver a Ethan de nuevo, aunque ese ánimo se vino abajo al recordar que no lo tenía en las clases consigo para reírse de las personas y de sus demás compañeras que intentaban con todas las fuerzas llamar su atención; Había un rumor por ahí que decía:
"Con uno de la Gran Élite te has de casar, para así poder triunfar"
—Que bufonada ese rumor... ¿No lo crees? —le preguntó Carlo, cruzado de brazos.
—Sí, demasiado —Ethan movía la cabeza como loco para alcanzar a ver qué sucedía en el área en donde se encontraba el casillero de Claire—. ¿Te veo en clase de inglés? Lauren te va a llamar para que vayas a ver qué gran sorpresa preparé para Claire.
—De acuerdo —Chocaron los puños.
En lo que Ethan se abría paso entre la multitud escolar, pero mientras eso pasaba Ian ya estaba con Claire.
—¡Felicidades preciosa Everlin! —la felicitó el rubio.
—Ah... Gracias Ian —contestó Claire, apenada—. Pensé que nadie recordaría mi cumpleaños.
—Bueno pues yo sí. No sé por quién lo dices —Claire vio a la lejanía a Ethan, y recordó que en la mañana ni siquiera le había dicho algo que sonara a una felicitación— pero bueno... Hoy me apresuré para poder ir por un delicioso pastel de fresas, justo como el que te gusta. Está en la cafetería para mantenerlo en buen estado para el receso. Además de que bueno... Eso te lo diré luego.
—Sí, sí. No hay problema —Bajó la mirada—. ¡Y gracias por lo del pastel!
—¡No hay de qué! Sabes que haría lo que sea por ti Claire —Ian se estaba acercando demasiado a ella, y la chica de cabellos lacios se encontraba sin salida.
—¿Nos vamos ya al salón? —Ganó distancia—. Se hace tarde.
—Seguro —respondió Ian, entendiendo lo que hacia Claire—. Deja me cuelgo el aza de tu mochila.
Ian se inclinó para tomar el aza de la mochila de Claire, cuando alguien se la arrebató con determinación.
—Gracias Ian, pero desde aquí me hago cargo yo —dijo Ethan. Se puso al lado de Claire y rodeó su cuello con un brazo para atraerla más a él—. ¡Nos vemos!
Empezaron a caminar sin separarse ni un poco. Todos se les quedaban viendo, y lo único que hacía Ethan era pedir permiso, sonreír como nunca antes y no soltar a Claire.
Serena lo veía todo desde arriba, desde el último piso. Estaba furiosa. Eso no sería todo, no acabaría de esa forma —en la cual no estaba ganando—.
—¿Qué crees que puedes hacer Serena? —le recriminó Charles, disfrutando de los pocos rayos de sol que estaban apareciendo en el cielo.
—Hay algo que hice y sin saberlo, así que será la perdición para Ethan y Claire —Se volteó y miró a Charles—. Si él no es mío no es de nadie —concluyó, cruzada de brazos.
En cada una de las clases que tomaron antes del receso Ethan les recordó a todo el grupo y a los profesores que era el cumpleaños de Claire, haciendo que ella se sonrojara por las veces que los profesores le cantaban el "feliz cumpleaños".
A la hora del receso los más allegados de Claire se sentaron en la terraza a partir el pastel con ella. La mesa de la Élite quedaba atrás de la que habían hecho todo el barullo. Con discreción volteaba a ver cómo se la estaba pasando Claire en su cumpleaños. Una sonrisa divina, digna de los mismos ángeles se le dibujaba en el pecoso rostro cada que la visualizaba.
Claire había hecho lo que ninguna chica pudo hacer ni con los cuerpos más esbeltos, y hermosos rostros. Ethan todavía no lograba comprender todo eso que Claire le hacía sentir. Sin duda alguna ella había sido la cosa más divertida, irónica y perfecta que le había pasado en su vida de preparatoria.
Sonó de nuevo el timbre para dar fin al receso y todo el alumnado se fue a sus salones. La maestra de inglés estaba al tanto de lo que se llevaría en la oficina del director, así que cuando Ethan, Giancarlo y Tyron se salieron del salón sin pedir permiso no les sorprendió.
Cuando Claire estaba riéndose gracias a Ian y un chiste todo tonto que hizo y al cabo de unos segundos algo aún más chistoso, el prefecto la llamó. Habían dicho que tenía serios problemas y que necesitaba bajar de inmediato.
—Pero... ¿Qué hice prefecto?
—¡Tú dime Claire! ¿Ahora qué hiciste?
—Pues... —detuvo la oración para saber qué decir—. La verdad es que no sé porque de las tantas cosas que hago sin que piensen que soy yo, me están llamando.
El prefecto se rió. Ella sola se había delatado sin razón aparente. Cuando estuvieron ya entrando a las oficinas logró ver a través de los cristales a sus amigos e incluso a Ethan y Giancarlo. Entonces empezaron a sonar guitarras.
Sus tíos estaban allí, en carne y hueso y le estaban cantando las mañanitas. Claire los abrazo a cada uno de ellos, el último en recibir un gesto de cariño fue su tío Elliot —el menor de los tres que le cantaban—.
—¿Crees que se me había olvidado tu cumpleaños Everlin? —le preguntó Ethan, cuando los músicos ya iban por la tercera canción. Ella lo volteó a ver, con los ojos entrecerrados al no creer que todo eso estuviera pasando por su causa—. Creí que una serenata disfrazada te gustaría, y más viniendo de tus tíos; siempre hablas maravillas de ellos.
Al momento en el que Claire se decidió por abalanzarse a Ethan y abrazarlo, la puerta de las oficinas se abrió. Una chica de piel canela y cabello sedoso y ondulado del color del chocolate amargo apareció. Se mantuvo quieta, observando todo desde atrás.
—Hola Ethan —lo saludó la chica de ensueño.
—¿Meredith? —contestó con una pregunta—. ¿Q-qué haces aquí?
—Quería venir a ver la que alguna vez fue mi preparatoria —Se cruzó de brazos—, ¿y con qué me vengo a encontrar? ¿Quién esa chica que estabas abrazando? —añadió antes de que Ethan hablara—. ¿Es de nuestra Élite?
Meredith se le quedaba viendo a Claire con desdén; ella ya sabía que estaba pasando en la preparatoria y por eso había ido a visitarlos. Su aceitunada mirada vagaron de Claire al joven quien la abrazaba.
—Hola, soy Claire. Claire Everlin —se presentó.
—Meredith. Meredith Williams, cabecilla de la Gran Élite de la ciudad.
—Lamento mucho que no te hayan dejado entrar antes, pero espero hayas disfrutado la música de mis tíos.
—¿T-tus tíos? —inquirió Meredith, enarcando una ceja y enredándose el cabello—. ¿Acaso es tu cumpleaños? —El cambio de actitud tan repentino que tuvo Meredith con ella la había desconcertado.
—Sí.
—¡Felicidades Claire! —la felicitó, y la abrazó sin pensarlo dos veces.
—Entonces qué dices Mer... —habló Ethan, aprovechando la oportunidad que se le presentaba.
—¿Sobre qué?
—Sobre dejarme ser novio de Claire —mencionó sin más, tomando de la mano a la chica que estaba a su lado.
—Tu papá tiene una farmacia, ¿no? —le preguntó Meredith a Claire, tratando se encontrar algo para dejarla entrar a su mundo. Pero esa razón ya la había visto abrazando a Claire, lo que estaba haciendo eran formalidades.
—Sí pero...
—¡Qué va! Tienen su propio negocio, así que cuenta como una clase de empresario... ¡Los dejaré que formalicen lo que sea que tienen! Ahora, Claire... ¿Por qué no me presentas a tus tíos?
Giancarlo llegó al lado de su amigo, y observó hacia el mismo punto.
—¿Qué fue todo eso? —inquirió Carlo—. Me refiero a tomar de la mano a Claire enfrente de Meredith...
—Le pedí permiso para salir con Claire y aceptó.
—¿En serio?
—Sí. Creo que está muy de buenas por conocer al tío de Claire, Elliot.
—Entonces... ¡Oye Mer! ¿Puedo salir con Lauren Cameron? —gritó Carlo desde lejos, pero la jovencita no le había puesto atención por estar platicando y fomentando el coqueteo con Elliot Everlin. Así que empezó a caminar hacia ella gritando—: ¡Mer! ¿Puedo salir con Lauren?
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Gracias por todo.
¡Espero les haya gustado este capítulo! No se olviden de votar y comentar; ya saben que amo ver sus comentarios y ver qué piensan que pasará en la historia.
NUEVOS PERSONAJES:
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